Los papeles del Ej¨¦rcito, las ¨®rdenes de captura y la reaparici¨®n de Zer¨®n: las claves para dar un nuevo impulso al ¡®caso Ayotzinapa¡¯
La reaparici¨®n p¨²blica del exjefe investigador de la Fiscal¨ªa, acusado de tortura y desaparici¨®n forzada, agita la investigaci¨®n tras la pol¨¦mica salida del fiscal especial y la cancelaci¨®n de un pu?ado de detenciones
Tom¨¢s Zer¨®n abandona el s¨®tano medi¨¢tico y medio M¨¦xico se pregunta qu¨¦ ser¨¢ de ¨¦l. La entrevista que concedi¨® hace unos d¨ªas a un influyente medio de Israel, donde vive desde hace casi tres a?os, resucita una de las grandes preguntas de los ¨²ltimos tiempos en el pa¨ªs: ?Volver¨¢ Zer¨®n? ?Aceptar¨¢ Israel la petici¨®n de extradici¨®n? Acusado de tortura y desaparici¨®n forzada en el marco del caso Ayotzinapa, parte del ¨¦xito o del fracaso del Gobierno ¡ªy del Estado¡ª este sexenio, tiene que ver con su suerte.
El exjefe de investigadores de la Fiscal¨ªa juega con el reloj a favor. Pocos esfuerzos ha realizado el Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, torpezas y resistencias mediante, como el dedicado a intentar resolver el caso Ayotzinapa. Pese a ello, la vuelta de Zer¨®n, que los investigadores piensan que cuenta con informaci¨®n valiosa para resolver el caso, parece cada vez m¨¢s complicada. A juzgar por la entrevista en Israel, Zer¨®n se siente cada vez m¨¢s seguro y confiado en que su pa¨ªs de acogida no lo entregar¨¢. M¨¦xico de momento guarda silencio.
Se ha intentado de varias formas. Tanto el jefe de la comisi¨®n presidencial que investiga el caso, uno de los varios grupos que participan en las pesquisas, como el fiscal encargado de llevar el proceso ante el juez, han viajado a Israel estos a?os para allanar el camino a la vuelta de Zer¨®n. Este ¨²ltimo, Omar G¨®mez, trat¨® de explicar a sus pares all¨¢ las acusaciones que penden sobre ¨¦l, relativas al caso Ayotzinapa, sobre todo la que tiene que ver con desaparici¨®n forzada, dif¨ªcil de entender en Israel.
G¨®mez Trejo, que dimiti¨® por presiones en septiembre, explic¨® que, aunque suene muy fuerte acusar a alguien de un delito como ese, si no ha tenido participaci¨®n directa en los hechos, la ley permite calcular el grado de culpa seg¨²n su implicaci¨®n, activa u omisa, caso de Zer¨®n. Para los actuales investigadores, Zer¨®n no se esforz¨® en investigar el ataque contra los estudiantes de Ayotzinapa y la desaparici¨®n de los 43. En cambio, organiz¨® un montaje para cerrar el caso en falso, evitando que se buscara a los normalistas, todav¨ªa en una etapa muy temprana de las pesquisas.
Tambi¨¦n viaj¨® a Israel el jefe de la comisi¨®n presidencial, Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretar¨ªa de Gobernaci¨®n. Lejos del andamiaje institucional, Encinas viaj¨® de tapado a encontrarse personalmente con Zer¨®n. El funcionario trat¨® de convencerle para que volviera, ofreci¨¦ndole garant¨ªas y ventajas procesales, asunto que el mismo Zer¨®n, que contrat¨® a un equipo de detectives para que grabara el encuentro, se ha dedicado a airear en los ¨²ltimos meses. De hecho, en la entrevista en Israel, Zer¨®n casi se burlaba de la intentona de Encinas. ¡°Tiene que ser muy ingenuo o estar muy desesperado para pensar que con esas promesas podr¨ªa convencerme de volver a M¨¦xico¡±, dijo.
La salida de G¨®mez Trejo y el ruido que gener¨® en Israel el viaje de Encinas, seg¨²n los autores de la entrevista con Zer¨®n, parecen haber complicado el caso. Y eso, en un contexto de par¨¢lisis como el que viven las pesquisas desde finales del a?o pasado, no son buenas noticias. Ni para el Gobierno, que daba por resuelto el caso para diciembre, ni para las familias de los 43 estudiantes desaparecidos, cansadas de un proceso que dura casi ya 10 a?os.
Se expande la desesperanza en torno al caso, una sensaci¨®n parecida a la vivida en los ¨²ltimos a?os del Gobierno de Enrique Pe?a Nieto (2012-2018). Las circunstancias son, sin embargo, claramente distintas. Entonces, la opini¨®n p¨²blica empezaba a conocer los malos manejos de Zer¨®n y su equipo. Y nac¨ªa una idea, asumida ahora, de que el relato que el Gobierno hab¨ªa trasladado a la sociedad, el asesinato de los 43 en un basurero, la quema de sus cuerpos y la desaparici¨®n de los restos en un r¨ªo, pod¨ªa ser un montaje.
En cambio, el avance estos a?os ha sido claro. Se han encontrado restos de dos de los 43 en un paraje distinto al mentado basurero, se ha desenredado buena parte de la madeja generada por Zer¨®n y su gente, se ha documentado el conocimiento que diferentes corporaciones de seguridad ten¨ªan de lo ocurrido, a veces en tiempo real. Se han alumbrado buena parte de los lazos entre el crimen organizado en la zona y el aparato del Estado, principalmente el Ej¨¦rcito. Pero desde finales del a?o pasado, todo parece parado, quieto, percepci¨®n que han rechazado tanto el nuevo fiscal, Rosendo G¨®mez, como el propio Encinas.
Hace un par de semanas, el tercer grupo de investigadores, adem¨¢s de la comisi¨®n y la Fiscal¨ªa, el grupo de expertos que la CIDH comision¨® para el caso, el GIEI, detall¨® la par¨¢lisis, centrada en dos puntos cruciales para ellos y para las familias de los 43. Por un lado, denunciaron, como ya hab¨ªan hecho antes, las resistencias al interior del Ej¨¦rcito para entregar informaci¨®n recopilada en la ¨¦poca del ataque, mensajes interceptados con software esp¨ªa a la red criminal de Iguala.
Lo anterior es importante, primero, porque ayudar¨ªa con el dibujo de la estructura mafiosa en la zona. Y segundo, derivado de lo primero, porque alumbrar¨ªa posibles rutas de b¨²squeda de los estudiantes, o sus restos, desconocidas hasta ahora. El GIEI dijo que la informaci¨®n en cuesti¨®n la componen alrededor de 100 documentos, que personas al interior de la Secretar¨ªa de la Defensa (Sedena) han movido, incluso de lugar, para entorpecer la b¨²squeda.
El problema para el Ej¨¦rcito es que todo ruido o esc¨¢ndalo alrededor de estos documentos redunda en una situaci¨®n inc¨®moda para la dependencia: la constataci¨®n de que Sedena sab¨ªa en tiempo real qu¨¦ ocurri¨® antes, durante y despu¨¦s del ataque contra los normalistas, informaci¨®n que, hasta donde se sabe, no comparti¨® con nadie, asfixiando as¨ª las labores de b¨²squeda en los primeros momentos.
El otro punto importante, se?alado igualmente por el GIEI, es la reactivaci¨®n de una serie de ¨®rdenes de captura que la unidad de la Fiscal¨ªa para el caso, en tiempos de G¨®mez Trejo, obtuvo del juez, 21 en total, entre ellas 16 contra militares, una para detener a un coronel. La cancelaci¨®n de las ¨®rdenes ocurri¨® por pedido de superiores de G¨®mez Trejo, en un contexto de presiones al fiscal por diferencias en c¨®mo encarar parte de la investigaci¨®n. Todo esto en medio, adem¨¢s, de la enorme pol¨¦mica suscitada tras la publicaci¨®n del informe de la comisi¨®n presidencial, que se?al¨®, con pruebas ahora declaradas como inv¨¢lidas, que altos cargos del Ej¨¦rcito mandaron asesinar aparte de los muchachos.
Las cr¨ªticas a la cancelaci¨®n de las ¨®rdenes, vigentes, comparten espacio con las dudas sobre la solidez del escrito de acusaci¨®n, se?alado por el nuevo fiscal, G¨®mez Piedra, seg¨²n han informado fuentes cercanas al caso consultadas por EL PA?S. Estas mismas fuentes se?alan que el nuevo fiscal podr¨ªa estar por reactivar al menos seis de las ¨®rdenes, aunque de momento no se sabe de cu¨¢les se tratar¨ªa.
Las ¨®rdenes de captura, los papeles del Ej¨¦rcito y la extradici¨®n de Zer¨®n figuran como exigencias en el mapa de lo posible del caso Ayotzinapa. Lo mismo ocurre con el proceso contra el exprocurador general durante la primera parte del Gobierno de Pe?a Nieto, Jes¨²s Murillo Karam, en prisi¨®n desde agosto de 2022, acusado de tortura, desaparici¨®n forzada y delitos contra la administraci¨®n de justicia, por el caso Ayotzinapa.
Para G¨®mez Piedra, llevar a buen puerto la acusaci¨®n es una prioridad. El caso aguarda el inicio de la etapa intermedia, en que la FGR presentar¨¢ las pruebas que sustentan sus acusaciones. Los abogados de Murillo han estado difiriendo los tiempos, seg¨²n otra fuente cercana al proceso, pidiendo a la Fiscal¨ªa que incorpore testimonios de actores vinculados al caso que, a su juicio, desvirt¨²a las imputaciones de los investigadores.
En septiembre, el ataque contra el contingente de estudiantes normalistas de la escuela rural de Ayotzinapa cumple nueve a?os. El objetivo que se marc¨® el Gobierno al inicio de su mandato, resolver el caso, descubrir por qu¨¦ atacaron a los muchachos, d¨®nde se los llevaron, qu¨¦ hicieron con ellos, qui¨¦nes participaron, se antoja lejano. Se ha avanzado en algunas partes, pero a a?o y medio para el final del sexenio, responder en su totalidad a todas las preguntas parece cada vez m¨¢s dif¨ªcil.
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