¡®Las mujeres valientes¡¯: el relato sonoro en triqui de las tejedoras de San Mart¨ªn Itunyoso contra la venta de mujeres en Oaxaca
El p¨®dcast es la primera producci¨®n de la plataforma Spotify en M¨¦xico realizada en triqui y en espa?ol en la que su creadora busca contribuir para cambiar la situaci¨®n en su comunidad
Nayelli L¨®pez Reyes tiene solo 25 a?os, pero su energ¨ªa, su voz y su entusiasmo parecen reunir todos los a?os de todas las edades de las mujeres de su comunidad: San Mart¨ªn Itunyoso, un peque?o poblado de 2.000 habitantes, en el noroeste del Estado de Oaxaca (M¨¦xico). Durante meses, Nayelli se acerc¨® con sus vecinas y familiares para recopilar historias y que le contaran lo que es ser mujer en su localidad. Ah¨ª, la venta de mujeres, la violencia y la falta de empleo son el pan de cada d¨ªa para quienes lo habitan. Ante esas circunstancias, Nayelli ha creado Las mujeres valientes: Gui¨ª Cha¨¢na (mujeres que tejen), un p¨®dcast narrado en triqui y en espa?ol que busca desentra?ar las historias de su entorno esperando que algo cambie y que sus voces, en el idioma con el que ha crecido y con el que reconoce el mundo, sean escuchadas por los mismos miembros de su peque?a comunidad. Tuvo miedo de hacer lo que ha hecho, pero, asegura, ha sido valiente como todas las mujeres que la motivaron a seguir adelante con el proyecto.
¡°[San Mart¨ªn Itunyoso] Es un lugar h¨²medo y fr¨ªo y casi siempre la sierra se despierta con mucha neblina. Mi tierra siempre fue dif¨ªcil, casi no da frutas, no tenemos agua potable y la tenemos que ir a buscar a los pozos en otro pueblo. Tambi¨¦n tiene otras cosas dif¨ªciles, como la violencia que viven las mujeres a diario. En la tradici¨®n triqui est¨¢ la venta de mujeres, o ni?as en realidad, a quienes ser¨¢n sus maridos¡±, relata Nayelli en el primero de seis episodios que conforman el relato. En entrevista con este peri¨®dico, la ind¨ªgena triqui reafirma con orgullo su origen y las razones por las que quiso contar su historia y las de las mujeres que le rodean.
Los testimonios de todas comienzan casi siempre con aprender a tejer. Las mujeres heredan ese conocimiento de sus madres y abuelas, ya sea para ellas mismas utilizar lo que producen, o bien, para salir a vender y tener un sustento. Los triquis son un pueblo ind¨ªgena que se rige por usos y costumbres, ellos mismos establecen la estructura institucional y legal que dicta su funcionamiento. En esa l¨®gica la mujer ocupa un papel secundario, aunque en la pr¨¢ctica las cosas son muy diferentes. Ante la falta de agua, por ejemplo, son ellas quienes caminan durante horas cargando los garrafones para llevar el l¨ªquido a su comunidad. Adem¨¢s, en muchos casos, la venta de sus dise?os y textiles se ha convertido en el ¨²nico ingreso en sus hogares. ¡°A veces a ellas no les importa demasiado que no les paguen tanto por sus tejidos, siempre y cuando tengan comida que llevar a la mesa¡±, cuenta Nayelli.
Dentro de esas costumbres, Nayelli asegura que lo que menos le gusta es c¨®mo se volvi¨® normal que las familias recibieran dinero, ganado, comida, y dem¨¢s tributos, a cambio de casarse con las mujeres, en su mayor¨ªa ni?as o adolescentes. ¡°Antes las mujeres ten¨ªan pr¨¢cticamente un precio, el hombre iba a pedirlas sin tener el consentimiento. Y ahora que el hombre ya no quiere pagar, la familia de la mujer es la que pide dinero¡±, cuenta. En el p¨®dcast se puede escuchar el relato que varias de ellas le hicieron a Nayelli. Hay cierta familiaridad en sus palabras. Las conversaciones son casuales, tranquilas y casi inexpresivas. Sin embargo, con el paso de las voces y las historias, esa aparente cotidianidad empieza a revelar una realidad que parece lejos de desaparecer, en la que la violencia familiar, la falta de oportunidades para mejorar sus vidas, y el abandono, enmarcan la vida de las mujeres.
El poder de las historias est¨¢ en el fondo de las conversaciones; en la expresi¨®n de una anciana del pueblo diciendo con cierta molestia ¡°que ahora los hombres ya no quieren pagar¡± por sus esposas; en el entusiasmo y la confianza de las m¨¢s j¨®venes por vivir en una comunidad que sea capaz de transformarse para bien; o en la tristeza de aquellas quienes no pudieron seguir estudiando y se quedaron solas en casa al cuidado de una familia y con la responsabilidad de ser las ¨²nicas proveedoras. A Nayelli su madre la ha tratado distinto. Ha tenido la fortuna de ser escuchada y de contar con su familia si tiene alg¨²n problema. ¡°Creo que darle voz a las mujeres triquis a trav¨¦s de sus vivencias es una forma de honrar a mi pueblo. Yo estoy orgullosa de ser triqui, pero s¨¦ que hay cosas que deben de cambiar¡±, reafirma.
Para Manuela Walfenzao, una de las productoras del p¨®dcast, haber estado en San Mart¨ªn Itunyoso al lado de Nayelli y de su familia, fue una experiencia muy dura pero maravillosa. Escuchar historias tan fuertes que al mismo tiempo guardaban esperanza en que las cosas cambiaran, fue de lo que m¨¢s rescata de la experiencia. ¡°Algo que todas contaban es que a ellas nunca nadie les hab¨ªa preguntado por sus vidas¡±, dice. Las mujeres valientes: Gui¨ª Cha¨¢na fue la producci¨®n seleccionada de entre un centenar de proyectos que llegaron a las manos de Sound Up, un programa de Spotify dirigido a mujeres para darles las herramientas, los aprendizajes y los materiales para realizar sus ideas en formato de audio. Este p¨®dcast, ha asegurado Walfenzao, es un documento ¡°casi antropol¨®gico¡± hecho para que los habitantes de San Mart¨ªn Itunyoso lo escuchen y sepan cosas que quiz¨¢ no se hab¨ªan contado antes.
Gabriela, la hermana menor de Nayelli, ha sido la traductora de los testimonios que se hicieron solamente en triqui, ante la falta de especialistas que pudieran solventar esa tarea. Para ambas, escuchar las historias de mujeres con las que siempre hab¨ªan convivido en su lugar de origen fue de lo m¨¢s complicado del proyecto.
Los relatos que se exponen en este p¨®dcast encierran un abandono y una violencia estructural que se repite en muchos lugares de M¨¦xico. Pero, seg¨²n ha contado Nayelli, en esos momentos en los que dud¨® en seguir con el proyecto fueron ellas, las mujeres que se sentaron a su lado a narrarles una vida entera de injusticias, violencias y abandono, las que le pidieron que no parara, y quienes le insistieron al decirle que lo que estaba haciendo era algo verdaderamente importante.
Con este proyecto, el equipo de producci¨®n, Nayelli y las mujeres que abonaron con sus relatos, esperan que escuchar de primera mano y en su idioma, lo que significa ser una mujer en San Mart¨ªn Itunyoso provoque reflexiones y un cambio en las pr¨¢cticas que han sido comunes durante tanto tiempo. Todas han estado de acuerdo en que, aunque ha sido dif¨ªcil el proceso de contar aspectos dolorosos de sus vidas, quiz¨¢ sus testimonios sirvan para que la comunidad se replantee si la normalidad en la que han vivido es una forma de vida que quisiera perpetuar y transmitir a las futuras generaciones.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.