Una diplomacia ideol¨®gica para una crisis humanitaria
La Cumbre de Palenque pareci¨®, por momentos, una Torre de Babel, donde los l¨ªderes hablaban idiomas distintos, mientras las declaraciones y protocolos de las canciller¨ªas intentaban concretar acuerdos m¨¢s sustanciales
En los ¨²ltimos a?os se ha producido un desbordamiento del potencial migratorio y el ¨¦xodo masivo desde Centroam¨¦rica y el Caribe hacia Estados Unidos. En 2022, ese crecimiento del flujo lleg¨® al r¨¦cord de dos millones y medio de migrantes en la frontera con M¨¦xico. La mayor¨ªa de esos migrantes, a diferencia de a?os anteriores, no provino del Tri¨¢ngulo Norte de Centroam¨¦rica (Guatemala, Honduras y El Salvador) y Hait¨ª sino de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
La presi¨®n migratoria llev¨® al gobierno de Joe Biden a pactar con M¨¦xico un nuevo plan migratorio, a principios de este a?o, por el cual se ampliar¨ªa la concesi¨®n de ingresos legales a Estados Unidos. De acuerdo con ese plan, en lo que va del a?o 2023, cerca de un cuarto mill¨®n de ciudadanos de esos pa¨ªses ha recibido permanencia temporal humanitaria. El numero mayor de permisos ha sido concedido a haitianos, luego a venezolanos y, por ¨²ltimo, a cubanos y nicarag¨¹enses.
El fin del T¨ªtulo 42 y la entrada en vigor del Plan Biden contuvieron temporalmente el flujo migratorio. Este verano, sin embargo, las detenciones de la patrulla fronteriza rebasaron el medio mill¨®n de personas. Tal y como se esperaba, las medidas adoptadas por Estados Unidos y M¨¦xico no son suficientes para producir una merma considerable. Es raro que esa conclusi¨®n no haya sido compartida en la reuni¨®n de alto nivel, entre Estados Unidos y M¨¦xico, en Palacio Nacional, a inicios de octubre.
El potencial migratorio no deja de crecer en ninguno de los pa¨ªses de la regi¨®n, incluido M¨¦xico, aunque las formas de retenci¨®n, contenci¨®n o devoluci¨®n var¨ªan. Unos son deportados desde Estados Unidos o M¨¦xico, otros, los menos, logran establecerse en territorio mexicano o centroamericano, y una cantidad a¨²n m¨¢s peque?a abandona la idea de emigrar por condiciones m¨¢s ventajosas en sus pa¨ªses de origen.
En 2022, el gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador anunci¨®, durante un viaje del presidente por Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba, que programas sociales implementados en M¨¦xico, como Sembrando Vida y J¨®venes Construyendo el Futuro, se extender¨ªan a esos pa¨ªses para fomentar el desarrollo regional y desestimular la emigraci¨®n. A?o y medio despu¨¦s, no se conoce el grado de aplicaci¨®n de esos programas en esos pa¨ªses o si han contribuido a detener o a aminorar el flujo migratorio.
Tras cinco a?os de manejo bilateral, en sus reiteradas reuniones con Estados Unidos, de una crisis que es, esencialmente, transnacional, el gobierno mexicano convoc¨® a una cumbre migratoria en Palenque. De los diez mandatarios invitados, s¨®lo asistieron cinco, los presidentes de Venezuela, Colombia, Cuba, Honduras y el primer ministro de Hait¨ª. La inasistencia de los mandatarios de Ecuador, Guatemala, Costa Rica, Panam¨¢ y El Salvador fue reveladora de los l¨ªmites de la convocatoria.
El sobrepeso de las posiciones de la Alianza Bolivariana en el foro no logr¨®, por lo visto, la inclusi¨®n de Daniel Ortega, pero s¨ª una ret¨®rica que enfoca la crisis migratoria como una situaci¨®n causada por el embargo comercial y las sanciones econ¨®micas de Estados Unidos contra Cuba y Venezuela. Por supuesto que las limitaciones que, unilateralmente, Washington impone al comercio con esos pa¨ªses afecta sus condiciones internas, pero la ca¨ªda en los indicadores sociales de esos pa¨ªses y, espec¨ªficamente, el aumento de la pobreza y la desigualdad son consecuencia de pol¨ªticas econ¨®micas equivocadas.
La narrativa de las sanciones como causa de la emigraci¨®n se superpone a experiencias contrarias, desde el punto de vista de la asistencia para el desarrollo desde Estados Unidos, como las de Hait¨ª y los pa¨ªses del Tri¨¢ngulo Norte de Centroam¨¦rica. Los gobiernos de estos pa¨ªses, a diferencia de los bolivarianos, no tienen dificultades para reconocer que la pobreza, la desigualdad y la inseguridad han aumentado en sus naciones. M¨¢s bien, el eje del discurso de esos gobiernos est¨¢ puesto en la colaboraci¨®n para el desarrollo, no en la confrontaci¨®n de la hegemon¨ªa de Estados Unidos.
El M¨¦xico de L¨®pez Obrador, que mantiene una relaci¨®n prioritaria con Washington, parecer¨ªa el espacio ideal para contribuir a un acercamiento de esas maneras antit¨¦ticas de enfocar la migraci¨®n. Sin embargo, al igual que en su viaje por la regi¨®n en 2022, el gobierno de Amlo y Morena parecen mimetizarse, moment¨¢neamente, con el discurso antimperialista de los miembros del bloque bolivariano. Luego de esa r¨¦plica fugaz, la diplomacia mexicana regresa a su l¨®gica interamericana profunda y constante.
?C¨®mo entender este mimetismo? Por un lado, se trata de una forma f¨¢cil, poco costosa, de contentar a gobiernos como el cubano y el venezolano, siempre necesitados de legitimaci¨®n externa y con capacidad de presi¨®n sobre las bases de la izquierda regional. Por el otro, esa diplomacia ideol¨®gica permite a M¨¦xico preservar el tema migratorio dentro de su permanente negociaci¨®n de v¨ªnculos bilaterales ventajosos con Estados Unidos, sin compromisos de mayor calado en la contenci¨®n regional.
La Cumbre de Palenque pareci¨®, por momentos, una Torre de Babel, donde los l¨ªderes hablaban idiomas distintos, mientras las declaraciones y protocolos de las canciller¨ªas intentaban concretar acuerdos m¨¢s sustanciales. Algo de esa confusi¨®n ling¨¹¨ªstica era inevitable, ya que las causas de la emigraci¨®n poseen matices distintos en cada pa¨ªs. Ni los d¨¦ficits estructurales de Hait¨ª ni la falta de libertades en Venezuela, Cuba y Nicaragua quedan fuera de esa causalidad. Pero en todos los casos, la pobreza est¨¢ en el origen del fen¨®meno y la inseguridad acecha en cada tramo de la traves¨ªa hasta Estados Unidos.
Una vez m¨¢s, la ideolog¨ªa conspira contra la diplomacia, al punto de hacer inimaginable un foro migratorio donde confluyan todos los gobernantes de Centroam¨¦rica y el Caribe. La falta de legitimidad democr¨¢tica de unos y el aislacionismo de otros, sumados al profundo deterioro de los foros de integraci¨®n regional, contribuyen a crear estas ficciones de consenso ideol¨®gico, que muy poco aportan al encauzamiento de una emigraci¨®n legal y segura.
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