El macabro asesinato del alcalde de Chilpancingo abre un nuevo frente en la crisis de violencia en M¨¦xico
La decapitaci¨®n de Alejandro Arcos arroja m¨¢s luz sobre el poder de las mafias regionales ahora en el Estado de Guerrero y todav¨ªa en Sinaloa y Chiapas
Le ha durado poco la luna de miel a Claudia Sheinbaum, que un d¨ªa juraba el cargo de presidenta de M¨¦xico y al otro enfrentaba su primera crisis de violencia: la masacre ocurrida la semana pasada de seis migrantes a manos de un grupo de militares confundidos en Chiapas. La situaci¨®n no ha hecho m¨¢s que empeorar desde entonces. En Culiac¨¢n, la guerra civil del Cartel de Sinaloa deja muertos y desaparecidos a pu?ados cada pocos d¨ªas. En Guerrero, criminales asesinaron el domingo al alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos. Su ejecuci¨®n rivaliza en salvajismo con el espect¨¢culo que armaron los sicarios a costa de su cuerpo: le cortaron la cabeza y la dejaron en el toldo de una camioneta.
Guerrero cuenta el tiempo a partir de estos actos macabros, igual que tantas regiones de M¨¦xico. Muchos en el Estado del Pac¨ªfico a¨²n recuerdan las primeras cabezas cercenadas que aparecieron por all¨ª, hace ya unos cuantos a?os. Fue en Acapulco, en 2006, y entonces anunciaban una guerra extremadamente violenta, vinculada entonces a siglas y nombres ya extintos, Los Zetas, el Cartel de los Beltr¨¢n Leyva, etc¨¦tera¡ Una guerra extinta, pero parecida a las nuevas, en Acapulco y otras regiones del Estado. Cambian los nombres y la mano de obra del crimen, se mantiene la pulsi¨®n de matar para someter. De bajada durante los a?os finales del Gobierno de H¨¦ctor Astudillo, los asesinatos aumentaron el a?o pasado (1.720), cifra que seguramente volver¨¢ a crecer este a?o.
El caso de Alejandro Arcos es un ejemplo de la extrema violencia de las mafias regionales, ahora en Guerrero, vinculadas a la extorsi¨®n y la explotaci¨®n de industrias legales, como el transporte p¨²blico o los mercados. El alcalde no llevaba una semana en el cargo cuando lo mataron. Antes, criminales ya hab¨ªan asesinado al secretario del Ayuntamiento, el segundo al mando de la instituci¨®n, y a un militar que sonaba para jefe local de polic¨ªa. Esos ataques apuntaban a la barbarie del domingo, que ocurr¨ªa horas despu¨¦s de que el alcalde visitara zonas afectadas por las intensas lluvias de estas semanas.
La victoria de Arcos en las elecciones de junio abr¨ªa una gran cantidad de interrogantes. El pol¨ªtico se impon¨ªa en los comicios encabezando a la coalici¨®n opositora, PRI, PAN y PRD, enfrentada a Morena, el partido gobernante. ?C¨®mo har¨ªa el alcalde para apartar a la capital del Estado, sus vecinos y econom¨ªa, de los tent¨¢culos de las mafias? ?Era ese acaso su objetivo? No son preguntas menores. A principios de a?o, la zona centro de Guerrero hab¨ªa sufrido la violenta refriega de dos grupos criminales, Los Tlacos y Los Ardillos, por el control de rutas de transporte p¨²blico. La alcaldesa saliente, Norma Otilia Hern¨¢ndez, ser¨¢ recordada por el v¨ªdeo filtrado en que se le ve departiendo con el l¨ªder de Los Ardillos, Celso Ortega.
Entonces, la pregunta no era si el nuevo alcalde se sentar¨ªa a hablar con el crimen local, sino en qu¨¦ t¨¦rminos lo har¨ªa. Poco ha trascendido de los ¨²ltimos pasos de Arcos, m¨¢s all¨¢ de su visita horas antes de su asesinato a Tepechicotl¨¢n, una comunidad rural de Chilpancingo, camino a la regi¨®n de La Monta?a. A pocos se le escapa que la comunidad est¨¢ ya muy cerca de Quechultenango, guarida de Los Ardillos. Las especulaciones vuelan en Guerrero y no es dif¨ªcil pensar en la posibilidad de una reuni¨®n el mismo domingo. Desde luego, no hay forma de comprobarlo. Y si ha ocurrido, y hay pruebas, trascender¨¢n cuando a alguien le interese, como en el caso de la exalcaldesa.
Es p¨²blico desde hace tiempo el inter¨¦s de Ortega y su grupo con la pol¨ªtica. Uno de sus hermanos, Bernardo, ha sido desde hace a?os uno de los pesos pesados del PRD local. En una entrevista que dio el propio Celso Ortega este a?o, se?al¨® que la reuni¨®n con la exalcaldesa Hern¨¢ndez respond¨ªa a una negociaci¨®n en curso. Los Ardillos, dec¨ªa Ortega, le hab¨ªan apoyado para llegar a la alcald¨ªa, a cambio de que esta les cediera el control del rastro municipal. No hay forma de comprobar si esto es cierto o no. Morena expuls¨® a Hern¨¢ndez del partido en septiembre.
En una entrevista con este diario en febrero de 2022, el entonces obispo de Chilpancingo, Salvador Rangel, protagonista de un extra?o episodio de desaparici¨®n en Morelos hace unos meses, se?alaba que Ortega y su grupo hab¨ªan apoyado al PRI en las elecciones de 2021. Entonces, Morena se hizo con el Gobierno del Estado y de la capital. Rangel dec¨ªa que Ortega hab¨ªa organizado m¨ªtines a favor de los candidatos del PRI. Aunque no hay pruebas de esto, la presunta cercan¨ªa de Ortega con el PRI estos a?os forma parte del contexto en que han ocurrido los ¨²ltimos asesinatos en Chilpancingo, el de Arcos, su secretario y el posible jefe de polic¨ªa local.
El contexto exige la formulaci¨®n de preguntas cuyas respuestas integran un mundo escurridizo. ?Hubo conversaciones preelectorales de la coalici¨®n opositora con Los Ardillos u otros grupos? Y si las hubo, ?qu¨¦ consecuencias tuvieron? Desde enero, la batalla entre Tlacos y Ardillos en el centro del Estado parec¨ªa cerrada, gracias a una tregua fraguada al calor de la intervenci¨®n de la iglesia, a partir de figuras como la de Rangel. El cambio de partido en el Gobierno local interpelaba la misma tregua y los acuerdos que se desprendieron de ella.
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