L¨®pez Obrador se da un ba?o de masas por todo lo alto para celebrar el ecuador de su mandato
Una multitud acude al tercer aniversario de Gobierno del presidente mexicano, en un Z¨®calo engalanado con mariachis, orquestas y banderas
El redoblar de tambores y el trasiego de miles de cuerpos hacen temblar el centro de Ciudad de M¨¦xico. Ruido y sudor. Orquestas sinf¨®nicas, bandas de mariachis, percusi¨®n, tragafuegos, disfraces, banderas izadas a toda asta¡ Nada pod¨ªa ser discreto en el tercer aniversario al frente del Gobierno mexicano del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Con la excusa de la lectura del informe de Gobierno, el mandatario se ha dado un ba?o de masas en el Z¨®calo, un acto que ha promocionado como una fiesta nacional, ¡°adem¨¢s de combativa¡±, de acuerdo con sus propias palabras en un video difundido en sus redes sociales el pasado viernes. Unos 250.000 seguidores del presidente, procedentes de todas partes del pa¨ªs, se han congregado en el evento, de acuerdo con estimaciones de la Secretar¨ªa de Seguridad Ciudadana de la capital del pa¨ªs.
¡°Hoy es fiesta nacional¡±, sentencia categ¨®rico To?o, un vecino de Ciudad de M¨¦xico que prefiere no dar su apellido. ¡°[L¨®pez Obrador] es el mejor presidente de la historia de M¨¦xico. Lo demuestra en sus acciones y hechos¡±.
¡ª?Por ejemplo?
¡ªNo, qu¨¦ le digo, puro fervor. Los conservadores dicen que es puro amor lo nuestro, y as¨ª es.
Al lado de To?o se encuentra su amiga, Trinidad Barrag¨¢n, tambi¨¦n chilanga, aunque lleva 40 a?os viviendo en California. A sus 77 a?os, la mujer asegura que ha volado desde Estados Unidos ¡°solo para ver al presidente¡±. ¡°Quer¨ªa celebrar que est¨¢n ayudando a las personas adultas, nunca nos hab¨ªan ayudado, nos ten¨ªan abajo¡±, a?ade.
Las calles adyacentes al Z¨®calo son una marea humana que hace imposible el paso. La red est¨¢ saturada. Hay puestos callejeros de comida de todo tipo, colocados para la ocasi¨®n. Se reparten panfletos y peri¨®dicos oficialistas. La gente se toma fotos con personas disfrazadas de L¨®pez Obrador, del que incluso se venden m¨¢scaras. El ambiente recuerda m¨¢s a una gran manifestaci¨®n o a un macroconcierto de rock que a un mitin pol¨ªtico. Apenas hay medidas sanitarias, m¨¢s all¨¢ del uso de la mascarilla y gel antibacterial. Mientras que la variante ¨®micron de la covid-19 ha hecho cundir el p¨¢nico y medio mundo blinda de nuevo sus fronteras, aqu¨ª la gente se agolpa por millares, como si la pandemia fuera algo del pasado.
Varios estands recogen firmas para exigir un nuevo mandato del presidente, pese a que la Constituci¨®n mexicana solo permite un sexenio por mandatario. Se distribuyen libros del Fondo de Cultura Econ¨®mica de forma gratuita, ¡°para repartir cultura¡±, explica uno de los encargados. Adem¨¢s del escenario oficial, situado delante del Palacio Nacional, peque?as orquestas de vientos repartidas entre la multitud tocan marchas, que suenan a medio camino entre una verbena y un desfile militar.
¡°Somos fieles a ¨¦l hasta en sus errores¡±
Los seguidores de L¨®pez Obrador han llegado desde todo el pa¨ªs. Samantha Cruz (30 a?os) ha venido desde el Estado de Veracruz: ¡±Es un evento que nos importa. Es una forma de apoyo y para estar informadas¡±. Ang¨¦lica Coronado ha acudido desde Nezahualcoyotl, en el Estado de M¨¦xico, junto a otras 90 personas de la misma agrupaci¨®n vecinal. Aunque no todos vienen por voluntad propia. Selva, Marales y Ariadna, tres veintea?eras empleadas en el Instituto de la Juventud, aseguran que no pensaban asistir, pero han acudido con su jefe porque se lo pidieron en el trabajo: ¡°La verdad que est¨¢ feo, somos acarreados¡±.
Horas antes del discurso de L¨®pez Obrador ante la naci¨®n, el centro de la capital mexicana ya estaba colapsado. A un kil¨®metro a la redonda del Z¨®calo las calles estaban cortadas. Como en una fotograf¨ªa perfecta, la Avenida 20 de Noviembre parec¨ªa la estampa de una postal oficialista: columnas de gente, banderas blancas ondeando, y, al fondo, perfectamente cuadrada, la catedral del Z¨®calo, partida a la mitad, sim¨¦tricamente, por una enorme bandera mexicana.
Miguel ?ngel Vega, un joven de 34 a?os, que lleva 18 viviendo al otro lado de la frontera, en Nashville, sintetiza con una frase la relaci¨®n entre L¨®pez Obrador y sus seguidores: ¡°Somos fieles a ¨¦l hasta en sus errores¡±. F¨¦lix Hilario Antonio (67 a?os) est¨¢ contento con el discurso de L¨®pez Obrador, en el que, entre otras cosas, se ha volcado en defender el papel de las Fuerzas Armadas. ¡°Me ha parecido excelente, con un car¨¢cter informativo que es f¨¢cil de entender¡±, dice, enfatizando con convicci¨®n cada palabra con un movimiento de la bandera que porta. ¡°El anterior Gobierno nos ten¨ªa oprimidos, nos robaba, nos malinformaba, nos humillaba¡±, a?ade.
En cambio, Carlos M¨¢rquez (41 a?os), que reparte ejemplares del peri¨®dico La izquierda socialista, cree que el mensaje no ha aportado nada nuevo. ¡°Apoyo a este Gobierno cr¨ªticamente¡±, explica, ¡°hay elementos positivos, pero otros no est¨¢n dando un cambio sustancial. Sigue habiendo problemas fundamentales sin resolver: feminicidios, el caso de Ayotzinapa, no se est¨¢ repartiendo la riqueza de forma equitativa... Adem¨¢s, me parece preocupante que las Fuerzas Armadas est¨¢n adquiriendo mucho poder¡±.
Cuando la gente comienza a abandonar la plaza, restos de banderas y dem¨¢s parafernalia pol¨ªtica quedan desperdigados por el suelo del Z¨®calo. Sobre uno de los adoquines, con la huella de varias pisadas, una bandera con la cara del Che Guevara contempla la escena, mientras el eco de la percusi¨®n retumba entre los edificios del centro de la capital.
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