La primera presidenta de M¨¦xico, un hito para todas
Si bien la elecci¨®n de Claudia Sheinbaum es un paso adelante, no debemos olvidar que a¨²n existen muchas otras mujeres cuyas voces y demandas siguen siendo silenciadas
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Este martes hemos celebrado un momento hist¨®rico para M¨¦xico, para Am¨¦rica Latina y para el mundo: la llegada de la primera mujer a la Presidencia de M¨¦xico. Claudia Sheinbaum, quien hoy asume el cargo, no solo rompe un techo de cristal que parec¨ªa impenetrable, sino que abre un nuevo cap¨ªtulo en la lucha por la igualdad en todos los espacios de poder. Sin embargo, tal como la misma presidenta lo expres¨® en su mensaje: ¡°No llego sola, llegamos todas¡±. Este logro es de todas las mujeres, de aquellas que lucharon en las calles, de las que han sostenido sus comunidades, de quienes desde posiciones de liderazgo han desafiado las normas establecidas. Es el triunfo de todas las mujeres mexicanas y latinoamericanas que, desde los m¨¢s diversos ¨¢mbitos, luchan a diario por un mundo m¨¢s igualitario.
La asunci¨®n de Sheinbaum tampoco llega de la noche a la ma?ana. Es el resultado de una serie de reformas que el Estado mexicano puso en marcha para realmente promover una participaci¨®n paritaria en la toma de decisiones a todos los niveles. Al marcar la ¡°paridad en todo¡± como horizonte, M¨¦xico ha ido transformando su cultura pol¨ªtica, hasta llegar a tener dos mujeres candidatas a la Presidencia. Esto marca un antes y un despu¨¦s en la pol¨ªtica mexicana y en todo el continente latinoamericano. En ONU Mujeres, celebramos este avance como un triunfo no solo para ella, sino para todas las mujeres que han enfrentado y enfrentan a¨²n las barreras estructurales y culturales que limitan su participaci¨®n en la pol¨ªtica y en la toma de decisiones.
A nivel mundial, la participaci¨®n pol¨ªtica de las mujeres est¨¢ condicionada a nudos estructurales profundos. Desde ONU Mujeres hemos estimado que la igualdad de g¨¦nero en las m¨¢s altas esferas de decisi¨®n no se lograr¨¢ por otros 130 a?os. Las leyes y sistemas electorales, en muchas ocasiones, no favorecen la inclusi¨®n de las mujeres en las directivas de sus partidos, o en las candidaturas m¨¢s competitivas. El mismo dise?o de las cuotas o de las leyes de paridad, en algunos casos incluye trampas -las denominadas ¡°v¨¢lvulas de escape¡±- o medidas blandas que no permiten cumplir con su objetivo, o sea el de incrementar el n¨²mero de mujeres en cargos electivos. Adem¨¢s, la violencia contra las mujeres en pol¨ªtica sigue siendo una barrera significativa, un recordatorio de que democracia paritaria no se logra solo con acceder al poder, sino tambi¨¦n con garantizar un entorno seguro y justo para ejercerlo. En M¨¦xico y en el mundo, muchas mujeres que acceden a cargos p¨²blicos son objeto de m¨²ltiples violencias, pues la violencia pol¨ªtica se manifiesta en amenazas, acoso, violencia facilitada por la tecnolog¨ªa e incluso agresiones f¨ªsicas. Esta violencia no solo busca intimidarlas, sino tambi¨¦n mantenerlas fuera de los espacios de poder. Si bien la elecci¨®n de Sheinbaum es un paso adelante, no debemos olvidar que a¨²n existen muchas otras mujeres cuyas voces y demandas siguen siendo silenciadas.
En Am¨¦rica Latina, hemos visto importantes avances en la representaci¨®n de mujeres en espacios de poder. La nuestra es la regi¨®n con el promedio regional m¨¢s alto al mundo de mujeres en los parlamentos nacionales (35,8 %), lo que demuestra que las reformas institucionales y la implementaci¨®n de medidas afirmativas (9 pa¨ªses ya cuentan con medidas hacia la paridad, y 9 con leyes de cuotas) tienen un impacto transformador. Es tambi¨¦n la prueba de que, si se generan las oportunidades, las mujeres participan en pol¨ªtica y que sus candidaturas pueden ser tan competitivas como las de los hombres. Sin embargo, en los poderes ejecutivos, sobre todo a nivel subnacional y local, las mujeres siguen siendo una minor¨ªa, especialmente en aquellos cargos y/o carteras donde hay m¨¢s poder. Porque la igualdad de g¨¦nero es una cuesti¨®n de poder, y es un tema de privilegios. Para lograr un desarrollo sostenible tenemos que erradicar la cultura del privilegio y avanzar en nuevos modelos societales basados en principios de igualdad y no discriminaci¨®n, con instituciones fuertes y representativas de la poblaci¨®n en toda su diversidad, y con los derechos humanos como prioridad pol¨ªtica.
Sin igualdad de g¨¦nero no hay desarrollo sostenible. Y si no hay mujeres con voz y poder de decisi¨®n en los espacios donde realmente se definen las prioridades nacionales, subnacionales y locales, no avanzaremos hacia la igualdad sustantiva y el fortalecimiento democr¨¢tico que nuestras realidades hoy demandan.
El solo hecho de que la elecci¨®n se haya dado entre dos candidatas es un triunfo de la democracia, es justicia hist¨®rica y un avance hacia la paridad. El cambio es posible. Lograr sociedades m¨¢s igualitarias en todos los ¨¢mbitos es cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica, e implica un compromiso continuo de toda la sociedad.
Desde el domingo pasado (22 de septiembre) la Asamblea General de la ONU ha adoptado el Pacto por el Futuro, una hoja de ruta constituida por 56 acciones prioritarias para enfrentar los principales desaf¨ªos comunes de la actualidad y acelerar el logro de los Objetivo de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. En ese marco, gobernantes de todo el mundo reconocieron que ninguno de los objetivos podr¨¢ alcanzarse sin la participaci¨®n y representaci¨®n plena, segura, igualitaria y significativa de todas las mujeres en la vida pol¨ªtica y social y reafirmaron su compromiso con la Declaraci¨®n y Plataforma de Acci¨®n de Pek¨ªn y el logro de la igualdad de g¨¦nero, la participaci¨®n y el empoderamiento de todas las mujeres y ni?as en todos los ¨¢mbitos de la vida pol¨ªtica y econ¨®mica.
Este octubre, adem¨¢s, el Comit¨¦ de la Convenci¨®n sobre la Eliminaci¨®n de Todas las Formas de Discriminaci¨®n contra la Mujer (CEDAW) adoptar¨¢ una nueva Recomendaci¨®n General, la n¨²mero 40, sobre la representaci¨®n igualitaria e inclusiva de las mujeres en sistemas de toma de decisiones. Esta Recomendaci¨®n constituye una oportunidad para fortalecer las medidas legales hacia la paridad en todos los poderes y a todos los niveles, incluyendo mecanismos que garanticen la inclusi¨®n de las mujeres hist¨®ricamente discriminadas y mayoritariamente subrepresentadas, como mujeres ind¨ªgenas, afrodescendientes, rurales, con discapacidad, las j¨®venes y LGBTIQ+. Para generar un entorno propicio para la plena participaci¨®n pol¨ªtica de las mujeres, se requiere garantizar la autonom¨ªa econ¨®mica de las mujeres, redistribuir la sobrecarga de cuidados en las mujeres, y erradicar toda forma de violencia contra las mujeres por razones de g¨¦nero.
El futuro ya lleg¨®. M¨¦xico, con su primera mujer presidenta, demuestra que el cambio es posible. Pero este hito, aunque monumental, es solo el inicio de un largo camino hacia un mundo justo, seguro y en igualdad. Sigamos avanzando, sigamos rompiendo techos de cristal, y sigamos asegurando que, cuando una mujer alcance un espacio de poder, le rinda cuentas a los derechos de las mujeres que la llevaron ah¨ª.
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