Los charros de Chimalhuac¨¢n cada a?o se burlan m¨¢s de Maximiliano de Habsburgo
Uno de los carnavales m¨¢s antiguos y caros del pa¨ªs trata de romper con m¨²sica y baile el estigma de violencia y pobreza que envuelve al tercer municipio m¨¢s inseguro del Estado de M¨¦xico
En el jard¨ªn de la casa de la familia Casta?eda-Valverde comienzan a llegar los primeros charros. Sus trajes de plata y oro deslumbran bajo el sol a las 12 de la ma?ana. Ellas entran con vestidos n¨ªveos que rematan franjas de l¨ªneas naranjas, azules y amarillas. El adorno m¨¢s importante lo llevan ellos. M¨¢scaras de tez blanca con barbas de todos los colores. Es la indumentaria que durante tres meses inunda el municipio de Chimalhuac¨¢n. Representan a los europeos, aquellos que bailaban en los grandes salones del emperador Maximiliano de Habsburgo. Este carnaval lleva m¨¢s de 150 a?os burl¨¢ndose de los lujos que llenaban los palacios en el siglo XIX, en el que ahora es uno de los municipios m¨¢s inseguros y pobres del Estado de M¨¦xico. En 2024 la festividad, que dura tres meses, ha alcanzado su m¨¢ximo n¨²mero de participantes, que llenan las calles de m¨²sica y bailes.
El nombre de la comparsa que actuar¨¢ ese lunes es La Octava de Chimalhuac¨¢n. Para los 40 integrantes es el tercer y ¨²ltimo d¨ªa recorriendo su colonia, la San Pablo, al norte del municipio. Ricardo Valverde fue el promotor de la agrupaci¨®n hace cinco a?os. ¡°Practicamos los bailes desde dos meses antes. Se ensaya en las casas de los integrantes¡±, explica el hombre de 33 a?os.
El baile y la diversi¨®n son innegociables en un carnaval. Pero lo m¨¢s llamativo en el de Chimalhuac¨¢n son los trajes. Est¨¢n bordados con canutillo de oro o plata y valen una fortuna. ¡°Uno como este puede costar entre 70.000 y 100.000 pesos (entre 4.200 y 6.000 d¨®lares)¡±, explica Valverde con su vestimenta dorada con s¨ªmbolos fara¨®nicos. Los artesanos, que abundan en la localidad, pueden tardar hasta tres meses para fabricarlos. Los dise?os pueden representar cualquier cosa. El de Cristopher Bautista lleva bordado en grande a un Super Mario de oro acompa?ado de otros personajes de la saga de Nintendo. ¡°Lo rent¨¦ a medias con un amigo. Me cost¨® unos 1.500 pesos, solo para hoy¡±, explica el chico de 23 a?os. Muchos de los trajes se alquilan para un solo d¨ªa.
Las charras se arreglan los vestidos entre ellas en el sal¨®n de la casa. A las m¨¢s j¨®venes las ayuda Mar¨ªa Azucena Valverde, hermana de Ricardo, a ponerse los tocados y la faja naranja. Estudiante de dise?o de moda, la mujer de 46 a?os hace a mano las vestimentas para las chicas desde que se form¨® La Octava. El detalle de este a?o es el colibr¨ª de color azul que luce en el sombrero de las charras. ¡°A nosotras nos significa alegr¨ªa, confianza, pero suerte m¨¢s que nada¡°, explica la artesana sobre las aves bordadas. Cada a?o hace un dise?o distinto que se estrena el segundo d¨ªa del carnaval. Los vende a entre 6.000 y 9.000 pesos, un ¡°precio familiar¡±.
El ambiente de las comparsas es de uni¨®n entre t¨ªos, hijos, nietos, primos y amigos. Este es la primera participaci¨®n de B¨¢rbara D¨ªaz, de 18 a?os. ¡°El primero en unirse fue mi t¨ªo. Me vino a buscar y dije que quer¨ªa formar parte. Llevo todo el a?o esperando a que llegue este momento¡±, explica la muchacha. El precio que tienen que pagar por actuar con la comparsa para bailar es de unos 14.000 pesos, con los que se costean los gastos de la bebida y la comida de los tres d¨ªas de carnaval de la agrupaci¨®n y la orquesta.
Sobre el c¨¦sped del jard¨ªn de los Casta?eda-Valverde la agrupaci¨®n musical practica con los saxofones, las trompetas, el acorde¨®n y los trombones. Se afinan las guitarras y el bajo. Fabiola y ?ngeles, de 50 y 19 a?os, son herederas de la Dinast¨ªa Normand¨ªa, su apellido. ¡°Viene de nuestros abuelos y bisabuelos. Ellos formaron las orquesta para los primeros carnavales de Chimalhuac¨¢n¡±, explica ?ngeles. La m¨²sica y el carnaval surgieron casi al mismo tiempo. En Chimalhuac¨¢n hay 14 orquestas, la mayor¨ªa de m¨²sicos de profesi¨®n que cobran hasta 50.000 pesos por actuaci¨®n. Durante los tres meses de la festividad algunas act¨²an hasta en 30 fechas.
Son las 14.00 de la tarde. Es hora de comenzar la fiesta. La m¨²sica ir¨¢ a tres ritmos: virginias, pasos dobles y cuadrillas. Estas ¨²ltimas eran las que se bailaban en los salones de Maximiliano de Habsburgo y son las que m¨¢s se ensayan. En el gran jard¨ªn de la casa los charros comienzan a ponerse las m¨¢scaras que simulan las caras de los europeos que acud¨ªan a palacio. Barbas azules, marrones, rojas, de plata o con cristales incrustados dan el aspecto burlesco al carnaval. Solo tres artesanos en el pueblo siguen haciendo estas grotescas caretas de cera que comenzaron a fabricarse en 1940.
Los charros y las charras comienzan a bailar una virginia que durar¨¢ unos 10 minutos. El ritmo es r¨¢pido y todos se llevan una mano a la cadera y otra al sombrero. Un chico al que no se puede conocer por la m¨¢scara saca a Azucena Valverde y rompen el hielo hasta que todos bailan. Hay unas 80 personas que beben whisky, cervezas o refrescos alrededor de los protagonistas. Sim¨®n Valverde lo observa con aire cansado. ¡°S¨ª bailo, pero ya las fuerzas¡±, explica el padre de Ricardo y Mar¨ªa Azucena, de 84 a?os. Comenz¨® a bailar con 16 y durante toda la vida el mismo se bord¨® los trajes. ¡°Antes los hombres se vest¨ªan de charras. Ellas empezaron a bailar como en los 50¡å, recuerda.
Tras tres virginias, todos salen del jard¨ªn. Una comitiva de unas 120 personas recorre, bajo el sol abrasador, una cuadra. De un altavoz sale una voz que dice: ¡°?Vamos a echarle ¨¢nimo!¡±. Los bailarines llegan a la casa de la familia Cu¨¦llar. Los hogares que las comparsas visitan son los de las familias de la colonia que lo hayan pedido. Pagar¨¢n un m¨ªnimo de 500 pesos por la actuaci¨®n. Las calles, con casas sin pintar que muestran el ladrillo, son el paisaje que recorren los charros cargando los hasta 10 kilos de peso de los trajes durante un kil¨®metro en unas cinco horas. Luego, una barbacoa bajo una carpa ser¨¢ el lugar en el que la fiesta se alargar¨¢ hasta la madrugada.
Tradici¨®n, cultura e inseguridad
Los carnavales de Chimalhuac¨¢n tienen m¨¢s de 150 a?os de tradici¨®n. ¡°Surge de los mexicanos inconformes con la opresi¨®n del Gobierno del emperador, pues nos burl¨¢bamos de sus grandes bailes en grandes salones¡±, explica Ricardo Valverde, que conoce muy bien porque baila. La leyenda cuenta que una persona de Chimalhuac¨¢n que trabajaba en el castillo fue quien cont¨® al pueblo lo que pasaba en esas lujosas fiestas de Maximiliano de Habsburgo, el austriaco que fue emperador de M¨¦xico entre 1863 y 1867. De ah¨ª las m¨¢scaras de tez blancas con largas barbas.
Desde su comienzo el carnaval no ha hecho sino crecer. El titular de Cultura del municipio de Chimalhuac¨¢n, Mario L¨®pez, revela la importancia de la festividad para el municipio. ¡°Hay un desarrollo econ¨®mico a partir del desarrollo cultural. Se venden trajes, vestidos, sombreros, m¨¢scaras. Es una derrama muy grande¡±, explica sobre unas cifras que no han podido cuantificar.
Lo que mueve el carnaval es a la gente, tanto del pueblo como de fuera. ¡°El d¨ªa 4 de febrero, el del gran desfile, participaron m¨¢s de 7.000 personas¡±, explica L¨®pez. A partir de esa fecha las 140 comparsas que forman el carnaval ¡ªhace un a?o eran 132¡ª recorrer¨¢n sus colonias hasta el 30 de abril. Los d¨ªas en los que sale cada comparsa se sortean antes de la festividad. El ¨¢rea de cultura del municipio apoya con una cuant¨ªa de entre 25.000 y 35.000 pesos a las comparsas en uno de los carnavales m¨¢s caros del mundo.
Las comparsas salen a unas colonias que son las terceras m¨¢s inseguras del Estado de M¨¦xico y las sextas pa¨ªs, seg¨²n la ¨²ltima Encuesta de Seguridad Ciudadana. Casi nueve de cada diez personas de Chimalhuac¨¢n (705.193 habitantes) percibe inseguridad en las calles. La localidad tambi¨¦n est¨¢ en los primeros puestos estatales de pobreza, con un 69% de su poblaci¨®n en esta situaci¨®n.
Un estigma que los integrantes de La Octava de Chimalhuac¨¢n y el titular de cultura tratan de sacarse de encima a trav¨¦s del arraigo cultural. ¡°Claro que Chimalhuac¨¢n tiene problemas, pero claro que tambi¨¦n la gente participa en comunidad. No todo aqu¨ª es violencia. Chimalhuac¨¢n es convivencia sana, diversi¨®n, alegr¨ªa. Es el Chimalhuac¨¢n vivo¡±, explica L¨®pez. La visi¨®n de Ricardo Valverde tambi¨¦n trata de que se vea la cultura en vez de la inseguridad. ¡°Es una forma de decir ¡®?Alto! Dejemos a un lado todo eso y demos la oportunidad de que salga a relucir la cultura que nos identifica¡±, dice el charro.
A pesar de los bajos salarios que se pagan en el Estado de M¨¦xico, de 4.370 pesos mensuales, seg¨²n la Encuesta Nacional de Ocupaci¨®n y Empleo, los desembolsos en estos carnavales ascienden a cifras astron¨®micas. El carpintero Gerardo de Jes¨²s declara su pasi¨®n. ¡°El baile siempre me ha gustado. Nos ense?a capacidad y actitud, adem¨¢s de mostrar al mundo c¨®mo es nuestra naci¨®n¡±, explica el hombre de 38 a?os, que anualmente gasta unos 20.000 pesos en el alquiler del traje y la participaci¨®n.
Haide Peralta mira orgullosa a su hijo Luis Antonio bailar. Ella se ha gastado m¨¢s de 30.000 pesos en los carnavales sin haber bailado ni una vez. ¡°La afici¨®n de mi hijo viene de su abuelo y su bisabuelo. El carnaval se lleva en la sangre¡±, explica la mujer de 46 a?os. A los 17, su hijo luce un lujoso traje con dioses griegos bordados en oro y una barba con cristales incrustados. Peralta es clara: ¡°Como madre prefiero gastarme el dinero en esto, a que se ande drogando¡±.
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