El ocaso del PRI
Un pu?ado de voces del partido se?alan, tras una semana cr¨ªtica, los momentos que abrieron una grieta en la hist¨®rica formaci¨®n mexicana que ya nunca pudieron cerrar
La deriva del Partido Revolucionario Institucional (PRI) no parece tener fin. El hist¨®rico partido mexicano, que gobern¨® durante m¨¢s de siete d¨¦cadas, ha ca¨ªdo en desgracia y entre sus filas no encuentran la salida a la profunda crisis que atraviesan. Despu¨¦s de obtener los peores resultados electorales de su historia el pasado 2 de junio, con menos del 10% de los votos, la dirigencia ha ejecutado un pol¨¦mico plan para permitir la reelecci¨®n de su presidente nacional, Alejandro Alito Moreno, que deber¨ªa finalizar su mandato en agosto. Mientras se derrumban en las urnas, las luchas intestinas desangran a lo que queda de formaci¨®n. Ante la embestida de Moreno, algunos priistas han comenzado a pronosticar la muerte del tricolor. Otros a preguntarse qu¨¦ clase de pa¨ªs ser¨¢ M¨¦xico sin el partido que le dio forma y estructura en el siglo pasado. Un pu?ado de voces internas relatan a EL PA?S cu¨¢les fueron aquellos momentos que abrieron una grieta que ya nunca pudieron cerrar.
Las opiniones sobre cu¨¢ndo comenz¨® el ocaso del PRI difieren mucho entre s¨ª, pero todas se remontan varios a?os atr¨¢s. Los tropiezos han llevado a los priistas a enfrentarse ahora a una inminente ruptura. Tras sufrir una enorme desbandada el a?o pasado, con la salida de hist¨®ricas figuras como la expresidenta del partido Claudia Ruiz Massieu o el exsecretario de Gobernaci¨®n Miguel ?ngel Osorio Chong, la formaci¨®n se ha dividido en dos corrientes que parecen incompatibles. Centenares de miembros han exigido la renuncia de Alejandro Moreno, que se ha mostrado dispuesto a atrincherarse con el respaldo de sus fieles. De no conseguirlo, decenas de exdirigentes y exgobernadores eval¨²an la posibilidad de dejar la que hasta ahora fue su casa, el PRI, para formar un nuevo partido.
Los n¨²meros retratan una deriva tricolor a partir de la victoria en 2000 del conservador Partido Acci¨®n Nacional, con una excepci¨®n llamada Enrique Pe?a Nieto (2012-2018). Para Aurelio Nu?o, jefe de la Oficina de Presidencia y secretario de Educaci¨®n P¨²blica en ese sexenio, la ca¨ªda inici¨® poco antes de aquella primera derrota en las presidenciales. Apunta al proceso de democratizaci¨®n que trajo la reforma de 1996, que favoreci¨® la competencia entre los partidos pol¨ªticos en un pa¨ªs que solo conoc¨ªa de gobiernos priistas. ¡°Ah¨ª se mezcl¨® el desgaste estructural por haber gobernado 70 a?os y la crisis econ¨®mica del 94¡å, dice Nu?o en entrevista. Un c¨®ctel fatal que acaba de servirse con una mayor apertura a la participaci¨®n de otros partidos.
El PRI no era una formaci¨®n que supiera competir realmente, ni tampoco que supiera ser oposici¨®n. ¡°Es un partido que se form¨® y sus cuadros experimentaron la pol¨ªtica siempre desde el poder¡±, reconoce Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez Curi, que fue diputado, presidente municipal de Campeche y gobernador de ese Estado. ?l cree que los problemas del PRI comenzaron en 1962, con el asesinato ¡°por el Ej¨¦rcito¡± de Rub¨¦n Jaramillo, un l¨ªder campesino que particip¨® en la Revoluci¨®n Mexicana. Eso abri¨® la puerta a otras represiones ejecutadas por el Gobierno, recuerda, como la matanza de Tlatelolco en 1968 o El Halconazo en 1971. La violencia empuj¨® en aquel momento a los j¨®venes hacia la idea de que ¡°dentro del PRI no se pod¨ªa transformar el pa¨ªs¡±.
La represi¨®n pol¨ªtica, dice Gonz¨¢lez Curi, conform¨® una tr¨ªada fatal junto a las devaluaciones econ¨®micas y el descuido de la educaci¨®n, que acabaron por cimentar lo que ¨¦l llama ¡°la crisis final¡±. La p¨¦rdida de poder adquisitivo que dej¨® el Efecto Tequila ¡ªla devaluaci¨®n en el Gobierno de Ernesto Zedillo¡ª les hizo perder millones de votos. ¡°Nada afecta m¨¢s la confianza ciudadana que una devaluaci¨®n¡±. Sobre el tercer elemento, asegura, poco se ha hablado. ¡°Nadie se dio cuenta en el partido que est¨¢bamos despedazando la calidad educativa con tal de tener el control del magisterio¡±. En pos de eso, hicieron cesiones y dieron prestaciones que acabaron generando ¡°mucho da?o¡± al PRI y a M¨¦xico.
En la historia priista, hay una noche que varios recuerdan como el gran llamado de atenci¨®n. La del 6 de julio de 1988, cuando el candidato presidencial Carlos Salinas de Gortari se enfrent¨® en las urnas al l¨ªder de un enorme grupo de disidentes, Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, hijo de L¨¢zaro C¨¢rdenas, una figura prominente en el partido. Gan¨® el PRI, no sin acusaciones de fraude por un pol¨¦mico apag¨®n en el sistema del conteo. Gonz¨¢lez Curi lo recuerda como un parteaguas. ¡°A partir de ese d¨ªa nos dimos cuenta de que cualquier elecci¨®n se pod¨ªa perder¡±. Desde esa noche el PRI comenz¨® ver tambi¨¦n c¨®mo se desgajaba su rama de izquierda. Muchos miembros progresistas optaron por marcharse para integrarse al Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica, fundado por desertores y agrupaciones de izquierda en 1989.
Desde aquella noche y hasta hoy, el PRI no ha sabido retener a sus cuadros de izquierda. Muchos de ellos acabaron en los ¨²ltimos a?os en el Movimiento de Regeneraci¨®n Nacional (Morena). ¡°Hubo una migraci¨®n casi natural¡± al partido creado por Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, asegura Gonz¨¢lez Curi, ¡°porque no est¨¢ tan alejado de la ideolog¨ªa del ala de izquierda del PRI¡±. La fuerza del tricolor radicaba en los Estados, explica un exgobernador que prefiere mantener el anonimato. Una vez se pierde la presidencia y comienza la oposici¨®n, poco a poco, a conquistar las entidades ¡ªsolo dos de las 32 son gobernadas actualmente por priistas¡ª, el partido pierde su pilar m¨¢s importante, el territorio, y enfrenta su debacle.
¡°Con un partido disminuido despu¨¦s de las elecciones de 2018, viene la dirigencia actual y se ocupa en concentrar el poco poder que quedaba¡±, dice Nu?o, ¡°no entendi¨® el momento en el que estaba¡±. Para el exgobernador, que no quiere difundir su nombre, Alito Moreno lleg¨® a la presidencia del partido y comenz¨® a hacerse con los ¨®rganos de gobierno interno y con los comit¨¦s estatales, estableci¨® un liderazgo cerrado y verticalista, y cerr¨® todos los espacios para la disidencia. ¡°Antes hab¨ªa espacios para la cr¨ªtica que se consideraban sagrados, y que no por estar all¨ª te ca¨ªan represalias¡±, cuenta Manlio Fabio Beltrones, otro peso pesado que ha ocupado pr¨¢cticamente todos los cargos dentro y fuera del partido, como presidente de la formaci¨®n, diputado, senador y gobernador de Sonora. Otros cr¨ªticos, como la exdirigente Dulce Mar¨ªa Sauri o el excandidato presidencial Francisco Labastida, apuntaron que el partido se alej¨® de la poblaci¨®n y no supo articular un mensaje que despertara simpat¨ªas.
Algunos priistas admiten que ¡°fue un error¡± abandonar los discursos sobre el pueblo, la lucha contra la pobreza o la desigualdad, y perder ese espacio frente a Morena. ¡°La dirigencia actual no tiene un mensaje, no se hizo m¨¢s liberal, ni menos popular. Dej¨® un vac¨ªo porque no tiene claridad ideol¨®gica, no se sabe qu¨¦ proyecto de pa¨ªs defienden¡±, reclama Nu?o. ¡°No ofrece nada a la poblaci¨®n m¨¢s que la lucha interna¡±. Es el poder por el poder, apunta un exsecretario de Estado, que tampoco quiere publicar su nombre. ¡°Solo les importa controlar el partido y repartirse las candidaturas¡±. Para Beltrones, no existe en este momento un proyecto nacional, sino uno personal por parte del actual presidente del partido.
El escenario planteado en las elecciones de este a?o no ayud¨® al tricolor. La popularidad de L¨®pez Obrador llev¨® a casi toda la oposici¨®n a reunirse bajo un mismo techo, y competir en una alianza donde se congregaron personajes de todos los colores pol¨ªticos. Ni eso les alcanz¨® para derrotar a la sucesora del presidente, Claudia Sheinbaum. Pero s¨ª bast¨® para que el PRI perdiera identidad en una confusa marea de propuestas pol¨ªticas, reconocen algunas voces. Los defensores de Alito Moreno, como es el caso del diputado Rub¨¦n Moreira o algunos dirigentes estatales, aseguran que en las ¨²ltimas derrotas residen los males del viejo priismo, a quien acusan de haber dejado el partido en ruinas.
Con un panorama desolador en frente, Moreno orquest¨® el fin de semana pasado un cambio a los estatutos del partido para poder reelegirse en la presidencia. Con el apoyo de sus fieles arremeti¨® contra lo que muchos priistas consideraban ¡°una convicci¨®n compartida¡±, la no reelecci¨®n en el cargo, la idea de que ninguna persona era imprescindible, sino que lo importante era la instituci¨®n. ¡°La reelecci¨®n sin discusi¨®n asfixia a un partido que lo que m¨¢s necesita en este momento es ox¨ªgeno¡±, se?ala Beltrones. La avanzada contra la m¨¦dula del PRI hizo hablar hasta los m¨¢s tibios, como es el caso de la senadora Beatriz Paredes, que hasta ahora hab¨ªa sido bondadosa con la dirigencia de Alito. La respuesta de Alito fue amenazarles con expulsarlos por haber atentado contra la unidad.
El asunto lleg¨® esta semana a los tribunales. Los priistas m¨¢s priistas mantienen a¨²n la esperanza de que el ¨¢rbitro electoral no permita la jugada de Moreno. Si todo falla, han comenzado a debatir la posibilidad real de dejar el PRI y formar un nuevo partido. ¡°Es posible que suceda¡±, admite Beltrones. Podr¨ªa evitarse, dice, si alcanza a darse un verdadero debate, ¡°entre todos¡±, sobre el presente y el futuro del partido. ¡°Si el PRI no se abre a la discusi¨®n, su destino puede ser en ca¨ªda¡±. Gonz¨¢lez Curi se alerta sobre el destino de aquel partido que le dio todo. ¡°La gente no entiende lo grave que es para M¨¦xico la desaparici¨®n del PRI. ?Qu¨¦ va a ser de este pa¨ªs sin el PRI?¡±.
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