De un lado | Del otro. As¨ª se vive la desigualdad en M¨¦xico
EL PA?S dise?¨® un algoritmo que analiz¨® 45.000 vecindarios para identificar d¨®nde se encuentran las desigualdades m¨¢s profundas; lugares en los que un vecindario es abismalmente diferente del que tiene al lado. Los resultados son una radiograf¨ªa sin paralelo sobre c¨®mo se vive la desigualdad en M¨¦xico
En M¨¦xico la desigualdad es grande pero escurridiza. Los ricos viven en espacios separados, cerrados y aislados. Su M¨¦xico es un gueto protegido por seguridad privada donde sus ni?os se conocen en las mismas escuelas privadas y sus ancianos son velados en las mismas funerarias.
As¨ª, aunque M¨¦xico es uno de los pa¨ªses m¨¢s desiguales del mundo, las personas rara vez experimentan esta desigualdad.
Los ricos no saben c¨®mo viven los pobres porque no los conocen. La clase alta mexicana habita en un territorio estimado de 1.467 kil¨®metros cuadrados que representa apenas el 0.07% del territorio nacional. La mayor parte de ese territorio esta bardeado. Desde ah¨ª, controlan el 47% de la riqueza del pa¨ªs. Por eso en algunas escuelas de alto poder adquisitivo realizan excursiones a ¨¢reas pobres para que los estudiantes ¡°se acerquen a gentes muy diferentes de las que ellos est¨¢n acostumbrados¡±, explica Ram¨®n Leucona, profesor de la Universidad de An¨¢huac de Ciudad de M¨¦xico. ¡°Ese acercamiento los sensibiliza para que cuando sean adultos tengan mayor conciencia de c¨®mo viven otras personas en este pa¨ªs, cosas que de otra forma no se dar¨ªan cuenta¡±.
Algunas personas de bajo poder adquisitivo visitan vecindarios de clase alta para trabajar, pero con frecuencia no dimensionan la extensi¨®n de la riqueza que observan. De hecho, si al mexicano promedio se le pregunta qu¨¦ ingreso ganan los ricos, su respuesta ser¨ªa 38.000 pesos mensuales (unos 1.900 d¨®lares) de acuerdo con un estudio realizado por Raymundo Campos-V¨¢zquez y Alice Krozer, profesores del Colegio de M¨¦xico. La realidad es que los hogares ricos ganan 37 veces m¨¢s que eso.
Hay un pu?ado de lugares en M¨¦xico donde la desigualdad s¨ª se observa, pero encontrarlos es como buscar en un pajar. Para entender c¨®mo se vive a ambos extremos, EL PA?S busc¨® los casos de desigualdad m¨¢s estridente: vecindarios de poder adquisitivo muy dispar que son colindantes o que se encuentran muy cercanos.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluaci¨®n de la Pol¨ªtica de Desarrollo Social, una persona no es pobre por ingreso cuando gana m¨¢s de 4,200 pesos mexicanos al mes (unos 210 d¨®lares)
Para ello se analizaron docenas de variables socioecon¨®micas y su distribuci¨®n a lo largo del territorio mexicano. Se revisaron datos de 45.000 ¨¢reas geogr¨¢ficas y de 94.000 colindancias entre vecindarios, datos que regularmente est¨¢n a disposici¨®n de acad¨¦micos o analistas pero que rara vez se presentan al p¨²blico como la cantidad de viviendas que poseen seguros m¨¦dicos privados, que se encuentran suscritas a servicios de entretenimiento por internet y la densidad poblacional de los hogares.
Las diferencias en algunas de estas zonas de desigualdad extrema son tan abismales que parecen un transporte en el tiempo. Los vecindarios pobres tienen el nivel educativo que M¨¦xico ten¨ªa hace 10 a?os. Los de clase alta el que tendr¨¢ en 123 a?os. Caminar unas cuadras es como viajar entre continentes enteros. Como transitar de las tasas de acceso a internet de Holanda, en los vecindarios ricos, a las de Hait¨ª en los pobres. De un lado de la calle las computadoras per c¨¢pita que tiene Francia. Del otro, las de Guatemala.
La metodolog¨ªa utilizada para identificar desigualdades entre ¨¢reas geogr¨¢ficas colindantes (ver en detalle m¨¢s abajo) fue revisada por tres especialistas en desigualdad. Todos estuvieron de acuerdo, en t¨¦rminos generales, con la estimaci¨®n realizada. Diego Casta?eda, de la Universidad Uppsala, propuso agregar el valor de las propiedades para mejorar la identificaci¨®n de barrios ricos, pero estos valores no est¨¢n disponibles para todos los vecindarios al nivel de desagregaci¨®n requerido. Alice Krozer y Raymundo Campos-V¨¢zquez, profesores del Colegio de M¨¦xico, proveyeron de comentarios sobre la validez de la metodolog¨ªa.
En M¨¦xico la capacidad de consumo est¨¢ asombrosamente concentrada. Por ejemplo, en un ¨¢rea de 0.7 kil¨®metros cuadrados de Nuevo Polanco hay m¨¢s subscripciones a televisi¨®n digital que en 50 kil¨®metros cuadrados de la Ciudad de M¨¦xico. Y en un ¨¢rea de apenas cinco kil¨®metros cuadrados de Zapopan hay m¨¢s seguros m¨¦dicos privados que en 182 kil¨®metros cuadrados del Estado de Jalisco.
Los ricos mexicanos han aprendido a vivir aislados. Los vecindarios de clase alta rara vez colindan con pobres. Los ricos tienden a estar rodeados de clases medias altas y los pobres de clases medias bajas. Por eso, la desigualdad en M¨¦xico se vive como un gradiente y no como una discontinuidad.
Los puntos azules son vecindarios
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Fuente: Elaboraci¨®n propia con datos de INEGI,
Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
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Fuente: Elaboraci¨®n propia con datos de INEGI,
Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
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Fuente: Elaboraci¨®n propia con datos de INEGI, Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
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Fuente: Elaboraci¨®n propia con datos de INEGI, Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
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De hecho, el 93% de los vecindarios mexicanos se encuentran a lado de vecindarios que se parecen mucho a ellos.
Por ejemplo, si el ingreso de tu hogar es de 223.000 pesos mexicanos al mes (unos 11.500 d¨®lares), ser¨¢ muy dif¨ªcil que tengas vecinos que ganen menos de 25.000 pesos (unos 1.300 d¨®lares). En cambio, si el ingreso de tu hogar es de 3.000 pesos (150 d¨®lares), ser¨¢ dif¨ªcil que tus vecinos ganen m¨¢s de 9.000 (450 d¨®lares). Y si nos enfocamos solo en los vecindarios ricos, nos daremos cuenta de que solo el 1% de ellos se encuentra a lado de un vecindario que es pobre: esto representa el 0.02% del territorio nacional.
El equipo de EL PA?S M¨¦xico fotografi¨® partes de ese 0.2% y esto fue lo que encontr¨®.
I. La matrioshka
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Fuente: Elaboraci¨®n propia con datos de INEGI,
Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
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Fuente: Elaboraci¨®n propia con datos de INEGI,
Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
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Fuente: Elaboraci¨®n propia con datos de INEGI, Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
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Fuente: Elaboraci¨®n propia con datos de INEGI, Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
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La historia que los ricos se cuentan a s¨ª mismos en los rincones de m¨¢s alta desigualdad de M¨¦xico siempre es la misma: el Gobierno es incapaz de brindarnos la seguridad que necesitamos y por ello hemos tenido que tomar el problema en nuestras manos y protegernos de los delincuentes que viven ¡°all¨¢ fuera¡±.
El resultado es muros. Siempre que de un lado hay un vecindario de clase alta y del otro uno de clase baja, los primeros viven amurallados. Concreto de varios metros de altura, seguridad privada y alambres el¨¦ctricos rodean a los ricos.
En M¨¦xico el miedo se ha vuelto un negocio multimillonario. El gasto en seguridad privada en el pa¨ªs es de 1.7 puntos del PIB, lo que representa siete veces m¨¢s que el gasto en seguridad p¨²blica federal. Cada dos horas y media alguien compra un auto blindado y en Nuevo Le¨®n, uno de los Estados m¨¢s ricos de M¨¦xico, hay ocho veces m¨¢s guardias de seguridad privados que polic¨ªas y agentes de tr¨¢nsito.
Fuentes del Pedregal es una de esas colonias ricas de Ciudad de M¨¦xico donde las inversiones de miedo se han descontrolado. Una barda de varios metros de altura separa las casas del Pedregal de las de Popular Santa Teresa, el vecindario colindante de bajo nivel socioecon¨®mico. De un lado y del otro la vida es muy distinta.
Fuentes del pedregal | Popular Santa Teresa | |
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Viviendas con cisterna | 94% | 50% |
Ocupantes por vivienda como en | Canad¨¢ | Kenya |
Viviendas con TVs de paga como M¨¦xico | en 2046 | Hoy |
Fuente: elaboraci¨®n propia con datos del Departamento de Asuntos Econ¨®micos y Sociales de las Naciones Unidas y la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n en los Hogares de INEGI (2021). EL PA?S
Con tales diferencias hay muy pocas viviendas del lado rico que, adem¨¢s de grandes bardas, no tenga p¨²as, cables electrificados o plumas para impedir el paso de extra?os. En el Pedregal hay privadas dentro de privadas y murallas que protegen casas amuralladas. Los ricos mexicanos viven como la mu?eca m¨¢s chica de una matrioshka, empeque?ecidos por su miedo y rodeados de capas y capas de seguridad privada para atenuarlo.
Pero fuera de la matrioshka la gente sabe que no hay barda que detenga los efectos de la desigualdad extrema. Los vecinos de Popular Santa Teresa dicen que est¨¢n habituados a que los vean como ¡°los maleantes¡±, pero que los sonidos de las alarmas siempre llegan del otro lado, al igual que los disparos que sol¨ªan escucharse en la zona rica antes de la pandemia.
En efecto: no importa cu¨¢nto se amurallen, los datos oficiales muestran que la tasa de victimizaci¨®n por cada cien mil habitantes es casi cinco veces superior en Fuentes del Pedregal que en Popular Santa Teresa. En los ¨²ltimos cuatro a?os, las tasas de robo a transe¨²ntes en la v¨ªa p¨²blica son 449% m¨¢s elevadas del lado rico que del lado pobre. En Pedregal se han reportado 200 robos en la v¨ªa p¨²blica por cada cien mil personas, mientras que en Santa Teresa solo 36.
Cabe la posibilidad de que Pedregal aparente tener m¨¢s delitos porque su cifra negra sea m¨¢s baja. ¡°La diferencia m¨¢s grande entre Pedregal y Popular es la voluntad de denunciar¡±, asegura Eduardo Gonz¨¢lez, residente de Pedregal: ¡°Ac¨¢ se denuncia para cobrar un seguro¡±. Sin embargo, esta no es la ¨²nica ni la principal raz¨®n.
Como ha mostrado el trabajo de Neil Metz, profesor de la Universidad Central de Oklahoma, en los ambientes de desigualdad extrema no hay dinero que alcance para comprar la paz, sobre todo para los m¨¢s ricos. ¡°A medida que aumenta la brecha de ingresos entre vecindarios, los delitos contra la propiedad en el vecindario m¨¢s rico aumentan¡±, explica Metz. Esto se debe a que, como otros trabajos acad¨¦micos han argumentado, la desigualdad genera aislamiento social y poca integraci¨®n entre vecinos. Cuando los vecinos se desconocen, el control social y la vigilancia que puede existir sobre un territorio aumenta. La desigualdad genera abismos de desconfianza y miedo que, ir¨®nicamente, incrementan la probabilidad de que el crimen aumente, creando un espiral de miedo.
Cuando los vecinos no se conocen, la inseguridad aumenta y tambi¨¦n aumenta la necesidad de resolver el problema. Pero sin una soluci¨®n a la seguridad p¨²blica que provenga del Estado, las soluciones privadas son todas muy imperfectas.
A la hora de la verdad, los gastos millonarios en seguridad privada no sirven de nada. La mayor parte de los robos en Pedregal se dan adentro de las privadas porque los vigilantes contratados no est¨¢n bien entrenados. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupaci¨®n y Empleo, el sueldo promedio mensual de un cuidador privado es de $4,610 pesos (unos 235 d¨®lares), a pesar de que trabajan en promedio 61 horas a la semana. Cuando lo robos a una casa habitaci¨®n ocurren los vecinos se asustan, se quejan, corren a la agencia que les provey¨® a los guardias y contratan una distinta. Pero el resultado es el mismo porque no hay dinero que alcance para sustituir al Estado.
Del otro lado de la barda, en Popular Santa Teresa, al igual que en muchos vecindarios, echarse la mano se convierte en la ¨²nica forma de seguridad para las personas en vulnerabilidad. Como ha demostrado el profesor Brian Phillips de la Universidad de Essex, la desigualdad aumenta significativamente la probabilidad de que surjan autodefensas contra la delincuencia, ¡°porque los ciudadanos de bajo ingreso se sienten relativamente inseguros en comparaci¨®n con los vecindarios m¨¢s ricos que tienen acceso a seguridad privada¡±. Las autodefensas son una forma en la que los ciudadanos pobres mitigan la brecha de seguridad. De hecho, de acuerdo con sus estudios, ¡°no hay una sola variable que tenga un mayor impacto en el surgimiento de autodefensas que la desigualdad¡±.
El fen¨®meno de Fuentes del Pedregal y Popular Santa Teresa se repite en todo M¨¦xico. Las colonias ricas invierten en seguridad privada sin poder contener el delito. De acuerdo con los datos oficiales de la Fiscal¨ªa General de Justicia de Ciudad de M¨¦xico, en las 21 colonias m¨¢s ricas de la capital se reportan 3.611 robos por cada cien mil habitantes. En cambio, entre las 449 colonias m¨¢s pobres de la ciudad, la tasa es de solo 791 por cada cien mil. En vecindarios ricos suceden m¨¢s robos en la v¨ªa p¨²blica, m¨¢s robos a negocios con violencia y m¨¢s robos de veh¨ªculos que en vecindarios pobres.
Pero todo miedo encuentra su n¨¦mesis y en el caso de Pedregal el l¨ªmite ha sido su propia comodidad. Por eso, en medio de la gruesa muralla y en una ir¨®nica violaci¨®n de la supuesta seguridad del lugar se ha creado un puente para que crucen trabajadores, choferes y cocineras de Popular a sus trabajos en Pedregal. El puente no tiene ventanas y en cada entrada tiene una puerta grande de metal que antes se cerraba, pero ahora por comodidad se deja abierto toda la noche. De un lado del puente y del otro muchas cosas cambian pero una no: el miedo con el que cada quien lidia de manera muy distinta.
II. Pez grande, pez m¨¢s grande
En Playa del Carmen, a ricos y pobres les dijeron la misma mentira: les prometieron la venta de un terreno donde podr¨ªan construir su casa. De un lado, a V¨ªctor Manuel Rivera, trabajador de la construcci¨®n, le vendieron un terreno econ¨®mico para construir su casa. Del otro, a Ana Isabel Torres, abogada, le ofrecieron un terreno donde podr¨ªa construir una villa privada con acabados mediterr¨¢neos, acceso privilegiado al mar y un campo de golf exclusivo.
A ninguno le cumplieron. ¡°Vine aqu¨ª a tratar de hacer una vida mejor, construir algo¡±, dice V¨ªctor Manuel, quien lleg¨® hace diez a?os y todav¨ªa no tiene drenaje. Result¨® que el terreno que adquiri¨® le pertenec¨ªa a la Comisi¨®n Federal de Electricidad para el paso de las torres de alta tensi¨®n. As¨ª naci¨® Las torres, un asentamiento informal que se extiende por m¨¢s de seis kil¨®metros y en el que viven 576 familias sin servicios b¨¢sicos. En efecto, el 94% no recibe agua entubada en la vivienda y 99% no tiene l¨ªnea telef¨®nica. Hoy Las torres se ve como una larga cicatriz de casas de cart¨®n y l¨¢mina que sigue el tendedero de cables de alta tensi¨®n. Entrar a las partes m¨¢s profundas supone caminar varios minutos por la selva.
A Ana Isabel tampoco le cumplieron. ¡°Termin¨® sin parecerse a esto¡±, dice, mientras mira un brochure de lo que se supondr¨ªa que ser¨ªa su vecindario. Result¨® que el terreno que compr¨® en d¨®lares en realidad terminar¨ªa sobrepoblado y sin acceso a la playa. Grandes inversionistas con cambios de suelo de dudosa legalidad construyeron condominios masivos en ¨¢reas que eran reservas ecol¨®gicas, hoteles internacionales privatizaron los accesos a la playa y el adoquinado de las calles termin¨® roto por los camiones que llevan turistas a los complejos instalados en la zona. Hoy, la mayor parte de Playacar es una especie de Disneylandia de rentas temporales y Airbnbs. Todav¨ªa hay un pu?ado de mansiones pr¨ªstinas frente al mar, ¡°pero eso es en la zona m¨¢s cara de aqu¨ª, donde nosotros no pod¨ªamos comprar¡±, explica Ana Isabel. La zona se llama Playacar fase 1.
Entre Las torres y Playacar hay tres kil¨®metros de distancia, pero transportarse de un vecindario al otro es como cruzar el espectro socioecon¨®mico del pa¨ªs entero.
Playacar | Las Torres | |
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Viviendas con Netflix o similares | 95% | 0% |
Viviendas con acceso a internet | Dinamarca | Congo |
Viviendas con computadora como M¨¦xico en | 2049 | 1995 |
Fuente: elaboraci¨®n propia con datos del Banco Mundial y la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n en los Hogares del INEGI (2021). EL PA?S
Vivir en ambientes de desigualdad extrema en como habitar un acuario peque?o donde siempre hay un pez mucho m¨¢s grande que t¨² listo para comerte. Un pez grande se come al chico solo para darse cuenta de que un pez m¨¢s grande est¨¢ a punto de devorarlo. La cadena se repite creando angustias colectivas y sucesiones de abusos en l¨ªnea.
Playa del Carmen es el ejemplo perfecto del fen¨®meno de pez grande y pez m¨¢s grande. Salvo un pu?ado de ultrarricos, casi nadie ha podido escapar de constructoras o l¨ªderes que, a todo nivel de ingreso, abusan de quien desee tener un terreno propio. De un lado, hay constructoras que hacen fraudes para aumentar sus ganancias de por s¨ª millonarias. ¡°Compran o permutan terrenos que eran p¨²blicos para construir. Sobredensifican. Se declaran en quiebra. Todo est¨¢ armando para ser un fraude¡± dice Gabriela L¨®pez, senadora de Quintana Roo. Del otro, l¨ªderes traen gente de comunidades pobres a trabajar por salarios que son superiores a lo que ganaban antes pero que todav¨ªa no les permite hacerse de una vivienda digna. ¡°Los ubican a las orillas. Permanecen as¨ª hasta que un pol¨ªtico los ayuda. Toda la zona tur¨ªstica se fue formando por invasiones y poco a poco se fueron regularizando¡±, se?ala L¨®pez.
La extrema desigualdad debilita las instituciones al facilitar que unos pocos acumulen influencia para torcer las reglas a su favor. Toda ley es flexible si se cuenta con suficiente dinero para violarla, ampararse, cabildear un cambio en el congreso o patrocinar una campa?a pol¨ªtica. El resultado es un acuario revuelto con peces devor¨¢ndose unos a otros ante un Estado que sistem¨¢ticamente permite el abuso del grande.
El problema de que todos se rasquen con sus propias u?as es que los m¨¢s ricos siempre tienen u?as m¨¢s largas. As¨ª, la soluci¨®n para evitar carencias en Playacar ha sido privatizar casi todo. Adem¨¢s de seguridad privada, el vecindario cuenta con sistemas privados de recolecci¨®n de basura, tratamiento de aguas, riego, poda, escuelas y hospitales privados. Para Las torres no hay soluciones.
Esta situaci¨®n se replica en todo M¨¦xico. Quien puede, compra bienestar con su bolsillo. Por ello la provisi¨®n de servicios privados es un negocio millonario con dos veces m¨¢s hospitales privados que p¨²blicos y 92.000 m¨¦dicos privados. Entre los hogares m¨¢s ricos de M¨¦xico, la educaci¨®n y los servicios de salud privados son muy populares. Entre los ricos el 70% va a la escuela privada y el 59% a hospitales privados.
Para los m¨¢s pobres la alternativa es la carencia. En los vecindarios pobres de M¨¦xico se concentra el 51% de las viviendas con letrina, el 48% de las viviendas sin drenaje, el 42% de las viviendas sin agua entubada y el 42% de las viviendas sin energ¨ªa el¨¦ctrica.
Colindancia entre Popular Las Torres
y Playacar, Playa del Carmen
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Fuente: Elaboraci¨®n propia con datos de INEGI,
Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
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Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
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Fuente: Elaboraci¨®n propia con datos de INEGI, Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
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Colindancia entre Popular Las Torres y Playacar, Playa del Carmen
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Fuente: Elaboraci¨®n propia con datos de INEGI, Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020.
EL PA?S
En Playa del Carmen la situaci¨®n se exacerba porque la poblaci¨®n ha explotado. El municipio de Solidaridad, donde se encuentra Playacar y Las torres, naci¨® en 1993 y desde entonces su poblaci¨®n se ha undecuplicado: pas¨® de tener 29.000 habitantes a mediados de los noventa a 334.000 el d¨ªa de hoy. Esto es un crecimiento 23 veces m¨¢s r¨¢pido que el resto del pa¨ªs.
La atracci¨®n migratoria que ha generado Playa Del Carmen requer¨ªa de un proyecto de planeaci¨®n urbana para resolver las necesidades de vivienda de trabajadores, turistas y empresarios. Pero ese plan nunca lleg¨®. El primer programa de desarrollo urbano fue publicado en 2010, momento en el cual la poblaci¨®n del municipio ya se hab¨ªa sextuplicado. Desde entonces, salvo modificaciones puntuales, no se ha creado un nuevo plan a pesar de que la poblaci¨®n se ha duplicado.
Sin un plan p¨²blico, la provisi¨®n de servicios privados no salva a las clases altas del abuso porque, incluso entre los ricos, hay niveles. Nuestras clases altas son enormemente dispares entre s¨ª. De hecho, si las familias del 10% m¨¢s rico de M¨¦xico vivieran todas en una misma isla, esa isla ser¨ªa el pa¨ªs m¨¢s desigual del mundo, una distop¨ªa similar a Sud¨¢frica. Entre las clases altas hay familias con un ingreso de 47.000 pesos al mes (menos de 2.500 d¨®lares) y Carlos Slim, con una fortuna estimada de 81 mil millones de d¨®lares. As¨ª, una familia del 0.1%, con un ingreso mensual promedio de 9.4 millones de pesos al mes, tiene un poder enormemente superior al de alguien del 10%, que tiene solo 223.000 al mes.
De un lado, megainversiones tur¨ªsticas internacionales han abusado de los vecinos de Playacar oblig¨¢ndolos a pagar para acceder a la playa a trav¨¦s de clubes, cuando por ley el acceso a la playa deber¨ªa estar abierto. Los colonos tienen que rodear el vecindario completo para escabullirse a la playa a trav¨¦s de una zona arqueol¨®gica o pagarles a los hoteles para que los dejen usar sus instalaciones. Los desarrolladores privados y grandes hoteles han hecho del fraccionamiento su juguete, aumentando la densidad habitacional a tal grado que la planta de tratamiento de aguas ya no da abasto. Por eso en las ma?anas las casas se llenan de olores f¨¦tidos. Por supuesto, para un pu?ado de residentes de Playacar, no hay preocupaci¨®n alguna. Las casas m¨¢s caras, frente al mar, est¨¢n desocupadas la mayor parte del a?o y tienen la brisa del mar para alejar los olores.
Del otro lado, en Las torres, el olvido es tan profundo que la colonia ni siquiera aparece en los mapas oficiales del municipio. Resolver la situaci¨®n de sus habitantes requerir¨ªa que los tres niveles de gobierno colaboraran en reubicarlos. En 2018 se consider¨® hacerlo porque el asentamiento interfer¨ªa con el trazado del Tren Maya. Con rapidez, el Gobierno estatal encontr¨® forma de donar un terreno de 10 hect¨¢reas y la federaci¨®n se comprometi¨® a dar recursos para habilitarle servicios b¨¢sicos por medio del Plan de Mejoramiento Urbano. La esperanza se esfum¨® cuando el trazo del tren cambi¨®. La federaci¨®n retir¨® la oferta de apoyo y Las torres volvi¨® al olvido.
De un lado del y del otro muchas cosas cambian pero una no: el pez grande siempre se come al chico.
III. El limbo
Dec¨ªa Dante Alighieri que el limbo era el primer c¨ªrculo del infierno: un lugar de personas condenadas al castigo de por siempre desear su salvaci¨®n. En M¨¦xico el limbo es vivir en El Salado, un territorio al que las leyes locales han condenado al castigo de no pertenecer a ning¨²n municipio y por tanto solo desear, y nunca obtener, servicios p¨²blicos b¨¢sicos.
Los municipios de Acolman y Ecatepec se disputan El Salado como parte de un territorio de 469 hect¨¢reas que nadie sabe a qui¨¦n pertenece. Ah¨ª viven 29.000 personas que carecen de servicios b¨¢sicos debido a que no hay claridad respecto de los l¨ªmites territoriales, y por tanto tampoco sobre qu¨¦ autoridad es responsable de prove¨¦rselos. Hace 20 a?os se dictamin¨® que pertenec¨ªan a Acolman. Hace 90 a?os a Ecatepec. Nadie ha hecho nada.
El Salado sufre de niveles de pobreza estremecedores. Ubicado a tan solo unas cuadras de restaurantes y tiendas departamentales de lujo, entrar a El Salado es como cambiar de dimensi¨®n. Los habitantes no solo carecen de agua, drenaje y pavimentaci¨®n, sino que se inundan con aguas negras cuando llueve. El olor es tan intenso que cuesta trabajo respirar. ¡°Parecemos puercos aqu¨ª en el lodo¡±, dice Juanita Mart¨ªnez Moreira, que trabaja haciendo la limpieza de una tienda Movistar y camina usando botas de hule hasta las rodillas. Su nieto sufre de constantes alergias en la piel debido a la suciedad del ambiente. A unas cuadras hay un centro de salud, pero ¡°es solo un cascar¨®n¡±. El gobierno lo construy¨® pero no lo equip¨®: ¡°Ah¨ª solo trabajan cuatro m¨¦dicos voluntarios¡±.
El problema real, sin embargo, no es tanto uno de jurisdicci¨®n o de falta de recursos, sino uno de ambici¨®n pol¨ªtica: El Salado representa muchos votos. ¡°El problema de delimitaci¨®n existe porque los pol¨ªticos locales ven a la gente de ah¨ª como una mina de votos¡±, dice Daniel Sibaja, diputado local del Estado de M¨¦xico. El territorio en disputa cuenta con 20.000 votos de gente bien movilizada y disciplinada que ha probado ser capaz de votar en bloque por cualquier partido que prometa mejoras marginales en su calidad de vida.
Una cantidad de 20.000 votos es palabra mayor. El actual presidente municipal de Acolman gan¨® gracias a una diferencia de 4.486 votos. El de Ecatepec con 114.000. Para Ecatepec, el voto del territorio en disputa tambi¨¦n es significativo porque el municipio est¨¢ perdiendo poblaci¨®n. En los ¨²ltimos cinco a?os el municipio ha perdido 32.000 habitantes.
Los vecinos de El Salado saben que son carne de ca?¨®n electoral. ¡°Nada m¨¢s servimos para el voto, para que gane cualquiera. Ahora ofrecen hasta mil, mil quinientos pesos por voto, pero de qu¨¦ nos sirven¡±, se pregunta Juanita. En una inundaci¨®n ella perdi¨® su refrigerador, una moto y ropa. Sin embargo, hay pocas cosas que puedan hacer. Sin una definici¨®n territorial no hay a qui¨¦n hacerle llegar quejas. Est¨¢n en el limbo.
Pensaron que Morena ser¨ªa la soluci¨®n a sus problemas, pero cuando lleg¨® al poder solo recibieron excusas. Miembros de Antorcha Campesina, un grupo movilizado al interior del ¨¢rea en disputa, han denunciado que primero se justificaron con el argumento de que los gobiernos anteriores hab¨ªan dejado a los municipios en quiebra y, despu¨¦s, cuando no pudieron responder, comenzaron a intimidar a los difusores.
¡°Claro que se les podr¨ªa dar un drenaje, la prueba es que a unos metros todo se arregla¡±, asegura Sibaja. A unos cuantos pasos de El Salado todo cambia. Las Am¨¦ricas es un vecindario de clase media con algunas casas estilo suburbio americano con jardines bien cuidados. Otras casas, la mayor¨ªa, son de clase media baja, pero aun as¨ª, a diferencia de El Salado, todas tienen servicios b¨¢sicos.
Las Am¨¦ricas | El Salado | |
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Viviendas con microondas | 90% | 30% |
Viviendas con computadora | Austria | Honduras |
Viviendas con internet como M¨¦xico en | 2028 | 2013 |
Fuente: elaboraci¨®n propia con datos de OCDE, Latinbar¨®metro y la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n en los Hogares del INEGI (2021). EL PA?S
¡°Podr¨ªa decirse que las Am¨¦ricas es la colonia m¨¢s fresa de Ecatepec¡±, estima Miguel ?ngel Ju¨¢rez, empresario que vive en el vecindario que considera ¡°una burgues¨ªa inmobiliaria¡±. ?l conoce bien El Salado, pero confiesa que sus vecinos de Las Am¨¦ricas no ir¨ªan all¨¢ pues ¡°tienen un estigma de que de all¨¢ vienen a atracarnos, pero si tuvi¨¦ramos tanto pues la verdad tampoco vivir¨ªamos aqu¨ª¡±. En efecto, Las Am¨¦ricas es la colonia con mayor poder adquisitivo de Ecatepec, pero no por eso puede considerarse una colonia de ricos. A diferencia de las colonias ricas de Ciudad de M¨¦xico, en Las Am¨¦ricas existen carencias importantes.
Ni Las Am¨¦ricas ni El Salado debieron nunca construirse. Las colonias se encuentran asentadas en un terreno donde se produc¨ªa sosa c¨¢ustica que qued¨® contaminado con plomo y ars¨¦nico en niveles que ponen en riesgo la salud humana. M¨²ltiples expertos y hasta relatores de la ONU han expresado su preocupaci¨®n pues los elementos qu¨ªmicos pueden causar c¨¢ncer pulmonar, envenenamiento agudo y afecciones renales.
El permiso de construcci¨®n para Las Am¨¦ricas se otorg¨® durante el gobierno de Arturo Montiel bajo la condici¨®n de que la constructora limpiara el terreno. La limpieza no solo no sucedi¨®, sino que se utiliz¨® material del subsuelo para construir los cimientos de las casas. La construcci¨®n avanz¨® durante el periodo de Eruviel ?vila y Enrique Pe?a Nieto. Hace m¨¢s de diez a?os se abri¨® un expediente penal por colonos de Las Am¨¦ricas, pero los agraviados quedaron en el limbo por, supuestamente, no haber acreditado el cuerpo del delito.
De un lado del y del otro, el limbo.
Metodolog¨ªa utilizada
T¨¦rminos claves:
Vecindario. ?rea Geoestad¨ªstica B¨¢sica (AGEB) urbana. Una AGEB es la unidad geogr¨¢fica b¨¢sica que el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa (INEGI) que se define como En M¨¦xico existen 64 mil AGEBs urbanas definidas como ¡°un conjunto de manzanas [¡] perfectamente delimitadas por calles, avenidas, andadores o cualquier otro rasgo de f¨¢cil identificaci¨®n en el terreno y cuyo uso del suelo sea principalmente habitacional, industrial, de servicios, comercial, etc¨¦tera, s¨®lo se asignan al interior de las localidades urbanas¡±.
Ricos. Hogares del 1% m¨¢s rico del pa¨ªs, su ingreso promedio es de 1.4 millones de pesos por hogar (ingreso ajustado por cuentas nacionales con base en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en Hogares (ENIGH) 2020 siguiendo metodolog¨ªa de Consejo de Evaluaci¨®n de la Ciudad de M¨¦xico).
Clase alta se utiliza para hacer referencia a los hogares del 10% m¨¢s rico del pa¨ªs, su ingreso promedio es de 223 mil pesos por hogar (ingreso ajustado por cuentas nacionales con base en la ENIGH 2020 siguiendo metodolog¨ªa de Consejo de Evaluaci¨®n de la Ciudad de M¨¦xico).
An¨¢lisis:
El algoritmo desarrollado para este an¨¢lisis crea una medida de alto y bajo nivel socioecon¨®mico para cada AGEB de por lo menos 30 habitantes por kil¨®metro cuadrado. Posteriormente, se identifica a las AGEBs vecinas (colindantes geogr¨¢ficamente en al menos una de sus fronteras) que son m¨¢s desiguales entre s¨ª (cuyo indicador de riqueza y pobreza tiene mayor disparidad). Con datos del Censo de Poblaci¨®n y Vivienda 2020, se mide alto nivel socioecon¨®mico con ventiles de las variables: porcentaje de personas afiliadas a servicios de salud privados; porcentaje de personas de entre 18-24 que van a la escuela; grado promedio de escolaridad; porcentaje de viviendas con internet; porcentaje de viviendas con auto o camioneta; porcentaje de viviendas con pc, laptop o tablet; porcentaje de viviendas con servicios de televisi¨®n o streaming de pago por internet; porcentaje de viviendas con videojuegos; promedio de ocupantes por cuarto (menor a mayor).
Y se mide bajo nivel socioecon¨®mico con ventiles de: porcentaje de poblaci¨®n analfabeta mayor de 15 a?os; porcentaje de poblaci¨®n con primaria incompleta mayor de 15 a?os; porcentaje de viviendas sin agua entubada; porcentaje de viviendas sin drenaje; porcentaje de viviendas sin electricidad; porcentaje de viviendas con piso de tierra; promedio de ocupantes por cuarto (mayor a menor).
Para m¨¢s detalle, el c¨®digo y metodolog¨ªa se encuentra disponible en el GitHub de la autora.
Cr¨¦ditos
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