La continuidad con L¨®pez Obrador traslada la pol¨¦mica militarizaci¨®n al Gobierno de Sheinbaum
Los ciudadanos votaron un programa electoral anunciado, pero la reforma de la Guardia Nacional sigue haciendo ruido pol¨ªtico
La reforma judicial no es la ¨²nica iniciativa que va a completar el presidente mexicano antes de su retiro. Su paquete de 20 medidas presentado en febrero, 18 constitucionales y dos legales, son una buena vara para calibrar el poder del presidente, pero tambi¨¦n el respaldo que ha logrado en las urnas. Estos d¨ªas de traspaso de poderes y formaci¨®n del nuevo gabinete, la pol¨¦mica regresa con la militarizaci¨®n, esa palabra que tantos disgustos cost¨® a la Administraci¨®n morenista en este sexenio. Hay razones, y los gobernadores en los territorios lo saben, para pensar que el papel que est¨¢ jugando la Guardia Nacional contra la inseguridad no se puede desmontar de un d¨ªa para otro, pero extender la permanencia de este cuerpo armado bajo control del Ej¨¦rcito para siempre ser¨¢ cuesti¨®n de cr¨ªtica pol¨ªtica. La mayor¨ªa con la que cuentan Morena y sus aliados en las C¨¢maras les permite eludir las voces contrarias, pero en cuestiones constitucionales, no suele ser el mejor sistema de gestionar. Aunque estas elecciones han demostrado que la grilla pol¨ªtica no siempre est¨¢ cercana a los intereses de los votantes.
Los militares han adquirido poder y dinero en este sexenio a manos llenas. Ellos han sido los encargados de trazar ferrocarriles, construir aeropuertos y bancos, repartir vacunas y vigilar aduanas. El traslado de la Guardia Nacional, que naci¨® como cuerpo civil, a la Secretar¨ªa de Defensa Nacional, Sedena, es un nuevo paso crucial, que no solo desfonda a la Secretar¨ªa de Seguridad federal, sino que da una ¨²ltima muestra del poder del Ej¨¦rcito y sus responsables. No pasa un d¨ªa sin que el presidente celebre las muchas funciones que han desempe?ado los uniformados en su gobierno. A ellos les atribuye que hayan salido adelante en tiempo y forma obras de calado, como el Tren Maya o que la distribuci¨®n de los viales contra la covid hayan llegado a buen puerto. Para L¨®pez Obrador, los militares son la honestidad, la disciplina y el cumplimiento. Fuera de ah¨ª, dice el presidente, todo es susceptible de malograrse: ¡°Si la Guardia Nacional se queda en la Secretar¨ªa de Seguridad P¨²blica se va a echar a perder¡±, ha afirmado hace unas horas. Bajo mando militar ¡°est¨¢ en Espa?a, en Francia, en otros pa¨ªses, y yo soy partidario de eso¡±.
La reforma de la Guardia Nacional presentada en anteriores ocasiones concede un car¨¢cter dual al cuerpo, por un lado, obedecen a una disciplina militar, aunque sus funciones son policiales, algo parecido, efectivamente, a la Guardia Civil espa?ola. Ser¨¢ de ¡°origen y formaci¨®n castrense¡±, dice el texto. Tener de jefe un militar o un civil es un gesto, si acaso. Lo importante es c¨®mo se conducir¨¢n los miles de agentes, si su formaci¨®n y disciplina ser¨¢n militares, algo que parece inferirse de las explicaciones de L¨®pez Obrador al respecto. Cree que el Ej¨¦rcito dispone de m¨¢s medios para capacitar a los guardias y dotarles de la obediencia y disciplina que se echan en falta en ocasiones entre la polic¨ªa. ¡°Debe destacarse que la Secretar¨ªa, si bien est¨¢ a cargo del Ej¨¦rcito y la Fuerza A¨¦rea, tambi¨¦n es una dependencia de la Administraci¨®n P¨²blica Federal, que bien puede hacerse cargo de la administraci¨®n y control operativo de la Guardia Nacional, dado que, por las funciones que esta desempe?a, se requiere de un sistema administrativo y operativo similar al del Ej¨¦rcito¡±, dice el texto de la reforma.
La clave respecto a los planes de Sheinbaum son las tareas de investigaci¨®n de delitos bajo la conducci¨®n de la Fiscal¨ªa que tendr¨ªa asignada la Guardia Nacional en esta reforma. En su gobierno en la capital, Sheinbaum adjudic¨® esta tarea a la polic¨ªa, como una de sus claves de ¨¦xito y es probable que esa fuera su idea si finalmente Omar Garc¨ªa Harfuch es nombrado secretario de Seguridad P¨²blica.
Como la reforma judicial, el asunto de los militares aterriza antes de tiempo en el Gobierno de Sheinbaum, quien ya ha hecho suya la opini¨®n del presidente sobre este asunto, aunque ha negado la ¡°militarizaci¨®n¡±. Ella tambi¨¦n impulsar¨¢ el mejor acomodo de los guardias bajo mando militar, ha dicho. A los mexicanos les gusta el Ej¨¦rcito, quieren al Ej¨¦rcito y as¨ª lo demuestran en las paradas militares que se celebran en d¨ªas se?alados. No es de extra?ar, est¨¢n acostumbrados a varios presidentes a lo largo de su historia que fueron generales, algunos muy queridos, como L¨¢zaro C¨¢rdenas. Y tambi¨¦n es verdad que muchos de los que integran las Fuerzas Armadas son hijos del pueblo, es decir, gente pobre que obtiene de esa manera un modo de vida. Pero no poseen el monopolio de la honestidad, han tenido oscuros casos de malversaci¨®n de fondos, espionajes y una historia reciente de guerra sucia que tambi¨¦n permanece a fuego en la mente de la ciudadan¨ªa, desde los a?os de secuestros y asesinatos en el mar hasta el inacabado caso Ayotzinapa, por citar solo unos ejemplos. De tarde en tarde aparecen los militares relacionados con la muerte de migrantes y no son pocas sus colusiones con el crimen organizado que han sido documentadas.
En este sexenio, cuando L¨®pez Obrador trat¨® de consolidar el mando militar sobre la Guardia Nacional, el esc¨¢ndalo pol¨ªtico fue may¨²sculo. No contaba con mayor¨ªa y los arreglos legislativos los fren¨® la Suprema Corte. El plan C consist¨ªa en lograr el 2 de junio una mayor¨ªa amplia para atacar de nuevo esta medida, y lo logr¨®. Pero una cosa es el poder en las C¨¢maras y otra el desgaste pol¨ªtico, que esta ocasi¨®n ya no cae del lado del presidente, a tres meses de dejar el mando, sino de su sucesora, de quienes muchos esperan un sello propio que no acaba de llegar. Los parabienes recabados por Sheinbaum la semana pasada, cuando present¨® los seis primeros nombres de su gabinete (adem¨¢s de Rogelio Ram¨ªrez de la O), hombres y mujeres solventes que fueron bien recibidos por la opini¨®n p¨²blica, tienen su contraparte ahora con la reedici¨®n de la pol¨¦mica sobre la Guardia Nacional. En los sectores m¨¢s izquierdistas, una presencia excesiva de militares suele incomodar, a pesar de que M¨¦xico no ha sufrido golpes de Estado como otros pa¨ªses de su entorno. En las filas morenistas tambi¨¦n ha habido cr¨ªticas a esta pol¨ªtica obradorista.
Sheinbaum no acaba de separarse del dictado previsto. Una mujer ha llegado al m¨¢ximo poder mexicano en 200 a?os de presencia masculina, pero hay otras tradiciones que tardan en salir, por ejemplo, nadie espera de la presidenta electa que rompa la regla no escrita y ponga por primera vez a un civil al frente de la Secretar¨ªa de Defensa, o de la Marina, como ocurre en otros pa¨ªses que han transitado a la modernidad. Ser¨ªa todo un gesto, habida cuenta de los problemas que surgen cuando se solicitan explicaciones en las C¨¢maras por parte de las secretar¨ªas de Defensa y Marina: la opacidad propia de los cuarteles. No es asunto menor, dado el mucho dinero que manejan estos departamentos en los ¨²ltimos tiempos.
Est¨¢n pendientes de asignar la mayor¨ªa de las carteras del futuro gabinete, incluidas las que tienen que ver con la seguridad. El ¨²nico cambio que podr¨ªa esperarse es que una mujer se ocupara de comandar a los uniformados, o dos, si se cuenta tambi¨¦n a la Marina. Pero Sheinbaum no encuentra almirantas ni generalas, no han tocado ese techo todav¨ªa. ¡°Normalmente, son almirantes y generales de divisi¨®n. Hasta el momento no hay ni generales de divisi¨®n mujeres, ni almirantes mujeres. Y hay que respetar a la propia instituci¨®n¡±, ha dicho. As¨ª que todo parece indicar que en pocos d¨ªas volver¨¢ a hablarse de militares.
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