La otra violencia electoral en M¨¦xico: los candidatos con denuncias por agresiones contra mujeres
Colectivos feministas han se?alado a decenas de aspirantes a cargos de elecci¨®n popular con denuncias por violaci¨®n, abuso o agresiones, pero la respuesta de los partidos no ha ido mucho m¨¢s all¨¢ del papel
M¨¦xico vivir¨¢ las elecciones m¨¢s grandes de su historia el pr¨®ximo domingo. En ellas se elegir¨¢n m¨¢s de 20.500 cargos entre gubernaturas, Congreso federal, legislaturas locales y Ayuntamientos. Posiblemente ser¨¢n recordadas como unas de las m¨¢s violentas, en las que 35 candidatos y candidatas fueron asesinados, y en las cuales, por primera vez, existe un mayor n¨²mero de mujeres que se presentan a un cargo de elecci¨®n popular. Pero tambi¨¦n como aquellas elecciones en las que organizaciones, activistas y pol¨ªticas empezaron a recordar a los partidos que el compromiso contra la violencia de g¨¦nero es m¨¢s que una promesa de campa?a.
En 2019, en aras de alcanzar la paridad en todos los cargos de toma de decisiones, los partidos pol¨ªticos se comprometieron a que la pol¨ªtica mexicana fuera un lugar igualitario entre hombres y mujeres, sin violencia machista. Todos modificaron sus estatutos para incluir este principio de igualdad en sus filas, pero olvidaron mencionar qu¨¦ ocurre cuando un candidato resulta ser un agresor. De acuerdo con una recopilaci¨®n realizada por el grupo Observatoria Ciudadana Todas Mx, que engloba a m¨¢s de 150 organizaciones feministas, al menos 70 candidatos de las distintas fuerzas pol¨ªticas del pa¨ªs fueron postulados pese a tener se?alamientos o denuncias por violencia de g¨¦nero de distinta gravedad: por abuso, violaci¨®n, agresiones, violencia familiar o violencia pol¨ªtica contra una mujer.
Aunque las fuerzas pol¨ªticas asumieron un compromiso sobre el papel, a nivel estatal y local la violencia contra las mujeres no parece haber sido un obst¨¢culo para postular a un cargo. El esc¨¢ndalo m¨¢s emblem¨¢tico de las estructuras que siguen prevaleciendo al interior de los partidos es el caso de F¨¦lix Salgado Macedonio, excandidato de Morena a la gubernatura de Guerrero. Sobre ¨¦l pesan dos denuncias por violaci¨®n y al menos otros tres se?alamientos por abuso y acoso sexual, pero el veterano pol¨ªtico termin¨® quedando fuera de la contienda por irregularidades en la fiscalizaci¨®n de su precampa?a, no por las acusaciones en su contra.
La postura final del partido, que abri¨® una investigaci¨®n interna para dilucidar los hechos, fue elocuente sobre el modo en que se considera este problema: como no exist¨ªa una sentencia en su contra, concluy¨® Morena, no hab¨ªa motivo para inhabilitarlo. ¡°Aunque no exista una sentencia, los partidos deber¨ªan de tener un mayor sentido ¨¦tico y no presentar a candidatos que est¨¦n denunciados¡±, afirma la abogada Andrea Medina. El caso de Salgado Macedonio y su resoluci¨®n fueron, en todo caso, una muestra de un problema m¨¢s extendido.
Morena tampoco tom¨® cartas en el asunto de Osiris Jim¨¦nez Matus, por ejemplo, candidato al Ayuntamiento de Santa Mar¨ªa Xadani, en Oaxaca, que fue denunciado ante la Fiscal¨ªa del Estado en 2021 por malos tratos, agresiones, golpes y amenazas contra su esposa, Beliavit Guerra L¨®pez, que tuvieron lugar en 2019. El proceso sigue abierto en la Fiscal¨ªa del Estado.
Otro caso que EL PA?S ha podido corroborar es la acusaci¨®n de violaci¨®n contra Julio C¨¦sar Lorenzini Rangel, abanderado de Morena-PT a la presidencia municipal de Cholula, Puebla, y exdiputado del PAN. En 2019, una mujer denunci¨® al pol¨ªtico ante la Fiscal¨ªa de Delitos Sexuales por violarla en un hotel propiedad del pol¨ªtico. El pol¨ªtico, en declaraciones a la prensa local, reconoci¨® que enfrent¨® no una, sino dos denuncias por violaci¨®n de personas distintas y que ninguna de las acusaciones lleg¨® ante el juez. Ambos casos fueron archivados en el Ministerio P¨²blico.
Morena reconoce en sus estatutos que quien aspire a una candidatura dentro de la agrupaci¨®n debe de tener ¡°atributos ¨¦tico pol¨ªticos y antig¨¹edad en la lucha por las causas sociales¡±, y que ser¨¢ la Comisi¨®n de Honestidad y Justicia la que prevenga, sancione y repare el da?o en caso de violencia contra las mujeres. Tanto Jim¨¦nez como Lorenzini permanecen en la contienda electoral.
Los otros partidos tampoco se libran de los se?alamientos. Sergio Estrada Cajigal, candidato al Ayuntamiento de Cuernavaca por el partido Fuerza por M¨¦xico y exgobernador de Morelos con el PAN, tiene al menos una denuncia por violencia f¨ªsica contra una mujer en 2014. Fernanda Alio Lovera, la denunciante, acus¨® a Estrada Cajigal de propinarle golpes en la cara y de haberle ocasionado una lesi¨®n en el ojo cuando intentaba recuperar a su hija de la casa de su expareja, de la que Estrada Cajigal es familiar. Ese mismo a?o, un juez decidi¨® no vincular a proceso al exgobernador al considerar que no hubo elementos suficientes para comprobar la agresi¨®n.
¡°Que haya una sentencia en firme en un pa¨ªs con tanta impunidad para un asunto de violencia sexual es muy dificil de tener¡±, se?ala Martha Tagle, diputada por Movimiento Ciudadano. Y ni siquiera la existencia de una sentencia condenatoria garantiza que la pol¨ªtica sea un espacio libre de violencia. En Jalisco, Fernando Mart¨ªnez Guerrero, diputado local de Movimiento Ciudadano por el Distrito 18, fue castigado por violencia pol¨ªtica de g¨¦nero contra una regidora que tambi¨¦n denunci¨® amenazas de muerte para que dejara el cargo en el Ayuntamiento de Cihuatl¨¢n. Un tribunal decidi¨® compensar a la regidora devolvi¨¦ndole su trabajo y oblig¨® al consistorio a pagar el salario que le deb¨ªa a la funcionaria. A¨²n as¨ª, el Instituto Electoral del Estado aprob¨® la candidatura de Mart¨ªnez Guerrero para estas elecciones. El partido consider¨® que, pese a haber sido encontrado culpable por violencia pol¨ªtica de g¨¦nero, las amenazas contra la regidora no guardaban relaci¨®n con su candidato. La mujer ha solicitado medidas cautelares por miedo a represalias.
Varios candidatos de la lista elaborada por las activistas han sido se?alados por violencia pol¨ªtica de g¨¦nero, una figura espec¨ªfica que tipifica las acciones orientadas a menoscabar o anular los derechos pol¨ªticos y electorales de las mujeres, y que contempla como sanci¨®n m¨¢xima de cinco meses a dos a?os de c¨¢rcel y multas de 50 a 300 d¨ªas. En Chiapas, el candidato del PRI, Juli¨¢n Nazar, fue condenado por esta causa contra tres compa?eras de partido y obligado a pedir disculpas a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. El candidato y exalcalde de Morena al Ayuntamiento de Villa Guerrero, Estado de M¨¦xico, Tito Maya, fue denunciado por varias regidoras por este motivo. Ahora se presenta a la reelecci¨®n. ¡°Tengo much¨ªsimo miedo porque tiene todo el poder en el municipio, imagine si vuelve a quedar, todos corremos peligro¡±, dice una de las mujeres en entrevista con este diario.
Martha Tagle considera que la mayor¨ªa de los partidos, incluido el suyo, no han prestado atenci¨®n ni revisaron los antecedentes de sus candidatos. Tampoco el Instituto Nacional Electoral (INE), que parece haber quedado desbordado en este asunto. Los pocos casos que han trascendido a la prensa son los que han sido destapados por las organizaciones feministas. ¡°Todav¨ªa los partidos no terminan de asumir un compromiso profundo con los derechos de las mujeres y les cuesta tom¨¢rselo en serio¡±, se?ala la diputada de Morena Wendy Brice?o. ¡°Creo que hay muchos pactos patriarcales dentro de los partidos donde muchos hombres por acci¨®n y omisi¨®n han sido parte de esa violencia¡±, a?ade.
Cuando el caso de Salgado Macedonio sali¨® a la luz y las militantes de Morena levantaron su voz, el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador sigui¨® defendiendo su candidatura p¨²blicamente bajo el argumento de que este tipo de denuncias son ¡°propias de los tiempos electorales¡±. Tomar la violencia de g¨¦nero y las denuncias de agresiones contra mujeres como una moneda de cambio electoral parece contar al menos con un consenso t¨¢cito, uno de los pocos en los que tanto el oficialismo como la oposici¨®n coinciden.
En tiempos de feminismo viral, con un movimiento de mujeres cada vez m¨¢s fuerte en las calles, los partidos pol¨ªticos simulan un esfuerzo por adaptarse a los nuevos tiempos para captar votos, pero en su interior, las viejas estructuras son las que toman las decisiones, encabezadas en su mayor¨ªa por hombres. No solo basta con hacer un compromiso por la paridad: las entrevistadas consideran que para que exista un verdadero cambio tiene que haber una fuerte mirada femenina dentro de los procesos. ¡°P¨²blicamente son aliados del tema porque se ha vuelto un asunto de correcci¨®n pol¨ªtica, pero los partidos son los principales violentadores de los derechos pol¨ªticos de las mujeres¡±, agrega Martha Tagle.
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