Bravo, Abreu, bravo
Morena deber¨ªa saber si quienes integran sus filas son dignos de representar al pueblo, porque no son tiempos de disculpas por machismo, esos siglos ya pasaron
La llaman C¨¢mara alta, pero en M¨¦xico hay d¨ªas que toca niveles subterr¨¢neos de verg¨¹enza internacional, en un declive sostenido. La senadora morenista Roc¨ªo Abreu acus¨® a su colega panista Lilly T¨¦llez de ¡°acostarse con medio TV Azteca¡± y de ¡°levantar maridos¡± y a saber cu¨¢ntas bajezas m¨¢s. Quiten los nombres y vean solo a una mujer acusada de tener relaciones sexuales. ?Herej¨ªa! Lo ocurrido sugiere muchos calificativos, pero basta uno: machismo. Del m¨¢s retr¨®grado. La batalla por la libertad sexual y el uso del propio cuerpo ya la dieron las mujeres hace d¨¦cadas, aunque convenga no bajar la guardia nunca, porque las conquistas femeninas siempre est¨¢n en peligro. Aunque haya que repetir lo obvio, hasta el cansancio. Nunca se hubiera pretendido insultar a un hombre con una acusaci¨®n como esa, sencillamente porque no habr¨ªa constituido un insulto. Ya se sabe que siempre fue un marchamo de calidad para los hombres tener su cama sin d¨ªas libres. Para las mujeres, sin embargo, supon¨ªa una condena de por vida. El reproche del uso libre del cuerpo femenino es la definici¨®n del machismo por excelencia. Y encima se escucharon varios ?bravo! ?bravo! cuando la senadora solt¨® el micr¨®fono.
En las actas del Senado mexicano deber¨ªa quedar reflejado para los anales c¨®mo en el a?o 22 del siglo XXI todav¨ªa se pod¨ªa escuchar a un senador (en este caso senadora) acusar a una mujer de acostarse con quien le d¨¦ la gana. Olvida Abreu que M¨¦xico es un pa¨ªs laico y que de nada sirve escupir moralinas religiosas sobre la ciudadan¨ªa. Ya pasaron los tiempos de las brujas en la hoguera. Qu¨¦ antiguo es todo esto, qu¨¦ rancio, qu¨¦ repetido. No es momento para las disculpas, no caben. Solo queda dejar el asiento de la C¨¢mara alta y marcharse a casa a rumiar a solas una verg¨¹enza que no deber¨ªa manchar a los compa?eros y compa?eras de partido ni a los colegas de los grupos pol¨ªticos adversarios. Todo el mundo puede ser elector y elegido, ah¨ª radica la democracia. Pero una debe saber cu¨¢ndo se ha perdido la categor¨ªa para representar a la poblaci¨®n.
Donde la senadora Abreu encontraba falta de dignidad, ella debi¨® ponerla. Donde la senadora Abreu atisb¨® el circo del que, dice, goza su adversaria, ella debi¨® dar ejemplo de altura parlamentaria. Cu¨¢ntas verdades salieron por su boca y qu¨¦ falaces sonaron de inmediato: ¡°Venimos a ser senadores, no a dar espect¨¢culos, esto no es un show¡±. ¡°Cada quien tiene derecho a acostarse con quien quiera¡±. El micr¨®fono debi¨® enmudecer, sonrojado hasta las patas, antes de vilipendiar a todo un partido que se dice de izquierdas, que presume de sostener al Gobierno de la paridad y que, sin embargo, solo respondi¨® jaleando semejante inmundicia de discurso.
No es tiempo para las disculpas, esos siglos ya pasaron. Morena, y el resto de partidos, debe saber a qui¨¦n coloca en sus filas, y el machismo tendr¨ªa que ser un impedimento para erigirse en representante de un pueblo en el que caen asesinadas 10 mujeres al d¨ªa como vergonzoso y tr¨¢gico promedio. Pero c¨®mo pedir tanta cosa, cuando en la C¨¢mara alta se sienta gente que ha sido acusada de violaci¨®n. ?Bravo! ?Bravo!
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