Los cabos sueltos del asesinato del alcalde de Chilpancingo
Capaz de derrotar a Morena en la capital de Guerrero, Alejandro Arcos trataba de hacer malabares ante las presiones del crimen, que buscaba espacios clave en seguridad y obras p¨²blicas
Poco se sabe de cu¨¢ndo iniciaron las presiones sobre Alejandro Arcos. Ni siquiera si empezaron as¨ª, en forma de presiones, y no disfrazadas de apoyo desinteresado a su campa?a electoral. El alcalde de Chilpancingo, que muri¨® asesinado el fin de semana pasado, decapitado, la cabeza abandonada en el techo de su camioneta, ten¨ªa ante s¨ª un reto may¨²sculo, detener la inercia pol¨ªtica del momento, la aplanadora de Morena, que gobernaba su ciudad y el Estado de Guerrero. Lo consigui¨®, gan¨® la elecci¨®n a la alcald¨ªa por algo m¨¢s de 1.000 votos. Pero todo se complic¨® en los meses siguientes.
De familia conocida en la zona, Arcos contend¨ªa por una alianza impensable a?os atr¨¢s, que juntaba al PRI y al PAN con el PRD, bajo la idea de unificar la oposici¨®n. Su rival era Jorge Salgado, el candidato de Morena, que sustitu¨ªa en la boleta a Norma Otilia Hern¨¢ndez, la alcaldesa en ejercicio, repudiada por el partido. El a?o pasado, Hern¨¢ndez hab¨ªa protagonizado v¨ªdeos en los que aparec¨ªa sentada en un restaurante con Celso Ortega, el l¨ªder de un grupo criminal de la zona centro de Guerrero, conocido como Los Ardillos. En las im¨¢genes, tomadas con c¨¢mara oculta, la alcaldesa hablaba desenfadadamente con Ortega sobre las familias pol¨ªticas del Estado, entre otras cosas. Tras difundirse esas im¨¢genes, Hern¨¢ndez intent¨® este a?o buscar la candidatura para reelegirse en su cargo, pero el partido no se lo permiti¨®. La alcaldesa entonces puso su base electoral al servicio de Arcos, lo que le cost¨® su expulsi¨®n de la formaci¨®n guinda.
Los v¨ªdeos de la alcaldesa hac¨ªan evidente la presencia del crimen en la escena pol¨ªtica local, sus interacciones con el poder. No es que fuera un secreto. Durante a?os, la iglesia hab¨ªa jugado un papel mediador con los grupos delincuenciales en la entidad. A principios de este a?o, ante la oleada de asesinatos y ataques en la capital entre Los Ardillos y el grupo contrario, Los Tlacos, y entre estos ¨²ltimos y m¨¢s grupos en otras regiones del Estado, los obispos de Guerrero trataron de mediar para cerrar los conflictos, negociaci¨®n que acab¨® filtr¨¢ndose a la prensa. A nadie parec¨ªa extra?arle o parecerle mal.
En conversaciones que EL PA?S ha mantenido estos d¨ªas con personas conocedoras de la realidad pol¨ªtica del centro de Guerrero, la idea de que el crimen y la administraci¨®n comparten mesa aparece como el punto de partida de todo argumento. Una fuente, que pide que no aparezca su nombre ni detalles que puedan revelar su identidad, se?ala, por ejemplo, que los grupos criminales, particularmente Los Ardillos, est¨¢n interesados en controlar las secretar¨ªas de seguridad y obras p¨²blicas de las ciudades importantes de la zona, esto es, Chilpancingo, y la vecina Chilapa.
Como en muchas regiones de M¨¦xico, el crimen en Guerrero ha entendido que el narcotr¨¢fico es solo una de tantas opciones lucrativas. La extorsi¨®n se impone en cantidad de sectores productivos, los mercados, las tiendas, las rutas de transporte¡ No escapan de su mirada los presupuestos municipales, de ah¨ª la batalla por cortejar a sus gestores, situaci¨®n que, lejos de ser amable, puede tener desenlaces fatales, como el asesinato de Alejandro Arcos. La imagen de su cabeza cortada habla de una negociaci¨®n fallida, pero tambi¨¦n de la dureza del intercambio que, por los dichos de las personas consultadas estos d¨ªas, resulta siempre inevitable.
El jefe
La pregunta es c¨®mo un proceso relativamente habitual, estas negociaciones entre el crimen y las esferas pol¨ªticas locales, acab¨® de una manera tan salvaje. Una persona que habl¨® con el alcalde ¡°10 o 12 d¨ªas antes de que lo mataran¡±, cuyo nombre no aparece por seguridad, cuenta que este le dijo que Los Ardillos le hab¨ªan exigido el control de la polic¨ªa municipal. De acuerdo a su cuenta, Arcos se neg¨® y eligi¨® a un capit¨¢n del Ej¨¦rcito, Ulises Hern¨¢ndez. El 29 de septiembre, criminales mataron a Hern¨¢ndez y a su mujer en Chilpancingo. Seg¨²n esta persona, Los Ardillos respond¨ªan as¨ª a la negativa del alcalde.
La petici¨®n, seg¨²n esta fuente, era la consecuencia l¨®gica del supuesto apoyo que Los Ardillos hab¨ªan brindado a Arcos durante la campa?a. El grupo criminal, que tiene su feudo en una comunidad del municipio cercano de Quechultenango, mantiene bases en buena parte de las localidades rurales del sureste de la ciudad. ¡°F¨¢cil, Celso Ortega le consigui¨® m¨¢s de 10.000 votos¡±, asegura. Arcos obtuvo en total poco m¨¢s de 45.000. Esto no quiere decir que el alcalde estuviera conforme con el apoyo de Los Ardillos. La fuente pinta la situaci¨®n como un caso de colaboraci¨®n obligatoria.
¡°Celso Ortega es el jefe del PRI en el centro de Guerrero¡±, dice esta misma persona. Aunque suene fuerte, su aseveraci¨®n apuntala lo que dec¨ªa el exobispo de Chilpancingo, Salvador Rangel, en una entrevista con este diario en 2022, sobre la cercan¨ªa de Ortega con el PRI. Rangel, cercano a Ortega, dec¨ªa que el l¨ªder de Los Ardillos hab¨ªa apoyado al partido tricolor en la campa?a electoral por la gubernatura, en 2021. Entonces, Morena gan¨®, pero el grupo criminal persever¨® y habr¨ªa seguido con su apoyo al PRI. En las elecciones del 2 de junio, adem¨¢s de Arcos, consiguieron que su candidata, Mercedes Carballo, ganara la alcald¨ªa de Chilapa.
Mucho se ha especulado estos d¨ªas acerca de qui¨¦n mat¨® al alcalde y a dos personas de su equipo, el militar Hern¨¢ndez y, d¨ªas m¨¢s tarde, el secretario del Ayuntamiento, Francisco Tapia, n¨²mero dos de Arcos, que fue ejecutado en la calle a plena luz del d¨ªa. Las versiones resultan a veces contradictorias. En el caso del militar Hern¨¢ndez, otra fuente, que conoce los pasos que dio el alcalde en sus ¨²ltimas semanas, y que prefiere mantener su anonimato por seguridad, apunta a Los Tlacos como los responsables de su asesinato. Esta persona argumenta que Los Tlacos atacaron porque sab¨ªan que Los Ardillos quer¨ªan la Secretar¨ªa de Seguridad y relacionaron al militar con sus rivales.
Esa misma fuente achaca la muerte de Tapia a Los Ardillos, como una especie de venganza por el primer homicidio. Sobre este mismo asesinato, la fuente que coloca a Ortega al frente del PRI en la regi¨®n se?ala que fue obra de Los Ardillos, un ¡°segundo llamado de atenci¨®n¡± hacia Arcos ¡ªsiendo el primero el militar¡ª, por no cumplir con un supuesto acuerdo que hicieron a cambio del apoyo electoral que le dio la alcald¨ªa. En todo caso, todas las versiones apuntan a que hab¨ªa una disputa por la polic¨ªa local.
Otra fuente consultada, cuyo nombre no aparece igualmente por seguridad, se?ala que Arcos tuvo contacto con el l¨ªder de Los Tlacos, On¨¦simo Marquina, alias Necho. No est¨¢ claro cu¨¢ndo ocurri¨® ese contacto, pero la fuente asegura que el enfado final de Los Ardillos con Arcos ¡ªy el salvajismo con que lo mataron¡ª ocurri¨® precisamente cuando Celso Ortega supo de estos contactos. Esta fuente descarta que Los Tlacos mataran al futurible jefe de polic¨ªa. ¡°Ellos eran conscientes de que Arcos no era su candidato, no pod¨ªan pedirle la Secretar¨ªa de Seguridad¡±, se?ala.
M¨¢s all¨¢ de las contradicciones en las versiones, lo que s¨ª se sabe es que el d¨ªa que apareci¨® decapitado, Arcos fue a una reuni¨®n a Petaquillas, una zona rural de influencia de Los Ardillos. Lo hizo solo, ¡°sin escoltas, ni chofer¡±, inform¨® esta semana el secretario de Seguridad federal, Omar Garc¨ªa Harfuch. Una de las fuentes consultadas, cercana al equipo de trabajo de Arcos, asegura que su intenci¨®n era ir a calmar las aguas despu¨¦s de que le mataran en menos de 10 d¨ªas a dos hombres que hab¨ªa elegido como miembros de su Gabinete. Como sab¨ªa d¨®nde se met¨ªa, apunta la misma fuente, les pidi¨® a sus escoltas que le dejaran marchar sin protecci¨®n.
La brutalidad del asesinato dej¨® perplejo a todo el pa¨ªs. Las especulaciones sobre qui¨¦n dio la orden de matarlo o por qu¨¦ inundaron las redes sociales. Tambi¨¦n las amenazas que se propon¨ªan hablar en nombre de los grupos del crimen organizado de Guerrero. El suplente del alcalde, Gustavo Alarc¨®n, tom¨® protesta frente al Congreso el pasado jueves y afirm¨® que era posible gobernar el municipio sin hacer pactos con el crimen. Las autoridades federales no volvieron a tratar el tema, y el silencio atronador sobre la situaci¨®n en Chilpancingo que hizo la gobernadora, Evelyn Salgado, tuvo un peque?o par¨¦ntesis para mostrar su apoyo al nuevo presidente municipal, quien deber¨¢ asumir la papa caliente en medio de la tragedia.
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