?rbol para una Navidad o para toda una vida: mitos y realidades a la hora de comprar un pino natural o artificial
La Conafor estima que existen alrededor de 200.000 pinos a la venta en el pa¨ªs por las fiestas de fin de a?o. La elecci¨®n entre uno real o uno de pl¨¢stico tiene ventajas y desventajas desde una perspectiva medioambiental
Las fiestas decembrinas van llegando a su punto m¨¢s ¨¢lgido y al protagonista principal que figura en cada hogar mexicano se lo puede encontrar en mercados, estacionamientos de centros comerciales, tiendas departamentales y ferias especializadas. Al ¨¢rbol navide?o algunos lo prefieren natural por el olor que despide el abeto y por lo frondoso cuando est¨¢ fresco y reci¨¦n cortado. Otros prefieren sacarlo de una caja para armarlo por partes en familia, mientras se desempaqueta adornos, luces y decoraci¨®n. Unos argumentan que prefieren uno de pl¨¢stico por ser reutilizable y por no fomentar la deforestaci¨®n. Los otros dicen que el pl¨¢stico y los materiales de uno artificial no son biodegradables y a la larga generan mayor contaminaci¨®n.
?Cu¨¢l es la mejor opci¨®n para el medio ambiente esta Navidad? La elecci¨®n entre un ¨¢rbol natural o artificial no solo tiene que ver con la est¨¦tica festiva, sino tambi¨¦n con ventajas y desventajas desde una perspectiva ecol¨®gica.
Hay algunas personas que piensan en comprar un ¨¢rbol artificial a causa de razones como estar en contra de la tala ilegal o la deforestaci¨®n. Seg¨²n Silvia Murillo, coordinadora general de producci¨®n y productividad de la Comisi¨®n Nacional Forestal (Conafor), se trata de una ¡°creencia err¨®nea¡±, ya que estos ¨¢rboles son destinados para estas fechas del a?o y est¨¢n a cargo de familias productoras que tienen de una a dos hect¨¢reas.
Murillo explica que el Gobierno promueve el consumo responsable de ¨¢rboles de Navidad, provenientes de plantaciones forestales comerciales establecidas en el territorio nacional y que cumplen con la regulaci¨®n y normatividad ambiental aplicable, asegurando la sustentabilidad y conservaci¨®n de estas ¨¢reas. Seg¨²n la Conafor, son 292 plantadores mexicanos de ¨¢rboles de Navidad, que se estima que cuentan con al menos 200.000 ¨¢rboles para la temporada 2024.
¡°Para estos ¨¢rboles se recuperan terrenos que se dedicaban a la agricultura, a la ganader¨ªa, que cumplieron su cometido y que ya no dan grandes rendimientos. Estos, durante el tiempo que permanece la plantaci¨®n, entre cinco y 10 a?os, sirven de refugio para algunos animales, para la recuperaci¨®n del suelo y, sobre todo, capturan el di¨®xido de carbono y liberan ox¨ªgeno. Y, si lo prefieres, en algunos sitios se puede adquirir un ¨¢rbol natural en maceta que posteriormente puedes regresar a la plantaci¨®n o plantar en tu jard¨ªn¡±, aclara Murillo.
Roberto Lindig, especialista en restauraci¨®n ambiental en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM, quien ha trabajado por m¨¢s de 20 a?os en recuperar sitios bastante impactados o degradados, destaca la capacidad de almacenamiento de di¨®xido de carbono (CO2) de este tipo de plantaciones en Navidad. Afirma que en un ensayo realizado con abetos entre 11 y 14 a?os, se lleg¨® a acumular 4,2 toneladas de carbono por hect¨¢rea.
¡°Lo cual, claro, es poco comparado con un bosque maduro o natural, que puede tener alrededor de 100 toneladas de carbono por hect¨¢rea. Pero lo del ensayo no es despreciable, porque si un sitio degradado se usara para producci¨®n de ¨¢rboles de Navidad por varias d¨¦cadas, pues esa huella de carbono en el suelo se ir¨ªa acumulando y aumentando¡±, agrega.
Asimismo, desde la Conafor afirman que las superficies dedicadas a esta actividad tienen ciclos productivos sustentables, lo que significa que se mantienen con cobertura forestal todo el tiempo, ya que se aprovecha el ¨¢rbol y al siguiente a?o se planta uno nuevo, conservando el suelo y el ecosistema.
Para asegurar que la adquisici¨®n de un ¨¢rbol de Navidad natural sea de beneficio al desarrollo de las comunidades productoras del pa¨ªs y para el medio ambiente, Murillo recomienda que el proceso de compra se realice a trav¨¦s de los puntos de venta registrados en el pa¨ªs, cuya ubicaci¨®n se puede consultar en el Directorio de ?rboles. Los precios pueden oscilar entre los 400 y 4.000 pesos, dependiendo la entidad federativa, punto de venta y caracter¨ªsticas de la especie.
Duraci¨®n contra preservaci¨®n
Si bien los ¨¢rboles artificiales destacan por su durabilidad y menor costo, su impacto ecol¨®gico se minimiza si no se utilizan durante al menos 12 a?os. Incluso algunos otros especialistas sugieren que para que el impacto ambiental justifique, deber¨ªa contemplarse un uso, m¨ªnimamente, de 20 a?os. En su mayor¨ªa, este tipo de ¨¢rboles son fabricados a base de metal y cloruro de polivinilo (PVC). En los ¨²ltimos a?os, tambi¨¦n se fabrican de polietileno, que es un material m¨¢s nuevo que el PVC y los hace ver m¨¢s realistas, pero tambi¨¦n son m¨¢s costosos.
Ricardo Acosta, investigador de la Facultad de Qu¨ªmica de la UNAM, explica que no todos los pl¨¢sticos son biodegradables o se pueden reciclar de forma ¡°econ¨®micamente atractiva¡±, como el PET, que se utiliza principalmente como recipiente de las botellas de pl¨¢stico, y que ¡°pierde muy pocas propiedades cuando se recicla¡±.
¡°En el caso de los arbolitos de Navidad, pues en realidad es muy poco material que contienen estas r¨¦plicas como para decir que fuera atractivo reciclar el pl¨¢stico¡±, afirma el especialista en qu¨ªmica.
Acosta defiende el uso de ¨¢rboles artificiales, ya que no justifica la tala de un abeto para darle uso durante un periodo de tres semanas. En su caso, ha permanecido con el mismo ¨¢rbol por 12 a?os. Sin embargo, es consciente que las personas, por distintos factores, no suele cumplir con los tiempos ideales para justificar el uso de un producto de pl¨¢stico de estas caracter¨ªsticas. Lo que ocasiona desperdicio pl¨¢stico que no es debidamente procesado.
De acuerdo con el Global Consumer Survey de Statista, publicado en 2022, las cifras mostraron que en M¨¦xico el 62% prefiri¨® un ¨¢rbol artificial, mientras que el 28% opt¨® por uno natural. En promedio, un ¨¢rbol artificial en un mercado, supermercado o tienda departamental puede costar entre 400 a 2.000 pesos.
Medici¨®n de CO2 en ambos casos
Ambas opciones tienen desaf¨ªos que se relacionan con el desecho, transporte y las emisiones de carbono. Esto tambi¨¦n depende de c¨®mo se deseche el ¨¢rbol cuando haya cumplido su cometido. De acuerdo con la Organizaci¨®n No Gubernamental (ONG) One Tree Planted, un abeto natural que termina como abono, en astillas o como le?a para fogata, genera 3,5 kilogramos de huella de CO2; o casi lo que equivale un recorrido de 14 kil¨®metros en la l¨ªnea 4 de metrob¨²s, en Ciudad de M¨¦xico, desde la estaci¨®n de Buena Vista a la parada de San L¨¢zaro, en la alcald¨ªa Venustiano Carranza, seg¨²n datos de un informe de El Poder del Consumidor.
Sin embargo, si ese ¨¢rbol natural no es desechado apropiadamente y termina descomponi¨¦ndose en un basurero, su huella se incrementa significativamente a 16 kil¨®gramos. En cambio, el CO2 que se genera aproximadamente con uno de pl¨¢stico, desde su fabricaci¨®n, trayecto mar¨ªtimo y transporte por tierra hasta M¨¦xico desde China ¡ªdonde se concentra al menos el 80% de la producci¨®n mundial, puede alcanzar los 40 kilogramos de CO2 por ¨¢rbol de pl¨¢stico, seg¨²n da a conocer la ONG.
La coordinadora general de producci¨®n y productividad de la Conafor hace ¨¦nfasis en completar el ciclo de un pino para que pueda ser sustentable. Por lo mismo, en colaboraci¨®n con los gobiernos de los Estados, difunden durante los meses de enero y febrero los centros de acopio donde se puede llevar el ¨¢rbol de Navidad para desecharlo. En estos puntos se realiza el proceso de compostaje, explica Murillo.
¡°Lo que ser¨ªa importante es pensar en todo el ciclo de vida del ¨¢rbol de Navidad. No s¨®lo en su producci¨®n y su venta, sino qu¨¦ se va a hacer con ¨¦l. Si se arroja a este a un basurero de relleno sanitario, no es el mejor uso que se puede dar de ese ¨¢rbol. No se puede convertir en productos ¨²tiles y yo creo que establecer esa cadena de aprovechamiento ser¨ªa muy importante¡±, finaliza Lindig.
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