El ¨²ltimo palenque de Paquita la del Barrio: ¡°Sus aplausos se van conmigo hasta la tumba¡±
La cantante mexicana cumple 76 a?os y dice adi¨®s a los palenques en la Feria de Texcoco, donde cant¨® por primera vez hace casi cuatro d¨¦cadas
Antes de Shakira ya lo hizo Paquita. Sus letras al desamor, al despecho y la traici¨®n aparecieron mucho antes de que hubiera palabras para explicar aquello. Francisca Viveros Barradas, nacida en Alto Lucero (Veracruz), cumpli¨® 76 a?os este s¨¢bado en el palenque de la Feria de Texcoco y aprovech¨® el momento para cerrar un c¨ªrculo que la ha llevado por los pueblos y municipios m¨¢s remotos de todo M¨¦xico. As¨ª se ha despedido Paquita la del Barrio de su p¨²blico m¨¢s fiel, el de los palenques, con un ¨²ltimo concierto ante miles de personas en el que se meti¨® al p¨²blico en el bolsillo. La mayor¨ªa eran mujeres de 50 a?os para arriba que encontraron en ella y sus canciones una v¨¢lvula de escape a los malos tratos y la infidelidad de sus maridos. Pero tambi¨¦n hab¨ªa se?ores y gente joven. Tres generaciones entregadas al arte del insulto y el buen humor que vuelven cada concierto una catarsis.
La gente la adora. Paquita la del Barrio ha logrado no solo meterse en la historia de la canci¨®n mexicana, sino en las mentes y los corazones del p¨²blico como un personaje querido, pese al genio que gasta. Es tan conocida que no le hacen falta apellidos. Es solo Paquita. As¨ª lo gritaban las se?oras y los caballeros que empezaron a impacientarse al filo de las 12.00 de la noche cuando la diva todav¨ªa no aparec¨ªa. ¡°?Paquita, Paquita, Paquita!¡±, coreaban. Seg¨²n la programaci¨®n, el concierto ten¨ªa que arrancar a las 21.00 horas, pero todo el mundo sabe que en la Feria del Caballo de Texcoco (Estado de M¨¦xico), la verdadera fiesta empieza despu¨¦s de la medianoche. Cuando la borrachera y los ¨¢nimos ya est¨¢n caldeados. El palenque es como un peque?o Coliseo. Nadie tiene piedad. Si se aburren, abuchean. Si no empieza el espect¨¢culo, chiflan y si se emocionan, gritan: ¡°?Te amo Paquita!¡±. Y vuelta a empezar.
El mismo lugar que la vio actuar por primera vez en 1984 despidi¨® a la artista debido a su delicado estado de salud. No se retira de los escenarios, pero a partir de ahora cantar¨¢ en lugares a los que pueda llegar m¨¢s f¨¢cilmente. Sentada en un sill¨®n por complicaciones con la ci¨¢tica y una ¨²lcera estomacal, la artista conserva las cuerdas vocales intactas y deleit¨® a sus seguidores con una magn¨ªfica interpretaci¨®n. Envuelta en gasa, joyas y lentejuelas; con el peinado y el maquillaje intactos, no pudo evitar emocionarse al confesarse con cada canci¨®n.
Durante m¨¢s de dos horas no par¨® de cantar sus ¨¦xitos m¨¢s conocidos llenos de sorna y picard¨ªa. Uno de los trabajadores del palenque, en cuclillas durante todo el concierto, se encarg¨® de girar el trono de Paquita para que todos pudieran verla. Sin duda, fue otro de los protagonistas indiscutibles de la noche. La int¨¦rprete se arranc¨® con Inv¨ªtame a pecar y sigui¨® con Me saludas a la tuya, Taco Placero, Tres veces te enga?¨¦ y Tu ¨²ltima parada, entre otras. ¡°Me enter¨¦ que te sientes autob¨²s de primera y que viajas a diario lleno de pasajeras / Veo que no han descubierto que est¨¢n lisas tus llantas / Que si vas de subida tu motor ya no aguanta¡±. Con cada estocada el p¨²blico estallaba en risas y aplausos mientras corr¨ªa el whisky, la cerveza y el tequila.
Como si se tratara de un concierto adelantado por el D¨ªa de las Madres, las se?oras cantaban cada l¨ªnea, muchas, con el marido al lado. Otras llegaron con las vecinas y las amigas, como Ang¨¦lica e Isabel, dos se?oras de San Vicente Tecoloapan que no quisieron perderse la cita. ¡°Vamos con todo las mujeres de hoy en d¨ªa / Ya no se vale soportar los malos tratos / Alza la voz si eres la v¨ªctima callada / De esos malditos malandrines pelagatos¡±, cantaban a coro. ¡°?Que aqu¨ª las mujeres mandan!¡±, respond¨ªan al estribillo de Paquita. Mientras, dos hombres vestidos con chalecos y camisas de cuadros en la fila de delante, negaban con la cabeza y hac¨ªan gestos obscenos con el dedo del medio. Ang¨¦lica e Isabel re¨ªan y aplaud¨ªan m¨¢s fuerte. ¡°Como habemos tantas dolidas, mi m¨²sica llega mucho a las mujeres¡±, dec¨ªa Paquita en una entrevista anterior con EL PA?S.
De eso ella sabe mucho. El primer marido le pegaba y el segundo le fue infiel. De aquel matrimonio adem¨¢s de muchas l¨¢grimas sali¨® la famosa frase que se convirti¨® en un ¨¦xito: ¡°?Me est¨¢s oyendo in¨²til?¡±, convertida en su sello personal. Despu¨¦s de aquello lleg¨® el ¨¦xito que catapult¨® la carrera de la cantante en 2004, su famoso tema Rata de dos patas. Nunca unos cuernos salieron tan rentables ni una venganza result¨® m¨¢s dulce. La canci¨®n con dedicatoria a todos aquellos que le hicieron da?o se ha convertido en un himno. Como no pod¨ªa ser de otra forma, con ella cerr¨® el concierto.
Durante la noche tambi¨¦n hubo momentos para las sorpresas. Hacia la mitad de la actuaci¨®n Paquita dedic¨® unas palabras a los asistentes: ¡°Quiero saludar a mi amiga de la colonia Cuauht¨¦moc: la se?ora Cuevas¡±, dijo. Del p¨²blico, enfundada en unos pantalones negros ajustados, emergi¨® la alcaldesa Sandra Cuevas con un enorme ramo de rosas rojas. Salt¨® al palenque y abraz¨® a la cantante. Los aplausos se mezclaron con algunos abucheos del p¨²blico. Cuevas se subi¨® a una de las butacas y con los brazos abiertos dirigi¨® una enorme sonrisa a los asistentes m¨¢s a modo de provocaci¨®n que de agradecimiento. ¡°Chinga tu madre¡±, se escuch¨® decir desde las filas m¨¢s altas.
En su discograf¨ªa se acumulan 33 discos grabados con acompa?amiento de banda, tr¨ªo, sonora, grupo norte?o y mariachi, de los que ha vendido m¨¢s de 20 millones de copias. Durante la actuaci¨®n la arena se llen¨® de mariachis y m¨²sicos de banda, 26 en total a los que luego se sum¨® La Sonora Santanera. Lleg¨® el turno de Pobre pistolita, Libro Abierto, Cheque en Blanco, Amor de los dos, que tantos a?os cant¨® junto a Vicente Fern¨¢ndez y Se me olvid¨® otra vez, en honor a Juan Gabriel. Dos amigas en las filas m¨¢s altas decidieron acompa?ar a Paquita bailando y brindando de pie cuando esta sorprendi¨® al palenque con un tema in¨¦dito: La oreja de la vaca.
Como traca final el mariachi enton¨® las ma?anitas y Paquita volvi¨® a llenarse de l¨¢grimas. Acompa?ada por sus hijos y nietos, el p¨²blico se puso en pie para rendirle un homenaje final. Emocionada tom¨® el micr¨®fono y dijo: ¡°El dinero no es lo importante. Me quedo con sus aplausos, esos se van conmigo hasta la tumba¡±, sabiendo que no volver¨¢ a pisar la arena de un palenque. En todas sus entrevistas insiste en que su lugar est¨¢ entre ¡°el pueblo y la gente humilde de M¨¦xico¡±.
No olvida sus or¨ªgenes y lo mucho que tuvo que trabajar para sacar adelante a su familia. Cuando le habla a su p¨²blico es una mujer m¨¢s t¨ªmida de lo imaginado y sensible, muy sensible. Demuestra que lo que la empuj¨® a cantar su accidentada vida no solo es pose, tambi¨¦n tiene un punto de autenticidad que la ha mantenido durante casi cuatro d¨¦cadas en los escenarios de M¨¦xico, Estados Unidos, Espa?a y toda Latinoam¨¦rica.
Ahora le quedan dos conciertos m¨¢s en la agenda, uno en California y otro en Monterrey. Despu¨¦s de eso, es un misterio cu¨¢ndo volver¨¢ a o¨ªrse en directo la voz de Paquita la del Barrio. Nos quedan sus canciones.
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