As¨ª fue la epidemia de ¡°fiebres misteriosas¡± de 1813 que diezm¨® a los ej¨¦rcitos durante la Guerra de Independencia
La insalubridad y la pobreza que dej¨® la guerra crearon las condiciones ideales para el desarrollo de una epidemia que se extendi¨® por la regi¨®n centro
La madrugada del 2 de mayo de 1812, un ej¨¦rcito conformado por insurgentes y civiles liderados por Jos¨¦ Mar¨ªa Morelos y Pav¨®n rompieron un cerco militar impuesto durante 72 d¨ªas por las fuerzas realistas de F¨¦lix Mar¨ªa Calleja sobre el pueblo de Cuautla de Amilpas. Hab¨ªan transcurrido casi dos a?os desde el estallido de la guerra, y el levantamiento armado en el peque?o poblado ¨Dque hoy forma parte del estado de Morelos¨D pronto pas¨® a la historia como uno de los episodios m¨¢s importantes del ...
La madrugada del 2 de mayo de 1812, un ej¨¦rcito conformado por insurgentes y civiles liderados por Jos¨¦ Mar¨ªa Morelos y Pav¨®n rompieron un cerco militar impuesto durante 72 d¨ªas por las fuerzas realistas de F¨¦lix Mar¨ªa Calleja sobre el pueblo de Cuautla de Amilpas. Hab¨ªan transcurrido casi dos a?os desde el estallido de la guerra, y el levantamiento armado en el peque?o poblado ¨Dque hoy forma parte del estado de Morelos¨D pronto pas¨® a la historia como uno de los episodios m¨¢s importantes del proceso de Independencia. Sin embargo, el acontecimiento tambi¨¦n marc¨® el inicio de una epidemia de ¡°fiebres misteriosas¡± que agrav¨® los estragos de la guerra.
Las epidemias no eran un tema ajeno a la poblaci¨®n novohispana. El tifo, la viruela y la escarlatina eran parte del acontecer diario en una ¨¦poca marcada por las malas condiciones de vida y en su momento todas fueron debidamente identificadas, salvo la epidemia de ¡°fiebres misteriosas¡± que se propag¨® tras el Sitio de Cuautla, ocurrido de febrero a mayo de 1812. A inicios de febrero, el general Morelos entr¨® a Cuautla acompa?ado de sus tropas insurgentes. Eran alrededor de 3.000 soldados divididos entre infanter¨ªa y caballer¨ªa a los que se sumaron pobladores, entre ellos mujeres y ni?os. Las autoridades virreinales reconocieron el peligro que significaba que los rebeldes ocuparan aquella poblaci¨®n, cercana a la Ciudad de M¨¦xico. As¨ª que el virrey Francisco Xavier Venegas orden¨® al general F¨¦lix Mar¨ªa Calleja movilizarse para atacar al pueblo y terminar con el levantamiento de los rebeldes.
Para el 19 de febrero, las tropas insurgentes fueron cercadas por los realistas de Calleja y el mismo Morelos hab¨ªa estado a punto de ser capturado. Los realistas estimaron que derrotar¨ªan a los rebeldes en un plazo de seis a ocho d¨ªas, pero el Sitio de Cuautla se extendi¨® por casi tres meses. La escena era, por lo menos, tr¨¢gica. La comida, el agua y las medicinas se agotaron mientras los cad¨¢veres se apilaron por montones tras los constantes enfrentamientos entre realistas y rebeldes. El clima tambi¨¦n hizo mella, principalmente entre los realistas, pues no estaban habituados al calor y la humedad primaveral de la regi¨®n. A mediados de marzo, la falta de higiene, el hambre y la sed dieron lugar a una enfermedad caracterizada por escalofr¨ªos, amargura en la lengua, v¨®mitos, sudor espont¨¢neo y dolores de cabeza, espalda y piernas.
Mari Carmen S¨¢nchez Uriarte, del Instituto de Investigaciones Hist¨®ricas de la UNAM, explica a EL PA?S que la epidemia de ¡°fiebres misteriosas¡± fue un acontecimiento que permite entender el rumbo de la Guerra de Independencia. ¡°Cuando el general Calleja los encierra y les corta el agua, se crea el caldo de cultivo para cualquier enfermedad. Estaban hacinados y en terribles condiciones, entonces aparecen justamente las fiebres misteriosas, que son una de las razones principales por las que Morelos decide romper el sitio. Una vez que se rompe el sitio, comienzan los contagios en todo el centro de M¨¦xico¡±.
Los m¨¦dicos de la ¨¦poca no lograron diagnosticar con certeza el extra?o padecimiento debido a la variedad de s¨ªntomas que presentaba y decidieron llamarlas ¡°fiebres misteriosas¡±. En su art¨ªculo ¡°Entre la salud p¨²blica y la salvaguarda del reino. Las fiebres misteriosas de 1813 y la Guerra de Independencia en la Intendencia de M¨¦xico¡±, publicado en el libro El miedo a morir. Endemias, epidemias y pandemias en M¨¦xico: an¨¢lisis de larga duraci¨®n (BUAP, 2013), S¨¢nchez plasma los pormenores del extra?o malestar que diezm¨® a los ej¨¦rcitos de ambos bandos.
¡°Es sabido que los jinetes del Apocalipsis no cabalgan en solitario. Cuando el de la guerra decidi¨® hacerlo por territorio novohispano, trajo consigo la enfermedad. Al poco tiempo de haberse iniciado el conflicto b¨¦lico que llev¨® a Nueva Espa?a a su independencia, una epidemia denominada por sus contempor¨¢neos como fiebres misteriosas del a?o 1813, asol¨® a sus habitantes¡±, recoge la investigaci¨®n de S¨¢nchez.
La historiadora se?ala que las ¡°fiebres misteriosas¡± fueron uno de los episodios m¨¢s dram¨¢ticos de la Guerra de Independencia. Se cree que estas surgieron como un efecto combinado de varias enfermedades, entre ellas la fiebre amarilla y el tifo. Asimismo, las condiciones que facilitaban la propagaci¨®n de un padecimiento generalmente fomentaban otros, y muy rara vez hubo epidemias de solo una enfermedad. El cerco que los insurgentes rompieron en el Sitio de Cuautla indirectamente hizo que la poblaci¨®n llevara consigo el contagio a diferentes lugares del virreinato, a regiones de por s¨ª afectadas por la guerra.
Las ¡°fiebres misteriosas¡± llegaron a la Ciudad de M¨¦xico a inicios de 1813, posiblemente desde el estado de Puebla, y para el mes de marzo los casos hab¨ªan repuntado de manera preocupante, una tendencia que se mantuvo hasta septiembre de ese a?o. En ¡°La Epidemia de fiebres misteriosas de 1813 en la Ciudad de M¨¦xico¡±, Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Sala y Ver¨®nica Ram¨ªrez Ortega explican que en un inicio, los m¨¦dicos de la capital consideraron que los casos no eran graves ni contagiosos, y que respond¨ªan a los habituales padecimientos estacionales.
Cuando el n¨²mero de contagios y fallecimientos aument¨®, el Ayuntamiento design¨® al doctor Luis Jos¨¦ Monta?a para idear un plan de contenci¨®n de la enfermedad. Meses atr¨¢s, el m¨¦dico hab¨ªa visto algunos casos de las extra?as fiebres en Puebla y propuso atenci¨®n m¨¦dica y alimentos para los enfermos, todo con cargo al erario de la capital. Tambi¨¦n sugiri¨® restringir la circulaci¨®n de mercanc¨ªas y personas, mejorar la limpieza de la ciudad y limitar el trato con las personas enfermas. Adem¨¢s se tomaron medidas para el manejo de los cad¨¢veres y se aument¨® el sueldo de los m¨¦dicos, que pas¨® de cuatro a seis pesos.
En algunos lugares la epidemia se llev¨® a familias enteras y los m¨¢s afectados fueron los m¨¢s pobres, para quienes el ¨²nico alivio econ¨®mico eran las llamadas ¡°cajas de comunidad¡±, una especie de fondo cuyos objetivos eran cubrir los gastos del culto religioso y apoyar a las personas ind¨ªgenas en caso de escasez o epidemia. Las ¡°fiebres misteriosas¡± causaron la muerte de unas 17.000 personas durante los cuatro meses que asolaron la Ciudad de M¨¦xico, y en Tlalnepantla, Estado de M¨¦xico, una investigaci¨®n de la historiadora Rebeca L¨®pez Mora se?ala que las ¡°fiebres misteriosas¡± cobraron m¨¢s vidas que el propio conflicto armado. Puebla, Veracruz y Guanajuato fueron otras de las regiones alcanzadas por la epidemia.
¡°La guerra desgast¨® a ambos bandos y la epidemia termin¨® por devastar. Se perdieron cosechas, se perdieron recursos econ¨®micos. Habr¨ªa que tomarla en cuenta para explicarnos tambi¨¦n el derrotero de la Guerra de Independencia. Hay un desgaste muy fuerte entre el hambre, la escasez y la guerra para toda la poblaci¨®n¡±, concluye S¨¢nchez Uriarte.
La Guerra de Independencia estall¨® el 16 de septiembre de 1810 y culmin¨® el 7 de septiembre de 1821 tras once a?os de lucha.
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