El universo completo de Gabriel Orozco: ¡°Nunca volver¨¦ a hacer una exposici¨®n as¨ª¡±
El artista mexicano m¨¢s internacional del panorama contempor¨¢neo convierte el Museo Jumex de la capital, sus tres plantas y el s¨®tano, en una m¨¢quina viva al servicio de la mayor retrospectiva de sus casi 40 a?os de carrera
En la entrada del museo hay una mesa de ping-pong. En realidad, son dos mesas ensambladas en forma de equis, del cuadrado central sobresale un peque?o jard¨ªn acu¨¢tico que sirve como red y todo est¨¢ listo para jugar. Es una revisi¨®n de una de las obras can¨®nicas de Gabriel Orozco (Mesa de ping-pong con estanque, 1998) que lo auparon a lo alto de la escena internacional del arte. Casi todos los elementos de su universo est¨¢n ya ah¨ª: geometr¨ªa y naturaleza, lo manual y lo mec¨¢nico, orden y accidente, el objeto cotidiano fuera de lug...
En la entrada del museo hay una mesa de ping-pong. En realidad, son dos mesas ensambladas en forma de equis, del cuadrado central sobresale un peque?o jard¨ªn acu¨¢tico que sirve como red y todo est¨¢ listo para jugar. Es una revisi¨®n de una de las obras can¨®nicas de Gabriel Orozco (Mesa de ping-pong con estanque, 1998) que lo auparon a lo alto de la escena internacional del arte. Casi todos los elementos de su universo est¨¢n ya ah¨ª: geometr¨ªa y naturaleza, lo manual y lo mec¨¢nico, orden y accidente, el objeto cotidiano fuera de lugar. Y sobre todo, la voluntad de poner los materiales y las ideas en constante movimiento con la ayuda de todo el que quiera entrar a su mundo dislocado y ponerse a jugar.
Una de las frases m¨¢s habituales de Orozco (Veracruz, 62 a?os) es que en el arte ¡°hay mucho de ingenier¨ªa¡±. Su obra parece muchas veces necesitar una manual de instrucciones, como si fuese una m¨¢quina viva que hay que descifrar entre la intuici¨®n, los c¨®digos velados y el azar. As¨ª ha sido concebida la exposici¨®n retrospectiva Gabriel Orozco, Polit¨¦cnico Nacional, que ocupa todas las plantas (hasta el s¨®tano) del Museo Jumex, uno de los epicentros del arte contempor¨¢neo de Latinoam¨¦rica. Entre los muros de m¨¢rmol beige del museo, dise?ado por el Pritzker David Chipperfield, se despliega una muestra en vertical, planta por planta, ordenada seg¨²n los elementos de la naturaleza: aire, tierra, agua y, abajo del todo, un vertedero de residuos.
Con un montaje de sala di¨¢fano y sobrio, el visitante va rebotando de pieza a pieza como en una partida de dados hasta toparse con casi todas las obras emblema de Orozco, adem¨¢s de muchas otras piezas de su archivo personal nunca expuestas hasta ahora. Est¨¢, por ejemplo, la caja de zapatos vac¨ªa que revolucion¨® la Bienal de Venecia en 1993. O la calavera humana, entro otros huesos, pintada con cuadrados negros de grafito como un tablero de ajedrez.
La exposici¨®n del Jumex, que arranca este s¨¢bado en la capital, no solo es el acontecimiento art¨ªstico del a?o en M¨¦xico, donde no expon¨ªa en un museo desde hace casi 20. Es tambi¨¦n la mayor retrospectiva en sus casi cuatro d¨¦cadas de carrera. Ni la que le dedic¨® el MoMA de Nueva York en 2009, ni el Pompidou de Par¨ªs un a?o despu¨¦s, ni la Tate de Londres en 2011 recogieron una panor¨¢mica con tal cantidad y variedad de obras. Son m¨¢s de 300 piezas cedidas por colecciones privadas de medio mundo y museos, como la propia Tate o el Pompidou, que abarcan el esp¨ªritu multidisciplinar y transversal de Orozco: escultura, pintura, fotograf¨ªa, dibujo, instalaci¨®n y hasta proyectos arquitect¨®nicos, dise?o de paisajes y parques.
Todo empez¨® conversando con Eugenio L¨®pez Alonso, una de las grandes fortunas mexicanas y presidente tanto del museo como de la Fundaci¨®n Jumex, una de las colecciones de referencia en Latinoam¨¦rica. ¡°No conocemos desde hace a?os, tienen bastante obra m¨ªa y me dieron total libertad¡±, cuenta Orozco por tel¨¦fono en la v¨ªspera de la inauguraci¨®n. ¡°A medida que ¨ªbamos prepar¨¢ndola me di cuenta de que es la muestra m¨¢s completa de mi carrera. Hemos sacado material de ultratumba. No creo que nunca vuelva a hacer algo as¨ª, o quiz¨¢s ser¨¢ cuando yo ya no est¨¦¡±.
Un d¨ªa antes, durante la rueda de prensa en el museo abarrotada de medios internacionales, Orozco se emocion¨® recordando sus inicios. ¡°Hubo un debate algo trasnochado, sobre todo en M¨¦xico, sobre si su obra pod¨ªa ser considerada arte¡±, cont¨® Briony Fer, la curadora brit¨¢nica responsable de la muestra, que ha seguido de cerca los pasos del artista durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Sus primeras acciones en el espacio p¨²blico, como rodar por la calle una esfera de plastilina equivalente al peso de su cuerpo (Yielding Stone, tambi¨¦n presente en la exposici¨®n), no fueron muy bien recibidas en su pa¨ªs. ¡°Nadie conceb¨ªa que M¨¦xico tuviera algo que decir en el arte contempor¨¢neo¡±, a?ade Orozco por tel¨¦fono. ¡°Hab¨ªa una escena muy ensimismada y una mirada desde fuera todav¨ªa casi anclada en Frida Khalo. Me fui a terminar mis estudios a Europa y cuando en el 93 tuve mi primera exposici¨®n en el MoMA de Nueva York la gente no pod¨ªa creerlo. Mi obra llegaba a M¨¦xico antes por los peri¨®dicos y las revistas especializadas¡±.
Orozco ha sido un trotamundos ?esta misma semana recibi¨® del Gobierno franc¨¦s la orden de las Artes y las Letras en grado Comendador? y cada uno de sus hogares le han servido en cada momento como una especie de estudio itinerante, trabajando muchas veces con los materiales, las est¨¦ticas y las comunidades de cada pa¨ªs. En Francia, vaci¨® un Citroen tibur¨®n y lo ensambl¨® de nuevo para convertirlo en un espigado monoplaza. En Londres, se invent¨® una mesa de billar redonda y en ?msterdam, levantadas sobre una sola rueda, entrelaz¨® cuatro bicicletas mirando cada una a cuatro direcciones diferentes. Todas estas obras estrella est¨¢n en la muestra del Jumex. Tambi¨¦n el registro de algunas otras que fueron ef¨ªmeras, como las naranjas que pidi¨® a los vecinos de las casas pegadas al MoMA que colocaran en sus ventanas para que el espectador se encontrara con la exposici¨®n incluso despu¨¦s de dejar el museo.
Con la misma l¨®gica de aterrizar su trabajo en un lugar concreto, Orozco impuls¨® en 1999 una nueva galer¨ªa en Ciudad de M¨¦xico para artistas locales con sus mismas coordenadas. Su primera exposici¨®n fue en un puesto de un mercado tradicional de comida. Con los a?os, Kurimanzutto se convirti¨® en la nave nodriza de la escena mexicana y una referencia internacional, dando cobijo a autores algo m¨¢s j¨®venes que ¨¦l, como Abraham Cruzvillegas o Dami¨¢n Ortega, hoy punteros con un trabajo entre lo conceptual y la instalaci¨®n.
Tras una pen¨²ltima residencia en Tokio, Orozco volvi¨® hace unos a?os a M¨¦xico. En 2019, el entonces presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador puso en sus manos la remodelaci¨®n de uno de los espacios verdes m¨¢s grandes del planeta, el Bosque de Chapultepec, en la capital. Un proyecto mastod¨®ntico, de dos veces el tama?o del Central Park de Nueva York y unos 500 millones de d¨®lares de presupuesto, que a¨²n no est¨¢ terminado y que le cost¨® algunas cr¨ªticas. Muchas est¨¢n recogidas en el s¨®tano del Jumex, en la zona de residuos, como una canci¨®n sat¨ªrica que dice: ¡°Es un esc¨¢ndalo, no es prioridad. Un artista que se encumbra de talla internacional y un presidente se deslumbra con su choro (verborrea) conceptual¡±. Su equipo hizo un barrido en internet de lo que se ha dicho y hecho en internet sobre su obra. Hay burlas y memes, pero tambi¨¦n cumplidos y alabanzas. Desde un cr¨ªtico brit¨¢nico defendiendo que ¡°su obra transforma los modos de producir y comprender no solo la cultura, sino la realidad entera¡±, hasta un meme de ¡°?Una pinche caja de zapatos vac¨ªa!¡±. Otro ejemplo del esp¨ªritu sim¨¦trico y juguet¨®n de Orozco.