Jes¨²s Zambrano, l¨ªder nacional del PRD: ¡°No s¨¦ por qu¨¦ asimilan a Los Chuchos con la decadencia del partido¡±
El veterano dirigente hace balance del desastroso resultado de la elecci¨®n del 2 de junio, evoca su juventud guerrillera y dice que el M¨¦xico de Morena ¡°va rumbo a Venezuela¡±
En busca de la met¨¢fora perfecta, la historia reciente del PRD encaja en realidad en cantidad de s¨ªmiles catastrofistas, tipo, arrasado por el tsunami de Morena, o v¨ªctima de sus guerras tribales, o carcomido por la termita de la corrupci¨®n¡ Nada de eso asoma, sin embargo, en los gestos del dirigente del partido, Jes¨²s Zambrano, solemne como pocos en la derrota, habitante de un mundo m¨ªnimo, armado sobre una posibilidad remota: que la formaci¨®n no pierda el registro y, por tanto, cientos de millones de pesos en financiaci¨®n.
Se mantiene tranquilo, Zambrano (Empalme, Sonora, 1953), que parece navegar un mar en calma y no una tempestad generacional, como la que amenaza con hundir definitivamente al Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica. Fundado en 1989, la formaci¨®n obtuvo menos del 3% de los votos en las elecciones del 2 de junio, porcentaje m¨ªnimo para seguir con vida. El fin de semana, Zambrano lleg¨® a decir que el PRD hab¨ªa muerto, aunque luego recul¨® y se?al¨® que lo que hab¨ªa muerto era una etapa del PRD. ?l y su equipo, a?adi¨®, se alistan para la siguiente.
Viejo guerrillero, veterano de mil batallas, Zambrano recibe a EL PA?S en su casa, en el sur de Ciudad de M¨¦xico. La tarde es bochornosa. El cielo semeja una cubeta de agua sucia, porquer¨ªa flotante. Un enorme cipr¨¦s domina el jard¨ªn de la casa, s¨ªmbolo mortuorio: de todos los ¨¢rboles que ¨¦l y su familia pudieron elegir, tomaron el favorito de los panteones. ¡°Hicimos la casa estilo campirano¡±, explica, ¡°con el jard¨ªn adelante. Cuando llueve y todo reverdece, el parque de ah¨ª enfrente parece la extensi¨®n del jard¨ªn¡±, dice, complacido.
El pol¨ªtico juguetea con un vaso lleno de hielos. De colmillo afilado, Zambrano, que dirige el PRD desde 2020, es cauto. Ante preguntas comprometidas, generaliza y evita los detalles. Critica a viejos colegas del partido, muchos ahora en Morena. Dice que con el partido de Gobierno, ¡°M¨¦xico va rumbo a Venezuela¡±. Discrepa de las lecturas que igualan la decadencia del PRD con la prevalencia de su grupo, conocido popularmente como Los Chuchos, por su nombre y el de su colega, Jes¨²s Ortega. ¡°No s¨¦ por qu¨¦ nos asimilan con la decadencia del partido¡±, dice, muy serio.
Solo parece relajarse cuando recuerda aquel episodio de hace m¨¢s de 50 a?os, en 1974, en que un militar casi le arranca la boca de un disparo, despu¨¦s de una persecuci¨®n en Culiac¨¢n, tras un intento de levantamiento armado contra el Gobierno. Quiz¨¢ algo forzado, el paralelismo resulta demasiado apetitoso como para dejarlo pasar. Zambrano y la forma de enfrentar la muerte, metaf¨®rica y literal, con medio siglo de diferencia. Zambrano y la supervivencia, todo un tema.
Pregunta. Ten¨ªa entendido que el que le dispar¨® le hizo hincarse, le tir¨® adrede en la boca y le dio por muerto.
Respuesta. No, no fue as¨ª. En medio de la balacera, a m¨ª me pregunta mi compa?ero, ¡®compita, ?damos el enfrentamiento o nos entregamos?¡¯ Los militares y los judiciales estatales nos gritaban de ¡®?r¨ªndanse, hijos de su perra madre!¡¯. Y yo dije, ¡®a ver, si damos el enfrentamiento, nos van a matar. Mejor entregu¨¦monos. Nos van a torturar, s¨ª, a lo mejor nos matan en la tortura, pero a lo mejor, si sobrevivimos, nos escapamos. Entonces nos entregamos. Y as¨ª como estamos aqu¨ª t¨² y yo, el cabr¨®n me tira y me pega en la boca. Me dec¨ªa, ¡®t¨² me tiraste a matar hijo de tu pinche madre¡¯. Era justo al que le hab¨ªa disparado en el tejado antes.
P. Le hab¨ªa visto antes, cuando trataban de entrar a su refugio y usted dispar¨®.
R. Pues s¨ª, para su mala fortuna me peg¨®, pero no me mat¨®, porque ¨¦l quer¨ªa matarme. Ciertamente, el impacto me dobleg¨®, me qued¨¦ de hinojos, me ca¨ª de rodillas¡ Y as¨ª, de rodillas, con la cabeza en alto, me pega un cachazo con su pistola, pero ya otro compa?ero le dijo, ¡®ya d¨¦jalo¡¯. Y nos llevaron caminando hasta donde estaba su camioneta. Estuvimos en la c¨¢rcel dos a?os all¨¢ en Culiac¨¢n.
P. ?Qu¨¦ tal estuvo?
R. Bueno, f¨ªjate que¡ Depende de la actitud con la que llegas a la c¨¢rcel. Siempre dije que para m¨ª, el paso por la c¨¢rcel era un accidente de trabajo. Para otros fue una tragedia, y ya cuando salieron no quisieron seguir luchando, pero nosotros¡ Varios salimos y seguimos trabajando. Hasta que de repente nos dimos cuenta de que era equivocado, de que no hab¨ªa condiciones para una lucha armada. Y dejamos las armas.
P. Pero, ?qu¨¦ vio usted que le hizo pensar eso?
R. Estuvimos a punto de que nos volvieran a detener muchas veces. Y sab¨ªamos que si nos volv¨ªan a detener nos iban a matar. Entonces, empezamos a decir, a ver, nos equivocamos¡ Hab¨ªan asesinado a muchos l¨ªderes. Y ya fundamos un grupo propio para vincularnos con movimientos obreros, campesinos, etc¨¦tera. Luego nos encontramos con otros grupos que no hab¨ªa ido a la guerrilla. Y ya logramos formar una organizaci¨®n m¨¢s amplia, que fue la que acudi¨® en su momento a la conformaci¨®n del Partido Mexicano Socialista.
P. Ah¨ª conoce a Jes¨²s Ortega.
R. Ah¨ª, conozco a Ortega, a Heberto Castillo¡ Ortega venia del viejo Partido Socialista de los Trabajadores, con una estrategia de acuerdos con el PRI. Pero Ortega y otros ya no estaban de acuerdo con eso, rompieron y en esa ruptura nos encontramos todos. El grupo nuestro era muy ortodoxo, marxista-leninista, muy dogm¨¢tico. Pero nosotros luego rompimos con todo el dogma. Era la segunda ruptura, primero las armas, luego el dogmatismo.
P. Se impone la l¨®gica de negociar, negocia, negociar
R. Bueno, era dialogar para construir, m¨¢s que negociar.
P. Usted nunca estuvo en el PRI.
R. Nunca
P. Muchos de los compa?eros del frente que lanzaron a las elecciones de 1988, con Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, y luego del PRD s¨ª, ?c¨®mo fue eso?
R. Ellos ven¨ªan de ah¨ª, pero hab¨ªan roto con el partido. Los que ven¨ªamos de la guerrilla, los grupos clandestinos que hac¨ªan trabajo obrero, etc¨¦tera, ¨¦ramos los que m¨¢s nos llegamos a entender con ese PRI que rompi¨®. Coincid¨ªamos con muchos planteamientos de la defensa de la soberan¨ªa, todo eso.
P. Antes le preguntaba por Ortega. Seguramente no habr¨¢ mancuerna pol¨ªtica m¨¢s famosa que ustedes, los Chuchos, asociada seguramente a la imagen m¨¢s decadente del partido.
R. Nosotros fuimos los que impulsamos las reformas pol¨ªticas m¨¢s importantes. No s¨¦ por qu¨¦ nos asimilan con la decadencia. Nos cargan demasiados sambenitos. Nosotros fuimos los que participamos en la gran reforma pol¨ªtica electoral de 1996, junto a [Porfirio] Mu?oz Ledo, que permiti¨® que aqu¨ª en Ciudad de M¨¦xico se hicieran elecciones por primera vez. Cambiamos pr¨¢cticamente el r¨¦gimen pol¨ªtico. Impulsamos la credencial para votar con foto, que se ha convertido en la principal c¨¦dula de identidad nacional.
Luego, como hemos sido un grupo pol¨ªtico dentro del partido muy consistente, homog¨¦neo, llegamos a tener un papel importante en las decisiones del PRD. Posteriormente, nos hicieron a un lado, aunque nos acusaban de que segu¨ªamos dirigiendo el partido.
P. Entonces, ?usted dice que el poder de Los Chuchos es un mito?
R. El poder de Los Chuchos como grupo dominante y hegem¨®nico que ha dirigido este partido durante 18 a?os no es que sea un mito, es una falsedad. Y que nos quieran echar ahora la responsabilidad de los problemas del PRD¡ Es una irresponsabilidad. Yo asumo la parte que me corresponde, no eludo la autocr¨ªtica.
P. ?Cu¨¢l es esa parte?
R. Pues, siendo presidente, no haber tomado o impulsado medidas para enraizar m¨¢s al PRD donde ten¨ªamos baja presencia. No haber tenido la sensibilidad, o tambi¨¦n la energ¨ªa, la convicci¨®n, el arrojo, para ir al encuentro con otros grupos fuera del partido, para construir algo nuevo.
P. Bueno, ?c¨®mo se siente estos d¨ªas, despu¨¦s de la elecci¨®n?
R. Ocupado y preocupado, en ese orden. Estamos trabajando en nuestros alegatos ante el tribunal electoral para hacer valer las impugnaciones que hemos presentado. Fue una elecci¨®n terriblemente desequilibrada, con violaciones graves a la Constituci¨®n y a las leyes, cometidas por el presidente. El uso de recursos p¨²blicos para compra de votos fue indiscriminado, igual que la violencia que azoto al proceso.
Nosotros presentamos m¨¢s de 200 juicios de inconformidad por inconsistencias. En 74 distritos tratamos de hacer valer que la violencia que se present¨®, de la que fuimos v¨ªctimas de una u otra manera, incidi¨® de manera significativa para bajar la votaci¨®n. En esos 74 distritos, perdimos cerca de medio mill¨®n de votos.
P. ?Cu¨¢l es el objetivo de m¨¢ximos de sus impugnaciones?
R. Que anulen un importante n¨²mero de casillas, lo que reducir¨ªa la votaci¨®n valida emitida. Con el volumen de votos que mantendr¨ªa, el PRD llegar¨ªa a alcanzar el 3% que marca la ley para mantener el registro. Hay 14 estados en la rep¨²blica donde el PRD tiene m¨¢s del 3%. Sin registro nacional, habr¨¢ 14 PRD locales, y, si lo mantenemos, nos quedaremos con el nacional.
P. ?Qu¨¦ ha querido decir estos d¨ªas con este asunto del nuevo ciclo del PRD?
R. Pretendemos que sea un ciclo virtuoso. Si mantenemos el registro, lo pondremos al servicio de una fuerza socialdem¨®crata, progresista, identificada con las mejores causas del pa¨ªs, pero que sea resultado al mismo tiempo de la conjunci¨®n de esfuerzo con otros liderazgos, grupos diversos de sociedad civil, la intelectualidad, la cultura, etc¨¦tera, que podamos caminar juntos y le demos una nueva fisionom¨ªa a la fuerza partidaria. Si no tenemos el registro, entonces, iniciar de inmediato y con todos estos sujetos pol¨ªticos una ruta para, en 2025, informar al INE de nuestra intenci¨®n de construir un nuevo partido nacional.
P. Son 35 a?os desde que nace el PRD. ?De qu¨¦ se enorgullece?
R. De haber irrumpido como una fuerza pol¨ªtica nueva, que llev¨® a que la izquierda en la que militamos previamente, que se mov¨ªa en los m¨¢rgenes, se volviera competitiva. Entre los recuerdos m¨¢s importantes est¨¢ la reforma pol¨ªtico electoral de 1996, en que logramos cambios fundamentales en el sistema pol¨ªtico mexicano. La verdadera transici¨®n empez¨® ah¨ª y en el 97, cuando ganamos la capital y empezamos a impulsar reformas importantes de car¨¢cter social en beneficio de la gente. Son aportaciones muy valiosas y me siento muy orgulloso.
P. Le¨ªa en una entrevista a C¨¢rdenas, sobre la reforma de 1996 y sobre el congreso del partido en ese contexto, en que se opon¨ªan dos visiones, la de pactar con el PRI o no. Y dice: ¡°Hubiera sido mejor definir el rumbo, tanto de unos como de otros, en vez de haber terminado en una mezcolanza que, a fin de cuentas, se redujo a las cuotas y al reparto del partido. Eso fue lo que acab¨® al PRD.¡±
R. Me llama la atenci¨®n que C¨¢rdenas diga que esa reforma del 96 fue el principio del fin, yo dir¨ªa que fue el mayor esplendor¡ Gracias a ella ¨¦l fue electo democr¨¢ticamente. Otra cosa fueron las reformas de los estatutos del partido, para reconocer este asunto de las corrientes, que fueron una forma de buscar equilibrio entre los grupos y el dirigente, el caudillo. Despu¨¦s este manejo de las corrientes se pervirti¨®, y yo lo he criticado reiteradamente. Son parte de los problemas que llegamos a tener. Porque de repente, en vez de estar viendo qu¨¦ problemas hab¨ªa en el pa¨ªs, est¨¢bamos m¨¢s preocupados por ver cuantas candidaturas le tocaban a cada corriente. Y eso fue parte de nuestros problemas end¨¦micos.
P. Dec¨ªa Agust¨ªn Basave el otro d¨ªa que exist¨ªa la broma de que en el PRD se repart¨ªan hasta los mil¨ªmetros de oficina seg¨²n la fuerza de la corriente.
R. Es una exageraci¨®n. Basave fue un presidente ef¨ªmero, pens¨¢bamos que un dirigente no militante podr¨ªa sacar adelante al partido. No sucedi¨®. Fue un experimento fallido.
P. Bueno, han sido bastantes experimentos fallidos¡
R. ¡ Incluso hicimos una reforma estatutaria para ¨¦l, porque no hab¨ªa sido militante. Y los estatutos exig¨ªan dos a?os, creo. Pero, ?a qu¨¦ otros experimentos te refieres?
P. Bueno, ha habido denuncias de fraude muchas veces despu¨¦s de elecciones internas, 1999, 2008, por ejemplo.
R. Pues s¨ª¡ Fue parte de nuestros problemas, pero pr¨¢cticamente, despu¨¦s de 2012, el PRD se ha mantenido muy estable
P. Hay quien dir¨ªa que fue precisamente por la sangr¨ªa de militares que provoc¨® la salida de C¨¢rdenas, Encinas y el mismo L¨®pez Obrador.
R. Se fueron los que provocaron los problemas internos. Ahora ve lo que es Morena, ?a poco no se pelean y no se parecen al viejo PRD!
P. ?Qu¨¦ importancia cree usted que tuvo el caso Ayotzinapa en el declive del partido?
R. Nos da?¨® much¨ªsimo, por supuesto. Fue una especie de ca?onazo en nuestra l¨ªnea de flotaci¨®n. Abarca era un candidato que hab¨ªa surgido a propuesta del PRD, aunque no era militante. Y se nos vincul¨® con eso mucho.
P. Bueno, claro, un alcalde del partido, en un estado gobernado por el partido.
R. S¨ª, era dif¨ªcil zafar, por eso digo que fue una especie de ca?onazo en nuestra l¨ªnea de flotaci¨®n. S¨ª, todo eso fue parte de nuestros problemas. No supimos desvincularnos lo suficiente de ello.
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