El episodio m¨¢s bizarro del ¡®affair¡¯ Norma Pi?a
Una conversaci¨®n de 16 minutos con el senador Alejandro Armenta marc¨® la agenda pol¨ªtica de la semana, dej¨® memes hasta el cansancio y una sombra rara sobre la presidenta de la Corte en el momento en el que m¨¢s necesita mostrarse pulcra
¡ªHola. Soy Norma Pi?a.
El mensaje fue el prefacio del desastre. Como si de un vecino cualquiera se tratara, la presidenta de la Suprema Corte mexicana se present¨® as¨ª en una serie de mensajes que envi¨® por Whatsapp al senador de Morena Alejandro Armenta esta semana. Unos mensajes que volaron por los aires, aunque sea por un rato, la imparcialidad de la instituci¨®n y que sirvieron de combustible a la guerra que mantiene el Gobierno mexicano contra el m¨¢ximo tribunal de justicia del pa¨ªs. El cruce, ins¨®lito de inicio a final, termin¨® siendo la comidilla de la semana.
¡ªHablo a nombre estrictamente personal pero lo sostengo en p¨²blico. ?Usted puede ver a los ojos a sus hijos o hijas despu¨¦s de lo que dice?
El primero de muchos errores que comete la ministra al mandar estos mensajes es abandonar los canales institucionales de comunicaci¨®n que tiene para hablar con los otros poderes, y usar en su lugar v¨ªas informales. Un gesto poco listo ante las decenas de comunicaciones privadas de pol¨ªticos que se difundieron en el ¨²ltimo tiempo como armamento de batalla. Basta recordar la guerra de audios que acorral¨® a Alejandro Alito Moreno hasta hace muy poco. El segundo de muchos errores fue creer que pod¨ªa mantener una conversaci¨®n como si fuera Norma Pi?a la se?ora, y no Norma Pi?a la presidenta de la Suprema Corte.
Pasando por alto el intento de la ministra de aplicar su moral por Whatsapp, Pi?a ha aguantado en silencio infinitos destratos y descalificaciones no solo del presidente, sino de su s¨¦quito de seguidores, desde que fue nombrada para el cargo en enero pasado. Hasta esta semana hab¨ªa sido un personaje discreto, algo que se aprecia entre tanto ruido pol¨ªtico que inunda M¨¦xico cada semana. Su postura hab¨ªa sido la de dejar hablar su trabajo por ella. Y qu¨¦ trabajo, la Corte se ha vuelto en estos tiempos el ¨²ltimo revisionista de las pol¨ªticas de L¨®pez Obrador. Ahora la moral le ha cobrado ser, m¨¢s que nunca, el objeto de todas las cr¨ªticas oficialistas.
¡ªLa vida nos juzgar¨¢. Buenas noches!!! Y si quiere hacer p¨²blica esta conversaci¨®n yo no tengo problema.
De estas tres frases, no est¨¢ claro cu¨¢l le pareci¨® a Armenta una amenaza, pero alguna sirvi¨® de detonador para hacer p¨²blica la conversaci¨®n. Ante todos los reflectores, el senador dijo haberse sentido intimidado por los mensajes que recibi¨® de quien dec¨ªa ser Norma Pi?a. La situaci¨®n resultaba delirante al punto que durante un d¨ªa, en un pa¨ªs en el que pasa de todo, la prioridad era saber si la ministra hab¨ªa mandado esas l¨ªneas o alguien m¨¢s se hab¨ªa hecho pasar por ella. Las bromas cubrieron el internet. Los ej¨¦rcitos de repetidores sin conciencia se dividieron entre la idea de que Armenta lo hab¨ªa inventado todo y de que Pi?a hab¨ªa mostrado finalmente su rostro.
¡ªTengo 34 a?os de vida p¨²blica y siempre he sido electo. ?Usted?
El senador pone el dedo en la llaga. Toda esta pelea entre Morena y el Poder Judicial tiene su ra¨ªz ¡ªla ¨²ltima¡ª en la embestida del partido gobernante contra la Corte al impulsar la propuesta para que los ministros sean elegidos a trav¨¦s del voto popular. Lo que sigue a este mensaje es una catarata de emojis riendo, muchas bendiciones de Dios, demasiados signos de admiraci¨®n y perdones que no son aceptados. Armenta insiste con lo de la amenaza, Pi?a repite unas disculpas y entre desencuentros termina la conversaci¨®n. Un bizarro episodio de 16 minutos que ha dejado memes hasta el cansancio y una sombra rara sobre la presidenta de la Corte en el momento en el que m¨¢s necesita mostrarse pulcra.
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