Andr¨¦s Neuman: ¡°Hay cosas que los hombres podemos sentir, pero no nombrar¡±
¡®Umbilical¡¯ es el compendio de reflexiones que el autor argentino hizo antes y despu¨¦s del nacimiento de su hijo Telmo. Es un texto sobre la paternidad y los v¨ªnculos que los hombres tejen en silencio
Andr¨¦s Neuman recuerda que en Murcia, Espa?a, despu¨¦s de presentar su libro Umbilical (Alfaguara, 2022) un hombre mayor con varios libros bajo el brazo, vestido muy formal, ¡°un caballero¡±, como ¨¦l lo describe, se le acerc¨® sigilosa y casi clandestinamente para decirle: ¡°Yo no supe que ten¨ªa piel hasta que abrac¨¦ a mi beb¨¦¡±. El libro del escritor argentino es el compendio de reflexiones y anotaciones que hizo antes y despu¨¦s del nacimiento de su hijo Telmo. Tambi¨¦n es un relato sobre la paternidad y sobre la forma en la que los hombres se vinculan con sus hijos desde la primera infancia, en lo que, culturalmente, afirma, es una especie de tab¨²: ¡°Sabemos que ha habido millones de hombres enamorados de sus beb¨¦s, y esa historia la hemos escuchado poco. En el abismo entre la experiencia y lo narrado, hay un silencio que creo que tiene que ver con una educaci¨®n sentimental. Hay cosas que los hombres podemos sentir, pero no nombrar¡±, dice.
Cuando era ni?o, Neuman caminaba por la calle de la mano de su madre, cuando se detuvieron tras el cristal de una jugueter¨ªa en donde ¨¦l le se?al¨® el objeto que m¨¢s quer¨ªa: una cocinita. ?l no recordaba esta parte de su infancia, sino hasta que un d¨ªa de visita por su casa, su padre se lo cont¨®. ¡°Supongo que termin¨® compr¨¢ndome una pelota, una espada o cualquier cosa mucho m¨¢s adecuada para el estereotipo del g¨¦nero. Pas¨® un tiempo y mi mam¨¢ le dijo a mi pap¨¢, sin que yo lo supiera: ¡®creo que he cometido un terrible error?¡±, dice. En aquella visita, unos 40 a?os despu¨¦s, cuando el peque?o Telmo cumpli¨® dos a?os, el abuelo lleg¨® a casa con un regalo para ambos: una cocinita.
A Neuman, la an¨¦cdota de la cocinita y de su padre llegando a casa con el regalo para ¨¦l y su hijo, resuena mucho ahora que ¨¦l mismo descubre la paternidad y desea contar una historia distinta a la que culturalmente se le ha impuesto a los hombres, explica, con respecto a sus hijos e hijas. Umbilical es esa carta de amor que el autor construye todav¨ªa en torno a la fascinaci¨®n de la crianza. ¡°Me parece que el aprendizaje cultural de los hombres se parece al de las madres adoptivas. En el sentido de que tenemos que empezar a poner el cuerpo donde no estaba, tenemos que construir un v¨ªnculo que no se basa en la sacralizaci¨®n de lo biol¨®gico, sino en la construcci¨®n diaria¡±.
Sin embargo, acepta que este tipo de acercamientos que para las mujeres son incuestionablemente ¡°naturales¡± para los hombres todav¨ªa representa casi un tab¨²: ¡°El mandato hist¨®rico de las mujeres tiene que ver con la obligaci¨®n de ser madre y serlo de una determinada manera, cumplir con la interminable lista de obligaciones de lo que una buena madre se supone que debe hacer. ?Y cu¨¢l es nuestro mandato, pensaba yo? Es el de que nunca podremos sentir ciertas cosas, que la biolog¨ªa nos impide tener una comunicaci¨®n profunda con un beb¨¦, como lo puede tener una mujer, que vamos a cuidar peor, que nuestras emociones funcionan de otra manera¡±.
Ojal¨¢ seas una mujer, un hombre, ambas, ninguno. Ojal¨¢ no te importe el garabato genital, su proyecto sem¨¢ntico. Y lo reescribas junto con el tiempo, y sientas sus cosquillas y la celebres, escribe Neuman en las p¨¢ginas de Umbilical. Para ¨¦l la paternidad ha sido un proceso complejo porque, acepta, estaba muy atravesado por el relato de todas las limitaciones del padre ¡°com¨²n¡±, un padre que, adem¨¢s, es un individuo que no habla de sus dudas, sus miedos y expectativas con sus amigos varones padres o no padres, porque ese lugar ¨ªntimo y emocional no es todav¨ªa com¨²n entre los hombres. Es un espacio de colectivizaci¨®n de las emociones masculinas que se debe conquistar. ¡°Ah¨ª est¨¢ el punto. No solo en hacer otras cosas, sino en dejar de convertir esto en un asunto secreto, privado o carente de importancia literaria¡±.
Cuando Andr¨¦s Neuman habla de Telmo, que ahora se acerca a los tres a?os de edad, la energ¨ªa a su alrededor tambi¨¦n tiene el nombre y la presencia de su hijo. Hay cierta musicalidad en sus recuerdos y en el eco de las anotaciones que dieron forma a Umbilical antes y despu¨¦s de que naciera. ¡°Eso es lo que ha hecho siempre la literatura y la poes¨ªa en particular, tratar de nombrar algo que no sucede con palabras. Traducir a palabras fen¨®menos no verbales. Entonces me parec¨ªa muy atractivo el declararle mi amor a alguien que no puede todav¨ªa leer ni hablar¡±, cuenta,
Ahora ella tiene dos corazones. Uno suyo y rebelde; este m¨ªnimo y nuestro. A falta de otro nombre, lo llamaremos hijo. Umbilical est¨¢ dividido en dos partes, una previa antes de que Telmo llegue a casa, y otra cuando ya es parte de su cotidianidad, cuando los cuidados del peque?o beb¨¦ han invadido el territorio llamado hogar. Neuman llega al final del relato sobre su paternidad, sobre su hijo, y sobre su forma de asumirse ¨¦l mismo como hombre, y con cierta nostalgia, a pesar de que Telmo solo se acerca a sus primeros tres a?os de vida. La primera vez que Telmo conjug¨® en pret¨¦rito, Nueman sinti¨® un genuino duelo: ¡°pens¨¦ que se hab¨ªa acabado nuestro beb¨¦. Un beb¨¦ es presente absoluto. ¡®Pas¨® coche¡¯, me dijo, y yo pens¨¦, s¨ª, pas¨® coche y pas¨® beb¨¦¡±.
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