Los zapatistas donan a Open Arms su ¡®desembarco¡¯ en el Reina Sof¨ªa
El EZLN elige a la organizaci¨®n humanitaria para recibir el importe de la venta al museo de cuatro canoas ind¨ªgenas llevadas a Espa?a en su ¨²ltimo viaje
La adquisici¨®n de nuevas piezas por un museo como el Reina Sof¨ªa puede ser un farragoso intercambio de documentos, reuniones de asesores y largas negociaciones de abogados o puede ser un cruce gamberro, simp¨¢tico e idealista de cartas y comunicados si el vendedor es el Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional (EZLN) mexicano y el dinero termina en una organizaci¨®n humanitaria dedicada a salvar emigrantes en el mar como la espa?ola Open Arms.
Estos ¨²ltimos acaban de agradecer a los zapatistas que los hayan elegido para otorgarles lo que resulte de la adquisici¨®n por parte del museo madrile?o de cuatro piezas que el EZLN llev¨® a Espa?a en la traves¨ªa con la que quisieron conmemorar, a su manera, los 500 a?os de la conquista: haciendo el viaje de los espa?oles a la inversa. Desde las monta?as del sudeste mexicano, los zapatistas explican que el Reina Sof¨ªa comenz¨® los tr¨¢mites para la adquisici¨®n de algunas piezas elaboradas por los ind¨ªgenas de Chiapas. El importe, que no ha trascendido, terminar¨¢ en Open Arms, escriben en un comunicado que descoloca a cualquier comprador de arte. Fiel a su estilo, el anuncio zapatista result¨® un potente alegato a favor de la hermandad entre pueblos y de quienes trabajan por la vida. De paso, del comunicado surgi¨® un cuento vacil¨®n e irreverente que incluye el recuerdo a Almudena Grandes, a las tabernas madrile?as y a la Puerta de Alcal¨¢. Los p¨¢rrafos m¨¢s delirantes tienen que ver con c¨®mo imaginan los zapatistas que debi¨® ser la discusi¨®n al interior de la instituci¨®n espa?ola hasta hacer la ¡°incomprensible¡± compra. La respuesta de agradecimiento de Open Arms, la semana pasada, se?ala que la donaci¨®n servir¨¢ para sostener ¡°un viaje por la vida digna y la defensa de los derechos de todos los seres humanos sin distinci¨®n alguna¡±.
Los objetos en cuesti¨®n son cuatro canoas de cedro y caoba labradas y pintadas con im¨¢genes que representan la memoria de los pueblos mayas, la vida cotidiana de los ind¨ªgenas o los caracoles de Chiapas, las organizaciones comunitarias zapatistas. Para concretar el acuerdo, los zapatistas debieron resolver dos problemas: ¡°No tenemos existencia jur¨ªdica, o sea, somos, pero no existimos¡±, para lo que recurrieron a la organizaci¨®n amiga y gallega Pallasos en Rebeld¨ªa; y demostrar que las piezas eran propiedad del EZLN, autor¨ªa que confirmaron en un documento firmado por el subcomandante Mois¨¦s y el subcomandante Galeano, antes conocido como Marcos que, para m¨¢s surrealismo, firma tambi¨¦n ¡°postmortem¡±.
La historia de c¨®mo unas piezas de la selva mexicana terminar¨¢n en las salas del museo comenz¨® en mayo de 2021, con el viaje en barco del Ej¨¦rcito Zapatista, que hab¨ªan recorrido 10.000 kil¨®metros desde las monta?as de Chiapas, hasta Espa?a. La traves¨ªa fue la respuesta de los zapatistas al presidente mexicano, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, que exigi¨® al Rey que pidiera perd¨®n por los excesos de la conquista. ¡°Ni el Estado espa?ol ni la Iglesia tienen que pedirnos perd¨®n de nada. No nos haremos eco de los farsantes que se montan sobre nuestra sangre y as¨ª esconden que tienen las manos manchadas de ella¡±, dijeron entonces los zapatistas. En aquella embarcaci¨®n iban tambi¨¦n cuatro canoas de madera que, tras su llegada a las costas de Galicia, el Reina Sof¨ªa decidi¨® exponer en la sala Otro mundo es Posible. Hasta el momento, el museo ha confirmado a este diario ¡°la incorporaci¨®n de obras a la colecci¨®n¡±. El comunicado zapatista, no obstante, poco tiene que ver con los convencionales y enrevesados documentos de cesi¨®n o compraventa que maneja una instituci¨®n como el Reina Sof¨ªa, y en su relato sobre c¨®mo se gest¨® el acuerdo, los zapatistas detallan: ¡°Cuando se estaba pensando en subastar las embarcaciones (porque estamos locos, s¨ª, pero no tanto como para traer de vuelta esos cayucos de regreso) quienes trabajan en el Reina Sof¨ªa ofrecieron, generosos, adquirir los nav¨ªos adem¨¢s de otros materiales¡±, explican.
El comunicado incluye una recreaci¨®n imaginativa de las deliberaciones que, seg¨²n ellos, debi¨® vivir el museo para aceptar comprar las piezas: ¡°No s¨¦, me imagino que hubo una especie de evaluaci¨®n. Especialistas y no especialistas, despu¨¦s de superar la sorpresa de analizar los cayucos, sus labrados y pinturas, deb¨ªan de recomendar o desaconsejar la adquisici¨®n de esos extra?os artefactos que contaban una historia incompleta. Como si la narraci¨®n empezara con un ¡®habr¨¢ una vez¡¯ y quedara pendiente lo que sigue (...) por alguna raz¨®n incomprensible, el museo decidi¨® adquirir las piezas¡±, elucubran los zapatistas en un texto impregnado de la prosa de Marcos.
¡°?Por qu¨¦ lo hizo? Lo ignoro. Pudo ser por mostrar simpat¨ªas por la lucha anacr¨®nica por la vida (...) si convenci¨® o no al resto de esc¨¦pticos del museo sobre adquirir o no esas piezas, no lo s¨¦. ?Tal vez alguien con m¨¢s pragmatismo se consol¨® dici¨¦ndose ¡®bueno, siempre se puede embodegar!¡¯. Tal vez alguien le refut¨® ¡®?Vamos a embodegar la lucha por la vida?¡¯. Entonces pas¨® lo que pas¨®: en el Museo Reina Sof¨ªa por fin decidieron dejar pendiente el sentido aleg¨®rico y real de los cayucos y mandaron una propuesta econ¨®mica¡±. ¡°Nosotros hubi¨¦ramos dicho que s¨ª a cualquier cantidad. Incluso si nos hubiera dicho que nosotros tendr¨ªamos que pagarle al museo, lo hubi¨¦ramos considerado. Afortunadamente para nuestra econom¨ªa, la segunda opci¨®n no apareci¨®¡±, se?ala el comunicado de los insurgentes.
¡°Pero, aunque son tiempos de aplicaciones, redes sociales y de pandemia, valgan estas l¨ªneas como un prop¨®sito de alg¨²n d¨ªa encontrarnos en persona no virtuales y que quienes trabajan en el Museo nos cuenten las discusiones que tuvieron (oh, sabemos que no fue as¨ª, pero ah¨ª es donde entra la imaginaci¨®n), que Pallasos en Rebeld¨ªa nos narren la historia que inventaron sobre el asunto y que Open Arms, haciendo honor a su nombre, nos reciba con los brazos abiertos¡±. Y que juntos nos sentemos frente al Guernica de Picasso (...), nos olvidemos de las selfies tur¨ªsticas, vayamos luego a la Puerta de Alcal¨¢ a depositar la flor que el finado supMarcos guard¨® siempre para Almudena, la de nombre de guerrera y apellido definitorio [Grandes]. De ah¨ª a las tascas, porque la lucha por la vida requiere comer algo, que tampoco se trata de autoinmolarse: una cosa es caer d¨¦bil y maltrecho y otra muy diferente hacerlo con la barriga llena y el coraz¨®n contento¡±, termina. En resumen, un peculiar intercambio epistolar que responde a la m¨¢xima zapatista de que los abrazos, los besos y los insultos deben darse en persona.
Sobre las razones para elegir Open Arms, los zapatistas explicaron: ¡°Nos enteramos de que hay personas que no pueden ver un acto inhumano sin hacer algo para tratar de remediarlo o atenuarlo. Y resulta que, desde las monta?as del sureste mexicano, miramos a embarcaciones que dejaban la inmovilidad de muelles y rutas tur¨ªsticas, y se lanzaban a rescatar a quienes naufragaban en los mares europeos¡±.
DESCARGABLE | La carta de los zapatistas al Open Arms y al Museo Reina Sof¨ªa
Sobre este tema, ?scar Camps, fundador de Open Arms, explic¨® en otro comunicado que se sienten muy conmovidos y honrados por este gesto fraterno: ¡°Se trata de un abrazo solidario que, tal como lo dice una de sus canoas labradas, se da entre personas que luchan por la vida, por la naturaleza y la humanidad. Un abrazo de la Selva Lacandona al Mediterr¨¢neo, de la tierra de los insumisos, al mar de los insumisos¡±, dice en otro texto cargado de im¨¢genes y gui?os fraternales.
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