De Juan Gabriel a Chico Buarque: la m¨²sica de Latinoam¨¦rica en 600 discos

No han sido pocas las veces en que se ha intentado documentar la historia e identidad de Am¨¦rica Latina desde su m¨²sica, ya sea desde estilos o visiones concretas. Dignas de menci¨®n son Semillas del son de Santiago Auser¨®n, El libro de la salsa de C¨¦sar Miguel Rond¨®n o Reggaeton de Raquel Z. Rivera, pero tambi¨¦n otras tantas que parecen fatigarse a medio camino entre las dificultades t¨¦cnicas, los recursos disponibles y la inmediatez, como al serie documental Rompan todo o el libro Testigos del fin del mundo.

A sabiendas de que hacer un listado de largo aliento es jug¨¢rsela como curador, periodista y editor, un grupo compuesto por diecinueve comunicadores y periodistas de distintas partes de Am¨¦rica Latina se plantearon hace poco m¨¢s de tres a?os la tit¨¢nica tarea de hacer una lista kilom¨¦trica de discos que pudiera funcionar como una panor¨¢mica sonora de la riqueza musical de la regi¨®n toda. Contra todo pron¨®stico, y tras un largo periplo de discusiones, escuchas atentas y revisiones, tras un lanzamiento preliminar en abril de 2024, el pasado 16 de julio fue lanzado el proyecto digital de Los 600 de Latinoam¨¦rica.

Un proyecto de Jos¨¦ Luis Mercado (Per¨²), Jorge C¨¢rcamo (Chile), Jos¨¦ Juan Zapata (M¨¦xico), Felipe Figueroa (El Salvador) y Eduardo Rodr¨ªguez (M¨¦xico) y 14 colaboradores m¨¢s en diferentes fases del mismo, el cual aborda ¨Dcomo su nombre lo apunta¨D la friolera de seis centenares discogr¨¢ficos provenientes de distintos pa¨ªses, ¨¦pocas y estilos musicales comprendidos en 102 a?os de registros de 1920 a 2023.

M¨¢s all¨¢ de ser meramente un compendio ordenado de discos, esta revisi¨®n expone aspectos destacados de la historia musical de la regi¨®n, su contexto geopol¨ªtico y evoluci¨®n. Jorge C¨¢rcamo cuenta: ¡°Mientras escribimos y revisamos los distintos artistas nos dimos cuenta c¨®mo se influencian los g¨¦neros entre pa¨ªses, por ejemplo c¨®mo lleg¨® la cumbia al norte de M¨¦xico. En una de las rese?as de Andr¨¦s Landero se cuenta tambi¨¦n cuando lleg¨® en los ochenta a Argentina y termin¨® influenciando el acorde¨®n y la forma en la que escuchamos ahora la cumbia villera (...). Al final uno se da cuenta que Latinoam¨¦rica est¨¢ bien conectada desde los a?os 30, 40, desde Gardel¡­ Por ejemplo, Jorge Negrete visit¨® Chile en los a?os 40, lleg¨® a la estaci¨®n central de trenes y lo recibieron como si fuera Elvis Presley, y uno se entera de cosas como esas adentr¨¢ndose en todos los g¨¦neros¡±.

Al poco tiempo de su salida en Internet a trav¨¦s de su p¨¢gina oficial 600discoslatam.com, esta publicaci¨®n independiente ha despertado el regocijo, enojo y discusiones intensas en redes sociales, ganando la atenci¨®n del p¨²blico de la regi¨®n, as¨ª como de cr¨ªticos, periodistas y artistas a los que se hace alusi¨®n en el listado. Como Andr¨¦s Calamaro o Rub¨¦n Blades, quien corona el n¨²mero uno del ¨ªndice con su disco de 1978, Siembra, grabado al lado de Willie Col¨®n.

Los 600 de Latinoam¨¦rica destaca por ser una suerte de ventanal celebratorio hacia la m¨²sica de una regi¨®n que, hasta hace no tanto, hab¨ªa sido excluida de la discusi¨®n y los mecanismos de validaci¨®n cultural a nivel mundial, especialmente desde el ojo totalizador de la mega industria discogr¨¢fica anglosajona.

Maquetado y dise?ado digitalmente por el periodista mexicano afincado en Argentina, Jos¨¦ Juan Zapata, esta lista puede abordarse por g¨¦nero, pa¨ªs, orden numeral o por autor de los textos alusivos a cada grabaci¨®n, as¨ª como consultarse de forma aleatoria y con la opci¨®n de escucha v¨ªa plataformas digitales, lo que facilita a¨²n m¨¢s una lectura diversa, no enciclop¨¦dica y flexible,

Desde Chile Jorge C¨¢rcamo, uno de lo autores del ranking, explica que aunque su orden no es cronol¨®gico, el principal prop¨®sito de contar la historia de la m¨²sica latinoamericana est¨¢ presente en la en distintas formas. Esto permite que el ¨ªndice aborde otro tipo de discos y atraiga una cantidad mayor de lectores, que si se hubiera planteado en su lugar una historia mucho m¨¢s sintetizada y convencional.

¡°Los criterios siempre se fueron moldeando de a poco, pero el gran fondo era poner discos que contaran parte de la historia de la m¨²sica latinoamericana, y que se tratara de dejar afuera lo menos posible, que no se fueran s¨®lo nuestras discusiones. De repente estuvimos eligiendo mucho rock, o hab¨ªa muchos discos de rock argentino -que somos todos fan¨¢ticos-, pero que tuvieron que quedarse fuera para poder contar una variedad mayor de historias¡±, detalla C¨¢rcamo.

Ni mejores ni absolutos

?C¨®mo posicionar un disco de Los Prisioneros, Shakira o Emmanuel por encima de otro de Charly Garc¨ªa, Violeta Parra o Caetano Veloso? Complejidades, ponderaciones y comparaciones aparte, el ranking de este listado -formato que no tuvo el consenso total de los involucrados-, se plantea como un juego que provoca y estimula el di¨¢logo, un prop¨®sito que se va cumpliendo cabalmente, develando a su vez las aparentes fisuras de este compendio.

¡°Lo que ha sucedido con la lista, es que un mont¨®n de gente reaccion¨® tanto a favor como en contra, muchos alabando, otros tirando algo de hate, pero dentro de todo ese ruido hay personas descubriendo m¨²sica que le llama la atenci¨®n, todo este este tipo de esc¨¢ndalo permite conocer m¨²sica; a mi me permiti¨® recordar cosas que hab¨ªa olvidado (...). Los rankings son f¨¢ciles para visualizar, ayudan a que se difunda la m¨²sica latinoamericana, que la gente pueda conocer m¨¢s, ampliar sus opciones musicales por pa¨ªses, escenas o m¨²sicas a las que no estaban habituados. No se trata de establecer un canon, sino invitar al juego y a que la gente dialogue, que tambi¨¦n proponga sus propias listas y elecciones¡±, cuenta el mexicano Jos¨¦ Juan Zapata desde Buenos Aires, Argentina.

A trav¨¦s de su cuenta en X, @600DiscosLATAM, los involucrados en el proyecto republican y difunden todas las opiniones, hilos y piezas editoriales que salen al paso, sean ¨¦stas positivas o no, alrededor del listado. Entre las cr¨ªticas destaca la presencia menor de producciones enteramente digitales, de estilos mucho m¨¢s recientes como el trap, as¨ª como discos grabados en lenguas ind¨ªgenas, entre otros.

Mientras la gente sigue conociendo Los 600 de Latinoam¨¦rica, discutiendo y escuchando los discos que la componen, sus autores nos descartan un futuro en donde ¨¦sta pueda ampliarse, convertirse en una lista de canciones, seguir viva con aportes de los lectores, o bien tomar la forma de un libro de consulta, trascendiendo su ¨¢mbito digital y autogestivo.

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