Qui¨¦n piensa en dimitir cuando se puede cambiar el nombre del partido

Hay derrotas dulces y fracasos estrepitosos. A lo ocurrido con los partidos de la oposici¨®n en estas elecciones no cabe ponerle pa?os calientes, es algo que va m¨¢s all¨¢ de la derrota: los votos de la ciudadan¨ªa enviaron un mensaje, pero nadie parece dispuesto a leerlo. En una noche como la del 2 de junio, las tres cabezas pensantes que tantas lecciones dieron a la candidata X¨®chitl G¨¢lvez bien podr¨ªan haber salido una tras otra a anunciar su dimisi¨®n, pero decidieron que el show deb¨ªa continuar. Show must go on. En lugar de interpretar los resultados salieron en busca del voto perdido en cualquier casilla del pa¨ªs, algunos todav¨ªa andan en ello. En vez de aceptar lo que sus propios observadores internacionales dieron por v¨¢lido, agarraron el camino de los tribunales para denunciar falta de limpieza. Pudiendo haber escuchado las voces de su propia gente, que les exigen un paso atr¨¢s, han puesto a resguardo sus cabezas simulando salvar a sus partidos. En esta ocasi¨®n, ni la estrategia del calamar les sirve: por m¨¢s tinta que expulsen, una certeza queda al descubierto: la supervivencia exige un cambio radical.

Fue el PRD, que a esta hora todav¨ªa no sabe si es un partido o ha dejado de serlo, el primero que habl¨® de poner en marcha algunas modificaciones, por ejemplo... abrirse a la sociedad civil o cambiar de nombre. La sociedad civil ya le hab¨ªa dicho a Jes¨²s Zambrano que no alcanzaba ni el 3% de los votos, imprescindible para seguir en pie, ll¨¢mase PRD o RPD. El partido amarillo est¨¢ tan al borde del barranco que no puede ensayar ni el gatopardismo, eso de cambiar todo para que nada cambie. Y en estas lleg¨® el PRI comandado por Alito Moreno, despertando del sue?o de 13 d¨ªas de negaci¨®n. Anuncian ahora una reforma ¡°profunda¡± que consiste en¡­ cambiar el nombre al partido. Y el color, y el logo, si hiciera falta. Ni cinco minutos tardaron los mexicanos en sugerirle un nuevo nombre: RIP. Tres letras que lo dicen todo. El PRI es la quinta fuerza en la C¨¢mara de diputados y la tercera en el Senado, donde Morena no tiene quien le haga sombra.

Atrincherado en el cobijo de un pu?ado de fieles, ¡°los verdaderos priistas¡±, Alito tambi¨¦n promete ahora un partido ¡°m¨¢s cerca de la ciudadan¨ªa¡±, cuando no ha sabido ni conservar la militancia. Por chorros han salido huyendo los cuadros de la formaci¨®n, desde los m¨¢s desconocidos hasta nombres relevantes, que se llevaron con ellos votos e ilusiones. Algunos de los que a¨²n esperan ¡°un milagro¡±, como la exdiputada Dulce Mar¨ªa Sauri, no creen que la refundaci¨®n sea cuesti¨®n de nombres. Si cambian las siglas podr¨ªan perder el lugar privilegiado que a¨²n conservan en las boletas de las votaciones, bien arribita, donde les ven los electores, dice Sauri tirando de practicidad. ¡°Si el producto del mercado est¨¢ mal y el contenido es el mismo, el nombre da igual, los ciudadanos no lo comprar¨¢n¡±, dec¨ªa hace unos d¨ªas a este peri¨®dico. Por si fuera poco, en el PRI se ha expulsado a los discrepantes. Ahora quiere el dirigente discutir la ¡°ideolog¨ªa¡± del partido. Esa es buena cosa, porque un siglo despu¨¦s, a¨²n no se sabe con certeza de qu¨¦ lado est¨¢ el tricolor.

La tercera cabeza es la de Marko Cort¨¦s, que tampoco est¨¢ dispuesto a entregarla. ?Qui¨¦n dijo dimitir? El l¨ªder panista ha preferido la estrategia del ventilador, que propulsa la porquer¨ªa para todas partes, menos para el que se refugia detr¨¢s del aparato. En lugar de entonar un mea culpa como la catedral de Roma, el blanquiazul ha disparado contra el presidente, contra el sistema y contra su propia candidata, X¨®chitl G¨¢lvez, a quien reproch¨® incluso que felicitara a la ganadora el d¨ªa D. Una cosa es reconocer la victoria del contrario y otra felicitar, dijo por televisi¨®n, lo que aplicado a ¨¦l mismo podr¨ªa significar: una cosa es reconocer la derrota y otra dimitir. La contestaci¨®n interna que ha tenido el PAN, sin embargo, habla de un partido m¨¢s vivo, consciente del fracaso y dispuesto a reformarse. Pero la lectura del dirigente en ocasiones raya el insulto a la ciudadan¨ªa o a sus electores, gente bien formada, por cierto. Hasta 13 exgobernadores panistas enviaron un mensaje a Cort¨¦s en el que le ped¨ªan¡­ abrirse a la ciudadan¨ªa. Y constataban la jibarizaci¨®n del partido elecci¨®n tras elecci¨®n. Cort¨¦s no se dio por aludido: lo que quieren decir los gobernadores, explic¨®, es que la sucesi¨®n en la dirigencia no sea ¡°precipitada¡±. Vaya, que no le ped¨ªan que renunciara, sino que se tomara su tiempo, tranquilamente.

La verdadera crisis de estos partidos, que formaron una alianza antinatural con un monstruo de tres cabezas que no se parec¨ªan en nada, se mide en las risas que se escuchan estos d¨ªas al otro lado del ring, en Morena. Est¨¢n felices de ver c¨®mo los son¨¢mbulos dirigentes de la oposici¨®n dan patadas y lanzan sus pu?os al aire sin acertar con el enemigo, porque el enemigo est¨¢ dentro, a la espalda del ventilador. ¡°Que se queden Marko Cort¨¦s y Alito, que se queden ah¨ª hasta que acaben con esos partidos¡±, se mofaba hace unas horas el l¨ªder de Morena, Mario Delgado. No hay formaci¨®n pol¨ªtica que no se desintegre cuando los resultados electorales son catastr¨®ficos y ese es el paisaje que est¨¢n mirando los morenistas, relami¨¦ndose los bigotes como gato satisfecho. Se esperaba de estas elecciones que al menos uno de los partidos opositores contara con un reconocimiento de la ciudadan¨ªa suficiente como para articular, alrededor de sus siglas, a los contrarios a Morena. Y a menos que Movimiento Ciudadano hubiera dado una enorme sorpresa, el PAN era el llamado a reestructurar una oposici¨®n que pueda hacer frente al tsunami del partido guinda. Al menos la ideolog¨ªa del PAN se conoce, no as¨ª la del PRI o la de MC. Pero mal parecen empezar las cosas.

Pocas veces se vio a un dirigente tan gozoso como se ha visto este viernes a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador por tierras de Coahuila para cerrar como empez¨® su sexenio. Fue a visitar a los mineros de Pasta de Conchos y se dio un emotivo ba?o de agradecimiento entre las viudas de aquella tragedia, que han recibido indemnizaciones y ven c¨®mo los restos de los desventurados mineros empiezan a salir a la luz. El disfrute del presidente, que ha asegurado la sucesi¨®n para su partido por seis a?os m¨¢s, deja a la oposici¨®n a oscuras, tentando a tropezones un futuro incierto. L¨®pez Obrador se va a La Chingada mientras Marko Cort¨¦s y Alito Moreno se sentar¨¢n en el Senado. Dicho as¨ª, suena extra?o.

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