Juan Carlos Rulfo: ¡°Hay que poner en su lugar el trauma de la pandemia. Nada de ya pas¨®¡±
El cineasta estrena en M¨¦xico ¡®Cartas a distancia¡¯, un documental para seguir hablando sobre la emergencia de covid-19
Al inicio de la pandemia, un grupo de enfermeros de Ciudad de M¨¦xico empez¨® a tender, de forma espont¨¢nea, un puente para que las personas ingresadas con covid-19 pudieran comunicarse con sus familiares en el exterior. El protocolo era simple: los parientes escrib¨ªan cartas, se tomaban fotos o grababan audios que los enfermeros hac¨ªan llegar a una madre, un hermano, un hijo o una abuela enfermos. Y viceversa. El cineasta Juan Carlos Rulfo document¨® ese ir y venir de mensajes entre mayo y septiembre de 2020 y este mi¨¦rcoles estrena en el pa¨ªs Cartas a distancia, el filme que result¨® de aquel registro.
Rulfo (Ciudad de M¨¦xico, 58 a?os) recibe a EL PA?S en su estudio, en el sur de Ciudad de M¨¦xico, y empieza ¨¦l solo la entrevista: ¡°Fue muy curioso, vengo regresando ahorita de Par¨ªs y Madrid y lo primero que me dijeron all¨ª era que no hab¨ªan encontrado un espacio para poder hablar de algo que estaba silenciado¡±. Su pel¨ªcula, le contaron, hab¨ªa sido ¡°un pretexto para poder abrirse emocionalmente¡± sobre la pandemia y el estr¨¦s contenido. Una lectura diferente a la que le hab¨ªan ofrecido distribuidores y plataformas, que le hab¨ªan advertido: ¡°No queremos saber nada de la pandemia, no existi¨®¡±.
El cineasta baja del sill¨®n en el que estaba sentado y ahora habla desde el piso de su estudio, un lugar c¨¢lido lleno de libros, gafetes amontonados, apenas el p¨®ster de una de sus pel¨ªculas, tocadiscos y una bicicleta desinflada. Este departamento est¨¢ justo debajo de la que fue la casa familiar. A finales de los sesenta, ¨¦l empez¨® a mudarse all¨ª con uno de sus hermanos y su padre, el escritor Juan Rulfo; el resto de la familia, la madre y dos hermanos m¨¢s, se quedar¨ªa en el piso de arriba. ¡°No cab¨ªamos en casa: ten¨ªamos perros, gallinas, pollos¡¡±, recuerda el cineasta. Pero poco despu¨¦s el padre falleci¨®, el hermano se cas¨® y en ese espacio solo se qued¨® ¨¦l.
Desde la alfombra, entonces, retoma la reflexi¨®n que hab¨ªa iniciado. ¡°El arte¡ Bueno, la pel¨ªcula no es necesariamente una joya art¨ªstica, pero para lo que creo que funciona el arte es, precisamente, para encontrar puertas y ventanas de comunicaci¨®n para sanar el alma¡±, dice.
En mayo de 2020, Rulfo y su equipo empezaron a grabar en las puertas de la cl¨ªnica 27 del IMSS en Ciudad de M¨¦xico ¡°porque hab¨ªa que estar all¨ª¡±, explica. Era el comienzo de la pandemia de covid-19; el Gobierno informaba a diario del n¨²mero de hospitalizados y de fallecidos, y la prensa manten¨ªa una cobertura omnipresente; el personal sanitario estaba exhausto y hab¨ªa empezado a ser atacado f¨ªsica y verbalmente; las personas con familiares ingresados aguardaban fuera de los hospitales sin saber bien qu¨¦ ocurr¨ªa dentro.
La periodista Melissa del Pozo, una de las guionistas del documental, conoci¨® entonces a un enfermero, Jorge Calavera G¨®mez, que hab¨ªa empezado a llevar y traer notas entre los pacientes ingresados y sus familiares. ¡°Regresa pronto a casa, mam¨¢. Mi abuela le est¨¢ rezando a la virgencita que est¨¦s bien¡±, hab¨ªa escrito alguien. Otro dec¨ªa: ¡°Hola, carnala. ?Sab¨¦s? Yo s¨¦ que no me he portado bien contigo, por eso me atrevo a pedirte perd¨®n y a decir que le eches ganas¡±.
¡°Estaba pasando algo incre¨ªble all¨ª¡±, recuerda Rulfo. Entonces, el equipo les dio a G¨®mez y a sus compa?eros una c¨¢mara que introdujeron en el hospital y que fue ¡°un puente de comunicaci¨®n con el interior¡±. En el documental, G¨®mez, un fot¨®grafo amateur fan¨¢tico de la lucha libre, recorre el centro de salud durante una semana con los mensajes que intercambian varias familias. El hombre se pega cada d¨ªa, sobre el traje protector, una cinta que dice: ¡°Calavera. Sin miedo a la muerte¡±.
El sonido es otro personaje ¡°que vive con los enfermeros y con los enfermos¡±, se?ala Mart¨ªn Hern¨¢ndez, a cargo del dise?o sonoro de este documental y de pel¨ªculas como El Renacido o Birdman. ¡°La pieza es brutalmente verdadera y yo quise aferrarme a ello. Cartas a distancia es, en el mejor sentido de la palabra, abrumadora¡±, se?ala Hern¨¢ndez en videoconferencia desde Madrid. El compositor Leonardo Heiblum cre¨® para ello una m¨²sica hecha de respiraciones, toses y el bipbupbup de las m¨¢quinas que se alterna con el silencio. ¡°Un bonito ballet de claroscuros¡±, lo define Hern¨¢ndez.
¡°Es una pel¨ªcula s¨²per sencilla¡±, describe Rulfo, ¡°lo que era fascinante era estar enfrente de la gente¡±. Ese dejar hablar a las personas comunes, a personajes an¨®nimos, es una de sus marcas como director. Se ve en otras pel¨ªculas suyas como El hoyo (1995), sobre los alba?iles que construyeron el segundo piso del Perif¨¦rico, o Del olvido al no me acuerdo (1999), sobre la memoria de los habitantes del norte de Jalisco. Por debajo de esa aparente simpleza, sin embargo, siempre aparecen otros relatos.
Adem¨¢s de ser un registro de esos meses, Cartas a distancia es un reconocimiento a los trabajadores sanitarios. Fueron ellos, dice Rulfo, quienes encontraron ¡°un mecanismo para satisfacer una carencia de comunicaci¨®n¡± que hab¨ªa en esos d¨ªas. ¡°Me da mucho coraje que los medios de comunicaci¨®n hayan actuado como lo hicieron. El estado de nerviosismo [que crearon] no es justo. En tiempos de crisis, tenemos que crear protocolos para poder lidiar con estas cosas porque si no destruyes a una sociedad¡±, opina, y propone: ¡°Hay que poner en su lugar el trauma de la pandemia. Tenemos que hablar de eso, nada de ya pas¨®¡±.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.