Las redes sociales y el populismo han convertido las sedes parlamentarias mexicanas en un circo
La l¨®gica del debate pol¨ªtico ya no se sit¨²a en una polarizaci¨®n ideol¨®gica sino emocional y afectiva, donde gana el m¨¢s estridente y falt¨®n
La senadora morenista Luc¨ªa Trasvi?a se dirige a la oposici¨®n en la C¨¢mara alta: ¡°Estaban ustedes a toda madre, ching¨¢ndose el dinero del pueblo, vaquetones, sinverg¨¹enzas, c¨ªnicos [¡] aqu¨ª hay puro mediocre cabr¨®n que no viene a legislar [¡] Escorias, basura. [¡] Cabrones que fueron hechos a la forma de cabrones criminales gobernantes espurios¡±. Luego concluir¨¢: ¡°?Viva Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador! ?Fuera los pedorros!¡±.
Qu¨¦ m¨¢s da el d¨ªa. Son muchos los que el Senado se convierte en un circo a puro grito, gente levant¨¢ndose por todos lados y dirigi¨¦ndose amenazante a los oradores de la bancada contraria, moviendo los votos de la urna y pase¨¢ndolos por el recinto de la soberan¨ªa popular. Insultos, agravios personales. Quiz¨¢ de todo menos ideas que defender. Y de la C¨¢mara baja mejor ni hablar. Los propios diputados y senadores se quejan en ocasiones del bajo nivel de debate que se vive en los plenos, cuando todos los focos est¨¢n pendientes de los pol¨ªticos. ¡°Vean la sala, ?no les da pena? ?D¨®nde est¨¢n los que insultan? Insultan y se van. Esa es una estrategia que, lamentablemente, se est¨¢ presentando en distintas ocasiones. Yo no creo que este sea un debate de nivel, creo que el Senado le est¨¢ fallando a M¨¦xico¡±. El lamento era del l¨ªder de los morenistas en el Senado, Ricardo Monreal, el pasado 19 de octubre. Tambi¨¦n Claudia Ruiz Massieu, por parte del PRI, se quej¨® de las formas usadas, que dejan el debate en terreno yermo.
M¨¦xico tiene alguna caracter¨ªstica especial en su historia reciente que puede explicar la sorpresa que le causa a la ciudadan¨ªa estos espect¨¢culos en la actualidad. No est¨¢n acostumbrados, porque durante d¨¦cadas, el partido ¨²nico que gobernaba el pa¨ªs, sin oposici¨®n, no necesitaba ¡°discursos para persuadir, eran meramente informativos, no hab¨ªa un electorado que conquistar con la oratoria¡±, explica Jaina Pereira, directora de la empresa Discurseros SC. Pero con la democratizaci¨®n, los actores se multiplicaron y lleg¨® la grilla. Por lo dem¨¢s, coinciden varios en este reportaje, lo que ocurre en M¨¦xico es similar a lo que pasa en buena parte del mundo. ¡°Los discursos ahora est¨¢n m¨¢s enfocados en la emoci¨®n, la pol¨¦mica, lo identitario. Es un poco lo que hace el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, ese est¨¢s conmigo o est¨¢s contra m¨ª¡±, sigue Pereira.
Donde se pone L¨®pez Obrador puede ponerse Donald Trump, por ejemplo, y otros l¨ªderes o simplemente diputados o senadores que recurren a ¡°una simplificaci¨®n de la vida p¨²blica mediante discursos populistas¡±, afirma Pereira.
No son los insultos, por m¨¢s que tabernarios, lo que preocupa en primer lugar a Fernanda Somuano, especialista en Pol¨ªtica Comparada del Colegio de M¨¦xico, sino ¡°la falta de ideas y proyectos detr¨¢s de ellos. Hay un gigantesco vac¨ªo tras esa oratoria¡±, afirma. El lenguaje usado, las formas, dice, ¡°solo son centrales en la medida en que cancelan la posibilidad de debatir, porque lo que busca el que insulta en un insulto a¨²n peor. Si el di¨¢logo est¨¢ enfocado en asuntos personales, en la denostaci¨®n del otro, se cancela el debate¡±, dice Somuano. La investigadora cree que la polarizaci¨®n pol¨ªtica que se vive en medio mundo propicia estos usos m¨¢s propios de la cantina que del recinto de la soberan¨ªa popular. Pero, de nuevo, no es la polarizaci¨®n ideol¨®gica la clave, porque eso ser¨ªa casi connatural al debate pol¨ªtico. ¡°Es la polarizaci¨®n afectiva la preocupante, la que no se basa en ideas, sino en sentimientos, identidades. Se difiere solo porque el otro pertenece a un grupo distinto, no poque se haya analizado su discurso. Sienten desprecio por el que opina diferente, sin saber siquiera de qu¨¦ est¨¢n hablando¡±, se?ala Somuano.
Esa nulificaci¨®n del contrario, el manique¨ªsmo instalado en el ¡®a favor o en contra¡¯, sin conversaci¨®n productiva, se mide f¨¢cilmente por las veces que los presidentes tienen que llamar al orden, interrumpir a un orador ya interrumpido para pacificar la sala antes de continuar. Ruido, mucho ruido, el enemigo de la conversa.
Lo que antes se ve¨ªa como un fen¨®meno latinoamericano, quiz¨¢ m¨¢s propio de j¨®venes democracias, no es ahora tan infrecuente en el Reino Unido o en Estados Unidos, por poner dos ejemplos de reg¨ªmenes parlamentarios consolidados. En Per¨², los ¨¢nimos a veces se caldean tanto que llegan a las manos. Hace bien poco, la misma presidenta del Congreso jaloneaba a una diputada. Una encuesta en el pa¨ªs andino sobre la confianza en el legislativo y sus funciones al inicio de esta legislatura cont¨® con un 44% de desaprobaci¨®n popular entre los ciudadanos. Cumplido el primer a?o, la cifra hab¨ªa subido a un 79%. En Colombia, no son tanto los insultos, pero s¨ª se da la extravagancia de conseguir una foto a toda costa, aunque para ello haya que presentarse a caballo, o llevar ratas o alacranes como denuncia, como si no bastara una buena oratoria. en Artgentina, el debate es m¨¢s sosegado, pero deslucido, porque la mayor¨ªa de las leyes llegan ya acordadas previamente, lo que hurta a la ciudadan¨ªa un debate p¨²blico. Tampoco faltan los que gustan de la payasada, pero son testimoniales. ¡°La pol¨ªtica se ha ido moviendo hacia la personalizaci¨®n, los partidos tienen pocos incentivos para programas coherentes, ideas clave. Importa m¨¢s el candidato que el partido¡±, dice Somuano.
Hay un elemento com¨²n en todo el mundo que tambi¨¦n explica esta suerte de circo, o la agrava, la alimenta: las redes sociales. El debate ya llega azuzado por los insultos en las redes, ¡°donde no hay la m¨ªnima mesura, en el Parlamento, al cabo, la gente se mira cara a cara, te mides un poco¡±, dice Somuano. Y Jaina Pereira, que tambi¨¦n ha trabajado de asesora en el Senado y en el Congreso, lo completa as¨ª: ¡°Muchos pol¨ªticos ahora no tienen experiencia, simplemente hacen un discurso viralizado y emocional. Creo que se han pauperizado los perfiles, tienen menos sociedad, menos arraigo pol¨ªtico, menos visi¨®n de Estado¡±. Esa es la raz¨®n, dice, de que entren a la arena pol¨ªtica, cantantes, deportistas, actores y actrices, luchadores, stripers. ¡°Cualquier influencer vale, se agarran al personaje, al que da la nota, al que mejor sabe volverse tendencia con sus estridencias¡±, sostiene Somuano. ¡°Si el ciudadano no va a votar por la congruencia pol¨ªtica, lo m¨¢s redituable ser¨¢ la estridencia¡±, a?ade. Gana quien m¨¢s ruido hace, en el Congreso y/o en las redes sociales.
Famosa por sus estridencias es la senadora del PAN Lilly T¨¦llez, tanto en las redes como en el Parlamento. Y como si los fuera buscando, recibe a cambio buenos bofetones. Hace apenas 10 d¨ªas se dirig¨ªa as¨ª a un adversario pol¨ªtico, el morenista Napole¨®n G¨®mez, que pidi¨® la palabra mientras ella estaba en la tribuna de los oradores: ¡°Que se siente y que se calle, que es mi turno, l¨ªder sindical. Bastante se ha beneficiado de los trabajadores de M¨¦xico. Sentado y callado, Napole¨®n. Espere sus croquetas [pienso para perros]¡±.
Hubo un tiempo en que el PAN, dice Pereira, ten¨ªa una buena escuela para la capacitaci¨®n oratoria. ¡°En sus cuadros hab¨ªa tribunos extraordinarios, por lo menos hasta que lleg¨® al poder hab¨ªa una m¨ªstica m¨¢s s¨®lida. Los afiliados se seleccionaban con m¨¢s detenimiento¡±. Tambi¨¦n el PRI m¨¢s antiguo gozaba de caracter¨ªsticas similares¡±, dice Pereira. Ella y la investigadora del Colmex dicen que la situaci¨®n ahora es m¨¢s cr¨ªtica porque llega azuzada desde la Ma?anera del presidente, a quien acusan de cierto populismo polarizador.
Luis Carlos Ugalde fue presidente del INE entre 2003 y 2007 y en la actualidad es director general de Integralia Consultores. Dice que ¡°la calidad profesional de los legisladores en M¨¦xico ha sido limitada hist¨®ricamente, pero en esta legislatura, L¨®pez Obrador ha tra¨ªdo mera clientela sin experiencia, si formaci¨®n acad¨¦mica y con actitud desafiante, de revancha frente a la deliberaci¨®n democr¨¢tica. Los foros se han empobrecido, a la mayor¨ªa de Morena no le interesa escuchar, aprender, votan con disciplina de partido. Es porque vienen del activismo social¡±, explica.
Pero Lilly T¨¦llez no es de Morena, no viene del activismo social, no le falta formaci¨®n. ¡°Lo de T¨¦llez es un desaf¨ªo frente a la cerraz¨®n del partido oficial¡±, zanja Ugalde. Dice que hace 30 a?os ocurr¨ªa parecido, porque tambi¨¦n la oposici¨®n ten¨ªa que llamar la atenci¨®n fuertemente ante un partido ¨²nico.
La pol¨ªtica, los representantes pol¨ªticos, suele decirse, son el espejo de la sociedad en la que viven. La de ahora es la sociedad de las redes sociales, un territorio sin medida donde se tira la piedra sin necesidad de esconder la mano, as¨ª, a la cara, como se critica en el bar, a escupitajo limpio. As¨ª son ahora las C¨¢maras, lo mismo la baja, que la alta.
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