La pol¨¦mica envuelve la estad¨ªstica de asesinatos en Ciudad de M¨¦xico

Desde hace varios a?os, Ciudad de M¨¦xico celebra su triunfo contra la violencia homicida. Las estad¨ªsticas muestran un descenso sostenido de los asesinatos en la capital, al menos desde 2019, primer a?o del Gobierno de Claudia Sheinbaum, de Morena, que dej¨® el cargo hace unos meses, en busca de la presidencia. A la vez, los registros de muertes violentas etiquetadas bajo el concepto de causa o intenci¨®n ¡°no determinada¡± se mantienen altos, a diferencia de lo que ocurre en pr¨¢cticamente el resto de regiones, lo que ha provocado las cr¨ªticas de especialistas.

Las cifras de defunciones del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (Inegi) para 2022, liberadas este mi¨¦rcoles, se?alan un nuevo descenso de los asesinatos en la capital. Ciudad de M¨¦xico registr¨® 747 v¨ªctimas de asesinato el a?o pasado, un hito, la mitad que en 2018. El dato rebaja incluso los registros de la Fiscal¨ªa local, recogidos en las bases de datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad P¨²blica (SESNSP). Seg¨²n la dependencia, la capital registr¨® 871 v¨ªctimas de asesinato en 2022.

La diferencia entre ambas cuentas apunta al origen del registro. Mientras que las Fiscal¨ªas acumulan los datos de sus propias investigaciones, el Inegi lo hace a partir de certificados de defunci¨®n, firmados por m¨¦dicos forenses. Las variaciones existen en Ciudad de M¨¦xico y el resto de estados y alumbran precisamente los criterios que usan unos y otros para poner etiquetas. El problema inicia precisamente aqu¨ª, al menos en la capital.

M¨¢s all¨¢ de los asesinatos, Ciudad de M¨¦xico cont¨® el a?o pasado 1.549 muertes violentas etiquetadas como ¡°evento de intenci¨®n indeterminada¡±, seg¨²n el Inegi. Es decir, que en cientos de certificados de defunci¨®n por muertes violentas en la capital que llegaron al instituto, los m¨¦dicos no acababan de se?alar si se trataba de accidentes o asesinatos. Sobre el total de muertes violentas registradas en la capital en 2022, esas 1.549 suponen el 38%, un porcentaje muy superior al del resto de estados, con la excepci¨®n del Estado de M¨¦xico, con un 15%.

Esta indeterminaci¨®n a la hora de etiquetar muertes violentas no es una anomal¨ªa, algo que ocurri¨® ¨²nicamente el a?o pasado. Pasa desde hace a?os. En un estudio que analiza el comportamiento estad¨ªstico de homicidios y desaparici¨®n de personas en M¨¦xico, la antrop¨®loga Elena Azaola muestra una tendencia creciente desde 2013. Entonces, el jefe de Gobierno de la capital era Miguel ?ngel Mancera. En aquel a?o, las muertes violentas etiquetadas como ¡°evento de intenci¨®n indeterminada¡± sumaron 841. Desde entonces no han hecho m¨¢s que crecer.

La pol¨¦mica est¨¢ servida. ?Por qu¨¦ los m¨¦dicos forenses de Ciudad de M¨¦xico vinculan tanta muerte violenta a causas indeterminadas? ?Acaso la capital trata de esconder asesinatos con ardides burocr¨¢ticos? El momento pol¨ªtico no ayuda. La violencia homicida en M¨¦xico est¨¢ en picos hist¨®ricos. El pa¨ªs cuenta m¨¢s de 30.000 asesinatos anuales desde hace seis a?os y la ¨²nica historia de ¨¦xito parece la de la capital, con Sheinbuam al frente del Gobierno. La jefa de Gobierno busca la presidencia en las elecciones del a?o que viene y hay quien piensa que su ¨¦xito en Ciudad de M¨¦xico es en parte puro maquillaje.

Eduardo Clark, parte de la Agencia Digital de Innovaci¨®n P¨²blica de la ciudad, niega rotundamente cualquier montaje. ¡°En la ciudad, desde hace casi 10 a?os, siempre tenemos una mayor proporci¨®n de ¡°intenci¨®n no determinada¡± comparado con la del resto del pa¨ªs. Eso es importante recalcarlo porque creo que ha habido algo de mala fe, como si hubiera sido un fen¨®meno nuevo para simular un descenso de homicidios¡±. Clark a?ade que ¡°la intencionalidad o no de una muerte no es algo que muchas veces se pueda determinar en el momento en que un m¨¦dico certifica la defunci¨®n¡±.

El especialista pone como ejemplo un atropello de un autom¨®vil a un peat¨®n. Parece dif¨ªcil que un hecho as¨ª ocurra de manera intencional, pero no es descartable. De esa manera, los m¨¦dicos evitar¨ªan ser tajantes y calificar la muerte de la v¨ªctima de no intencional. ¡°De estas 1.549 muertes, en un an¨¢lisis muy muy preliminar, creo que la gran mayor¨ªa, por mucho, parecen ser accidentes viales y de otro tipo¡±, se?ala. ¡°En ese mismo rubro se incluyen cosas como ahogamientos y, muy importantemente, suicidios. El m¨¦dico, en el momento que firma el certificado, no puede asegurar si fue suicidio o hubo dolo. Eso tiene que pasar por investigaci¨®n ministerial¡±, a?ade.

La abogada Vanessa Romero ha dedicado las ¨²ltimas semanas a estudiar el fen¨®meno junto al acad¨¦mico Carlos P¨¦rez Ricart. Su conclusi¨®n es parecida a la que plantea Clark. ¡°No encontramos evidencia de que la Fiscal¨ªa est¨¦ escondiendo homicidios. Nuestras hip¨®tesis son dos, complementarias. La primera es que cuando los m¨¦dicos legistas encuentran un cuerpo, a falta de informaci¨®n adicional, prefieren denominarlo como evento de intencionalidad no determinada, para no incurrir en una responsabilidad ulterior. Podr¨ªa decirse que es una buena pr¨¢ctica¡±, se?ala Romero. La segunda es que la Fiscal¨ªa y el Instituto Ciencias Forenses (Incifo) no est¨¢n actualizando al Inegi la reclasificaci¨®n de estos eventos, por eso se quedan estos n¨²meros tan altos¡±, a?ade.

La idea de que las muertes violentas por causas indeterminadas escondan cientos de accidentes resulta, sin embargo, cuestionable. El argumento de Clark choca con lo que ha ocurrido en a?os pasados. La antrop¨®loga Azaola recopila datos del Incifo de la ciudad, que alimenta, por cierto, la base de datos del Inegi. La estad¨ªstica muestra que la cantidad de muertes violentas por accidente en a?os anteriores rara vez supera las 1.000. Pero para 2022 son 1.552, un n¨²mero muy alto. Si a esas 1.552 se sumaran adem¨¢s buena parte de las muertes indeterminadas, la cifra ser¨ªa de una rareza estad¨ªstica extraordinaria.

Azaola, que lleva d¨¦cadas investigando las din¨¢micas de violencia en el pa¨ªs y la capital, se?ala que la hip¨®tesis de la cautela de los m¨¦dicos, defendida por Clark, no se sostiene. La acad¨¦mica defiende que el problema es met¨®dico. ¡°Cuando estaba haciendo mi estudio, fui al Inegi a preguntar. Me dijeron que las actas de defunci¨®n deben de cumplir una serie de requisitos. Para que el Inegi pueda contar un homicidio, el acta debe explicar, entre otras cosas, el mecanismo de la muerte¡±, argumenta. ¡°Parece que hay un problema en la manera de llenar los certificados¡±, se?ala.

Aunque Azaola se muestra cautelosa, esos problemas a la hora de llenar los certificados apuntan al Incifo, ¨®rgano independiente del Gobierno de la capital. ?Tiene sentido que m¨¦dicos forenses bien preparados, como los del Incifo, firmen cada vez m¨¢s certificados de defunci¨®n por muertes violentas de intenci¨®n indeterminada? ?No deber¨ªa ser al contrario? ?La tecnolog¨ªa y la experiencia no deber¨ªan de abonar una inercia contraria?

Los se?alamientos de Azaola no son los ¨²nicos. El exdirector del Centro Nacional de Informaci¨®n, David Esparza, que depende del SESNSP, ha criticado igualmente estos d¨ªas las cifras. En un par de mensajes en Twitter (ahora X), el experto ha se?alado que ¡°las cifras de homicidio doloso en la ciudad son inexactas¡± y ha sugerido una intervenci¨®n de Naciones Unidas, la OEA y el Banco Interamericano de Desarrollo para deshacer el entuerto. Eduardo Clark anuncia que en los pr¨®ximos d¨ªas, el Gobierno de la ciudad saldr¨¢ a dar una explicaci¨®n de las cifras para zanjar de una vez el asunto.

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