Kevin Johansen: ¡°Estoy a favor de la zona de confort, es donde caen las ideas¡±
El m¨²sico argentino, de gira en Espa?a, asegura que ninguna fuerza de poder, ni siquiera Milei, es capaz de destruir a la cultura
Con casi 25 a?os de carrera y 10 discos a sus espaldas, el m¨²sico argentino-estadounidense Kevin Johansen (Fairbanks, Alaska, 60 a?os) ya tiene asociado a su nombre caracter¨ªsticas inconfundibles: la fusi¨®n entre el folclore latinoamericano y el rock pop, el buenrollismo que desprenden sus letras ¨Dno preocuparse tanto por el futuro, sentirse satisfecho con lo que se tiene¨D y una voz suave que canta sobre la condici¨®n de pertenecer al Sur global con cierta socarroner¨ªa. Hijo de padre estadounidense y madre argentina, lleg¨® a Buenos Aires cuando iba cumplir 12 a?os y volvi¨® a territorio norteamericano, a Nueva York, en 1990 para emprender su carrera musical.
Sus primeras presentaciones las hizo en el CBGB del Lower East Side, templo m¨ªtico del punk que vio nacer a bandas como The Ramones o Talking Heads. Ya desde entonces, junto a su grupo The Nada, se dedicaba a hacer rocambolescas mezclas de ritmos: en una misma canci¨®n puede haber acordes de rumba porte?a con pop y en otra escucharse igual el golpeteo de chacarera con un profundo bajo de reggae. Caben tanto en un disco referencias a Leonard Cohen como a Atahualpa Yupanqui. Con la boca siempre abierta para esbozar una sonrisa, responde las preguntas en Casa Am¨¦rica de Madrid, ciudad donde cantar¨¢ el s¨¢bado, 13 de julio, en Las Noche del Bot¨¢nico. Al d¨ªa siguiente, el 14, en Pontevedra, y finalmente el 23, en la capital de nuevo, en el teatro Alb¨¦niz.
Pregunta. Espa?a, despu¨¦s de Uruguay, fue el primer pa¨ªs donde hizo una gira. ?Qu¨¦ significa este pa¨ªs para usted?
Respuesta. Desde un primer momento me pasaron cosas m¨¢gicas en Espa?a, desde que empec¨¦ a venir en 2002 con el disco The Nada. Recuerdo una pareja espa?ola que estaba con un amigo argentino y le dijeron frente a m¨ª: ¡°Tienes que escuchar la m¨²sica de este t¨ªo¡±. Hay una conexi¨®n importante con el p¨²blico local y, por supuesto, con los latinoamericanos que andan desperdigados por el mundo, incluida Espa?a.
P. Con 60 a?os, ?c¨®mo enfrenta esta etapa de su carrera?
R. Con mucha alegr¨ªa y agradecimiento. Suena muy clich¨¦, pero es verdad. Intentando mantener la capacidad de sorpresa, no estar de vuelta de todo. Lo que menos le deseo a mi persona y a cualquiera es estar de vuelta. Intento siempre sorprenderme a m¨ª mismo.
P. ?Estudia constantemente la m¨²sica para mantener esa capacidad de sorpresa?
R. Para nada. Quiz¨¢ sea un estudioso intuitivo, sin hacer ¨ªnfulas de dar c¨¢tedra de nada. Uno aprende y aprehende mucho. Escuch¨¦ en mi infancia folclore del norte y del sur, folk de Joan B¨¢ez a Violeta Parra, de Cat Stevens a Le¨®n Gieco o Charly Garc¨ªa. De alg¨²n modo, ese aprender y aprehender te permite aceptar ser permeable a las influencias, con la responsabilidad de ponerle tu propia impronta.
P. ?C¨®mo consigui¨® ese bagaje de g¨¦neros e influencias?
R. Tuve el beneficio de una madre muy mel¨®mana. Ella quer¨ªa que fuera m¨²sico porque dec¨ªa que yo bailaba al ritmo de la lavadora. Me dio mucha m¨²sica cl¨¢sica cuando viv¨ªamos en Alaska: Pedro y el lobo [Prok¨®fiev], Verdi, Chopin, Schoenberg, pero a la vez, Joan B¨¢ez, The Beatles. A la vez, estaba el bum del folclore latinoamericano: Chile con Violeta Parra, V¨ªctor Jara, Inti-Illimani o Los Jaivas. Argentina con Mercedes Sosa, Julio Sosa, Gardel. Uruguay con Viglietti, Zitarrosa. Todo eso estaba muy presente. La m¨²sica brasile?a lleg¨® cuando llegu¨¦ a la Argentina y empec¨¦ a estudiar un tema de Chico Buarque. Cuando eres guitarrista, la m¨²sica brasile?a entra de forma inevitable, es uno de los grandes imperialismos musicales como yo le digo. M¨¦xico es otro, Argentina igual, pero en menor medida.
P. Sus letras siempre invitan a no preocuparse demasiado. Incluso en Quiero mejor, de su ¨²ltimo disco, habla de quedarse en la zona de confort.
R. Sigo siendo fiel a mis principios, y si no, como dec¨ªa Groucho Marx, tengo otros (risas). Est¨¢ tan de moda decir ¡°sal¨ª de mi zona de confort, hice un esfuerzo sobrehumano para salir de mi comodidad¡±. Yo digo al contrario, hay que entrar a la zona de confort. Yo cuando estoy con un vino en mi casa y en mi sill¨®n, est¨¢n mis hijos y tengo un buen partido de f¨²tbol por ver o una buena peli, y est¨¢ la guitarra cerca, aparecen los duendes, caen las ideas. Estoy absolutamente a favor de la zona de confort y de eso habla Quiero mejor, de querer calidad de vida sobre la cantidad.
P. ?Es m¨¢s dif¨ªcil ahora que antes encontrar calidad de vida?
R. No lo s¨¦, pero es lo que busco. Dormir, so?ar, hacer el amor, disfrutar de las peque?as cosas de la vida que son enormes, son las que te dan recuerdos, tus hijos, las motivaciones, plasmar ideas, todo eso no te lo da el dinero. El dinero te da un confort para supuestamente mejorar esas cosas, pero no te lo da si no los buscas.
P. ?Entonces ya no siente presi¨®n en este punto de su carrera?
R. No pens¨¦ en la m¨²sica como una carrera, sino como un destino al que est¨¢s llegando y nunca terminas de llegar del todo. El gran beneficio de cualquier hecho creativo, dirigir, escribir canciones es que lo puedes hacer hasta los 100 a?os si llegas. La canci¨®n no tiene edad y eso es maravilloso. Una buena canci¨®n siempre es buena, nunca envejece. Escucho canciones viej¨ªsimas todo el tiempo, Sinatra, Caetano, y los escucho como si fuera la primera vez, porque siempre hay algo que te llama la atenci¨®n, es lo atemporal.
P. ?Qu¨¦ le dir¨ªa a ese Kevin Johansen que con 26 a?os tom¨® la decisi¨®n de mudarse a Nueva York?
R. Le dir¨ªa: ¡°Bien, hiciste bien, tu inconsciencia de seguir insistiendo con la m¨²sica fue acertada¡±. Todo sucedi¨® de manera muy intuitiva, de plasmar las ideas que se pasaban por mi cabeza. Yo estaba separ¨¢ndome de mi novia, estaba triste y el due?o de CBGB me dec¨ªa: ¡°Escribe canciones tristes, no importa¡±.
P. ?Al cantar en ingl¨¦s busca conservar esa identidad estadounidense?
R. No lo pienso as¨ª, me sale natural. El ingl¨¦s y el castellano son solo un idioma para m¨ª. Fui a los 11, casi 12 a?os, a Argentina y al mes estaba hablando castellano porque ya de o¨ªdas mi madre me machacaba mucho con el espa?ol para que no fuera un gringuito. Ven¨ªa de una escuela p¨²blica de San Francisco a una escuela hippie en Buenos Aires. Encontrar una as¨ª en las ¨¦pocas de dictadura era rar¨ªsimo.
P. ?Fue dif¨ªcil el choque cultural para su padre de Estados Unidos a Latinoam¨¦rica?
R. Mi madre ya estaba separada de mi padre desde mis 6 a?os. Despu¨¦s, ella se cas¨® en segundas nupcias, ella dec¨ªa ¡°en segundas nauseas¡±, con un mexicano. Y termin¨® todo muy mal con el mexicano. Lamentablemente, fue una situaci¨®n donde nos fuimos de un d¨ªa para el otro, mi madre me dijo: ¡°No digas nada, nos vamos ma?ana a Buenos Aires¡±, y nos escapamos de una relaci¨®n violenta que ten¨ªa con su segundo marido. Recuerdo que por tel¨¦fono le hablaba a su hermano y ¨¦l no se pod¨ªa creer que volvi¨¦ramos en plena dictadura. Llegamos un 24 de mayo de 1976. Fue bastante traum¨¢tico.
P. ?Qu¨¦ recuerda de la dictadura?
R. Recuerdo el oasis que era mi escuela, la Escuela del Sol. Ya m¨¢s de adolescente ibas por la calle y te ped¨ªan documentos y uno de adolescente tiene las primeras salidas, la primera novia, el primer recital y todo era un riesgo. Todo era dif¨ªcil en la Buenos Aires de esos a?os oscuros. Lo sufri¨® un poco la generaci¨®n anterior a la m¨ªa, pero todav¨ªa se respiraba ese aire denso.
P. ?Qu¨¦ opini¨®n tienes sobre Milei? ?Cu¨¢l fue tu sensaci¨®n cuando gan¨® las elecciones?
R. Te respondo con el puente de Quiero mejor: ¡°No hay m¨¢s tiempo para hacernos mala sangre en este mundo tan hostil que da calambre, trat¨¦monos suave y mejor¡±. Yo creo que est¨¢ tan atrasado el tema de la pelea, crear conflictos. Espero que tenga la capacidad intelectual, humanista de ver que podemos estar de acuerdo en estar en desacuerdo, eso suena muy pol¨ªticamente correcto, pero suena casi imposible para los pol¨ªticos hoy en d¨ªa.
P. ?Te da miedo el desguace a fondos de ayuda p¨²blica a la cultura?
R. No llegar¨¢n. No son tan fuertes como piensan, no son tan fuertes ni tan poderosos los pol¨ªticos. Ni los militares. Ni ninguna fuerza de poder es tan fuerte para matar a la cultura, para vencerla. Uno puede perder, pero vencernos, no nos van a vencer.
Babelia
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