Pulso con la Suprema Corte, abrazo al Ej¨¦rcito y derechos de las mujeres: la primera semana de Sheinbaum como presidenta
El arranque del nuevo Gobierno muestra el estilo de gobernar de la mandataria, un equilibro entre la herencia de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y sus propias prioridades para el sexenio
Los pol¨ªticos y los analistas de la oposici¨®n han sostenido hasta el cansancio que la presidenta de M¨¦xico, Claudia Sheinbaum, no es sino una copia del exmandatario Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Y, si no su copia, s¨ª su ¡°t¨ªtere¡±, en el sentido de que ser¨¢ ¨¦l quien gobierne desde el rancho en Chiapas al que se ha retirado, en una suerte de reedici¨®n del Maximato de Plutarco El¨ªas Calles (obradorato, para el caso). La primera semana de Sheinbaum en la principal magistratura del pa¨ªs demuestra lo contrario. La presidenta, que en los tiempos de campa?a electoral ofrec¨ªa una plataforma de ¡°continuidad con cambio¡±, ha recuperado algunos leitmotivs del obradorismo, pero tambi¨¦n ha mostrado su estilo de gobernar, aquellos atributos que definen sus prioridades pol¨ªticas, su relaci¨®n con las instituciones y con el p¨²blico, lo que la distingue de su antecesor, eso que en el porvenir podr¨¢ definirse como propiamente sheinbaumista. La oferta de dar continuidad al legado de L¨®pez Obrador, modificando el rumbo en algunos aspectos, le dio a Sheinbaum m¨¢s de 35 millones de votos, lo que la convirti¨® en la presidenta m¨¢s votada de la historia.
Los elementos que Sheinbaum ha abrazado de la herencia de L¨®pez Obrador fueron evidentes desde el primer d¨ªa de su mandato. La presidenta, al igual que su antecesor, acudi¨® al Z¨®calo capitalino ¡ªla principal plaza p¨²blica del pa¨ªs¡ª a darse un ba?o de masas, a rendir protesta ante el pueblo, en t¨¦rminos del vocabulario oficialista. All¨ª recibi¨® un ¡°bast¨®n de mando¡± entregado por comunidades ind¨ªgenas y numer¨® 100 objetivos de su Gobierno, tal como hizo L¨®pez Obrador hace seis a?os. Pese a las similitudes, desde ah¨ª dibuj¨® tambi¨¦n los cambios venideros. La mandataria, una cient¨ªfica pionera en M¨¦xico en los estudios sobre el cambio clim¨¢tico, anunci¨® el impulso a las energ¨ªas renovables, una materia ausente en la agenda obradorista, muy volcada a las fuentes f¨®siles. Sheinbaum tambi¨¦n hizo ¨¦nfasis en la centralidad que tendr¨¢n las mujeres en su Gobierno, en contraste con L¨®pez Obrador, que, si bien tuvo un gabinete paritario, mantuvo una relaci¨®n r¨ªspida con el movimiento feminista.
La presidenta tambi¨¦n ha puesto su sello en el formato y contenido de las conferencias Ma?aneras ¡ªotro elemento heredado. Las comparecencias de la mandataria son menos improvisadas y m¨¢s esquematizadas. Cumplen m¨¢s la funci¨®n de rendir cuentas que de arena de confrontaci¨®n pol¨ªtica, como ocurri¨® en los a?os de L¨®pez Obrador. Habr¨¢ sin embargo d¨ªas dedicados al repaso de lecciones de historia y otros para reclamar ¡°falsedades¡± publicadas en los medios, siguiendo el ejemplo del exmandatario.
El segundo d¨ªa del Gobierno de Sheinbaum coincidi¨® con la conmemoraci¨®n de la matanza de estudiantes el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. La presidenta, que ha se ha definido a s¨ª misma como ¡°hija del 68¡å, instruy¨® que el Gobierno reconociese oficialmente que la masacre fue un crimen de de lesa humanidad y orden¨® que el Estado pidiese una disculpa p¨²blica a las v¨ªctimas. Horas m¨¢s tarde, La mandataria viaj¨® a Acapulco (Guerrero) para supervisar la atenci¨®n a los damnificados del hurac¨¢n John. Desde la zona del desastre, requiri¨® que se diese celeridad a la reparaci¨®n de calles y al suministro de agua potable a la poblaci¨®n.
La efem¨¦ride y la visita a Acapulco tuvieron un potente simbolismo, pues esa agenda implic¨® aplazar la tradicional ceremonia de Salutaci¨®n de las Fuerzas Armadas. En M¨¦xico, es costumbre que, el primer d¨ªa de cada sexenio, el Ejecutivo acuda al Campo Marte para recibir de parte de los mandos y las tropas del Ej¨¦rcito y la Marina el juramento de lealtad y subordinaci¨®n al poder civil. Sheinbaum prefiri¨® dar prioridad a la conmemoraci¨®n del 2 de octubre ¡ªen la matanza, de hecho, participaron militares¡ª y a los damnificados del hurac¨¢n.
No significa, sin embargo, que la presidenta haya marcado distancia de las Fuerzas Armadas. Al contrario, sigui¨® la ruta comenzada por L¨®pez Obrador: defendi¨® que el Ej¨¦rcito tiene un origen popular y que siempre ha respetado a la autoridad elegida democr¨¢ticamente, y anunci¨® que tanto militares como marinos se encargar¨¢n de la construcci¨®n de la red ferroviaria de trenes de pasajeros y de m¨¢s puertos mar¨ªtimos. En la gesti¨®n obradorista, el Ej¨¦rcito acumul¨® protagonismo en registros de la esfera p¨²blica m¨¢s all¨¢ de la seguridad, ya como constructor, ya como administrador de empresas estatales. La l¨ªnea, en este aspecto, ser¨¢ la misma.
Sheinbaum tambi¨¦n ha defendido la pol¨¦mica reforma que somete a la Guardia Nacional ¡ªun cuerpo policiaco civil¡ª al control del Ej¨¦rcito. La estrategia de seguridad de la presidenta se ajusta al manual de su antecesor: eludir los enfrentamientos directos de las Fuerzas Armadas con los grupos criminales y profundizar los programas sociales dirigidos a los j¨®venes, con el objetivo de que estudien o trabajen. En el plano de las ayudas sociales, la presidenta ha prometido que el salario m¨ªnimo seguir¨¢ aumentando, y ha afirmado que buscar¨¢ sacar adelante la reforma que reduce la jornada laboral a 40 horas semanales, un terreno al que no quiso entrar L¨®pez Obrador para no incomodar a los empresarios.
En materia feminista, la mandataria dar¨¢ prioridad a un programa de transferencias sociales a mujeres de 63 y 64 a?os en recompensa por su trabajo no remunerado en el hogar. Tambi¨¦n ha anunciado un c¨²mulo de reformas tendientes a mejorar la calidad de vida de las mujeres: para reducir la brecha salarial, para protegerlas de un agresor en casa y de la violencia vicaria, para que en todos los Estados haya fiscales especializados en feminicidio y para que los tres ¨®rdenes de Gobierno est¨¦n integrados de manera paritaria. Sheinbaum tambi¨¦n ha lanzado una Cartilla de Derechos de las Mujeres, que busca educar en materia de violencia de g¨¦nero y que ser¨¢ distribuida a nivel nacional.
La presidenta ha definido tambi¨¦n sus campos de batalla pol¨ªtica. En la ceremonia de su investidura presidencial, Sheinbaum acudi¨® a saludar a Norma Pi?a, la titular de la Suprema Corte, lo que fue visto como un gesto de conciliaci¨®n tras los meses de pelea fomentados por L¨®pez Obrador. La tregua, sin embargo, dur¨® pocos d¨ªas, luego de que el grupo mayoritario de ministros del Supremo decidi¨® explorar un recurso para echar atr¨¢s la reforma al Poder Judicial, que somete al voto popular la elecci¨®n de todos los jueces. Aunque la mandataria expres¨® su inconformidad con la actuaci¨®n de los ministros, no los descalific¨®, como hac¨ªa el expresidente. ¡°No vamos a caer en ninguna provocaci¨®n¡±, ha dicho. ¡°No tiene sustento lo que est¨¢ haciendo la Corte¡±.
En la danza del continuismo y el contraste, Sheinbaum ha acu?ado un pleito de L¨®pez Obrador: la pelea porque el Rey Felipe VI de Espa?a pida perd¨®n por los abusos cometidos en la Conquista. La presidenta decidi¨® no invitar al representante del Estado espa?ol a su investidura, llevando la relaci¨®n bilateral a una tensi¨®n diplom¨¢tica extrema. Sheinbaum ha insistido en que el Rey se disculpe. El monarca ha ignorado la petici¨®n y ha defendido un debate sobre la historia ¡°libre de prejuicios¡±. Son escasos los d¨ªas de la nueva Administraci¨®n, pero los primeros cimientos de eso que la presidenta llama ¡°el segundo piso de la Cuarta Transformaci¨®n¡± ya han sido colocados.
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