La intr¨¦pida Deborah Colker revitaliza la danza contempor¨¢nea en Latinoam¨¦rica

M¨¢s de tres d¨¦cadas despu¨¦s de que la core¨®grafa brasile?a Deborah Colker lanzara su original compa?¨ªa de danza, la tambi¨¦n directora se ha convertido en referente de las artes visuales en su pa¨ªs, Brasil, pero tambi¨¦n a nivel internacional, con una propuesta osada con la que ha intentado revitalizar e innovar en la danza contempor¨¢nea en Am¨¦rica Latina. Colker fue uno de los platos principales del reciente Festival Internacional Cervantino, celebrado en Guanajuato, con un espect¨¢culo, Perros sin plumas, que cautiv¨® por su deslumbrante puesta en escena que incluye video, m¨²sica y cuerpos embadurnados con un polvo especial y en ¨¦xtasis de movimientos.

¡°El gesto, el movimiento y el significado de ese movimiento es muy importante¡±, dice una sonriente Colker, entusiasmada por presentar en M¨¦xico una obra que ha triunfado en teatros de Francia, Alemania y Nueva York. ¡°Hacemos ballet cl¨¢sico, hacemos danza contempor¨¢nea, pero pensamos en otras t¨¦cnicas del cuerpo, como las danzas de la calle, que son m¨¢s mezcladas, como capoeira o maracat¨², t¨¦cnicas que buscan cambiar la gravedad, que pueden crear nuevas experiencias. Pensamos, por ejemplo, qu¨¦ t¨¦cnica puede ayudar a transformar un cuerpo en agua¡±, explica la core¨®grafa sobre su forma de trabajo.

El espect¨¢culo que cerr¨® el Cervantino es un ejemplo perfecto. Casi dos millares de espectadores pudieron presenciar en el Auditorio del Estado, en Guanajuato, como decenas de bailarines recreaban con la danza el poema El perro sin plumas, del poeta Jo?o Cabral, inspirado en el R¨ªo Capibaribe, extenso caudal que recorre m¨¢s de 200 kil¨®metros y en muchas partes luce seco, con suelo agrietado. Cabral habla de aquel r¨ªo como ¡°espeso por su paisaje, donde el hambre extiende sus batallones de secretas e ¨ªntimas hormigas¡±. Es un espacio al parecer inh¨®spito, caluroso, escaso en vegetaci¨®n, pero donde millones de personas conviven a pesar de la miseria y la escasez. Colker lo retom¨® y dividi¨® su espect¨¢culo en cuatro partes, inspiradas en esa escenograf¨ªa ¨¢rida del Estado de Pernambuco, en el nordeste de Brasil, una de las regiones m¨¢s deprimidas del pa¨ªs. Viaj¨® a la zona, film¨® secuencias en blanco y negro y creo una coreograf¨ªa que a su vez recrea un espacio hermoso y tr¨¢gico.

Quer¨ªa, dice, plasmar ese r¨ªo visto por el poeta, pero tambi¨¦n esa ¡°gente que vive en ese r¨ªo, gente invisible, excluida, refugiada; que vive en su propia tierra, pero a la vez est¨¢ aislada¡±. Para ella era importante captar ¡°la tragedia y la fuerza de este lugar, el grito del silencio¡±. El resultado, Perros sin plumas, es una puesta en escena que toca los l¨ªmites del cuerpo, que se mezclan con las escenas del Capibaribe, que se mueven al ritmo de su desolaci¨®n. Los bailarines est¨¢n maquillados con una arcilla que la compa?¨ªa ha tra¨ªdo de Brasil, para dar a entender que los cuerpos emergen del lodo.

Intent¨®, explica la directora, ¡°mostrar puntos opuestos, una riqueza cultural, humana y geogr¨¢fica impresionante, pero tambi¨¦n es impresionante la miseria, como estos hombres roban lo que no tienen, como son olvidados y a pesar de eso quieren estar en este sitio, esta tierra, en este cielo, en este sol¡±. Es, por lo tanto, tambi¨¦n un llamado de atenci¨®n. La obra de Colker estuvo a punto de no presentarse en el Cervantino, porque el equipo para montar el espect¨¢culo, incluidos los polvos especiales que recuerdan el barro seco del Capibaribe, fue retenido en las aduanas del Aeropuerto Felipe ?ngeles por ¨®rdenes de la Guardia Nacional. Tras gestiones de las autoridades de Cultura fueron liberados y, aunque Colker tuvo que suspender el estreno con la taquilla agotada, dio tres presentaciones en el festival.

Colker cre¨® su compa?¨ªa de danza hace m¨¢s de tres d¨¦cadas. En su pa¨ªs ha sido catalogada como una propuesta osada y exc¨¦ntrica y ha logrado el aplauso generalizado de la cr¨ªtica especializada. El proyecto logr¨® en 1995 el apoyo econ¨®mico de Petrobras, la gran petrolera brasile?a, lo que le ha dado a Colker la independencia econ¨®mica suficiente para experimentar e innovar. Ella misma ha dicho que quiere alejarse de los c¨¢nones m¨¢s comerciales de las artes esc¨¦nicas y piensa muy bien sus puestas en escena. Una obra puede llevarle tres a?os de preparaci¨®n. ¡°Es una compa?¨ªa de repertorio y tenemos tres espect¨¢culos en escena y a la vez estamos creando otro. Y se demora como media tres a?os en montarlo, porque lleva mucho trabajo¡±, ha dicho Jo?o El¨ªas, director ejecutivo de la compa?¨ªa de danza.

La propuesta de vanguardia de la compa?¨ªa incluye no solo explorar los l¨ªmites del cuerpo, sino la combinaci¨®n del movimiento con el espacio y encontrar un di¨¢logo con el p¨²blico. Juegan un papel importante las artes audiovisuales, porque Colker es una apasionada del cine. Ha representado sus obras en m¨¢s de 100 pa¨ªses y ha conquistado premios como el Laurence Olivier (2001) o el que concede el Ministerio de Cultura de Brasil (1997). ¡°Es un aprendizaje constante. Tenemos que buscar nuevas t¨¦cnicas¡±, afirma la directora, siempre risue?a y disculp¨¢ndose por su ¡°portu?ol¡± durante su estancia en el Cervantino.

Ahora prepara una nueva obra que est¨¢ muy relacionada con M¨¦xico. Una ¨®pera titulada El ¨²ltimo sue?o de Frida Kahlo y Diego Rivera, en la que ¡°revive¡± a la c¨¦lebre pintora mexicana. Es un encargo del Metropolitan de Nueva York y la estrenar¨¢ en 2026. Cuenta que emple¨® un a?o investigando sobre la vida de Khalo y Rivera, as¨ª como la ¡°filosof¨ªa¡± detr¨¢s del D¨ªa de Muertos, las catrinas, y lo que representan en M¨¦xico. La m¨²sica es de una autora centroamericana que vive en Estados Unidos y el guion de un artista cubano.

En la obra Kahlo est¨¢ muerta y Rivera vivo, pero hastiado de la vida. El D¨ªa de Muertos ¨¦l pide que Kahlo lo visite, la llama, pero la pintora no quiere volver a este mundo donde tanto sufri¨®. Una catrina la convence de regresar. Le dice que debe encontrarse de nuevo con sus colores, sus pinturas, sus amores. Kahlo acepta, visita a Rivera, pero cuando llega al mundo de los vivos, la memoria de M¨¦xico, las frutas, las flores, el color, el olor la atrapan. En la Casa Azul que comparten los dos artistas sucede que hay reglas, entre ellas que Kahlo no puede pintar.

¡°Ella quiere y llega un momento en que quiebra esta regla y comienza a pintar y siente los dolores pasados, con su accidente, con la polio, ese dolor f¨ªsico, hasta que catrina le exige volver, pero Frida se esconde y empieza el dilema entre partir y quedarse¡±, narra Colker. Y s¨ª, intr¨¦pida como es la core¨®grafa, tambi¨¦n recrea el final: Rivera muere en los brazos de Kahlo al final del D¨ªa de Muertos y con la catrina de testigo. ¡°Lo que trato de hacer es buscar lo org¨¢nico, lo profundo de Frida. Ella es un icono en el mundo, como Marilyn Monroe, y todos la conocen con sus flores, su ropa, pero he pensado presentarla de otra manera, con sus diarios, con otras inspiraciones, porque esa Frida y ese Diego que el mundo conoce, son incre¨ªbles, pero yo quiero hacer algo m¨¢s ¨ªntimo, personal, no tur¨ªstico¡±.