Contra la ultraderecha, ayuden a los migrantes
M¨¦xico desarrolla un plan de empleo junto a la ONU y empresas privadas para que los extranjeros regularicen su situaci¨®n. Es solo un parche valorable
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La migraci¨®n es uno de los falsos motores de la ultraderecha en todo el mundo. Los xen¨®fobos de Estados Unidos, de Francia, de Espa?a o de Argentina, de cualquier parte, venden con ¨¦xito el miedo al extranjero, al que convierten en agresor de mujeres, ladr¨®n de empleos y allanador de culturas, despreciando el enriquecimiento que la presencia de los migrantes ha supuesto para los pa¨ªses de acogida, ya sea el Estados Unidos de la isla de Ellis o el actual, el M¨¦xico que recibi¨® a los espa?oles del exilio franquista o los puertos espa?oles felizmente invadidos por mil pueblos de Algeciras a Estambul.
La xenofobia es un mensaje que cala f¨¢cil y hasta los huesos, sin oportunidad de razonamiento, como se aceptan las mentiras piadosas: los de aqu¨ª somos m¨¢s guapos, m¨¢s listos y m¨¢s buenos. Los de all¨¢ no se adaptan, no comulgan con lo correcto, esconden sus malas artes debajo de extra?as t¨²nicas. La supuesta vesania del forastero se digiere con la misma facilidad con la que los padres se enga?an diciendo que su ni?o es admirable, son esos est¨²pidos de sus amigos quienes le llevan por mal camino. Mentiras y autoenga?os. A los racistas y clasistas no hay forma humana de explicarles que el desconocido trabaja como todos y donde no quiere trabajar nadie, que paga sus impuestos, que muchos son m¨¢s cultos, serenos y generosos que quienes les insultan con la venda en los ojos. Que si les echamos de nuestros pa¨ªses no habr¨¢ quien cuide al anciano de la casa, quien limpie la misma casa ni quien recoja las cerezas en tiempo de cosecha. Que nos perderemos sus talentos en las universidades y en las empresas. No hay m¨¢s ciego que el que no quiere ver, ni m¨¢s ignorante que el que se deja convencer por esa bola de fascistas que golpea las puertas de numerosos pa¨ªses en una involuci¨®n secular. El mundo nunca repite sus errores de forma id¨¦ntica, pero qu¨¦ preocupante parecido muestra el panorama internacional de ahora con el de otros tiempos, en Europa como en Am¨¦rica.
M¨¦xico, el gran pa¨ªs de acogida, se ha visto en las ¨²ltimas d¨¦cadas sorprendido por un aluvi¨®n de extranjeros que cruza su territorio en busca de Estados Unidos. Millones de personas de toda clase y condici¨®n que huyen de las violencias del continente, ya sean econ¨®micas, raciales, pol¨ªticas o de cualquier ¨ªndole. Es imposible gestionar esa avalancha si no es con una ayuda decidida hacia los pa¨ªses de origen. Por m¨¢s trabas que les pongan, fronteras que les cierren, tropel¨ªas a las que les sometan, violaciones, secuestros, robos y muertes, seguir¨¢n saliendo de sus casas. El infierno que atraviesan hasta llegar al destino es la prueba definitiva de que no iniciaron su penoso peregrinaje por gusto y de que nada les va a parar.
En estos d¨ªas, el Gobierno mexicano, la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones de la ONU y la empresa Tent Partnership for Refugees, est¨¢n desarrollando un programa para dar empleo en 60 grandes empresas del pa¨ªs norteamericano a los migrantes de paso, para los que calculan que hay 1.250.000 vacantes. Algunos ya han conseguido un trabajo que les detendr¨¢ en M¨¦xico por un tiempo, quiz¨¢ para siempre. Estados Unidos puede respirar tranquilo, por un tiempo, pero no para siempre.
El presidente mexicano, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, viene insistiendo en que el ¨²nico freno correcto y eficaz para la migraci¨®n obligada es la ayuda econ¨®mica en los pa¨ªses de salida, y tambi¨¦n apoyo para que ciertos reg¨ªmenes dejen de serlo y se conviertan en lugares habitables para todos, piensen lo que piensen y se vistan como se vistan. No le falta raz¨®n en este sentido al presidente, pero es dif¨ªcil creer que su reclamo sea atendido cuando d¨¦cadas despu¨¦s de que algunos mexicanos salieran, se instalaran y formaran familias que ya van por nietos y bisnietos en Estados Unidos no les acaben de conceder los papeles definitivos como ciudadanos de pleno derecho. Apremiada por el imprescindible voto latino, la Administraci¨®n de Biden ha abierto ahora un nuevo cupo para que cerca de 500.000 mexicanos puedan regularizar su situaci¨®n en el pa¨ªs vecino. No ser¨¢ suficiente, pero es un gesto, por m¨¢s que electoralista. Como el gesto mexicano de ofrecer empleos. Parches plausibles.
El problema de los gestos es que son dispares, aislados y oportunistas en la mayor¨ªa de los casos. Electoralistas, siempre. La migraci¨®n ha achicado la decencia de la izquierda ante el empuje de la ultraderecha, que est¨¢ sacando un rendimiento pol¨ªtico inimaginable hace algunos a?os a sus mentiras y su falta de ¨¦tica. Decir, como sostuvo Milei de paseo por Madrid, que los migrantes atacan a las mujeres espa?olas es tan condenable como repudiable el criterio de quien es capaz de alabar, condecorar o babear frente a este personaje.
Pero el subid¨®n de la ultraderecha, de la que M¨¦xico a¨²n se libra, pero no Estados Unidos, el peligro a la puerta, no hace solo culpable a la ultraderecha. Habr¨¢ que afinar con las claves pol¨ªticas para encontrar los porqu¨¦s de una ciudadan¨ªa que antes votaba opciones razonables y ahora se ha radicalizado por el lado racista y clasista. No basta preguntarse por qu¨¦ unos ganan en las elecciones, sino por qu¨¦ los otros pierden.
Mientras tanto, la ¨²nica receta que parece l¨®gica para detener la migraci¨®n es alcanzar consensos internacionales para ayudar a los que menos tienen y m¨¢s se les explota. Solo as¨ª se conseguir¨¢ justicia y se ahogar¨¢n por la v¨ªa de la inanici¨®n las corrientes ultraderechistas que amenazan al mundo con hacerlo mucho peor. Si les quitan la migraci¨®n, los fascistas se mueren de hambre.
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