El fin de las extradiciones
Si los capos extraditados pueden ser usados como testigos contra quienes los extraditan, ?qui¨¦n, de ahora en adelante, en su sano juicio, querr¨¢ realizar extradiciones?
¡°Prefiero una tumba en Colombia que una c¨¢rcel en Estados Unidos¡± dijo Pablo Escobar y cumpli¨®. Escobar es el capo m¨¢s peligroso y con m¨¢s sentido pol¨ªtico que ha existido en Latinoam¨¦rica. La extradici¨®n es un tema pol¨ªticamente complejo que tuvo relaci¨®n directa con la extrema violencia que vivi¨® Colombia en las d¨¦cadas de los ochenta y noventa. Desde la perspectiva micro, en el reciente juicio contra Genaro Garc¨ªa Luna se estaba juzgando a un individuo, pero desde la perspectiva macro se estaba juzgando a M¨¦xico y el fallo del jurado fue congruente con la idea que personajes como Trump le han metido a los estadounidenses sobre los mexicanos a los que llam¨® violadores, asesinos y narcotraficantes al tiempo que dijo que Centroam¨¦rica eran solo unos pa¨ªses de mierda.
Desde la perspectiva macro, el caso Garc¨ªa Luna tendr¨¢ consecuencias pol¨ªticas que podr¨ªan afectar a la DEA y al Departamento de Estado en su lucha contra el narcotr¨¢fico, en la cual las extradiciones son un componente esencial. Como me dijo un buen amigo, si los capos extraditados pueden ser usados como testigos contra quienes los extraditan, ?qui¨¦n, de ahora en adelante, en su sano juicio, querr¨¢ realizar extradiciones? El Gobierno de Felipe Calder¨®n tuvo las mayores coincidencias con la pol¨ªtica antidrogas de Estados Unidos y es el que m¨¢s capos ha extraditado en la historia de lucha contra el narcotr¨¢fico. M¨¢s all¨¢ de la lucha de narrativas y culpas pol¨ªticas en M¨¦xico por la condena a Garc¨ªa Luna, lo concreto es que el juicio fue contra el pa¨ªs. Hace sentido que las extradiciones hayan bajado dram¨¢ticamente y sigan bajando, no importa quien gobierne. La lectura general de los pol¨ªticos latinoamericanos ser¨¢ ¡°mal paga el diablo a quien bien le sirve¡±.
Lo parad¨®jico es que esto ocurre en un momento en que Estados Unidos necesita de la mayor cooperaci¨®n porque las adicciones est¨¢n matando diariamente a cientos de estadounidenses con el fentanilo y cuando EE UU ha perdido autoridad e influencia en Latinoam¨¦rica. Luce d¨¦bil y sin pol¨ªtica hacia una regi¨®n que le est¨¢ disputando China. Se conoci¨® que Trump propuso lanzar misiles a los carteles mexicanos y alg¨²n sensato lo convenci¨® de que no se pod¨ªa hacer. Mand¨® una flota frente a las costas de Venezuela que luego retir¨® en silencio. La era en que Estados Unidos pod¨ªa imponer sus pol¨ªticas por la fuerza ha terminado y las simpat¨ªas con sus gobiernos nunca han estado tan bajas, incluso entre las derechas, porque apoy¨® dictaduras militares, organiz¨® golpes de Estado y ahora los militares le tienen desconfianza porque igual les pag¨® mal.
En los a?os ochenta el narcotr¨¢fico fue usado por la CIA para financiar a la Contra Nicarag¨¹ense y hasta Cuba se involucr¨® en el tr¨¢fico. Fidel Castro termin¨® culpando y fusilando a otros para limpiarse. Pero el crimen organizado es ahora una amenaza grave para todo el continente y en Latinoam¨¦rica predominan gobiernos de izquierda que desconf¨ªan de Estados Unidos. Por otro lado, las izquierdas son al¨¦rgicas al tema de ¡°ley y orden¡± dado que fueron v¨ªctimas de polic¨ªas y militares y con ello tienden a reducir importancia a la represi¨®n y ven la droga como un problema que no es suyo.
El narcotr¨¢fico y la violencia en Ecuador est¨¢ creciendo exponencialmente y el conservador presidente Guillermo Lasso perdi¨® elecciones locales y un refer¨¦ndum sobre las extradiciones. Per¨² vive un caos de ingobernabilidad que puede durar muchos a?os, en Bolivia hace quince a?os que expulsaron a la DEA, el actual Gobierno de El Salvador se ha negado a realizar extradiciones de pandilleros, al Gobierno de Guatemala ya no le importa lo que diga y haga EE UU contra sus decisiones sobre el Poder Judicial. En Venezuela, EE UU condena a Nicol¨¢s Maduro al mismo tiempo que se entiende con su Gobierno. Entre otros, estos pa¨ªses son parte del problema del narcotr¨¢fico.
Hay pol¨ªticos de derecha y de izquierda que creen que se debe negociar con criminales. Es una pol¨ªtica que puede estar equivocada, pero es una decisi¨®n soberana que puede responder a una visi¨®n social o a razones t¨¢cticas. Ahora ha quedado claro que los ¨²nicos que pueden hacer arreglos con criminales son los fiscales estadounidenses, el resto corren riego de ser procesados por la justicia norteamericana usando a los criminales de testigos. Las extradiciones han sido esenciales para obtener informaci¨®n, pero con el escenario descrito y la idea de que ¡°mal paga el diablo¡±, la DEA puede quedar ciega, sorda y muda.
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