Un grupo de esqueletos prehisp¨¢nicos con lesiones sifil¨ªticas sugiere que la enfermedad apareci¨® en Am¨¦rica antes de la llegada de Col¨®n
La investigaci¨®n analiz¨® el ADN antiguo de la bacteria que provoca la s¨ªfilis en cinco restos ¨®seos, entre ellos dos ni?os que habitaron el Valle de M¨¦xico entre los a?os 1300 y 1600
El origen de la s¨ªfilis, una infecci¨®n bacteriana que se transmite principalmente por contacto sexual, divide a los cient¨ªficos desde hace d¨¦cadas. La versi¨®n m¨¢s extendida afirma que la enfermedad estaba presente en Am¨¦rica desde tiempos prehisp¨¢nicos y lleg¨® a Europa importada por Col¨®n con el incipiente intercambio humano inaugurado por los viajes trasatl¨¢nticos a finales del siglo XV. Los cr¨ªticos de esta hip¨®tesis argumentan que para entonces, la afecci¨®n a¨²n sin identificar ya se transmit¨ªa en Europa. Un nuevo estudio del ADN antiguo de la bacteria causante de esta y otras enfermedades, Treponema pallidum, arroja evidencia que refuerza la primera teor¨ªa en sinton¨ªa con el contexto hist¨®rico: la s¨ªfilis ya causaba estragos en Am¨¦rica antes de la llegada de Col¨®n, sin embargo, su expansi¨®n mundial se debi¨® al colonialismo europeo.
El estudio, a cargo de un equipo internacional liderado por Kirsten Bos del Instituto Max Planck de Antropolog¨ªa Evolutiva de Leipzig (Alemania), analiz¨® cinco genomas de la bacteria Treponema pallidum hallados en cinco restos de esqueletos humanos que habitaron M¨¦xico, Per¨², Chile y Argentina, cuatro de ellos datados antes de 1492, cuando Col¨®n lleg¨® a Am¨¦rica. Los an¨¢lisis de huesos con lesiones de tipo sifil¨ªtico, propias de una infecci¨®n avanzada, son claves en la b¨²squeda del origen de la enfermedad, hasta ahora un misterio. Las muestras estudiadas arrojaron distintos tipos de ADN antiguo de treponemas, como se denomina al grupo de cuatro enfermedades provocadas por subespecies del mismo g¨¦nero de bacterias que causan la s¨ªfilis.
En el caso de las muestras de M¨¦xico, el estudio analiz¨® los esqueletos de dos ni?os que habitaron el centro del pa¨ªs hace m¨¢s de 500 a?os: el primero, un menor tepaneca de cuatro a?os de edad cuyos restos ¨®seos datan de entre 1300 y 1397; y el segundo, un ni?o probablemente mexica de dos a?os, que vivi¨® entre 1444 y el 1616. El ADN pat¨®geno fue obtenido a partir de m¨²ltiples lesiones sifil¨ªticas en sus huesos. Ambos restos corresponden a hallazgos realizados por el INAH en el norte de Ciudad de M¨¦xico.
¡°Los datos apoyan claramente que la s¨ªfilis y sus parientes conocidas tienen ra¨ªces en las Am¨¦ricas, y su introducci¨®n a Europa a partir de finales del siglo XV es consistente con los datos¡±, explica la autora principal, Kirsten Bos, en un comunicado. ¡°Mientras los grupos ind¨ªgenas americanos albergaron formas tempranas de estas enfermedades, los europeos contribuyeron de forma decisiva a su difusi¨®n por todo el mundo¡±. Tal y como ocurri¨® con la viruela o el sarampi¨®n, introducidos en los pueblos prehisp¨¢nicos tras la llegada de los conquistadores a Am¨¦rica, la historia natural de la s¨ªfilis sugiere una transmisi¨®n provocada tras el contacto de poblaciones separadas durante milenios. Este caso, sin embargo, march¨® en sentido inverso, desde el continente americano a Europa, donde el primer brote documentado de s¨ªfilis tuvo lugar en 1495, una fecha que coincidencia temporalmente con el regreso de Col¨®n despu¨¦s de su primer viaje americano apenas dos a?os antes, en marzo de 1493. Las epidemias de s¨ªfilis con una alta tasa de mortalidad fueron una constante en Europa durante el siglo XVI.
El estudio, publicado en Nature el 18 de diciembre, recalca que los genomas encontrados no son id¨¦nticos a los conocidos en el presente. Se trata de variantes extintas, parientes antiguos de los linajes de la bacteria que circulan actualmente. No obstante, su hallazgo aporta nueva evidencia de peso para confirmar las sospechas que se cern¨ªan sobre su llegada a Europa y una rica diversidad previa en Am¨¦rica. ¡°Los genomas de pat¨®genos antiguos procedentes de esqueletos anteriores a 1492 confirman su introducci¨®n desde Am¨¦rica, pero su propagaci¨®n mundial sigue siendo un legado sombr¨ªo del periodo colonial¡±, explica el Instituto Max Planck en un comunicado.