?Vida extraterrestre? Solo en el Congreso
Los Parlamentos empiezan a debatir sobre la presencia de fen¨®menos anormales desconocidos, pero conviene no confundir peras con manzanas
La ciencia no duda de la posibilidad de vida extraterrestre, marcianos, quiz¨¢; ovnis, pudiera ser; extra?as luces que a saber lo que sean¡ Lo que nadie ha comprobado a¨²n, fuera de toda duda razonable, como suelen decir los cient¨ªficos, es que esa vida o sus aparatos hayan llegado a la Tierra alguna vez. Digamos que la misma incapacidad que tenemos los humanos para visitarlos la tienen ellos para devolvernos la cortes¨ªa. El d¨ªa que podamos afirmar a ciencia cierta que ¡°no estamos solos¡±, nuestra compa?¨ªa seguramente no sea un E.T. de ojos grandes y patas cortas, ni un bicho verde con trompetas en las orejas, sino quiz¨¢ alguna masita biol¨®gica, como una bacteria, que no querr¨¢ un tel¨¦fono para llamar a su casa.
La admiraci¨®n que suscitan estos fen¨®menos an¨®malos no identificados (FANI), como les llaman ahora -porque no todos van a ser un objeto volador, ?verdad?-, se mantiene viva en el tiempo, con raz¨®n, porque toca de lleno la curiosidad humana, esa f¨¢brica de preguntas que surgen cuando nos miramos a nosotros mismos: qui¨¦nes somos, de d¨®nde venimos y ad¨®nde vamos. Que es lo mismo que decir, cuando miramos a un universo infinito: qui¨¦nes son, d¨®nde estar¨¢n y cu¨¢ndo van a venir. Sobre el ser humano, las respuestas han avanzado mucho, pero el asunto de los marcianos no pasa todav¨ªa de entretenidos programas de televisi¨®n que te llevan a la cama con las mismas preguntas con las que te levantaste.
Es probable que si alguien o algo llegara a la Tierra alg¨²n d¨ªa cayera del cielo; de d¨®nde si no, m¨¢s que de esos millones de planetas colgados en la b¨®veda celeste. Esa es la raz¨®n de que los m¨¢s preocupados sean los pilotos y controladores a¨¦reos, los mismos que insisten ante las autoridades civiles y militares en que no dejan de ver extra?os fen¨®menos cuando navegan entre las nubes. Han grabado algunos, muchos, para deleite de uf¨®logos y sus seguidores. Y ahora est¨¢n alzando la voz m¨¢s que nunca. Congresistas estadounidenses dieron el banderazo de salida institucional al convocar a una sesi¨®n, a finales de julio, donde se habl¨® de todo eso, de los videos publicados por el departamento de Defensa y de las experiencias que contaban los pilotos. ?Chatarra espacial? ?Globos esp¨ªa chinos? ?Artefactos rusos? ?Extraterrestres? Se ha abierto el debate.
En M¨¦xico celebraron una audiencia p¨²blica esta semana con invitados de Francia, Estados Unidos, Jap¨®n, Brasil y Argentina (de Per¨² hablaremos luego). Todos ven¨ªan a reivindicar asuntos similares, esto es, transparencia por parte de los gobiernos y atenci¨®n desprejuiciada para quienes se acercan a relatar estos avistamientos con un poco de credibilidad. En nombre de la verdad, el progreso cient¨ªfico y el conocimiento general. No es mal punto de partida para una solicitud. Hablaron en M¨¦xico expertos de la aeron¨¢utica, un congresista nip¨®n, un cient¨ªfico de Harvard, personal del Centro Brasile?o de Investigaciones F¨ªsicas y otros que parec¨ªan tener en com¨²n la seriedad en sus exposiciones.
Vamos con Per¨². Todo discurr¨ªa razonablemente en orden en el Congreso mexicano hasta que el elocuente uf¨®logo que dirig¨ªa la sesi¨®n, Jaime Maussan, famoso por su programa televisivo Tercer Milenio, dio la campanada: hasta la sede legislativa trasladaron un par de momias peruanas de Nazca, una suerte de humanoides cubiertos de polvito blanco, de ojos grandes y manos y pies con solo tres dedos. Son muy famosas en este mundillo. Los fot¨®grafos alzaban la voz para que dejaran pista libre a sus objetivos. El espect¨¢culo culminaba, y no de la mejor manera. Las momias de Nazca est¨¢n m¨¢s all¨¢ de lo que la credulidad humana de los cient¨ªficos est¨¢ dispuesta a admitir. Todo no vale, dijeron a un lado y otro del oc¨¦ano. Y el asunto acab¨® en chanzas por todas partes. Para hablar de marcianos verdes con orejas trompeteras m¨¢s vale dejar a un lado la sede de la soberan¨ªa popular.
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