M¨¦xico recupera los c¨®dices que narran el auge y la ca¨ªda de Tenochtitlan

Mar¨ªa Casta?eda de la Paz a¨²n se emociona al recordar cuando se top¨® por primera vez con los llamados C¨®dices de San Andr¨¦s Tetepilco. Era 2009 y la historiadora estaba de vacaciones cuando un colega le cont¨® que ten¨ªa un amigo que guardaba unos documentos que podr¨ªan ser de su inter¨¦s. La acad¨¦mica fue al encuentro en el vanidoso barrio de Coyoac¨¢n, al sur de la capital mexicana, y qued¨® sin aliento al encontrarse copias de los c¨®dices, uno de ellos muy relevante porque narra la historia de Tenochtitlan, la antigua capital del imperio. ¡°No todos los d¨ªas aparecen documentos as¨ª¡±, cuenta Casta?eda de la Paz. ¡°Yo estaba s¨²per feliz y sorprendida, porque un documento sobre la historia de Tenochtitlan es rar¨ªsimo¡±, afirma. La investigadora forma parte de un equipo de expertos que este mi¨¦rcoles present¨® el hallazgo en el Museo de Antropolog¨ªa de Ciudad de M¨¦xico, despu¨¦s de a?os de investigaci¨®n y negociaciones, que terminaron con el pago de 9,5 millones de pesos (medio mill¨®n de d¨®lares) a la familia que pose¨ªa estas piezas hist¨®ricas.

El trabajo para recuperar los documentos que datan de fines del siglo XVI e inicios del XVII fue largo y con tropiezos. ¡°La persona que mostr¨® en una computadora fotograf¨ªas de los c¨®dices me dijo que pertenec¨ªan a una familia de la que no me dio los datos, pero me asegur¨® que ten¨ªan dos o tres documentos. Me dieron copias a color y empec¨¦ a hacer algunos estudios y dije que se deb¨ªan registrar, porque si no, el precio puede subir much¨ªsimo en el mercado negro, pero quienes ten¨ªan los c¨®dices no quisieron saber nada. Yo no sab¨ªa si esa familia realmente era la propietaria y con el tiempo, muy a mi pesar, todo el inter¨¦s se fue diluyendo. Trat¨¦ de contactarlos varias veces, pero me daban largas¡±, cuenta Casta?eda de la Paz, quien es investigadora del Instituto de Investigaciones Antropol¨®gicas de la UNAM.

Ante la incapacidad de convencer a quienes resguardaban las valiosas obras, ella contact¨® a Baltazar Brito Guadarrama, titular de la Biblioteca Nacional de Antropolog¨ªa e Historia (BNAH), y le ense?¨® las copias. Fue Brito quien se encarg¨® de buscar a la familia y dar con los c¨®dices. ¡°Mi sorpresa fue may¨²scula cuando abr¨ª la cajita en la que estaban. Cuando levant¨¦ la primera l¨¢mina de inmediato supe que era un documento original¡±, cuenta Brito. Las autoridades del Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia (INAH) no han dado detalles de las personas que los pose¨ªan, pero Brito ha asegurado que alegaron que ten¨ªan los documentos ¡°desde tiempos muy antiguos¡± y que fueron pasando por generaciones dentro de la misma estirpe.

Brito ha explicado que seg¨²n la Ley de Monumentos los bienes hist¨®ricos como una pintura del virreinato pueden estar en manos privadas o ser heredados, pero no pueden salir de M¨¦xico. Las autoridades del INAH han podido comprobar la autenticidad de los c¨®dices. Se trata de tres documentos pictogr¨¢ficos virreinales que contiene informaci¨®n relacionada con el pasado de la capital mexicana. El primero de ellos narra la fundaci¨®n del pueblo de San Andr¨¦s Tetepilco, localizado en Iztapalapa, al sur de Ciudad de M¨¦xico; el segundo es un inventario de la iglesia de San Andr¨¦s Tetepilco, formado por dos hojas de papel amate pegadas que registran una lista de los bienes del templo. Y el tercer c¨®dice es el que Casta?eda de la Paz llama ¡°la joya de la corona¡±, el m¨¢s importante ¡°por su dimensi¨®n formal, factura e informaci¨®n, que narra la historia de Tenochtitlan por medio de cuatro temas principales: la fundaci¨®n de la ciudad en el siglo XIV; el registro de los tlatoque o se?ores que la gobernaron en tiempos prehisp¨¢nicos; la llegada de los conquistadores espa?oles en 1519, y, finalmente, el per¨ªodo virreinal, hasta 1611¡å, explican desde el INAH.

El historiador Rafael Tena ha explicado que despu¨¦s de la llegada de los espa?oles, los ind¨ªgenas siguieron haciendo algunos c¨®dices, pero ya con el influjo del contacto con la cultura europea, con lo que aprendieron a incorporar t¨¦cnicas como la tercera dimensi¨®n, el sombreado y la perspectiva, adem¨¢s de glosas alfab¨¦ticas, ¡°ya sea en las lenguas originales como tambi¨¦n en espa?ol¡±, acota. Tena asegura que los c¨®dices dejaron de producirse a finales del siglo XVI y muchos de los existentes ¡°tomaron el camino del mundo¡± y terminaron en manos privadas en Europa y Estados Unidos. ¡°Aqu¨ª conservamos la mitad de todos los c¨®dices que se elaboraron, y por eso es una maravilla que despu¨¦s de varios siglos sigan apareciendo materiales nuevos interesant¨ªsimos, muy bellos, que vienen a enriquecer nuestro patrimonio nacional y el conocimiento de nuestra historia¡±, explica.

Los textos presentados este martes ser¨¢n sometidos a m¨¢s investigaciones y procesos de conservaci¨®n y estar¨¢n resguardados en la b¨®veda de c¨®dices de la BNAH, que cuenta con acervo de enorme valor. ¡°Se va ajustando la cronolog¨ªa de lo que normalmente conocemos de la historia y eso nos sorprende¡±, dice la historiadora Casta?eda de la Paz, sorprendida a¨²n de que estas tiras valiosas existan y est¨¦n ahora a la disposici¨®n de los expertos para entender m¨¢s el complejo rompecabezas de la historia mexicana.

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