L¨®pez Obrador, el ¨²ltimo de su especie

Tiene la camisa manchada de sangre por un porrazo que un militar le ha dado en la cabeza. Es 1996. Un Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador de 42 a?os lidera una protesta de cientos de personas ¡ªen su mayor¨ªa ind¨ªgenas chontales de Tabasco¡ª contra la privatizaci¨®n de las plantas petroqu¨ªmicas de Pemex, una pol¨ªtica que impulsa el presidente priista Ernesto Zedillo. El suelo es fangoso. El calor tropical hace que la ropa se pegue a la piel. Los mosquitos son feroces. Tras romper con el PRI, L¨®pez Obrador es una figura en ascenso en el PRD, la izquierda mexicana. Se coloca al frente de la marcha, asediada por polic¨ªas y militares.

¡ªMu¨¦streme la orden judicial para el desalojo ¡ªpide ingenuamente al hombre recio que comanda el operativo.

No hay respuesta. Los manifestantes comienzan a entonar el himno nacional. Algunos helic¨®pteros sobrevuelan la zona. A bordo van los jefes del Cisen, la polic¨ªa pol¨ªtica del PRI, que lleva varios a?os siguiendo los pasos de L¨®pez Obrador, considerado un comunista. Desde los helic¨®pteros se ordena avanzar con escudos y porras sobre los manifestantes. Es el momento del porrazo y la sangre por la camisa. Muchos a?os despu¨¦s, en su ¨²ltimo libro, ?Gracias!, L¨®pez Obrador cuenta un detalle que, asegura, nunca hab¨ªa dicho, quiz¨¢ por pudor. ¡°Cuando se nos lanzaron, con los empujones se me estaba saliendo un zapato y me dije: ¡®Como l¨ªder, no puedo salir descalzo de esta refriega; todo menos la humillaci¨®n y el rid¨ªculo¡¯, de modo que me agach¨¦ para acomodarme el zapato, y en ese preciso momento un soldado me dio el golpe que me abri¨® la cabeza¡±. Todo por un zapato. Todo por no mostrarse desali?ado.

La an¨¦cdota revela una mezcla de vanidad y dignidad, de sencillez y orgullo. Y describe a un personaje muy consciente de su imagen, de la autoridad que proyecta, de c¨®mo se ve a s¨ª mismo entre las personas que no tienen nada, los ind¨ªgenas de aquel entonces y los pobres de ahora. Frente al poder del Estado en aquella ¨¦poca o represent¨¢ndolo en su m¨¢xima expresi¨®n durante los ¨²ltimos a?os. L¨®pez Obrador (Tabasco, 70 a?os) se retira como el l¨ªder indiscutible de la izquierda mexicana y uno de los pol¨ªticos m¨¢s influyentes de Am¨¦rica Latina. Ha sido una figura ineludible en la conversaci¨®n p¨²blica mexicana durante las tres ¨²ltimas d¨¦cadas, primero como opositor, luego como el presidente m¨¢s popular a lomos de un partido, Morena, construido a su imagen y semejanza, con el que ha logrado en apenas una d¨¦cada controlar casi todos los resortes del poder.

Identificable por su nombre a secas: Andr¨¦s Manuel; o por el apellido: L¨®pez Obrador; o por el acr¨®nimo: AMLO; o por el apodo que le pusieron sus adversarios: El Peje ¡ªun pez t¨ªpico de Tabasco¡ª; o por el inocente cart¨®n que un dibujante hizo para homenajearlo; o por los peluches con su rostro ¡ªlos Amlitos¡ª; o por el ic¨®nico canto de guerra de sus simpatizantes: ¡°?Es un honor estar con Obrador!¡±; o por los esl¨®ganes que ¨¦l mismo ha inmortalizado: ¡°Soy peje, pero no lagarto¡±, ¡°por el bien de todos, primero los pobres¡±, ¡°amor con amor se paga¡±. El mandatario, con sus c¨®digos y sus s¨ªmbolos, es ya parte del imaginario contempor¨¢neo.

Los mexicanos deber¨¢n comenzar a acostumbrarse a habitar una cotidianidad sin L¨®pez Obrador, un dirigente de enorme carisma que ha practicado la pol¨ªtica muchas veces como confrontaci¨®n, buscando adversarios para apretar sus filas, ya desde asambleas en las plazas p¨²blicas de los pueblos o desde sus populares conferencias matutinas. L¨®pez Obrador ha prometido que se retirar¨¢ de la pol¨ªtica al concluir su mandato presidencial, este 1 de octubre, a punto de cumplir 71 a?os y con una desbordante aprobaci¨®n que ronda el 80%. El dirigente ha usado hasta el ¨²ltimo momento su influencia para pasar la estafeta a su delf¨ªn, Claudia Sheinbaum, en unas elecciones arrasadoras donde su partido, Morena, ha alcanzado en el Congreso la mayor¨ªa necesaria para reformar la Constituci¨®n sin apenas resistencias de las formaciones opositoras. Creyente del dogma de que, entre m¨¢s elecciones haya, la democracia es m¨¢s sana, su ¨²ltimo gran lance ha sido una pol¨¦mica reforma que deja al voto popular la selecci¨®n de los jueces.

Tres veces candidato presidencial ¡ªhasta que finalmente gan¨® en 2018¡ª, exjefe de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, exdirigente del PRD, fundador de Morena y autor de una veintena de libros, pese a su enorme exposici¨®n medi¨¢tica es un personaje a¨²n dif¨ªcil de escudri?ar. Algunos ven en ¨¦l a un pol¨ªtico contradictorio, en cuya personalidad convergen valores conservadores y liberales, republicanos y presidencialistas, que vive en una tensi¨®n constante entre el futuro y la a?oranza de un pasado perdido, seg¨²n una decena de voces recogidas por EL PA?S entre amigos, colaboradores, adversarios y estudiosos del mandatario.

Capaz de movilizar a miles de personas en las calles, h¨¢bil lector de los anhelos populares, L¨®pez Obrador es querido por muchos mexicanos que lo consideran un reivindicador de las causas de los pobres, un dem¨®crata y un libertador. Sus cr¨ªticos le consideran autoritario, demagogo, un mes¨ªas populista. Es un dirigente en el que es dif¨ªcil advertir los grises, las tonalidades tenues. Y, sin embargo, no hay a la vista en el corto plazo, ni en las filas del oficialismo ni en la oposici¨®n, un pol¨ªtico capaz de ocupar el enorme hueco que el mandatario dejar¨¢ en la escena mexicana. Es, quiz¨¢s, el ¨²ltimo de su especie.

Los inicios

L¨®pez Obrador naci¨® en el poblado de Tepetit¨¢n, municipio de Macuspana, Tabasco, en plena selva tropical, rodeado de r¨ªos, arroyos y lagunas. El dirigente est¨¢ convencido de que el calor h¨²medo y extremo determin¨® su esp¨ªritu y explica su manera de hacer pol¨ªtica. ¡°El tabasque?o usa poca ropa, es abierto y expresivo. No habla quedito, sino que grita. La ardiente can¨ªcula enciende las pasiones y brota con facilidad la ruda franqueza. Hasta podr¨ªa decir que los tabasque?os somos liberales por naturaleza¡±, ha escrito.

Creci¨® en un entorno cat¨®lico, pero sin rigideces, a la manera flotante en que la religi¨®n moldea algunas creencias de las familias mexicanas, que no van a misa los domingos, pero se persignan ante la imagen de un santo. A menudo el dirigente menciona en sus discursos al ¡°Creador¡±, a Jesucristo y al Papa Francisco. Suele traer consigo, en la cartera, un escapulario, al lado de alg¨²n billete de poco valor. El partido que fund¨® en 2014 se llama Morena, acr¨®nimo de Movimiento de Regeneraci¨®n Nacional; tambi¨¦n es el nombre cari?oso que los mexicanos dan a la Virgen de Guadalupe: La Morena. Las claves religiosas van m¨¢s all¨¢ de lo personal y moldean mucho de su credo pol¨ªtico.

Sus padres pose¨ªan una tienda de granos y carne, que comerciaban navegando en el vasto r¨ªo Tepetit¨¢n en una barca. El ni?o Andr¨¦s Manuel sol¨ªa acompa?ar a su madre desde las cuatro de la ma?ana. Rodeados de familias ind¨ªgenas y de trabajadores petroleros, el negocio dio a los Obrador una vida clasemediera rural, aunque a?os despu¨¦s se fueron a la ruina, seg¨²n relata ¨¦l mismo. ¡°Fue un ni?o buen¨ªsimo y muy trabajador. Luch¨® como nadie, por eso lo admiramos. Sali¨® de aqu¨ª con la frente bien levantada, porque ¨¦l no rob¨®, como los otros gobiernos que robaban a la gente pobre¡±, dice su paisana Luc¨ªa Zurita, de 77 a?os, que a¨²n vive en Tepetit¨¢n.

Eran siete los hermanos L¨®pez Obrador. El segundo de ellos, Jos¨¦ Ram¨®n, muri¨® de un disparo accidental en el negocio de sus padres en Villahermosa, adonde se hab¨ªan mudado. La tragedia afect¨® mucho al joven Andr¨¦s Manuel, de 15 a?os, que lo presenci¨® todo, y que termin¨® por ponerle el nombre del hermano al primero de sus hijos.

Viaj¨® a Ciudad de M¨¦xico a estudiar Ciencias Pol¨ªticas en la UNAM en 1973. Entre penurias, tard¨® varios a?os en obtener el t¨ªtulo de licenciado. Desde entonces ha escrito 19 libros de historia y pol¨ªtica y ha le¨ªdo como pocos pol¨ªticos mexicanos. En sus m¨ªtines y conferencias de prensa adopta una actitud profesoral para hablar de las tres revoluciones que consolidaron el Estado mexicano: la Independencia, la Reforma y la Revoluci¨®n. L¨®pez Obrador afirma que su Gobierno representa la ¡°Cuarta Transformaci¨®n¡± de M¨¦xico, situ¨¢ndose al lado de los pr¨®ceres nacionales. Sus cr¨ªticos sostienen que est¨¢ obsesionado con inscribir su nombre en los libros de Historia.

Comenz¨® a foguearse en la pol¨ªtica de la mano del tabasque?o Carlos Pellicer, poeta y pol¨ªtico de izquierdas, muy admirado por L¨®pez Obrador. Cuando Pellicer fue postulado como candidato a senador por el PRI, el joven le ayud¨® en su campa?a. Hab¨ªa otras formaciones de izquierda en las que el aprendiz de pol¨ªtico pudo militar, unas m¨¢s radicales y cercanas a la tradici¨®n comunista, otras m¨¢s paraestatales, pero ¨¦l cre¨ªa que a¨²n pod¨ªa hacer pol¨ªtica progresista desde el PRI: la vetusta formaci¨®n surgida con los ideales de la Revoluci¨®n Mexicana, el partido de Estado que gobern¨® el pa¨ªs durante siete d¨¦cadas a sangre y fuego y arrollando con los derechos civiles. Pese a todo, L¨®pez Obrador guardaba esperanzas de un cambio democr¨¢tico.

Regres¨® a Tabasco en 1977. El gobernador Leandro Rovirosa le encarg¨® dirigir el Centro Coordinador Indigenista Chontal, dependiente del Instituto Nacional Indigenista. Junto a su esposa, Roc¨ªo Beltr¨¢n, vivi¨® seis a?os en las comunidades ind¨ªgenas, con ¡°los m¨¢s pobres de los pobres¡±, como ¨¦l los ha definido. La experiencia lo puso en contacto con la pr¨¢ctica comunitaria de toma de decisiones por consenso, un mecanismo democr¨¢tico que a?os despu¨¦s llevar¨ªa a sus asambleas partidistas e incluso al Gobierno. Como la pol¨¦mica consulta popular que hizo sobre la cancelaci¨®n del aeropuerto de Texcoco, o la que intent¨® llevar a cabo sobre la pol¨ªtica del aborto. ¡°Era una estrategia que le permit¨ªa navegar por aguas turbulentas sin comprometer su imagen ni su posici¨®n: la evasi¨®n sutil¡±, expone Ren¨¦ Bejarano, uno de sus antiguos colaboradores. ¡°As¨ª se proteg¨ªa del desgaste pol¨ªtico que podr¨ªa surgir de una postura tajante, al tiempo que se presentaba como un defensor de la voluntad popular¡±, a?ade.

La experiencia en la Chontalpa tambi¨¦n explica el enorme peso del indigenismo y de cierto evangelismo pol¨ªtico en el credo de L¨®pez Obrador, a decir de Jorge Zepeda, uno de los estudiosos del dirigente. ¡°Hay en ¨¦l algo milenarista y mesi¨¢nico, que viene quiz¨¢ del PRI primigenio. Ese paternalismo le ha tra¨ªdo problemas con la izquierda moderna. ?l cree genuinamente en una sabidur¨ªa ancestral, algo muy potente y aut¨¦ntico que brota del esp¨ªritu del M¨¦xico profundo¡±, sostiene. Ya como presidente, L¨®pez Obrador ha dicho que su Gobierno se gu¨ªa por algo que ha dado en llamar Humanismo Mexicano, que, ha explicado, se sustenta en la generosidad de las culturas originarias y la bondad intr¨ªnseca de los pobres. Aunque profesa ese afecto almibarado por lo ind¨ªgena, ha pintado su raya respecto del EZLN, el alzamiento insurgente chiapaneco, que le ha lanzado duras cr¨ªticas.

El gobernador Enrique Gonz¨¢lez Pedrero, sucesor de Rovirosa, le encomend¨® dirigir al PRI de Tabasco en 1983. Su traves¨ªa como l¨ªder partidista dur¨® apenas siete meses. L¨®pez Obrador cuenta que se tom¨® a pecho la tarea de renovar la formaci¨®n y separarla del gobierno. Las fuerzas internas no lo permitieron y ¨¦l renunci¨® a su cruzada, de la que, afirma, no se averg¨¹enza, pues ¨¦l fue ¡°consecuente¡± con sus ideales democr¨¢ticos. ¡°Mucha gente que no me conoce piensa que, como estuve en el PRI, soy igual que los dem¨¢s¡±, ha escrito. Ahora, ese PRI, junto al PAN, es uno de sus enemigos predilectos: la encarnaci¨®n de la corrupci¨®n y el origen de los males que aquejan a M¨¦xico, el atraso, la pobreza, la violencia.

El mentor

L¨®pez Obrador regres¨® de nuevo a Ciudad de M¨¦xico, donde su carrera pol¨ªtica ten¨ªa m¨¢s futuro. Con presiones de dinero ¡ªacababa de tener a su primero de cuatro hijos¡ª, consigui¨® trabajo ayudado por Ignacio Ovalle, que dirig¨ªa el Instituto Indigenista cuando aquel estuvo al frente de la delegaci¨®n en la Chontalpa. Ovalle se volver¨ªa algo as¨ª como un gu¨ªa pol¨ªtico para ¨¦l, tras el fallecimiento de Pellicer en 1977, y d¨¦cadas m¨¢s tarde L¨®pez Obrador le dar¨ªa sus muestras de gratitud. Por mediaci¨®n de Ovalle, consigui¨® trabajo en 1984 en el Instituto Nacional del Consumidor, donde se encarg¨® de formar en las comunidades comit¨¦s para que la gente comprara productos de manera grupal y tuviera ahorros. ¡°?l ten¨ªa mucho la idea de que la gente pudiera hacer las cosas por ella misma, entonces hicimos buena conexi¨®n. Desde entonces ¨¦l ten¨ªa esa preocupaci¨®n, siempre me dec¨ªa: ¡®Es que el PRI perdi¨® su v¨ªnculo con el territorio¡¯, y yo creo que eso fue lo que le interes¨® del trabajo¡±, cuenta Clara Jusidman, que le contrat¨® en el Instituto.

Por esos a?os ocurri¨® algo que cambi¨® el rumbo de L¨®pez Obrador. Era la segunda mitad de la d¨¦cada de los ochenta y las fuerzas de izquierda comenzaron a agruparse en torno a la figura tot¨¦mica de Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, hijo del venerado presidente agrarista L¨¢zaro C¨¢rdenas, que encabezaba la Corriente Democr¨¢tica dentro del PRI, una suerte de grupo disidente progresista, que luego dar¨ªa origen al PRD. En 1988 habr¨ªa elecciones a la presidencia y en varios Estados. C¨¢rdenas era el candidato natural al Ejecutivo, pero el ala democr¨¢tica priista necesitaba cuadros locales. Con el permiso de C¨¢rdenas, Graco Ram¨ªrez, otra figura hist¨®rica de la izquierda mexicana, le propuso a L¨®pez Obrador ser candidato a gobernador de Tabasco por el movimiento democr¨¢tico, a condici¨®n de que abandonara definitivamente al PRI, del que no se desprend¨ªa. ¡°?l escuchaba. Yo le dec¨ªa: si te quedas en el PRI, te vas a pudrir. T¨² puedes ser la gran figura del sur del pa¨ªs¡±, recuerda Ram¨ªrez.

L¨®pez Obrador lo medit¨® largo tiempo y pidi¨® consejo a quien hab¨ªa ocupado el lugar de su mentor: Ovalle. Jusidman lo recuerda bien porque su joven subalterno le present¨® su renuncia para lanzarse de candidato. L¨®pez Obrador le cont¨® que hab¨ªa viajado a Cuba para consultarlo con Ovalle, quien hab¨ªa sido nombrado embajador en la isla caribe?a, y que ya hab¨ªa tomado la decisi¨®n. ¡°Yo le dije: ¡®Andr¨¦s, est¨¢ usted muy joven, esp¨¦rese, va a tener su oportunidad¡¯, pero ¨¦l estaba muy desesperado¡±, relata la economista. ¡°?l quer¨ªa volver a desarrollar las ra¨ªces del PRI en el territorio, pero los l¨ªderes del partido lo bateaban todo el tiempo, no lo o¨ªan, no lo consideraban una persona valiosa, y yo creo que Ovalle s¨ª lo apreci¨® y lo ayud¨® a orientarse¡±.

Cuando finalmente conquist¨® la presidencia, en 2018, L¨®pez Obrador rescat¨® a Ovalle, que llevaba varios a?os de vacas flacas, y lo puso al frente de Segalmex, la paraestatal creada en su Gobierno para abastecer a los m¨¢s pobres y que ha estado envuelta en esc¨¢ndalos de corrupci¨®n millonarios. La Fiscal¨ªa investig¨® a un pu?ado de funcionarios, excepto a Ovalle, que solo fue enviado a otra dependencia de bajo perfil, donde se mantuvo activo el resto del sexenio. L¨®pez Obrador lo ha defendido con decisi¨®n, sin esperar a que la Fiscal¨ªa hiciera sus pesquisas.

L¨®pez Obrador perdi¨® por mucho la elecci¨®n tabasque?a de 1988 frente al PRI. Tres a?os despu¨¦s hubo elecciones municipales, en las que el joven dirigente denunci¨® un fraude. Encabez¨® una caravana de Tabasco a Ciudad de M¨¦xico para reclamar los triunfos del PRD, la formaci¨®n fundada por C¨¢rdenas en el 89. El dirigente bautiz¨® la marcha como ?xodo por la Democracia, de nuevo el rasgo religioso. Fueron 1.000 kil¨®metros de distancia, que L¨®pez Obrador y sus simpatizantes anduvieron a pie a lo largo de un mes, bajo el sol y la lluvia, acampando en las calles o durmiendo en casas prestadas, con ¡°ampollas en los pies muy dolorosas¡±, seg¨²n ha relatado. En las elecciones de 1994 volvi¨® a repetir como candidato a gobernador. Gan¨® nuevamente el candidato del PRI; ¨¦l volvi¨® a acusar un fraude electoral y emprendi¨® un segundo ?xodo b¨ªblico a la capital.

Ciudad de M¨¦xico se volver¨ªa su basti¨®n definitivo. En 1996 se convirti¨® en dirigente del PRD, con el visto bueno de C¨¢rdenas, que a¨²n era el paterfamilias de la formaci¨®n izquierdista. ¡°C¨¢rdenas apoyaba mucho a Andr¨¦s Manuel, lo consideraba muy importante para el futuro del partido y de la causa de la izquierda¡±, expone Pablo G¨®mez, cercano a L¨®pez Obrador desde entonces. En el 97 C¨¢rdenas gan¨® la elecci¨®n de jefe de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, que durante d¨¦cadas estuvo bajo el dominio del PRI. Ese a?o, tambi¨¦n, el r¨¦gimen priista perdi¨® por primera vez la gran mayor¨ªa en el Congreso. Era una ¨¦poca dorada para la naciente oposici¨®n mexicana.

L¨®pez Obrador ten¨ªa en la mira volver a contender en el 2000 por la gubernatura de Tabasco, relata Ren¨¦ Bejarano, fundador del PRD en la capital. Pero varios l¨ªderes perredistas, al tanto de la relevancia que el personaje iba adquiriendo, le convencieron de postularse al Gobierno de Ciudad de M¨¦xico para suceder a C¨¢rdenas. Bejarano recuerda que L¨®pez Obrador le encarg¨® organizar mil asambleas en barrios de la capital para hacer campa?a. El candidato del PRD gan¨® la contienda apenas con cuatro puntos de ventaja.

Amigo, enemigo

La actitud hacia Ignacio Ovalle retrata la manera como L¨®pez Obrador se relaciona con sus allegados y sus adversarios. El mandatario suele decir, al referirse a los agravios que le han infligido: ¡°Yo perdono, pero no olvido¡±. El dirigente puede excusar la deshonestidad de algunos, pero no la deslealtad, sostiene Zepeda. ¡°No es rencoroso en t¨¦rminos de vendetta. Pero tampoco perdona. M¨¢s bien margina sin llegar al castigo o la persecuci¨®n. El mayor pecado para ¨¦l es la deslealtad. Subestima otros problemas si tiene apoyo irrestricto¡±, comenta.

Zepeda ilustra este rasgo con el caso de Manuel Bartlett, se?alado como el ejecutor de la infausta ca¨ªda del sistema de 1988, el fallo electr¨®nico que dio el triunfo al priista Carlos Salinas por encima de Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, en lo que los mexicanos consideran el primer gran fraude electoral de la historia nacional. Bartlett era el secretario de Gobernaci¨®n y ten¨ªa a su cargo supervisar las elecciones. A?os despu¨¦s, Bartlett rompi¨® con el PRI. L¨®pez Obrador le abri¨® las puertas de su movimiento, le dio una senadur¨ªa y luego, ya siendo presidente, lo incorpor¨® a su Gobierno como titular de la CFE, la paraestatal de electricidad. Pese a las protestas de C¨¢rdenas ¨Cla v¨ªctima principal de aquel fraude¨C y a los cuestionamientos sobre la fortuna patrimonial de Bartlett, el mandatario ha salido en su defensa.

Hay varios ejemplos de colaboradores de L¨®pez Obrador ca¨ªdos en desgracia: Arturo Herrera, su exsecretario de Hacienda; Julio Scherer, su exconsejero jur¨ªdico; o los experredistas Graco Ram¨ªrez, Jes¨²s Zambrano, Agust¨ªn Basave y el propio C¨¢rdenas, que le hab¨ªan ayudado en sus aspiraciones pol¨ªticas y con los que luego hubo ruptura. Caso tambi¨¦n de Ren¨¦ Bejarano, que fue su operador pol¨ªtico en la capital y fue acusado de un caso de corrupci¨®n. Fue a parar a la c¨¢rcel y purg¨® la pena. Pero el dirigente, que entonces era jefe de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, tambi¨¦n le aplic¨® la ley del hielo y lo margin¨®. Los videoesc¨¢ndalos, como se conoci¨® el caso de Bejarano, causaron enorme da?o al partido y a la Administraci¨®n de L¨®pez Obrador en la capital.

Durante mucho tiempo Bejarano tuvo las puertas cerradas. ¡°L¨®pez Obrador camina con una memoria selectiva, una que recuerda con claridad las ofensas pasadas, pero que tambi¨¦n sabe cu¨¢ndo es el momento de tender la mano, ofrecer una segunda oportunidad si el beneficio pol¨ªtico lo justifica¡±, observa Bejarano. ¡°Su indulgencia est¨¢ profundamente entrelazada con la l¨®gica del poder¡±, anota. Bejarano volvi¨® al regazo del dirigente tabasque?o en el marco de las elecciones de 2018, cuando L¨®pez Obrador necesitaba construir una estructura pol¨ªtica lo m¨¢s robusta posible. Temeroso del fantasma de los fraudes que lo han asediado desde hace a?os, necesitaba de la aceitada estructura bejaranista en Ciudad de M¨¦xico. Tambi¨¦n hizo alianzas con expriistas, expanistas, empresarios y hasta con grupos evang¨¦licos. Antiguos adversarios se volvieron nuevos aliados para conquistar la presidencia. Su justificaci¨®n ha sido: ¡°La pol¨ªtica se hace con hombres, no con santos¡±.

La flexibilidad del dirigente, sin embargo, tiene l¨ªmites infranqueables para algunos, situados en el lugar inh¨®spito de los enemigos; ah¨ª est¨¢n los expresidentes Salinas de Gortari, del PRI, a quien considera el jefe de la ¡°mafia del poder¡±, un conglomerado de grandes intereses pol¨ªticos y econ¨®micos; Vicente Fox, del PAN, a quien ha llamado inepto, mediocre y chiflado, o Felipe Calder¨®n, tambi¨¦n panista, quiz¨¢ el mayor de sus enemigos, a quien L¨®pez Obrador acusa de orquestar un fraude electoral en la elecci¨®n presidencial de 2006, ayudado por los m¨¢s ricos de M¨¦xico, por los medios y por el r¨¦gimen pol¨ªtico de anta?o; le ha llamado pelele, mequetrefe, autoritario y espurio, y, adem¨¢s, le responsabiliza de desatar la guerra contra el narco para legitimar su Gobierno.

En el p¨¢ramo de sus enemigos tambi¨¦n caben algunos intelectuales, como Enrique Krauze, autor de un demoledor ensayo de 2006 titulado ¡°El mes¨ªas tropical¡± y quien ahora tiene un lugar recurrente en la conferencia Ma?anera de L¨®pez Obrador. Ingeniero e historiador, Krauze lo ha definido como un caudillo latinoamericano. El mandatario, a su vez, le endilga una cercan¨ªa con el ¡°PRIAN¡±, un neologismo inventado por L¨®pez Obrador para referirse al gatopardismo del PRI y el PAN. Krauze ha rechazado ser entrevistado para este texto. ¡°AMLO me considera un enemigo personal, me ha atacado, calumniado, difamado e insultado 400 veces en su conferencia. Pero yo no soy el enemigo que ¨¦l imagina¡±, ha dicho por mensaje de WhatsApp. El autor, sin embargo, defiende que ha sido cr¨ªtico de los presidentes de cualquier partido desde hace cinco d¨¦cadas, y apunta: ¡°Lo que escrib¨ª de ¨¦l me parece que es vigente. Mi visi¨®n es la misma¡±.

En el texto, Krauze contaba un encuentro con L¨®pez Obrador en su despacho de jefe de Gobierno de la capital. El historiador le pregunt¨® el porqu¨¦ de su renuencia a viajar fuera del pa¨ªs para aprender de la cultura pol¨ªtica de otros sitios (se especulaba que no ten¨ªa ni pasaporte). ¡°Hay que concentrarse en M¨¦xico. Para m¨ª, la mejor pol¨ªtica exterior es la buena pol¨ªtica interior¡±, le dijo el mandatario. Krauze reflexiona: ¡°Era obvio que el mundo lo ten¨ªa sin cuidado. Su mundo era M¨¦xico¡±. Como presidente, solo una vez hizo una visita oficial a Estados Unidos, el principal socio comercial de M¨¦xico, y a Chile, en un aniversario del golpe militar contra Salvador Allende, a quien admira.

El tes¨®n

L¨®pez Obrador ha mostrado ser un pol¨ªtico extremadamente localista, aunque no est¨¢tico. Presume de ser el ¨²nico mexicano que ha visitado los 2.500 municipios del pa¨ªs, muchos en m¨¢s de una ocasi¨®n. Los periodistas que han cubierto alguna de sus tres campa?as presidenciales saben que el dirigente agendaba hasta seis eventos diarios y que se desplazaba por carretera ¡ªcomo copiloto¡ª a velocidades peligrosas. ¡°Se conoce algunos territorios mejor que algunos gobernadores¡±, dice Zepeda. ¡°Su populismo¡±, a?ade, ¡°se alimenta de algo real, no impostado¡±.

No sabe ingl¨¦s ni otro idioma. En cambio, hace gala de su acento tabasque?o. Cuando habla en asambleas, ante sus bases, pone las eses donde no van (¡°comistes¡±, ¡°llegastes¡±, ¡°dijistes¡±), y usa refranes y modos populares, buscando que sus simpatizantes piensen que tienen un presidente que no solo habla en su nombre, sino como ellos. Puede ser beligerante o conciliador en sus discursos hacia los empresarios, seg¨²n si los considera aliados o adversarios. No tiene en la misma estima al magnate Carlos Slim que al magnate Ricardo Salinas Pliego, pero con ambos puede sentarse a cenar. ¡°Es un orador nato. Ejerce un tono y una idea seg¨²n sea el destinatario¡±, sostiene Zepeda. Bejarano a?ade: ¡°En lo privado, es un hombre m¨¢s bien taciturno, reflexivo, sumergido en sus pensamientos. Sin embargo, en p¨²blico, ante las masas, se transforma: se vuelve suelto, en¨¦rgico, vibrante, y despliega toda la fuerza de su carisma¡±.

Tiene un tes¨®n incansable, que le ha servido a lo largo de tres d¨¦cadas para ser dirigente, funcionario, candidato mitinero y, finalmente, un presidente que despierta a las 4.45 de la ma?ana y duerme a medianoche. Desde sus dos ?xodos a la capital hasta la marcha que encabez¨® en 2022 entre miles de personas ya como mandatario, cuando quiso mostrar su m¨²sculo pol¨ªtico a ¡°los conservadores¡±. Desde el campamento que mantuvo en el Paseo de la Reforma durante 47 d¨ªas en 2006 hasta sus conferencias Ma?aneras que duran tres horas y en las que nunca se sienta ni toma agua. Ese ritmo le provoc¨® un infarto al miocardio en 2013, a ra¨ªz del cual dej¨® de fumar. El a?o pasado sufri¨® un desmayo, que desat¨® especulaciones sobre su capacidad para conducir al pa¨ªs. ¡°Me han dado por muerto varias veces¡±, dijo entonces el presidente.

¡°El poder lo goza, lo disfruta, pero tambi¨¦n lo sufre. Se entrega a fondo y eso tiene costos personales y familiares¡±, apunta Graco Ram¨ªrez. L¨®pez Obrador cont¨® recientemente c¨®mo sus hijos, de ni?os, le reclamaban porque ¨¦l no pod¨ªa llevarlos al circo en Tabasco por estar ¡°en la lucha¡±. En 2003, su esposa Roc¨ªo muri¨® de lupus. ?l volvi¨® a casarse, con la acad¨¦mica Beatriz Guti¨¦rrez, y tuvo un cuarto hijo, bautizado Jes¨²s Ernesto, un homenaje a Cristo y al Che Guevara.

El quiebre espiritual

Los allegados de L¨®pez Obrador advierten un antes y un despu¨¦s en su car¨¢cter tras la primera elecci¨®n presidencial a la que se present¨® como candidato. Era mandatario de Ciudad de M¨¦xico y se perfilaba como el candidato del PRD al Ejecutivo. Para entonces ya hab¨ªa consolidado tal influencia que hab¨ªa desplazado a C¨¢rdenas como l¨ªder espiritual del movimiento izquierdista. En 2005, el Gobierno federal, encabezado por Fox, intent¨® llevarlo a la c¨¢rcel por un pleito administrativo. En realidad, se trataba de un plan para descarrilarlo de la contienda presidencial que vendr¨ªa un a?o despu¨¦s. Finalmente pudo llegar a la boleta, pero perdi¨® por un apretado margen del 0,5% ante Felipe Calder¨®n.

L¨®pez Obrador denunci¨® un fraude y en una asamblea ante sus bases tom¨® la decisi¨®n de instalar un campamento en Paseo de la Reforma, una de las avenidas m¨¢s importantes de M¨¦xico. El dirigente estaba convencido de haber visto el verdadero rostro del r¨¦gimen, una maquinaria dispuesta a encarcelar a un opositor y, en ¨²ltima instancia, a manipular una elecci¨®n con tal de no permitir el cambio democr¨¢tico. Nunca pis¨® la c¨¢rcel, pero ha dicho que ir a parar all¨ª ¡°es un honor cuando se lucha por la justicia¡±. ¡°[En la elecci¨®n de 2006] ¨¦l entendi¨® que el sistema no puede ser vencido con las reglas del propio sistema¡±, anota Zepeda. Sus excolaboradores, si bien no niegan esa realidad, apuntan que L¨®pez Obrador cometi¨® en su campa?a errores t¨¢cticos desde la cresta de la vanidad.

El entonces candidato perredista lleg¨® a estar 16 puntos arriba de Calder¨®n en los sondeos. Graco Ram¨ªrez se?ala que en ese punto su capacidad de escucha se fue reduciendo. ¡°A medida que crec¨ªa en las encuestas, aumentaba una actitud de soberbia muy grande¡±, dice. ¡°No quiso reunirse con los empresarios del norte, con los gobernadores ni con los militares. Recuerdo que los militares ped¨ªan una reuni¨®n con el candidato favorito. Incluso [el presidente] Fox fue el mediador. Su respuesta fue: ¡®No voy a ir yo a verlos. Ellos tendr¨¢n que venir a ped¨ªrmelo¡±, evoca Ram¨ªrez.

El periodista Emiliano Ruiz Parra cuenta otra an¨¦cdota que retrata la misma actitud de excesiva confianza. El d¨ªa de la elecci¨®n, los reporteros de la fuente que cubr¨ªan al candidato le pidieron espacio para ir a votar a sus colegios electorales. ?l no los dej¨®. ¡°Relajado, L¨®pez Obrador no contest¨® de inmediato. Con el dedo ¨ªndice de la mano derecha empez¨® a contar a los reporteros: ¡®uno, dos, tres, cuatro, cinco... 22, 23, 24¡ä hasta que nos recorri¨® a todos: ¡®24 votos menos, no importa¡±, rememora Parra. Al final, el candidato perredista perdi¨® por tan poco margen que, en efecto, cada sufragio importaba.

En esa elecci¨®n, L¨®pez Obrador fue objeto de una virulenta campa?a medi¨¢tica que lo calificaba de ¡°un peligro para M¨¦xico¡±. As¨ª que hubo que tejer fino con los hombres del dinero. El exdirigente del PRD Agust¨ªn Basave le ayud¨® a reunirse con los empresarios del norte rico del pa¨ªs, a los que hab¨ªa que convencer de que ¡°no era un radical¡±. Basave recuerda de sus viajes juntos por Nuevo Le¨®n a ¡°un hombre con mucho sentido del humor. Se sab¨ªa todas las an¨¦cdotas de la vieja guardia priista¡±. Aunque tambi¨¦n resalta que a veces era muy parco. ¡°Escuchaba, pero no hablaba. Era m¨¢s bien lac¨®nico en las distancias cortas. Yo hasta pensaba que estaba enojado conmigo. Pero pregunt¨¦ a los que lo conoc¨ªan m¨¢s y me dijeron que as¨ª era ¨¦l. Sin embargo, cuando se sub¨ªa al escenario para un mitin, se transformaba absolutamente¡±, describe.

Ya montado en el plant¨®n en Reforma, hubo una reuni¨®n en su tienda de campa?a con su grupo de asesores. Todos le dec¨ªan que estaba haciendo lo correcto con el plant¨®n y el bloqueo. Solo Basave fue la voz disidente. ¡°Le digo que le va a costar caro, que la gente no lo va a entender y lo van a castigar electoralmente en el futuro¡±, evoca Basave. L¨®pez Obrador sigui¨® dando el turno de palabra al resto, sin inmutarse. Al final, el dirigente sigui¨® con su plan del campamento. Bejarano concede que ¡°es un l¨ªder que sabe escuchar, aunque no siempre es f¨¢cil discutir con ¨¦l; cuando cree firmemente en algo, rara vez cambia de opini¨®n¡±. No solo puede ser inflexible. Tambi¨¦n recurre a desplantes de autoridad. ¡°En una ocasi¨®n, cuando intentaba reflexionar en voz alta sobre algunos escenarios posibles, experiment¨¦ una interrupci¨®n abrupta que cort¨® mi discurso. Pero no era la norma¡±, dice el mismo Bejarano.

Cuando levant¨® el campamento de Reforma, L¨®pez Obrador llen¨® el Z¨®calo capitalino y all¨ª fue aclamado como ¡°presidente leg¨ªtimo¡±. Visti¨® una banda presidencial, jur¨® al cargo, form¨® un gabinete y asign¨® tareas a la militancia. Los diarios de la ¨¦poca ironizaban con el hecho de que M¨¦xico ten¨ªa dos presidentes. Graco Ram¨ªrez considera que la derrota electoral le dej¨® ¡°una marca muy profunda que agrand¨® su rencor¡±. Bejarano afirma que se volvi¨® m¨¢s radical, ¡°no en el sentido destructivo de la palabra, sino m¨¢s firme en su lucha por lo que considera justo¡±. Pablo G¨®mez encuentra que L¨®pez Obrador fortaleci¨® su creencia de que el principal problema de M¨¦xico es la corrupci¨®n pol¨ªtica: ¡°Entiende que la democracia mexicana no es viable sobre la base del Estado corrupto. La corrupci¨®n se convirti¨® en uno de los pilares fundamentales de la gobernanza, entonces hab¨ªa que centrar la acci¨®n pol¨ªtica para destruirla¡±.

La traves¨ªa en el desierto

L¨®pez Obrador volvi¨® a ser candidato por el PRD en 2012. Esta vez fue vencido por Enrique Pe?a Nieto, el abanderado del PRI, que regresaba al poder despu¨¦s de dos gobiernos panistas. ?l acus¨® nuevamente un fraude electoral. A la postre, a?os despu¨¦s, se confirm¨® que los tent¨¢culos corruptores de Odebrecht hab¨ªan penetrado la campa?a priista. Aunque no hubo consecuencias para el PRI ni para Pe?a Nieto, el tiempo le dio la raz¨®n al dirigente izquierdista, a quien ya muchos consideraban un pol¨ªtico testarudo, reacio a reconocer la derrota, obsesionado con el poder.

Tras la elecci¨®n de ese a?o, volvi¨® a reunir a sus bases en el Z¨®calo, pero ya algo hab¨ªa cambiado en ¨¦l: atraves¨® ¡°d¨ªas de desolaci¨®n, desaliento y depresi¨®n¡±, y valor¨® anunciar su retiro de la pol¨ªtica, seg¨²n cont¨® en su autobiograf¨ªa Esto soy. Hab¨ªa esbozado un discurso de despedida, que finalmente no dio. Esto iba a decir: ¡°Quise ser como [Benito] Ju¨¢rez, como [Francisco I.] Madero, como el general [L¨¢zaro] C¨¢rdenas, y no pude o no quiso la gente. Voy a luchar toda mi vida por mis ideales, pero ya no volver¨¦ a ser candidato a nada; me retiro como dirigente pol¨ªtico. Y va a ser para m¨ª un motivo de orgullo el poder decir a mis adversarios: ¡®?Ya ven? No soy un ambicioso vulgar, no estoy obsesionado con ser presidente¡±.

Pero no se retir¨®. En cambio, rompi¨® con el PRD, despu¨¦s de que su dirigencia pactara con el PRI de Pe?a Nieto un c¨²mulo de reformas constitucionales, la principal, la energ¨¦tica, que permit¨ªa a los inversionistas extranjeros explotar el petr¨®leo mexicano, uno de los temas que m¨¢s encienden el nacionalismo de L¨®pez Obrador. Este se lanz¨® a la conformaci¨®n de Morena, el partido que lo llevar¨ªa a la presidencia en 2018.

Fue una traves¨ªa en el desierto. Durante cinco a?os visit¨® poblados rec¨®nditos, en sierras, planicies, selvas y desiertos; calurosos o fr¨ªos, ¨¢ridos o h¨²medos; muchos con comunidades ind¨ªgenas y campesinas, otros m¨¢s bien tierras fantasma, de migrantes o desaparecidos. A veces iban a escucharlo a sus asambleas 50, 100 personas. Pero ¨¦l sigui¨® haciendo esa micropol¨ªtica en el M¨¦xico profundo, yendo al encuentro de los olvidados, que no olvidan, que son memoriosos y siempre recordar¨ªan a aquel que fue adonde nadie iba.

?Y qui¨¦n era aquel? Un pol¨ªtico que hablaba parecido, que vest¨ªa ropas baratas y llevaba zapatos desgastados. Admirador de Ju¨¢rez, que estableci¨® que un pol¨ªtico deb¨ªa vivir en la justa median¨ªa, L¨®pez Obrador proclama no ser due?o de nada. T¨¦cnicamente ahora es cierto. En una ¨¦poca fue propietario de dos departamentos en Ciudad de M¨¦xico y de tres casas y un terreno en Tabasco, adem¨¢s del rancho de Palenque (Chiapas) en el que planea jubilarse, llamado, jocosamente, La Chingada. Todo, sin embargo, lo ha heredado a sus cuatro hijos a lo largo de los a?os. En el caso de La Chingada, acord¨® con ellos que le permitieran vivir all¨ª hasta su muerte.

¡°Aspira a ser recordado como un h¨¦roe nacional, le gusta esa ¨¦pica del sacrificio por una causa. No tiene apenas veleidades mundanas¡±, observa Graco Ram¨ªrez. La radical austeridad del dirigente, que en sus a?os como opositor declaraba no poseer siquiera cuentas bancarias, levant¨® durante a?os la pregunta: ¡°?De qu¨¦ vive L¨®pez Obrador?¡±, y vinieron especulaciones de que triangulaba gastos a trav¨¦s de sus aliados de mayor confianza, lo que pod¨ªa constituir un delito fiscal y electoral. En una ocasi¨®n, siendo presidente, mostr¨® su billetera y de ella sac¨® un billete de 200 pesos, para hacer constar su desprecio por el dinero y la ostentaci¨®n. Ha actuado como l¨¢tigo moral y ejercido de abad del templo de la pol¨ªtica, que define como un ¡°noble oficio¡± corrompido por funcionarios sin principios.

Aunque proyecta una imagen personal de sencillez franciscana, no renuncia, sin embargo, a los s¨ªmbolos del poder. Decidi¨® mudar la residencia oficial al imponente Palacio Nacional, donde vivi¨® Ju¨¢rez. Y si bien puso a la venta el avi¨®n presidencial, que consideraba ¡°fara¨®nico¡±, para sus traslados oficiales utiliza las aeronaves de las Fuerzas Armadas. ¡°A diferencia de Pepe Mujica, a quien la parafernalia del poder le parece una hipocres¨ªa, L¨®pez Obrador se desvive por los c¨®digos de la investidura presidencial: los honores militares, la bandera, los actos protocolarios¡±, observa Zepeda.

De opositor a gobernante

En M¨¦xico hay varios problemas de los que L¨®pez Obrador culpa exclusivamente a los gobiernos anteriores, sin reconocer ¨¦l mismo un ¨¢pice de responsabilidad: el atraso educativo, la devastaci¨®n del sistema de salud o la crisis de violencia, por la que cada a?o mueren m¨¢s de 30.000 personas. Zepeda considera que el mandatario despliega una l¨®gica cercana a la infalibilidad papal: ¡°Digamos que el presidente mexicano nunca se puede equivocar¡±.

En otros aspectos, L¨®pez Obrador ha tenido indiscutibles aciertos, como en el aumento al salario m¨ªnimo y en el fortalecimiento de los programas sociales, especialmente entre ancianos y j¨®venes, lo que ha contribuido a una reducci¨®n hist¨®rica de la pobreza. Al mismo tiempo, a falta de una reforma fiscal progresiva, los hombres m¨¢s ricos del pa¨ªs aumentaron su fortuna durante su Administraci¨®n, favorecidos tambi¨¦n por una ortodoxia macroecon¨®mica ¨Ccontrol de deuda, d¨¦ficit, gasto p¨²blico¨C muy alejada de sus ardorosos discursos izquierdistas. L¨®pez Obrador no ve en esto un problema, sino la demostraci¨®n de que a todos les ha ido bien en su Gobierno. Otros que aumentaron su poder, no econ¨®mico sino pol¨ªtico, fueron los militares, a quienes el presidente dio cada vez m¨¢s atribuciones en la funci¨®n p¨²blica, m¨¢s all¨¢ de la seguridad.

Para L¨®pez Obrador, el mayor de sus logros es cultural: que los mexicanos est¨¢n m¨¢s politizados, m¨¢s avezados, menos propensos a caer en enga?os politiqueros. En el sexenio no solo ha ejercido de presidente: nunca dej¨® atr¨¢s la faceta de dirigente de partido. Cuando estaba en curso el proceso interno de Morena para definir la candidatura presidencial, tom¨® personalmente las riendas de la sucesi¨®n: intervino para evitar rupturas entre los aspirantes y los comprometi¨® a firmar acuerdos. Durante la campa?a, desde la conferencia Ma?anera carg¨® el juego a favor de Sheinbaum, entonces candidata morenista, y atac¨® a la oposici¨®n.

Despu¨¦s de la elecci¨®n intermedia de 2021, en que su partido recibi¨® un varapalo y perdi¨® la mayor¨ªa en el Congreso, L¨®pez Obrador se puso con la tarea de reforzar las filas morenistas. Se dio cuenta de que su movimiento hab¨ªa quedado desprotegido, de que los liderazgos, aupados a la popularidad presidencial, se hab¨ªan echado a dormir. ?l mismo comenz¨® a persuadir a gobernadores de oposici¨®n para que se uniesen a su causa pol¨ªtica, con miras a 2024. Lo hizo al menos con dos mandatarios locales, uno del PAN, Javier Corral, y otro del PRI, Alejandro Murat. Corral cuenta: ¡°Me dijo que ¨¦l necesitaba un cuadro como yo. Dijo: ¡®T¨² entiendes nuestro proyecto incluso m¨¢s que muchos de los que est¨¢n en Morena¡¯. Le dije que s¨ª, pero que ten¨ªamos diferencias. Me dijo: ¡®Pero tenemos m¨¢s coincidencias, lo que pasa es que t¨² enfatizas las diferencias¡±.

Desde la Ma?anera, o desde los actos oficiales en las plazas p¨²blicas, o desde sus libros, L¨®pez Obrador ha mostrado cu¨¢l es el coraz¨®n de su idea de la pol¨ªtica: que es mejor decantarse por la resistencia pac¨ªfica y no por la lucha armada, y que para lograr cambios profundos se debe apostar por los pobres, porque ellos ¡°no suelen traicionar¡± y ¡°son m¨¢s sinceros, leales, menos exigentes¡±. Por eso, tambi¨¦n ha hecho veladas cr¨ªticas a otros dirigentes latinoamericanos que, a su juicio, han ¡°zigzagueado¡±, han virado al centro. Una an¨¦cdota de sus tiempos como opositor lo retrata, seg¨²n Graco Ram¨ªrez: ¡°Me dec¨ªa: ¡®Yo no voy a ser como Felipe Gonz¨¢lez o como Lula da Silva. Yo no voy a hacer concesiones. Voy a hacer que prevalezcan los intereses de los pobres sin mayor mediaci¨®n¡±, recuerda su antiguo amigo.

En su tierra, Tepetit¨¢n, L¨®pez Obrador ya triunf¨®. ¡°Muchos de los que lucharon con ¨¦l se quedaron a la mitad del camino, ya murieron, pero otros seguimos aqu¨ª luchando con ¨¦l¡±, dice Lenin Oseguera, de 79 a?os, que camin¨® con L¨®pez Obrador en sus ?xodos. Los surcos en su cara tostada hacen pensar en quien atraviesa tierras arrasadas, la vida misma de un campesino. ¡°Yo ten¨ªa un t¨ªo que oraba por ¨¦l, ese pobre, en bicicleta o a pie repart¨ªa folletos. No lo vio ganar. Andr¨¦s Manuel es el ¨ªdolo de la gente jodida, amigo de los pobres. Yo le agradezco mucho porque le abri¨® la mente a gente como nosotros¡±, a?ade. Se ha dicho que L¨®pez Obrador mide el tiempo, no en horas, sino en d¨¦cadas. ?l ha asegurado que se marcha con la conciencia tranquila. En su ¨²ltimo libro dej¨® asentado: ¡°Si hice bien o no, la historia lo dir¨¢¡±.