Laura Baumeister: ¡°Los basureros concentran lo grotesco que somos como sociedad¡±
La cineasta presenta ¡®Hija de todas las rabias¡¯, pel¨ªcula mexicana nicarag¨¹ense sobre una ni?a que vive entre la basura y sufre el abandono de su madre
A Laura Baumeister le toc¨® chocar con una realidad dif¨ªcil cuando ten¨ªa 16 a?os. Cursaba la secundaria con los jesuitas del colegio Centroam¨¦rica, en Managua, cuando lleg¨® la hora de hacer trabajo social como parte de su curr¨ªculo escolar. Ella escogi¨® trabajar en La Chureca, un enorme vertedero de la capital de Nicaragua, lugar violento y violentado del que los capitalinos saben de su existencia, lo necesitan, pero al que le dan la espalda. Baumeister (Managua, 39 a?os) viajaba los fines de semana al basurero para ense?ar a leer y escribir a los ni?os que en ¨¦l habitaban. ¡°Me impact¨® mucho, porque vengo de otro contexto, con gente que tiene privilegios. Lo primero que me impact¨® fue descubrir que la capacidad de juego, de imaginar, de so?ar se mantiene intacta y que es un com¨²n denominador a cualquier persona m¨¢s all¨¢ de la situaci¨®n socioecon¨®mica en la que se encuentre¡±, dice la cineasta en entrevista en Ciudad de M¨¦xico, en el peque?o y acogedor apartamento donde vive junto a su pareja, en la colonia Roma. La imagen de aquellos ni?os jugando entre la basura, en la miseria m¨¢s absoluta, en un basurero que se extiende al infinito, vecino de un hermoso lago, el Xolotl¨¢n, la marc¨® y m¨¢s tarde, convertida ya en cineasta, sinti¨® la necesidad de retratar aquella realidad. ¡°Estos ni?os me impactaron por la avidez que ten¨ªan por el conocimiento, pero tambi¨¦n por la agilidad mental para inventarse historias. Hac¨ªan cuentos, chistes de forma muy natural. Y eso se me queda grabado y el lugar se me queda tambi¨¦n¡±, explica Baumeister, quien ha dirigido los cortometrajes Isabel in Winter, Fuerza Bruta y Ombligo de Agua.
De aquella experiencia en La Chureca ha nacido Hija de todas las rabias, una producci¨®n mexicano nicarag¨¹ense que sigue a Mar¨ªa, una ni?a que vive, trabaja y juega en el basurero. Es interpretada por Ara Alejandra Medal, que en la vida real habita en La Chureca. Mar¨ªa debe cuidar a una camada de cachorros de raza que su madre atesora como ¨²nica esperanza para ganar un buen dinero. El comprador es un tipo de credenciales violentas, un mafioso de temer. Cuando los cachorros se mueren accidentalmente, comienza el drama de madre e hija. Se acaban los juegos entre ambas, las risas, a pesar de lo duro del d¨ªa a d¨ªa. Lilibeth (interpretada por la actriz nicarag¨¹ense Virginia Sevilla), la madre, debe inexplicablemente huir y decide dejar a su hija en una planta de reciclaje, la ¨²nica opci¨®n a su alcance, donde Mar¨ªa al menos puede hallar un trabajo.
La ni?a no entiende el abandono y se sumerge en la rabia: por su condici¨®n de pobreza, su orfandad repentina, la soledad. Decide entonces iniciar la b¨²squeda de la madre, en el que es, adem¨¢s, un viaje de crecimiento. En ese contexto de miseria y abandono, Baumeister se sumerge tambi¨¦n para contar una historia muy actual: la de un mundo que consume de forma desenfrenada, sin poner atenci¨®n a las consecuencias de ese consumo destructivo. No solo por los grandes desperdicios que produce, sino porque se niega a ver a esa realidad de millones de personas que viven en la basura y que dependen de ella. ¡°Pensaba que la pel¨ªcula, adem¨¢s de hablar del drama, la historia de madre e hija, iba a abrir un espacio de conversaci¨®n m¨¢s contundente sobre el impacto ambiental, pero me llama la atenci¨®n que la gente no est¨¢ haciendo el click con el tema ambiental¡±, lamenta la directora. La pel¨ªcula se estren¨® en el Festival de Cine de Toronto y se ha proyectado en otros 30 festivales, incluidos los de Miami, Florida; San Sebasti¨¢n, en Espa?a; y Morelia, en M¨¦xico. Compite, adem¨¢s, en los Premio Platino como mejor ¨®pera prima. Este a?o estar¨¢ disponible en las salas mexicanas.
Pregunta. ?Por qu¨¦ decidi¨® contar la historia de Mar¨ªa, esta ni?a de La Chureca?
Respuesta. Yo ya ven¨ªa trabajando en cortometrajes sobre historias de madre e hija, del abandono, el sentimiento de abandono que yo creo que es algo bien personal, pero tambi¨¦n bien generacional de mi ¨¦poca en Nicaragua. O sea, somos los hijos de la revoluci¨®n sandinista, o m¨¢s bien los hijos del abandono de la revoluci¨®n, porque nuestros padres, por estar en el proyecto revolucionario, nos dejaron un poco tirados a nuestra propia construcci¨®n del mundo. Entonces, el abandono es un tema personal que ya ven¨ªa trabajando con esa relaci¨®n primaria, pero lo quise meter dentro de este contexto, porque yo no hab¨ªa podido olvidar esa experiencia que hab¨ªa tenido en La Chureca.
P. Mar¨ªa no solo vive en un contexto dif¨ªcil, sino que sufre algo tan cruel como el abandono de su madre.
R. Para m¨ª era importante darle vuelta un poco a esta idea. A veces abandonar es un acto de amor. Si por ejemplo, soy hija de una persona drogadicta y esa persona decide dejarme en casa de mis abuelos, ese puede ser un acto de amor en el sentido de decir ¡®conmigo vas a estar mal¡¯. Yo he estado trabajando mucho esta idea de que los padres dejan muchas veces a sus hijos porque creen que al dejarlos, ya sea por trabajo o por proyectos personales, est¨¢n construyendo mejores condiciones para ellos. Para Lilibeth dejar a Mar¨ªa est¨¢ en la frontera entre el dolor que a la ni?a la va a marcar para toda su vida, pero tambi¨¦n porque sabe que con ella ya no tendr¨¢ nada, nada de oportunidades, que le puede ir peor. De ah¨ª es donde sale esta idea del abandono como un acto de amor.
P. ?C¨®mo son las relaciones en ese entorno del basurero?
R. Hay mucha competencia, porque no hay un orden que establece qui¨¦n agarra qu¨¦ cuando recolectan la basura. Es como la ley de la selva. Esta comunidad lleva viviendo los ¨²ltimos 30 a?os de la basura. Cuando llegan los camiones todos se lanzan como aves de rapi?a y hay golpes de suerte, porque pueden encontrarse una cadena de oro y con esa cadena ya garantizaron un mes de ingresos. En otra ocasi¨®n encontraron un contenedor lleno de pollos empaquetados al vac¨ªo, que fueron botados porque caducaron, pero estaban en buen estado y para ellos significaba mucho, porque pod¨ªan venderlos en la zona. Es un ambiente de mucha urgencia.
P. Y en medio de eso est¨¢n ni?os como Mar¨ªa.
R. Van a acompa?ar a las madres, sobre todo. La imagen es la de una mujer con un mont¨®n de ni?os buscando en medio de la basura. Pero tambi¨¦n hay mucho tiempo de espera, porque los camiones se retrasan, entonces los ni?os pueden hallar una m¨¢scara que no tiene ning¨²n valor, pero es una m¨¢scara divertida, y juegan. Tengo una secuencia muy hermosa de eso, que ya no inclu¨ª en la pel¨ªcula. Cuando el cami¨®n llega, tiran la m¨¢scara y se ponen en actitud de cacer¨ªa. El juego y la b¨²squeda de alimentos est¨¢n juntos, son claves.
P. La inocencia, a pesar de una realidad terrible, reclama su espacio.
R. Completamente. Me impact¨® mucho el tema de la higiene. Cuando era ni?a me gustaba jugar en los charcos, pero eran los charcos de una residencial y mi abuela me gritaba que dejara de hacerlo porque me iban a entrar par¨¢sitos al cuerpo. En La Chureca los ni?os juegan en unos charcos inmundos, pero es la misma l¨®gica.
P. ?Fue dif¨ªcil trabajar con una ni?a de La Chureca?
R. S¨²per dif¨ªcil. La verdad es que la pel¨ªcula no podr¨ªa haber sido sin ella, pero ha sido mi experiencia como directora m¨¢s dif¨ªcil, porque me enfrentaba todo el tiempo a esta situaci¨®n de que a ella le interesaba much¨ªsimo m¨¢s lo que pasaba afuera de la c¨¢mara. Le interesaban m¨¢s los momentos en el hotel, la piscina, las conversaciones con el equipo, que la quer¨ªa mucho, las comidas. Para ella ese era otro mundo y de eso era de lo que siempre hablaba. La coach que nos acompa?aba en la grabaci¨®n me dec¨ªa que eso era lo que le estaba pasando a Mar¨ªa, el personaje, que no quiere estar donde est¨¢. Mar¨ªa est¨¢ enojada porque est¨¢ aqu¨ª y eso era lo que le pasaba tambi¨¦n a la ni?a.
P. El del basurero es un mundo al que la gente no vuelve a ver. Esa pobreza tan terrible es un tab¨². La gente sabe que el basurero est¨¢ ah¨ª, pero no le interesa lo que pasa dentro.
R. El mundo en general no quiere ver la basura. Aqu¨ª en M¨¦xico es igual. Somos una sociedad de consumo que est¨¢ produciendo una cantidad de basura que genera estas manchas, lo que yo llamo manchas bravas, en el paisaje natural de nuestro planeta. Y le damos en todo el mundo la espalda a este nivel de marginalidad.
P. ?Por qu¨¦ nos dar¨¢ tanta aversi¨®n?
R. Siento que el basurero concentra todo lo grotesco que somos como sociedad.
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