Ciudad de M¨¦xico marcha a favor de L¨®pez Obrador: ¡°Son cuatro a?os de logros para los mexicanos pobres¡±
Decenas de miles de personas colapsan el centro de la capital en apoyo a la manifestaci¨®n convocada por el presidente a favor de su propio Gobierno
La conmoci¨®n se siente desde mucho antes de llegar. El metro vomita gente cargada con banderas y pancartas, las calles aleda?as descargan columnas de manifestantes, se oye el redoblar de tambores y el chirriar desafinado de trompetas de pl¨¢stico. Todo el Paseo de la Reforma es una marea humana que avanza sin prisa pero sin pausa hacia el Z¨®calo. Apenas se puede caminar por la Alameda, uno avanza con la inercia de la masa, pero es dif¨ªcil abrirse camino. A media ma?ana en el Z¨®calo no cabe ya ni un alma m¨¢s. Es el resultado del pulso pol¨ªtico del presidente mexicano, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, con la oposici¨®n: una manifestaci¨®n de decenas de miles de personas que han acudido al centro de la Ciudad de M¨¦xico a refrendar los cuatro a?os de mandato del dirigente. Para muchos de sus seguidores este domingo es una fiesta, una excusa para conmemorar a un Gobierno que, al menos ret¨®ricamente, ha puesto a los pobres en el centro del discurso. Para otros, es solo una forma del mandatario de sacar pecho, despu¨¦s de que miles de personas marcharan hace dos semanas en su contra, en una protesta convocada por la oposici¨®n y en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), amenazado por la reforma electoral que L¨®pez Obrador quiere ejecutar.
El centro de la capital est¨¢ a medio camino entre un desfile, un festival de m¨²sica y una misa masiva. Hay parafernalia de Morena, el partido de L¨®pez Obrador, en cada esquina. Banderas de imprenta, confeti con los colores de la agrupaci¨®n, m¨²sica, comida, petardos, globos. Para un presidente que defiende la austeridad como una trinchera, la marcha es de todo menos sobria. Ha venido gente de todas partes del pa¨ªs, se ven autobuses aparcados que han llegado cargados de manifestantes desde Michoac¨¢n, Veracruz, Nuevo Le¨®n, Sinaloa... Hay ambiente de fiesta y el ya cl¨¢sico c¨¢ntico ¡°es un honor estar con Obrador¡±. Un dron sobrevuela a la multitud a la altura de Bellas Artes y decenas de personas levantan las manos y le saludan. La tensi¨®n pol¨ªtica de otras manifestaciones que han recorrido estas mismas calles ni est¨¢, ni se la espera.
Mar¨ªa de la Luz Vel¨¢zquez (72 a?os) ha acudido junto a su marido, Enrique Rangel (68 a?os), desde Tizayuca, en Hidalgo. Se han levantado a las tres de la ma?ana para poder llegar pronto a la cita. ¡°Yo fui cocinera en un restaurante, trabaj¨¦ varios a?os, tuve un negocio, lo quit¨¦ por problemas econ¨®micos y siempre hemos estado marginados y pobres. Es mucho el cambio entre este presidente y lo anterior, ahorita estamos en la gloria¡±, dice ella. ¡°Son cuatro a?os de logros para los mexicanos de la clase pobre, la clase marginada, la clase olvidada, ya que antes el beneficio era para unos pocos, sobre todo empresarios. Como mexicano he pasado por todo, yo soy un humilde campesino oaxaque?o. Fui obrero, electricista, ayudante de alba?il. Por la c¨¢tedra que me ha dado la vida he ido viendo que uno tiene que mejorar, avanzar, y cuando se vienen unas elecciones tiene que elegir el mejor candidato por sus propuestas¡±, razona Rangel.
Un ni?o levanta un cartel: ¡°A m¨ª me acarrearon. Me acarrearon mis convicciones, mis principios¡±. Tiene siete u ocho a?os. Posa muy sonriente para una foto que saca su abuela, armada a su vez con dos o tres carteles de apoyo a L¨®pez Obrador. La pancarta responde a una pol¨¦mica iniciada por el mismo presidente cuando convoc¨® la marcha: asegur¨® que no habr¨ªa acarreados, una pr¨¢ctica habitual en la que el pol¨ªtico de turno obliga a asistir a las manifestaciones a empleados p¨²blicos. ?l asegur¨® que esta vez no pasar¨ªa, y aunque se ha convertido en uno de los lemas de la protesta y la mayor¨ªa de los asistentes lo remarcan, durante la ¨²ltima semana se han le¨ªdo denuncias en redes sociales que se quejaban de haber recibido presiones en el trabajo para acudir.
Mar¨ªa Victoria Pe?a (60 a?os) y Fabiola L¨®pez (37) han venido desde Nezahualc¨®yotl, un municipio humilde del Estado de M¨¦xico. Ambas son profesoras en colegios p¨²blicos. ¡°El presidente tiene un proyecto de naci¨®n que est¨¢ dando frutos, que est¨¢ haciendo revoluci¨®n de conciencia para los j¨®venes. Este d¨ªa es de fiesta, se me enchina la piel de ver a todo el pueblo¡±, defiende Pe?a. ¡°Lo que no quiere la oposici¨®n es un pueblo preparado y consciente, y eso es lo que nos ha brindado el presidente ya desde muchos a?os atr¨¢s. Llevamos ya con ¨¦l 24 a?os de lucha¡±, a?ade L¨®pez.
En un banco de la Alameda, Jos¨¦ Antonio Palomares, de 61 a?os, descansa de la caminata y aprovecha para leer un libro que ha tra¨ªdo consigo desde Zit¨¢cuaro, en Michoac¨¢n. Viste humilde pero elegante, con una americana envejecida, camisa y una corbata mexicana con los colores de la bandera. ¡°Me cans¨¦ y siempre que hay tiempo aprovecho para leer un poco. He venido como agradecimiento a los cambios que ha habido y muchas cosas nuevas que se vienen. Para m¨ª vamos empezando, ojal¨¢ y esto contin¨²e en beneficio de nuestros hijos, porque uno pues ya va para fuera¡±. Con voz queda cuenta que trabaja para la Secretar¨ªa de Salud, pero est¨¢ cansado de no ascender por culpa de otros compa?eros m¨¢s privilegiados, con conexiones entre los jefes. ¡°Yo soy m¨¦dico veterinario y no me pagan como lo que soy. ?Por qu¨¦ siempre le dan prioridad a otras personas? Tengo veintitantos a?os trabajando ah¨ª y no m¨¢s no¡±.
Las columnas de manifestantes siguen avanzando a goteo hacia el Z¨®calo, aunque no todos podr¨¢n llegar a la gran plaza capitalina. Miles se quedar¨¢n en los alrededores, festejando. Unos cu¨¢ntos ya han dado por imposible alcanzar el final del recorrido, y descansan tumbados en la Alameda como en un p¨ªcnic. Por all¨ª rondan Aitana (20 a?os), V¨ªctor (18) y Axel (17). Es su primera marcha. Ella ha venido acompa?ando a sus abuelos, pero ellos bromean y se declaran ¡°peje [un apodo popular de L¨®pez Obrador] lovers de coraz¨®n¡±. ¡°Nos da becas, los Gobiernos pasados se chingaban el varo de todo eso, es bueno el presidente¡±, se?ala V¨ªctor.
Casi seis horas despu¨¦s del inicio de la manifestaci¨®n, poco antes de las tres de la tarde, L¨®pez Obrador, que decidi¨® hacer la marcha a pie rodeado de su equipo, llega al Z¨®calo. Besa manos, abraza a sus seguidores, saluda a los que se acercan a hacerse una foto con ¨¦l. Parece m¨¢s un futbolista que un presidente. Un ¨ªdolo religioso rodeado de sus feligreses. Acostumbrado a los ba?os de masas, lo de hoy solo es otra peque?a victoria m¨¢s para ¨¦l, la prueba de que puede echarle un pulso a la oposici¨®n y salir victorioso. En su discurso repasa los triunfos de la Administraci¨®n, saca pecho, hace promesas como no reelegirse o extender la cobertura sanitaria p¨²blica por todo el pa¨ªs. Y da por cerrada otra marcha m¨¢s, entre ovaciones y aplausos, inmune a la cr¨ªtica.
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