La confusi¨®n reina en la frontera ante el final de la norma de Trump que permit¨ªa expulsar migrantes en caliente
El Paso y Ciudad Ju¨¢rez, que han visto en los ¨²ltimos d¨ªas un aumento de las personas que tratan de cruzar a Estados Unidos, se preparan para una crisis migratoria de consecuencias impredecibles
Al otro lado de la valla de seis metros color ¨®xido, unos 500 migrantes que lograron cruzar el r¨ªo Bravo y se entregaron a las autoridades fronterizas aguardaban bajo un sol inmisericorde su suerte el martes a la altura de la Puerta 42, uno de los puntos m¨¢s calientes de la linde de 3.200 kil¨®metros que separa M¨¦xico y Estados Unidos. De este lado, un fornido guardia de la patrulla fronteriza que pidi¨® no ser identificado confirm¨®, apostado en el arc¨¦n de una de las autopistas que surcan el desierto y con el sonido de los helic¨®pteros de fondo, que los cruces entre Ciudad Ju¨¢rez y El Paso se han multiplicado en la ¨²ltima semana. Se calcula que el n¨²mero de interceptados cada d¨ªa ha subido de 6.000 a 8.000 personas, en previsi¨®n de lo que pasar¨¢ a partir de las 23.59 del jueves, hora de la Costa Este, cuando expire la pol¨ªtica migratoria fijada por el T¨ªtulo 42. Y eso que a dos d¨ªas de su final, nadie, ni a uno ni al otro lado de la frontera, se aventura a predecir qu¨¦ suceder¨¢ exactamente a partir del viernes.
La medida la impuso Donald Trump de manera temporal en 2020 para detener la expansi¨®n de la pandemia. Desde marzo de 2020 hasta marzo de este a?o, se tradujo en 2,6 millones de expulsiones a M¨¦xico en las que no medi¨® la intervenci¨®n de un juez. Decretado el final de la excepci¨®n sanitaria por parte de la Administraci¨®n de Joe Biden, la norma, un precepto desempolvado de una ley de los a?os cuarenta para permitir las devoluciones en caliente, deja paso al viejo T¨ªtulo 8. En la pr¨¢ctica, traer¨¢ un endurecimiento de las reglas para acceder a Estados Unidos. Aquellos a los que se les deniegue la entrada ser¨¢n deportados, pero con un a?adido: la prohibici¨®n de regresar durante los siguientes al menos cinco a?os. Si les sorprenden volviendo a intentarlo, se exponen a penas de prisi¨®n en Estados Unidos. En el imperio del T¨ªtulo 42, los m¨¢s obstinados pod¨ªan acumular sin consecuencias decenas de intentos.
¡°El jueves no termina nada; queda inaugurada una era m¨¢s dura de detenciones, deportaciones y encarcelamientos. Y lo m¨¢s preocupante es que eso incluye a refugiados, personas que leg¨ªtimamente tienen derecho al asilo¡±, explica en el centro de El Paso Fernando Garc¨ªa, director ejecutivo de Red Fronteriza de los Derechos Humanos, ONG que lleva 25 a?os trabajando sobre el terreno.
El retrato apocal¨ªptico que pintan las voces del ala m¨¢s dura del Partido Republicano da por hecho que la frontera quedar¨¢ abierta a partir del viernes de par en par, y que la invasi¨®n ser¨¢ inevitable. ¡°La desinformaci¨®n que, por motivos distintos, propagan los republicanos y los traficantes de personas est¨¢ empujando a muchos a creer que ahora ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil que antes entrar. Me temo que miles de individuos que esperan al otro lado se atrever¨¢n a probar suerte. Si uno se para a pensarlo, en el caso de los conservadores la paradoja de incentivar esos intentos es extraordinaria¡±, dice Garc¨ªa.
Las autoridades calculan que a partir del viernes se superar¨¢ la cifra de 10.000 detenciones diarias. Y los centros de procesamiento est¨¢n ya al l¨ªmite, con unos 25.000 migrantes en total bajo custodia. Las autoridades estadounidenses calculan que hay 150.000 personas en M¨¦xico esperando su momento de dar el salto. Este martes, durante una llamada entre Biden y su hom¨®logo mexicano, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, los mandatarios discutieron formas de ¡°reducir de manera urgente el hacinamiento¡± en la regi¨®n.
La Administraci¨®n del presidente estadounidense lleva semanas prepar¨¢ndose para el estallido de la crisis y varios d¨ªas tratando de aparentar que tiene la situaci¨®n bajo control, con gestos como el anuncio del env¨ªo de 1.500 soldados, que se suman a los 2.500 que ya est¨¢n destacados en la frontera m¨¢s transitada del planeta. Los reci¨¦n llegados no participar¨¢n en tareas de seguridad, exclusivas de la polic¨ªa de fronteras; vienen a apoyar en cuestiones log¨ªsticas y administrativas.
Esos esfuerzos se enfocan en tres conceptos, seg¨²n aclararon este martes dos funcionarios de la Casa Blanca desde Washington en una llamada con periodistas: ¡°cumplimiento de la ley, disuasi¨®n y diplomacia¡±. ¡°Hemos dotado de m¨¢s recursos, hemos enviado m¨¢s tropas, oficiales para la gesti¨®n de los migrantes, jueces y abogados para que ayuden a ampliar las v¨ªas legales para la inmigraci¨®n¡±, explicaron.
La parte de la diplomacia pasa por la promesa de abrir centros de procesamiento en Guatemala y Colombia con la colaboraci¨®n de aliados como Espa?a o Canad¨¢, as¨ª como por la puesta en funcionamiento de una aplicaci¨®n para m¨®viles, CBP One. Con ella, se incentiva que se cursen las solicitudes de asilo antes de llegar a la frontera. Los migrantes la critican porque, dicen, requiere de una capacitaci¨®n para completar los pasos digna de la destreza combinada de un abogado y un inform¨¢tico con la que muchos de ellos no cuentan.
Pese a esos esfuerzos, la situaci¨®n ha colocado en una delicada situaci¨®n a Biden ¡ªel dem¨®crata prometi¨® en la campa?a que lo llev¨® a la Casa Blanca que humanizar¨ªa la gesti¨®n migratoria, pero en la pr¨¢ctica ha continuado la senda marcada por Trump¡ª. El presidente se halla emparedado entre las cr¨ªticas de quienes lo consideran demasiado blando en los asuntos de la frontera y las de quienes le echan en cara su excesiva dureza.
El rostro humano de esa pelea pol¨ªtica aguarda en la iglesia del Sagrado Coraz¨®n del centro de la ciudad de El Paso (1,45 millones de habitantes), zona cero de la crisis migratoria que se cierne regularmente sobre la ciudad. Ya se llen¨® de gente viviendo en las calles en mayo y diciembre pasados, cuando los jueces impidieron in extremis que el Gobierno pusiera fin al T¨ªtulo 42. Ante la perspectiva de que eso suceda el jueves, la manzana que rodea al templo, vallada para impedir a los migrantes abandonar esas cuatro calles, ha llegado a albergar hasta a 2.000 personas, entre ellas, decenas de ni?os peque?os. Llegan de Ciudad Ju¨¢rez a El Paso en busca de un futuro distinto, ojal¨¢ mejor, del que les esperaba en sus pa¨ªses de origen. Este martes por la ma?ana hab¨ªa unos 1.000, que al final del d¨ªa no llegaban a unos centenares.
Venezolanos y colombianos son las nacionalidades predominantes. Algunos llevan semanas, otros acaban de llegar. Acomodados como pueden, pasan la noche al raso con mantas facilitadas por la Cruz Roja y buscan la esquiva sombra durante el d¨ªa, ahora que las temperaturas ya rozan los 30 grados cent¨ªgrados, mientras comparten terribles historias de lo que tuvieron que hacer hasta llegar aqu¨ª. Son pavorosos relatos de traves¨ªas por la selva del Dari¨¦n, uno de los pasos m¨¢s peligrosos del mundo, donde los cad¨¢veres de algunos compa?eros de viaje quedaron atr¨¢s, violaciones y palizas, y extorsiones amenazas de muerte de las mafias en territorio mexicano.
El ambiente andaba revuelto en esa improvisada vecindad desde primera hora, despu¨¦s de que unos tipos sin uniformar repartiesen unas octavillas con las que trataban de persuadir a los que cruzaron ¡°la frontera entre los puentes internacionales¡± (eufemismo para evitar decir ¡°ilegalmente¡±) a que se presenten a la oficina de la patrulla fronteriza (CBP son sus siglas en ingl¨¦s) m¨¢s cercana para su ¡°procesamiento¡±.
La novedad se sumaba a los rumores, con base en un anuncio hecho el lunes por el Departamento de Seguridad Nacional, de la inminencia de una ¡°operaci¨®n localizada de cumplimiento de la ley¡±, tecnicismo que se pudo traducir autom¨¢ticamente por ¡°redada¡±. As¨ª que el venezolano Yirmin L¨®pez, que acudi¨® a reportarse a las autoridades, pensaba coger un autob¨²s a Denver ese mismo d¨ªa. Mientras, Carlos Mario, colombiano que lleg¨® a las calles de El Paso hace dos semanas despu¨¦s de un a?o de viaje, contaba que entr¨® por un ¡°hueco¡± y citaba Cr¨®nica de una muerte anunciada, novela de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, para decir que no piensa entregarse: ¡°Estos me botan para mi pa¨ªs¡±, a?adi¨®. Entre los m¨¢s afortunados estaban Joana Guerra y sus hijos, Brittany, de cinco a?os, y Zander, que el mi¨¦rcoles cumple tres. La familia s¨ª se prensent¨® a las autoridades y tiene permiso para viajar a Nueva York, al encuentro de unos familiares.
En vista de la confusi¨®n, Garc¨ªa los congreg¨® frente a la iglesia para explicarles las opciones, desaconsejarles (sin decirlo expresamente) la entrega y recordarles los derechos que les asisten.
Pese a esos consejos, la mayor parte de los migrantes del Sagrado Coraz¨®n acabaron present¨¢ndose en un centro de procesamiento cercano a uno de los pasos fronterizos. Una veintena de agentes se personaron despu¨¦s de comer para hacer una redada, m¨¢s mental que f¨ªsica, que logr¨® su prop¨®sito de convencer a la mayor¨ªa de la conveniencia de entregarse al Servicio de Inmigraci¨®n y Control de Aduanas (ICE, en sus siglas en ingl¨¦s). Lo hicieron confiados en que eso no desemboque en lo que m¨¢s temen: que los devuelvan por donde vinieron.
Las medidas tuvieron su efecto: la iglesia amaneci¨® el mi¨¦rcoles casi despejada. Muchos mostraban orgullosos un papel con una cita para presentarse ante inmigraci¨®n m¨¢s adelante, tanto como en 2026. Algunos denunciaban que sus parientes a¨²n segu¨ªan retenidos y otros, sin pruebas, que hab¨ªa a quien expulsaron sin m¨¢s miramientos. Entre tanto, las autoridades de El Paso se afanaban en limpiar las calles y en invitar a los migrantes a abandonar la ciudad lo antes posible para evitarse las escenas de los d¨ªas pasados cuando llegue la photo finish del T¨ªtulo 42.
Mientras tanto, en la ciudad mexicana de Ciudad Ju¨¢rez, donde vive un mill¨®n y medio de personas, se calcula que hay estos d¨ªas 35.000 migrantes listos para dar el paso. Muchos se encuentran en campamentos improvisados junto a los marcadores del muro, a pocos metros del r¨ªo Bravo, frontera natural entre ambos pa¨ªses. Los esperan all¨ª con la confianza en que las autoridades estadounidenses vendr¨¢n a por ellos para iniciar su procesamiento migratorio. La ¨²ltima vez que sucedi¨® fue el 2 de mayo. Desde entonces, cientos de personas esperan con un n¨²mero pintado en el antebrazo que indica el lugar que tienen en la fila por si esto vuelve a suceder.
La tragedia de Brownsville
El flujo entre Ciudad Ju¨¢rez y El Paso es uno de los m¨¢s intensos de la frontera. Los cruces irregulares han aumentado un 134% en los primeros siete meses del a?o fiscal (de octubre a septiembre) en comparaci¨®n con 2022. Aqu¨ª se han registrado m¨¢s de 235.000 encuentros desde octubre pasado. No es el ¨²nico punto caliente: preocupan tambi¨¦n, en el extremo occidental, Tijuana (con 15.000 personas), Yuma, en Arizona, donde cruza un millar de personas cada d¨ªa, o Matamoros, que conecta con la parte m¨¢s oriental de Texas, a la altura de Brownsville, donde el domingo un individuo, acusado de homicidio, atropell¨® con su camioneta a un grupo de inmigrantes que esperaban el autob¨²s: mat¨® a siete personas, aunque a¨²n no est¨¢ claro su m¨®vil, si lo hubo.
Los albergues oficiales est¨¢n cerca del colapso. Las autoridades locales en Ciudad Ju¨¢rez afirman que a dos d¨ªas del fin del T¨ªtulo 42 quedan 900 plazas libres en los refugios que se han acondicionado en la ciudad, que tienen capacidad para atender a unas 3.000 personas. Los mensajes de auxilio han salido tambi¨¦n de otras comunidades fronterizas mexicanas, que no tienen la infraestructura de las ciudades y que temen verse inundadas por las deportaciones que Estados Unidos ejecutar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas.
Washington estima que m¨¢s de 150.000 migrantes esperaban este fin de semana en refugios y en las calles de los Estados del norte de M¨¦xico que limitan con Estados Unidos, inform¨® la CNN. La cifra rebasa con holgura la que el Gobierno mexicano se ha comprometido con el Departamento de Estado de Biden a recibir: 30.000 personas. Solo en Chihuahua, el enorme Estado de Ciudad Ju¨¢rez, hay unos 60.000. En Coahuila, suman 25.000, y en Tamaulipas, en el golfo de M¨¦xico, 35.000.
A todos ellos, el patrullero apostado del lado estadounidense a la altura de la Puerta 42 solo les pidi¨® este martes por la ma?ana una cosa: que recuerden que el desierto que los separa de un futuro mejor est¨¢ a punto de convertirse en un infierno debido a las altas temperaturas, y que el canal que corre paralelo a la frontera esta a punto de recibir una gran cantidad de agua, lo que dificultar¨¢ enormemente los cruces.
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