Cortes de carne, empanadas, fernet y una victoria argentina en el coraz¨®n de la Ciudad de M¨¦xico
Decenas de hinchas de la selecci¨®n blanquiazul se re¨²nen para seguir el M¨¦xico-Argentina en un restaurante de su tierra en La Condesa, en el centro de la capital mexicana


Hay dos bares que enfrentan sus fachadas en la colonia Condesa, en el coraz¨®n adinerado de la Ciudad de M¨¦xico. En uno de ellos, Pueblo Chico, se escuchan rancheras, banda, corridos, y hondean los colores verde, rojo y blanco de la bandera mexicana. En el otro, Patagonia, a apenas 20 metros, a las 12.30 de la ma?ana de este s¨¢bado se congregan decenas de personas con acento del sur y camisetas blanquiazules: hinchas de la selecci¨®n argentina, que se enfrenta al Tri en la fase de grupos del Mundial de f¨²tbol. Es la representaci¨®n m¨¢s gr¨¢fica del encuentro: una especie de partido de tenis en el que, en vez de pelotas, de una cancha a la otra se lanzan c¨¢nticos, gritos y patriotismo futbol¨ªstico. Una civilizada y simb¨®lica batalla entre hinchas.
Hace d¨ªas que las reservas de los restaurantes argentinos de la Ciudad de M¨¦xico est¨¢n agotadas. Todos quieren ver el partido arropados por compatriotas, por su hinchada, a pesar de encontrarse a miles de kil¨®metros de casa. Luc¨ªa tiene 39 a?os y lleva 14 en M¨¦xico. Ha acudido a Patagonia en busca de facturas, un dulce t¨ªpico de Argentina. Su plan de d¨ªa es ir a casa de unos amigos, comer choripanes y despu¨¦s unos mates con los bollos que est¨¢ comprando. ¡°En el mundial se exacerba un poco la pasi¨®n futbolera¡±, dice, ¡°es la primera vez que veo un partido as¨ª tan tenso. El coraz¨®n est¨¢ dividido, ojal¨¢ que gane Argentina, pero si gana M¨¦xico tambi¨¦n va a estar bien¡±.
Muchos aficionados no han reservado a tiempo y ahora esperan de pie entre las mesas con la esperanza de conseguir un sitio y la mirada fija en la televisi¨®n. Los camareros reparten m¨¢s sillas y los que no consiguen asiento, se acomodan en las aceras. Trasiego de cervezas y fernet, apetitosos cortes de carne en sal gorda, empanadas y dulces. Un grupo de desafortunados repartidores de comida a los que les ha tocado trabajar en fin de semana llegan a Patagonia a recoger el pedido, y de paso, aprovechan el caos del lugar y la tardanza de la cocina para clavar su mirada en el partido. Sus caras de cansancio se mezclan con los gestos graves de los argentinos cada vez que M¨¦xico se acerca a la porter¨ªa rival.
Los aficionados est¨¢n aguantando el tipo. No gritan demasiado, tampoco aplauden, solo esperan que algo pase. Las camareras reparten vasos de fernet gratis a los clientes para brindar y atraer la suerte. Unos pocos mexicanos que han acudido al bar contemplan el partido callados, sabedores de que est¨¢n en minor¨ªa en este reducto argentino dentro de la capital mexicana.
Para Juampi Giampieri (34 a?os) es su primer mundial lejos de Argentina. Ha venido a ver el partido acompa?ado de amigos. ¡°Para nosotros esto representa much¨ªsimo, much¨ªsimo. Pasa cada cuatro a?os y nos enciende, es un momento en que uno busca un argentino por donde sea para poder compartir esa emoci¨®n o ese sentimiento que no se explica, por eso hemos venido aqu¨ª. Cada cuatro a?os me transformo y sigo a Argentina, despu¨¦s no soy aficionado, pero es inevitable transformarme en el mundial. Con M¨¦xico es distinto porque vivo en este pa¨ªs, pero para nosotros hoy es como una final, es crucial ganar para poder seguir adelante, con lo que significa que es la ¨²ltima copa de Messi. Pero si no es Argentina, para m¨ª que sea M¨¦xico, eso lo tengo por seguro¡±, razona.
La tensi¨®n entre argentinos y mexicanos por el partido ya se ven¨ªa anunciando por redes sociales durante la ¨²ltima semana. Bromas, memes e incluso insultos xen¨®fobos volaban de un lado a otro. Pero en la calle todo es menos grave, m¨¢s sencillo. ¡°Son bromas con mucho cari?o. M¨¦xico nos recibi¨® incre¨ªble, estoy agradecida, pero hoy gana Argentina. Si pierde, probablemente no vea hoy a mis amigos mexicanos¡±, bromea Victoria, de 28 a?os, mientras contempla el partido.
Lucas (32 a?os) y Emily (25) han venido desde Quer¨¦taro para ver el partido con otros argentinos. Llevan 14 a?os en M¨¦xico y no es el primer derbi contra los mexicanos que han presenciado, pero este es especial. ¡°Buscamos un restaurante argentino por la zona y este era el m¨¢s aut¨¦ntico que encontramos, por eso vinimos¡±, dice ella. ¡°Yo s¨ª creo que va a ganar Argentina el Mundial, para qu¨¦ te voy a mentir. ?Sabes la depresi¨®n que fue verlo perder? Pero fue bueno, un balde de agua fr¨ªa que nos tiraron y ya, vamos a salir campeones¡±, agrega Lucas.
Con el primer gol de Messi la hinchada argentina enloquece. Se levanta del asiento, salta, hondea las banderas, corea c¨¢nticos al un¨ªsono. Hasta ese momento, los aficionados hab¨ªan vivido el partido con silencio, no calmados, pero s¨ª hibernando, a la espera del primer acontecimiento importante. Ahora es como si se hubiera abierto una v¨¢lvula y todo es una fiesta, refrendada poco despu¨¦s por el segundo gol de la selecci¨®n de manos de Enzo Fern¨¢ndez. Aun as¨ª, se sigue oyendo a los aficionados mexicanos del otro lado de la calle, animando sin tregua. Con el pitido del ¨¢rbitro se confirma la derrota de M¨¦xico. Y decenas de argentinos celebran en La Condesa una victoria con sabor a Mundial.
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