¡°Un holocausto para aplacar la furia de los dioses¡±: los sacrificios infantiles a Tl¨¢loc para evitar las sequ¨ªas extremas

En 1980, un equipo del Proyecto Templo Mayor (PTM) del Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia (INAH) excav¨® una ofrenda que conten¨ªa los restos ¨®seos de al menos 42 ni?os sacrificados en honor a Tl¨¢loc, el dios mexica de la lluvia. Nuevos estudios sugieren que estos sacrificios, realizados en M¨¦xico-Tenochtitlan en 1454, intentaron poner fin a una devastadora sequ¨ªa que azot¨® la Cuenca de M¨¦xico.

En el noveno encuentro Libertad por el saber: agua y vida, organizado por El Colegio Nacional, Leonardo L¨®pez Luj¨¢n, director del PTM, present¨® estos hallazgos a la luz de datos proporcionados por las ciencias de la tierra. Acompa?ado por Eduardo Matos Moctezuma, investigador em¨¦rito del INAH, y los doctores Teresa Rojas Rabiela y Carlos E. C¨®rdova, L¨®pez Luj¨¢n abord¨® c¨®mo las variaciones clim¨¢ticas influyeron en las din¨¢micas econ¨®micas y religiosas de la ¨¦poca.

L¨®pez Luj¨¢n explic¨® que las obras hidr¨¢ulicas y los rituales relacionados con el agua sustentaban la vida cotidiana, la agricultura, y tambi¨¦n garantizaban la estabilidad pol¨ªtica y social en la cuenca de M¨¦xico. De acuerdo al investigador, las precipitaciones solo eran bienvenidas cuando se registraban en cantidades adecuadas y en momentos precisos, pues de otra forma las consecuencias eran mortales.

¡°Existi¨® una verdadera obsesi¨®n por controlar las precipitaciones, apelando a las fuerzas sobrenaturales¡±, coment¨®, y se?al¨® que en nueve de los 18 meses que compon¨ªan el calendario mexica se llevaban a cabo ceremonias dedicadas a la provisi¨®n de lluvias. Algunos de estos rituales culminaron en el sacrificio de ni?os personificados como tlaloques, los ayudantes de Tl¨¢loc.

La ofrenda, conocida como Ofrenda 48, fue encontrada en el sector noroeste del Templo Mayor, lado dedicado a Tl¨¢loc. Corresponde a la etapa constructiva IVa, durante el gobierno de Moctezuma Ilhuicamina (1440-1469), y refleja la desesperaci¨®n colectiva ante la sequ¨ªa prolongada entre 1452 y 1454 que de acuerdo a Luj¨¢n, gener¨® ¡°un holocausto que se realiz¨® para aplacar la furia de los dioses¡±. Los an¨¢lisis del antrop¨®logo f¨ªsico Juan Rom¨¢n Berrelleza revelaron que de los 42 infantes, 22 eran ni?os de entre 2 y 7 a?os y seis eran ni?as. Muchos mostraban signos de hiperostosis por¨®tica, muestra de problemas nutricionales.

Los cuerpos fueron dispuestos en una caja de sillares sobre una capa de arena marina, algunos adornados con collares de chalchihuites y una cuenta de piedra verde en la boca. Encima se colocaron m¨¢s cuerpos, pigmento azul, calabazas, elementos marinos, peque?as aves, una navaja de obsidiana, copal y once esculturas de tezontle policromado con el rostro de Tl¨¢loc.

Un an¨¢lisis de is¨®topos estables de ox¨ªgeno y fosfato, a cargo de Diana Moreiras Reynaga en la Universidad de Columbia Brit¨¢nica, determin¨® que los ni?os sacrificados proven¨ªan principalmente de una regi¨®n indeterminada del actual Estado de Oaxaca y, del altiplano de Chiapas y Guatemala. Sin embargo, fuentes del siglo XVI sugieren que los mexicas tambi¨¦n ofrecieron a sus hijos en sacrificio.

Ante la crisis, Moctezuma orden¨® repartir las reservas reales entre la poblaci¨®n. Sin embargo, el desabasto y las plagas llevaron a muchas familias a vender a sus hijos. Pueblos como los totonacos y los cohuixcas pudieron recibir a estos ni?os como esclavos a cambio de provisiones para los tenochcas.

Una l¨¢pida calend¨¢rica con la fecha ce tochtli, uno conejo (1454 d.C.), hallada en la fachada oriental del Templo Mayor, coincide temporalmente con la Ofrenda 48. Seg¨²n el Atlas Mexicano de Sequ¨ªa, una sequ¨ªa de grandes proporciones afect¨® el centro de M¨¦xico e impact¨® en la germinaci¨®n y maduraci¨®n de las cosechas, lo que prolong¨® hambrunas prolongadas.

Salvador Guillem Arroyo, en su libro Ofrendas a Eh¨¦catl-Quetzalc¨®atl en Mexico-Tlatelolco, destaca que la Ofrenda 48 es un ejemplo de c¨®mo los mexicas recurr¨ªan a pr¨¢cticas rituales de alta intensidad en momentos de crisis. Los investigadores coinciden en que estos actos representaban una combinaci¨®n de desesperaci¨®n y esperanza. A trav¨¦s de ellos, los mexicas buscaban restablecer la relaci¨®n con sus deidades en un momento de gran necesidad.

L¨®pez Luj¨¢n subray¨® que, inicialmente, el Estado mexica intent¨® mitigar los efectos de la sequ¨ªa abriendo las trojes reales y realizando rituales para apaciguar a los tlaloques. Sin embargo, la prolongaci¨®n de la crisis debilit¨® al Estado, lo que provoc¨® un ¨¦xodo masivo de la poblaci¨®n.