¡°Te pas¨® por ser gay¡±: el doble estigma de enfermarse de viruela del mono y ser homosexual
Antonio, un hombre que acaba de superar la enfermedad, rompe el silencio para combatir la discriminaci¨®n y exigir que las autoridades mexicanas volteen a ver el problema de la falta de acceso a la vacuna y la desinformaci¨®n
Cuando Antonio se enferm¨® no le quer¨ªa decir a nadie. De hecho, muchas personas cercanas le pidieron que no lo dijera a nadie. Le acababa de dar viruela del mono y quiz¨¢s, sus padres se iban a poner nerviosos o sus vecinos o sus compa?eros de trabajo o la gente que va a su mismo gimnasio o su roomie. ¡°Es una cosa horrible, sientes que te est¨¢s quemando¡±, afirma Antonio del otro lado del tel¨¦fono, dado de alta hace un par de semanas, pero no del todo recuperado de la enfermedad y sus secuelas. Durante casi todo el mes pasado, el polit¨®logo de 32 a?os tuvo que batallar con la viruela, pero tambi¨¦n con diagn¨®sticos equivocados, estigma por su orientaci¨®n sexual, una ola de desinformaci¨®n que crece en silencio y la frustraci¨®n de enfrentarse con una enfermedad que es prevenible, pero para la que no existe ninguna vacuna disponible en M¨¦xico. Es por eso, que pese a todos los ¡°no le vayas a decir a nadie¡±, Antonio quiere hablar. Pero tambi¨¦n pone una ¨²nica condici¨®n para hacerlo: que no se mencione su apellido.
Las molestias comenzaron a principios de septiembre, de vuelta de un viaje al extranjero. Antonio hab¨ªa caminado mucho y regres¨® con molestias en las ingles. El malestar no se iba y fue entonces cuando decidi¨® ir a ver a un m¨¦dico. ¡°Me dijo que era un dolor articular, que era normal y que no pasaba nada¡±, recuerda. Tras abandonar la consulta privada, el doctor le recet¨® una ¡°cremita¡± y lo mand¨® para su casa.
Poco despu¨¦s, empez¨® a notar peque?as lesiones en su piel, en la espalda, en las ingles y en los gl¨²teos. Sent¨ªa mucha inflamaci¨®n en la cara interna de los muslos y un par de semanas despu¨¦s fue a ver a un proct¨®logo con la sospecha de que pod¨ªa ser una enfermedad de transmisi¨®n sexual (ETS). Tambi¨¦n porque salieron m¨¢s ronchas en la piel. ¡°Ah¨ª fue cuando empez¨® la estigmatizaci¨®n¡±, afirma Antonio. ¡°Me pregunt¨® si ten¨ªa sexo y si ten¨ªa sexo con hombres, pero nunca me pregunt¨® si era activo o pasivo o si utilizaba m¨¦todos de protecci¨®n¡±, agrega. El especialista le dijo que ¡°era una ETS, pero que no sab¨ªa decirle qu¨¦ era exactamente¡±. ¡°Esto es com¨²n entre las personas que practican lo que t¨² haces¡±, se limit¨® a decir el proct¨®logo.
Antonio sali¨® tan molesto del consultorio que le pidi¨® consejo a un amigo que es experto en salud p¨²blica y ¨¦l le recomend¨® ir a la Cl¨ªnica LGBT+, especializada en atender a personas de la diversidad sexogen¨¦rica, y le cont¨® a otro doctor una vez m¨¢s todos los s¨ªntomas que ten¨ªa. ¡°Seguramente es monkeypox [como se llama a la viruela s¨ªmica en ingl¨¦s]¡±, le dijo el especialista desde un principio. ¡°En los ¨²ltimos dos meses he recibido 30, 40, 50 casos diarios y todos llegan por lo mismo¡±, agreg¨® el m¨¦dico. ¡°A todos les dicen que es una ETS o que es una cosa menor, pero el dolor no se les va y empieza a crecer much¨ªsimo¡±.
El cuestionario de diagn¨®stico fue muy diferente esa ¨²ltima vez, sin tab¨²es y sin juzgar. ¡°Me pregunt¨® de mis parejas sexuales, los m¨¦todos de protecci¨®n que uso, si tengo una pareja estable, si frecuentaba lugares de encuentro sexual y me hizo una revisi¨®n f¨ªsica¡±, cuenta Antonio. Al final, el m¨¦dico no ten¨ªa dudas por la forma y el color de las p¨²stulas, y por los casos que le llegaban a diario: ¡°Esto es monkeypox¡±. El especialista le dijo que las pruebas para la viruela del mono estaban centralizadas en la Cl¨ªnica Condesa, una instituci¨®n del Gobierno conocida por dar tratamiento a personas con VIH. ¡°Mira, si quieres un diagn¨®stico que sea un 100% certero, vas a tener que ir a formarte, hacer que te revienten una de las p¨²stulas y esperar entre siete y diez d¨ªas, y para ese entonces, si esto es lo que tienes, ya se te va a estar quitando completamente¡±, le recomend¨®.
¡°Vas a sufrir much¨ªsimo en los siguientes d¨ªas¡±, le advirti¨® el doctor y le dijo que no hab¨ªa un tratamiento que pudiera darle, que lo ¨²nico que pod¨ªa hacer era recetar algo contra el dolor. ¡°Me asust¨¦ y me sorprend¨ª mucho¡±, reconoce Antonio. ?l conoc¨ªa a varios amigos gais en Europa y en Estados Unidos a los que les hab¨ªa dado y en junio pag¨® un viaje a Estados Unidos para ponerse la vacuna a la que no pod¨ªa acceder en M¨¦xico. Fue gratis y sin hacer preguntas. Pero solo pudo ponerse una de las dos dosis, porque la pol¨ªtica de vacunaci¨®n estadounidense buscaba cubrir a la mayor cantidad de gente con al menos una dosis y m¨¢s adelante suministrar los refuerzos.
A los pocos d¨ªas, la enfermedad le peg¨® con todo. ¡°Nunca hab¨ªa sentido un dolor tan fuerte en mi vida¡±, narra Antonio. Le dol¨ªa moverse, estar parado, sentarse, acostarse e ir al ba?o. No pod¨ªa dormir, no ten¨ªa ganas de comer y no pod¨ªa tolerar ning¨²n roce en las p¨²stulas. ¡°Si alguien se me acercaba tantito, yo sent¨ªa como que me iban a mover y entonces me mov¨ªa como por reflejo y eso me dol¨ªa m¨¢s, era muy complicado¡±, cuenta. ¡°Sientes una incomodidad horrible porque te da comez¨®n, pero no te puedes rascar porque si lo haces se te quedan las marcas o se puede extender a otras partes del cuerpo¡±, agrega.
Antonio, un hombre joven que hace ejercicio cuatro veces a la semana y que pr¨¢cticamente no bebe ni toma drogas, estaba doblado por el dolor y completamente aislado en un cuarto en casa de su novio. ¡°Baj¨¦ como cuatro o cinco kilos¡±, asegura. Cuando ya no aguantaba m¨¢s, tuvo que ponerse parches de morfina. ¡°Cuando estuve en lo peor, pensaba que esto no se me iba a quitar, que seguir¨ªa con esto hasta noviembre o diciembre¡±, confiesa. Pero cerca de cumplir los 21 d¨ªas que dura el ciclo de la enfermedad, las p¨²stulas estallaron solas, sin dejar marcas. ¡°Fue una de las peores experiencias de mi vida¡±.
¡°No te s¨¦ decir cu¨¢ndo me contagi¨¦, pero no fue por coger, simplemente no me dan las fechas¡±, dice Antonio. Cuando las p¨²stulas se hab¨ªan ido y la hinchaz¨®n empezaba a bajar, decidi¨® compartir su testimonio en redes sociales. Y ah¨ª se top¨® con la homofobia y la ignorancia. ¡°Como es una enfermedad que est¨¢ contenida principalmente entre hombres gais, entonces la gente piensa que es por coger y el asunto es que, justo, no es nada m¨¢s por coger, es por estar en contacto con cualquier fluido como la saliva o el sudor¡±, comenta. ¡°Est¨¢ esta idea: ¡®te pas¨® por ser gay¡¯, pero en realidad esto me pudo haber pasado sin importar que fuera homosexual o no lo fuera, le puede pasar a cualquiera, incluso si usas cond¨®n¡±, afirma. ¡°Y si me hubiera pasado por coger, ?eso me quita el derecho de tener acceso a la salud?¡±, cuestiona.
Casi desde un primer momento, poco despu¨¦s de que fueron detectados los primeros casos en Estados Unidos y M¨¦xico en mayo pasado, la Organizaci¨®n Mundial de Salud (OMS) tuvo que aclarar que la viruela s¨ªmica no era una enfermedad que afectara solo a los gais y que no era necesario tener sexo para contagiarse. Pese a todo, la OMS pidi¨® a los homosexuales en julio pasado limitar el n¨²mero de parejas sexuales, lo que abon¨® a la idea de que la ¡°promiscuidad¡± ha estado detr¨¢s de los contagios. Como sucedi¨® con el VIH, estas ideas siguen presentes en muchas personas, con cierta carga de puritanismo, como si fuera un castigo. ¡°Te pas¨® por ser gay¡±, le escribi¨® un usuario de redes sociales. ¡°Parte del estigma es esta idea como de que te lo mereces, ?no?¡±, comenta Antonio.
Varios activistas de la comunidad LGBT se han manifestado en M¨¦xico al grito de ¡°Vacunas ya¡± para exigir que se adquieran biol¨®gicos contra la viruela del mono, no solo para ellos, sino para cualquier persona que se la quiera poner. El Gobierno federal defiende que solo tiene en existencia la vacuna para la viruela regular y que ¡°en ning¨²n caso est¨¢ recomendada para la poblaci¨®n en general¡±, se lee en la p¨¢gina oficial sobre informaci¨®n de la enfermedad. ¡°Es como si al Gobierno no le importara, no nos ven, es como si no existi¨¦ramos: no hay vacunas, pero tampoco se ofrece suficiente informaci¨®n en ninguno de los tres niveles de Gobierno¡±, responde Antonio. ¡°Casi toda la informaci¨®n que te llega es por amigos, por activistas o por lo que se dice en redes sociales¡±.
¡°Y el punto es justo que esto no es como el VIH, hay vacunas, pero no es la prioridad comprarlas, a pesar de que es una enfermedad que puede ser evitada¡±, lamenta. A dos semanas de ser dado de alta, Antonio busca retomar su vida poco a poco y que su testimonio sirva para que otras personas no tengan que pasar por lo mismo que ¨¦l. A principios de agosto, las autoridades sanitarias informaban de 147 casos confirmados en M¨¦xico, seg¨²n datos oficiales. Para inicios de octubre, la cifra ya era de 1.968 personas contagiadas.
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