El Tren Maya acuchilla el sistema de cuevas y cenotes de Quintana Roo
El 29 de febrero debe inaugurarse el tramo 5 del megaproyecto de L¨®pez Obrador, que discurre de Canc¨²n a Tulum. EL PA?S recorre con espele¨®logos una de las 122 cavernas impactadas por la construcci¨®n contrarreloj de m¨¢s de 10.000 pilares
La cueva est¨¢ viva. El techo se achica, el suelo se alza pero a veces se hunde, las paredes se caen, crecen en otra parte. Aqu¨ª nada permanece intacto al tiempo. La cueva es una boca. Cubierta por colmillos de piedra, puntiagudos, formados gota a gota, salen de arriba y abajo, se tumban y avanzan de lado, son miles, peque?os y de metros, les ha llevado a?os llegar hasta aqu¨ª. La cueva es una guarida. Dentro se protege el agua que mantiene con vida todo lo que hay all¨¢ arriba. Ahora han llegado extra?os a la cueva: agujeros sin fondo, donde caen aves ahogadas; tubos de hierro, que han hecho estallar las estalagmitas en pedazos, toneladas de concreto, que van a vivir donde se recoge el agua. El sistema Aktun t¡¯uyul discurre por debajo del Tren Maya y su supervivencia se ve ahora amenazada por los miles de pilares que van a sostener el megaproyecto del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador.
Es domingo, pero siguen los trabajos en el tramo 5 del Tren Maya, que conecta Canc¨²n y Tulum. No hay descanso para los cientos de empleados que deben llegar a una fecha l¨ªmite imposible. El presidente de M¨¦xico anunci¨® que la obra estrella de su sexenio entrar¨ªa en funcionamiento el 29 de febrero. Entre los deseos del mandatario se ha interpuesto una selva que alberga uno de los sistemas geol¨®gicos m¨¢s fr¨¢giles del mundo, y que cobija, adem¨¢s, la fuente de agua de la que dependen dos millones de personas.
Est¨¢ hecha la brecha, eliminados unos 8,7 millones de ¨¢rboles y nivelado el terreno, pero falta por montar un puente cuyos trozos siguen despedazados en la tierra, hay que hacer unas 10.000 perforaciones en el suelo k¨¢rstico para despu¨¦s meter en esos agujeros pilotes de 25 metros de largo, unirlos con una estructura elevada, colocar las v¨ªas, la se?alizaci¨®n y, acaso, probarlo. Faltan 36 d¨ªas para inaugurar una obra que en la mayor¨ªa de su trozo parece reci¨¦n empezada.
Este tramo fue desde el inicio el tal¨®n de Aquiles del ambicioso proyecto de L¨®pez Obrador, que busca unir con 1.550 kil¨®metros de v¨ªa toda la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n, en pro de llevar empleo y crecimiento econ¨®mico a una de las regiones m¨¢s pobres de M¨¦xico. El presidente logr¨® inaugurar un tercio del recorrido, de Palenque a Canc¨²n, a final de diciembre, pero le queda lo m¨¢s complicado: el sistema de cuevas y cenotes de Quintana Roo.
Manitas y Oppenheimer
La caverna abre sus fauces en la roca. Est¨¢ a unos seis metros de profundidad y no hay sendas ni caminos que la descubran. Fue localizada en 2015 por el cart¨®grafo Peter Sprouse, pero apenas el a?o pasado se descubrieron algunos de sus brazos subterr¨¢neos, a los que llamaron Manitas y Oppenheimer. Recibe a los espele¨®logos con una piscina de agua cristalina. Hacia el interior, la luz se va quedando atr¨¢s y solo las l¨¢mparas de los cascos rompen la oscuridad total. La cueva brilla al alumbrarla: lo hacen las gotas que se forman en las puntas de las estalactitas y el calcio que se queda en las estalagmitas. Solo suena el agua cuando golpetea las paredes y tambi¨¦n cuando la caverna se la traga para escupirla en otro lado.
Dice Talism¨¢n Cruz que aqu¨ª vive la anguila ciega, un pez del que solo hay registro de 100 en todo el mundo. La mayor¨ªa viven en estas cuevas. El joven espele¨®logo se?ala un diminuto camar¨®n, tambi¨¦n ciego, tambi¨¦n en peligro de extinci¨®n: ese es su alimento. ?Saben los dem¨¢s de esta vida submarina? Pregunta y apunta a un ¨¢rbol, en mitad de un islote, que ha picado la piedra para buscar el agua de este acu¨ªfero, con sus ra¨ªces desplegadas, bebiendo. Tambi¨¦n un ar¨¢cnido de seis patas que solo se mueve en horizontal porque ¡°?c¨®mo te mover¨ªas t¨² si tuvieras los ojos en la posici¨®n de las orejas?¡±. La primera vez que Talism¨¢n entr¨® a una cueva ten¨ªa 12 a?os y ya no hubo vuelta atr¨¢s. Particip¨® en la fundaci¨®n de una organizaci¨®n de ciencia ciudadana, llamada Cenotes Urbanos, con la que mapean las cavernas que hay cerca de su casa, en Playa del Carmen.
Han localizado 122 en este tramo sobre el que ahora debe discurrir el tren y que han quedado impactadas por esta primera fase de construcci¨®n. ¡°Muchas de esas cavernas tienen acceso a la superficie, por eso las conocemos, pero eso no quiere decir que no existan otras tantas m¨¢s que no conocemos los accesos, pero que ah¨ª est¨¢n y que el trazo les est¨¢ afectando¡±, explica a EL PA?S, el espele¨®logo y experto en agua Guillermo D¡¯Christy. Antes pasaban los domingos investigando las cuevas, ahora documentan c¨®mo desaparecen. ¡°Ya s¨¦ lo importante que es lo que hay aqu¨ª y lo est¨¢n destruyendo¡±, dice Cruz, que tiene 19 a?os, va a empezar Biolog¨ªa en agosto y ya sabe que su tesis va a ser sobre la anguila ciega yucateca, ¡°no puedo no hacer nada¡±. Se est¨¢n llevando lo que ama.
Las perforadoras encima de la cueva
Tras cruzar a nado el agua turquesa y de arrastrarse con cuidado entre los espeleotemas, todo se rompe. Lo primero que impacta es la claridad. Despu¨¦s el sonido de las taladradoras. En una de las salas del sistema Aktun t¡¯uyul cuatro agujeros de 1,2 metros de di¨¢metro han perforado el techo de la caverna. Los huecos siguen hacia abajo; no se ve el fondo, pero tienen 25 metros de profundidad, seg¨²n los ingenieros militares del Tren Maya, porque es ah¨ª donde aseguran que han encontrado suelo firme. ¡°En realidad no hay suelo firme a esa altura: tenemos una capa de dos kil¨®metros de suelo c¨¢rstico antes de llegar a un suelo verdaderamente firme como ser¨ªa el granito¡±, apunta D¡¯Christy.
El techo de la caverna ¡ªque es el suelo de la selva y, por tanto, del tren¡ª se despedaza al tocarlo con la mano. La roca es blanda, arenosa. ¡°Es un suelo sumamente poroso y suave, porque en el sistema k¨¢rstico constantemente se disuelve la roca y se reconstituye en alg¨²n otro punto¡±, explica. El espele¨®logo considera ¡°inevitable¡± el derrumbe de alguna de estas delicadas cuevas tras la inauguraci¨®n del tren.
¡°Lo hemos visto ya en la carretera 307 que corre de Canc¨²n hacia Chetumal, donde hay una gran cantidad de subsidencias porque el suelo se disuelve y entonces la carretera se asienta. Aqu¨ª tambi¨¦n va a suceder. Imaginemos un tren a 160 kil¨®metros por hora, el peso, la vibraci¨®n, ?qu¨¦ posibilidad habr¨ªa? Los expertos en geolog¨ªa y en hidrolog¨ªa nos dicen que con que haya apenas unos cuatro o cinco cent¨ªmetros de una subsidencia es suficiente para que pudiera haber un accidente. Aqu¨ª el gran tema es que no hay un estudio, nadie nos ha venido a explicar si es factible esta obra en realidad¡±, protesta, en relaci¨®n con que este trazado del tren no cuenta con una Manifestaci¨®n de Impacto Ambiental (MIA), el informe que se otorga a la Secretar¨ªa de Medio Ambiente federal para que apruebe cada construcci¨®n.
En un primer momento estaba planeado que el tramo 5 fuera todo elevado por la carretera federal, pero era demasiado costoso y lento para los plazos del Gobierno. Se baraj¨® despu¨¦s que fuera al lado de la calzada, pero eso implicaba que el sector hotelero, que tiene controlado todo el litoral de la Riviera Maya, desplazara sus entradas y partes de construcciones. Los empresarios se opusieron. Entonces el trazo pas¨® a la selva: ah¨ª no iban a protestar los jaguares ni los cenotes. El director de Fonatur, Javier May, cuando la dependencia todav¨ªa controlaba el proyecto dijo: ¡°El Tren Maya va a ras de tierra, no se va a elevar y no se va a usar la zona urbana. Esta decisi¨®n nos permite decir que la obra se va a concluir en tiempo¡±.
Ese trazado implicaba un alto riesgo, por la vibraci¨®n, para muchos de los delicados sistemas de cavernas que est¨¢n a flor de suelo. Entonces, en febrero de 2023, el Gobierno dio un nuevo giro y anunci¨® que se iban a elevar 42 kil¨®metros de los 67 que van de Playa del Carmen a Tulum. ¡°M¨¢s del 60% de la v¨ªa ser¨¢ viaducto elevado para proteger el suelo k¨¢rstico, cenotes, cavernas, y r¨ªos subterr¨¢neos de la zona¡±, dijo tambi¨¦n May, un poco antes de que le quitaran el proyecto para d¨¢rselo oficialmente a la Secretar¨ªa de Defensa. ¡°Debajo de la capa de agua dulce y del nivel medio del mar, el terreno es muy consistente, muy uniforme, pr¨¢cticamente no hay karsticidad, entonces la decisi¨®n fue: v¨¢monos a 25 metros de la superficie¡±, explic¨® el a?o pasado el coronel Carrasco, que dijo que se hab¨ªan hecho 3.600 sondeos adem¨¢s de pruebas de carga. Hasta ahora ninguno de esos documentos se han hecho p¨²blicos. En esa misma idea profundizaron las tres empresas encargadas de esta parte del tramo, Mota-Engil, Grupo Indi e ICA, que aseguraron que esta nueva idea permit¨ªa ¡°una interacci¨®n amable con el entorno geof¨ªsico¡±.
Hierro donde no se permite bloqueador
A unos pocos metros de los primeros agujeros de la cueva ¡ªa la que los espele¨®logos denominaron Oppenheimer¡ª sobresalen dos pilotes de acero. Hasta ahora no se hab¨ªan conseguido fotograf¨ªas tan n¨ªtidas de c¨®mo el hierro negro rompe la roca. En los cenotes y cavernas tur¨ªsticos no se permite el ingreso con bloqueador solar, ni repelente de mosquitos, tampoco con maquillaje o sustancias que puedan quedarse en el agua, es en esos mismos espacios donde van a entrar ahora entre 8.000 y 17.000 pilares de hierro.
¡°Este acero est¨¢ directamente en contacto con el acu¨ªfero y con un agua que tiene una gran cantidad de cloruros, que son sales que aceleran los procesos de corrosi¨®n de los metales. Entonces todo el metal de esas pilas de concreto se va a estar disolviendo y se est¨¢ yendo hacia el acu¨ªfero¡±, a?ade D¡¯Christy: ¡°Todas las pilas que ya atraviesan el acu¨ªfero y que tienen hierro ya est¨¢n contaminando¡±. El riesgo, apunta la activista Cristina Nolasco, que lleva un a?o y medio documentando el impacto del tren en las cuevas, es que ese manto acu¨ªfero es del que depende el Estado de Quintana Roo: ¡°Esa agua es la que nos llega potable a nuestras casas, de la que vive tanto el jaguar como el coat¨ª y cualquier mam¨ªfero terrestre¡±.
Ning¨²n pueblo contra el tren
Desde el Fraccionamiento del Sol, en la ciudad de Playa del Carmen, no se ve la arena ni el mar. S¨ª suenan como un fuerte zumbido las excavadoras. La estaci¨®n del tren en Playa est¨¢ a nueve kil¨®metros de la l¨ªnea de costa y de la zona hotelera. Enclavada en un gran predio, que antes estaba abandonado, ha quedado escoltada por decenas de humildes viviendas. En estos barrios es donde viven los trabajadores de los resorts, son ellos quienes conviven desde hace meses con el traj¨ªn de la maquinaria. Sin embargo, dicen, el ruido no les molesta.
Para Rosario, de 40 a?os y originaria de Veracruz, el tren representa una posibilidad de algo que ella no tiene y necesita mucho: un empleo. ¡°Ahora est¨¢n en la construcci¨®n pero igual y luego necesitan para la limpieza o para darle servicio¡±, dice con una sonrisa mientras tiende la colada en su peque?o patio. Piensa lo mismo Carlos Mario, de 38 a?os, antes de irse a trabajar en su mototaxi. Tambi¨¦n Edgar, de 23, que lleg¨® desde Tabasco a Playa del Carmen por la oferta laboral, y ahora regenta un peque?o abarrotes. Cree tambi¨¦n que se va a facilitar el traslado a otros Estados. Preguntados por el impacto en la selva y los cenotes, los tres creen que el Gobierno est¨¢ tratando de cuidarlos.
La comunidad Vida y Esperanza est¨¢ asentada en el camino del Tren Maya. Han creado nuevas fondas de comida para los operarios de la obra, que avanzan sin descanso. Hace unas semanas, los vecinos de este pueblo salieron a protestar por el proyecto, pero, explican, no contra el proyecto. Ocuparon algunos titulares porque cortaron el acceso de una de las carreteras. Piden al Gobierno que les arregle un camino de tierra embarrado con el que se llega a su comunidad, que lo asfalten, le pongan luces y se?ales. En una reuni¨®n con los militares, estos les presentaron en una comida con tacos de cochinita pibil los dise?os de lo bien que se iba a ver la nueva carretera; iba a quedar, les dijeron, mejor que la del pueblo vecino y eso que all¨¢ pasan m¨¢s veh¨ªculos. Pero a cambio, el coronel les ped¨ªa ya no hicieran m¨¢s protestas, porque no pueden pasar los materiales y el concreto se echa a perder. En el pueblo accedieron, lo dijeron claro: ¡°Aqu¨ª no hay nadie en contra del tren¡±.
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