Hallado despu¨¦s de una semana don Manuel Ibarra, el hist¨®rico peluquero de la colonia Roma
El barbero, de 82 a?os, ha sido localizado en buen estado despu¨¦s de la movilizaci¨®n en redes sociales
Hac¨ªa m¨¢s de una semana que no se ten¨ªa noticias de don Manuel Ibarra, hist¨®rico peluquero de la colonia Roma, de 82 a?os. Desde el 16 de marzo no hab¨ªa abierto su barber¨ªa, un peque?o negocio familiar con casi un siglo de tradici¨®n; tampoco hab¨ªa sido visto en sus tradicionales paseos, ni contestaba a las llamadas en su casa. Este viernes, tras una amplia movilizaci¨®n en redes sociales se ha dado con su paradero. Est¨¢ en buenas condiciones, aunque iban a llevarlo a un chequeo a una cl¨ªnica m¨¦dica. Estos ¨²ltimos d¨ªas, clientes y vecinos de la colonia hab¨ªan compartido con preocupaci¨®n la ficha de b¨²squeda del que ya se ha convertido en un icono contra la gentrificaci¨®n del barrio. Barbero y cowboy, Ibarra lleva seis d¨¦cadas siguiendo la tradici¨®n familiar que empez¨® su padre en un peque?o local de la calle San Luis Potos¨ª, en 1932.
El barbero ya es un hombre de rutinas, cuenta A¨ªda Mulato, amiga y clienta desde hace siete a?os de la peluquer¨ªa de don Manuel. Sal¨ªa de su casa en la colonia Doctores, tomaba el troleb¨²s hasta la parada de Chapultepec y de ah¨ª caminaba hasta el local. Ese paseo, repetido durante a?os, era su ejercicio diario. Atravesaba el parque M¨¦xico y el de Espa?a, saludaba a los vecinos, y alrededor de las cuatro de la tarde llegaba para abrir la barber¨ªa. Estaba esperando los clientes hasta las 10 de la noche, a veces las 12. Desde el pasado jueves, est¨¢ echada la persiana de la Peluquer¨ªa Ibarra, puesto el candado. Nadie le hab¨ªa visto en la ruta, que atraviesa la Condesa y la Roma.
Mulato, que es quien avis¨® a la Comisi¨®n Nacional de B¨²squeda, estuvo con ¨¦l el 14 de marzo alrededor de las seis de la tarde. Fue a saludar y a cortarse el cabello. ¡°Lo encontr¨¦ mal, le hab¨ªa picado una ara?a, se hab¨ªa intoxicado y hab¨ªa estado en el hospital. Adem¨¢s se hab¨ªa ca¨ªdo y tra¨ªa una herida en la nariz y un moret¨®n en el ojo¡±, describe la joven. Pero sobre todo, Ibarra estaba ¡°molesto, muy triste, por tener que cerrar la barber¨ªa, que es su vida entera¡±.
Asediado por los precios en una colonia que se ha convertido en el sue?o hypster de la capital mexicana, Ibarra llevaba tiempo sin poder hacer frente a la renta del local. Con los a?os hab¨ªa ido vendiendo parte del material con tal de mantener la peluquer¨ªa abierta: adi¨®s a las vaporeras donde se calentaban las toallas y a dos de las tres butacas originales. El impulso de las redes sociales, especialmente de una cuenta de Instagram que le cre¨® Mulato, consigui¨® durante un tiempo acercar a los clientes m¨¢s j¨®venes y posponer el cierre. Ibarra promete ¡°cortes modernos al gusto¡± con la experiencia del barbero que lo era ya antes de que nacieran las barbershops. Cobra 100 pesos ¡ªunos cinco d¨®lares¡ª por cada corte. Una cantidad irrisoria con la que batalla para mantenerse.
Ahora don Manuel estaba haci¨¦ndose a la idea de que la peluquer¨ªa ya no pod¨ªa aguantar mucho m¨¢s tiempo e iba a tener que cerrarla despu¨¦s de 90 a?os. En un pa¨ªs que cuenta ya m¨¢s de 110.000 personas desaparecidas, el caso del peluquero podr¨ªa pasar inadvertido, sin embargo, el tes¨®n de la joven en levantar la voz para ver si alguien de la colonia ha visto a su ¨²ltimo barbero ha dado sus frutos: ¡°Es la importancia de generar comunidad que se preocupe el uno por el otro¡±.
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