Clara Brugada, la feminista de los barrios pobres que gobernar¨¢ Ciudad de M¨¦xico
La candidata del oficialismo ha dedicado m¨¢s de tres d¨¦cadas a trabajar por la ciudad. Economista de formaci¨®n, la favorita del ala dura de Morena ha forjado su carrera en el activismo
¡°?Yo, jefa de Gobierno? No, no, no me veo ah¨ª¡±. Las palabras sal¨ªan de la boca de Clara Brugada hace poco menos de un a?o. Era alcaldesa de Iztapalapa y estaba discutiendo el futuro con sus cercanos, con gente del Movimiento de Regeneraci¨®n Nacional (Morena), el partido que ayud¨® a fundar hace m¨¢s de 10 a?os. La formaci¨®n se preparaba para un momento hist¨®rico, la primera elecci¨®n presidencial en la que no aparec¨ªa en la boleta el creador del partido, el presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Sus compa?eros de fila la presionaban. Necesitaban a uno de ellos, de los que vieron nacer el movimiento, para evitar que Ciudad de M¨¦xico, el eterno basti¨®n de la izquierda mexicana, cayera en manos de la derecha. Tuvieron que hacerle una intervenci¨®n, cuentan allegados, como en cada elecci¨®n desde que la quisieron nombrar jefa de manzana. Un grupo de amigos y vecinos de las colonias que gobernaba en Iztapalapa la sentaron y le dijeron: ¡°Clarita, tienes que ir¡±. ¡°?Pero por qu¨¦? A m¨ª que me dejen aqu¨ª¡±, respondi¨® en un acto de omisi¨®n a su potencial electoral. Acab¨® cediendo a la presi¨®n, que tambi¨¦n sali¨® de Palacio Nacional, y ya convencida se volc¨® de lleno, una vez m¨¢s, a la ciudad que la ha elegido este domingo como jefa de Gobierno.
La candidata de Morena ha ganado con el 50,9% de los votos, seg¨²n el promedio del conteo r¨¢pido del Instituto Nacional Electoral (INE). Esto le da un margen, al menos, de alrededor de 12 puntos con respecto a su rival pol¨ªtico, Santiago Taboada, candidato de la alianza del PAN, PRI y PRD. Brugada ha celebrado acompa?ada de Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos con L¨®pez Obrador, la exfiscal de Ciudad de M¨¦xico Ernestina Godoy, y Omar Garc¨ªa Harfuch, el exsecretario de Seguridad capitalino con quien pele¨® la candidatura en el proceso interno. El triunfo en la capital cierra una noche de ¨¦xitos para Morena, despu¨¦s de que Claudia Sheinbaum arrasara en las elecciones presidenciales, con casi el 60% de los votos, y el partido guinda consiguiera la mayor¨ªa calificada en la C¨¢mara de Diputados.
Brugada, de 60 a?os, ha dedicado m¨¢s de tres d¨¦cadas de su vida a trabajar por la ciudad de habla hispana m¨¢s grande del mundo. Economista de formaci¨®n, ha forjado una carrera pol¨ªtica desde los barrios m¨¢s empobrecidos de la capital. Camin¨® de la mano durante a?os con referentes de la izquierda nacional, como L¨®pez Obrador o el excanciller Marcelo Ebrard, pero mantuvo siempre sus propios ideales. Ejerci¨® de tiempo completo su propia voz. Es dif¨ªcil que alguien le diga lo que tiene que hacer, seg¨²n aseguran una decena de voces recogidas por EL PA?S entre amigos, asesores de campa?a y figuras que la conocen hace d¨¦cadas y hoy est¨¢n en el bando opositor. Feminista, activista y defensora de los que menos tienen, Brugada perteneci¨® siempre a un sector de la izquierda que cuestion¨® al izquierdismo ¡°burgu¨¦s¡±, el de las aulas universitarias y el de los acad¨¦micos. Cre¨ªa, en lugar de eso, en la inmersi¨®n con el pueblo. Por eso desde joven se mud¨® a uno de los barrios m¨¢s necesitados. Mucho antes de ser alcaldesa, o jefa de Gobierno, fue l¨ªder de su cuadra. Desde all¨ª construy¨® las bases del proyecto que la ha llevado este domingo al poder.
Una victoria del ala dura
La jefatura de Gobierno para Brugada, que lleva toda una vida invertida en trabajar en Ciudad de M¨¦xico, es llevarse la joya de la corona. ¡°No se trata de una palanca para algo m¨¢s, como para L¨®pez Obrador o Claudia Sheinbaum. Para ella, se trata del premio mayor¡±, explica el analista pol¨ªtico Carlos P¨¦rez Ricart, que apunta que toda su trayectoria ha girado en torno a la ciudad.
Quien la empuj¨® hacia la candidatura fue el propio partido, que ve¨ªa natural el salto de Iztapalapa a la capital. La nominaci¨®n de Brugada fue un alivio para el n¨²cleo duro de Morena, el grupo m¨¢s purista y de izquierda de la formaci¨®n. Su origen en organizaciones mao¨ªstas y su perfil formado en la lucha social le daban un tinte que no ten¨ªa su principal rival en la interna, el exsecretario de Seguridad capitalino, Omar Garc¨ªa Harfuch.
¡°Todo el mundo, toda la izquierda partidaria, social, acad¨¦mica e intelectual estaba con ella, y no daban cr¨¦dito de que fuera una posibilidad que Omar fuera candidato. Entonces se fue armando un movimiento a favor de que fuera ella y ya no tuvo m¨¢s alternativa que decir: ¡®Bueno, est¨¢ bien¡±, recuerda Godoy.
Brugada le ten¨ªa miedo al proceso interno. ¡°Va a ser terrible la lucha, desgastante, me van a insultar¡±, le dec¨ªa a sus cercanos en esos d¨ªas. Los m¨¢s de 30 a?os en pol¨ªtica no le han curtido la piel, a¨²n le sigue afectando aquello que digan de ella. ¡°Me van a decir cosas horribles, Ernestina¡±, le dijo a la candidata al Senado.
Sheinbaum la impuls¨®, aseguran fuentes del partido. Pero quien tuvo la ¨²ltima palabra fue L¨®pez Obrador. ¡°Andr¨¦s le dijo: ¡®T¨² tienes que intentarlo¡¯. Y en los momentos m¨¢s dif¨ªciles de la interna, cuando parec¨ªa que todo el mundo dec¨ªa que ten¨ªa que ser Omar, Andr¨¦s le dio mucha fuerza¡±, asegura la exfiscal. Las encuestas, sin embargo, no la favorec¨ªan. Todas le daban dos d¨ªgitos por debajo de Garc¨ªa Harfuch. Fue finalmente la regla que marca la paridad de g¨¦nero en las candidaturas lo que le dio la nominaci¨®n. Al menos, en teor¨ªa. En la pr¨¢ctica, varias voces se?alan al presidente como quien levant¨® el dedo y decidi¨®.
Una casa en San Miguel Teotongo
La historia de Clara Brugada no se puede entender sin San Miguel Teotongo. Situado en la sierra de Santa Catarina, este barrio es una de las fronteras de Iztapalapa con el Estado de M¨¦xico. Es el oriente del oriente de la capital. Y hasta all¨¢, lejos de donde hab¨ªa crecido, lleg¨® Brugada a pintar su casa de morado.
La menor de tres hermanos, Clara es hija de Roberto Brugada y Margarita Molina, un matrimonio de clase media que hab¨ªa llegado desde el sur del pa¨ªs. Vivi¨® en la colonia Nativitas, en la alcald¨ªa Benito Ju¨¢rez, hasta que la muerte de su padre en 1978 la regres¨® a Chiapas. Esos a?os en San Crist¨®bal de las Casas marcaron su visi¨®n de 15 a?os. Lo ha contado ella: decidi¨® estudiar Econom¨ªa para hacer algo contra la desigualdad que vio entonces.
A principios de los ochenta entr¨® en la Universidad Aut¨®noma de M¨¦xico (UAM), al campus de Iztapalapa. Fue una escuela lo que le cambi¨® el destino. Un grupo de vecinos de San Miguel Teotongo lleg¨® al campus para pedir a los estudiantes que les ayudaran a ser los profesores de una secundaria que hab¨ªan construido con trabajo comunitario. Clara fue una de ellas y desde ah¨ª decidi¨® que no quer¨ªa ir solo a dar las clases. Se ir¨ªa a vivir. Cumpli¨® el ¨²nico requisito que le puso su madre ¡ªterminar los estudios¡ª y en 1985, San Miguel Teotongo recibi¨® a la que ser¨ªa, durante d¨¦cadas, su principal embajadora.
En la oficina de la ONG Despacho de Orientaci¨®n y Asesor¨ªa Legal entr¨® un d¨ªa un vendaval. ¡°Lleg¨® una jovencita muy gre?uda, con unos cabellos chinos, muy, muy, muy acelerada y me dijo: ¡®F¨ªjate que me acaban de quemar mi casa. Los priistas quemaron mi casa¡±. Al otro lado escuchaba Ernestina Godoy, quien terminar¨ªa siendo consejera jur¨ªdica de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, fiscal de Ciudad de M¨¦xico y amiga de Clara Brugada, y quien entonces era abogada de la organizaci¨®n. Era la primera vez que se ve¨ªan las dos mujeres. ¡°Afortunadamente, no hubo lesionados, pero me quemaron mi casa y yo s¨ª quiero presentar una denuncia porque se quemaron todas mis cosas y adem¨¢s me est¨¢n amedrentando¡±, dec¨ªa Brugada sobre los ¡°caciques¡± contra los que peleaba el territorio de San Miguel Teotongo.
Es en esta colonia marginada donde inici¨® todas las luchas que todav¨ªa hoy la acompa?an: la comunitaria y la feminista. Empez¨® en la Uni¨®n de Colonos y en el Movimiento Urbano Popular (MUP). Luchaba por recuperar trozos de tierra para un barrio que no ten¨ªa drenajes, sistema estable de agua, centros de salud. Godoy establece ah¨ª el origen de los programas parciales de desarrollo, tambi¨¦n de las Utop¨ªas, que har¨ªa m¨¢s tarde para todo Iztapalapa: ¡°Le dio la oportunidad de c¨®mo ir haciendo cosas micro que despu¨¦s fue replicando un poco m¨¢s grande¡±.
La actriz Mercedes Hern¨¢ndez la conoci¨® en una asamblea en 1988. Brugada ten¨ªa 24 a?os. ¡°Era muy joven y me pareci¨® que era muy fuerte ya, se ve¨ªa con mucha autoridad¡±, dice la artista, ¡°en las asambleas sus papeles eran dif¨ªciles, mucha gente hablaba, se interrump¨ªa y hac¨ªa falta experiencia para poder controlarlas y llegar acuerdos, sintetizar lo que se est¨¢ diciendo, pedir propuestas. Lo que hace una dirigente: eso hac¨ªa¡±.
¡°Las esclavas de los esclavos¡±
En una revista vieja hay registro de dos art¨ªculos que Clara Brugada escribi¨® en 1987. ¡°Las mujeres son la columna vertebral del movimiento¡±, dice el t¨ªtulo: ¡°Son las que por estar m¨¢s tiempo en las zonas de vivienda popular sufren directamente la falta de servicios. Sin embargo, las organizaciones no han retomado las demandas propias de las mujeres. En la direcci¨®n est¨¢n principalmente los compa?eros. Como consecuencia ha surgido la necesidad de impulsar decididamente el trabajo espec¨ªfico de las mujeres¡±.
Despu¨¦s, Brugada enlistaba algunos de los encuentros nacionales de mujeres del MUP y las principales peticiones de las integrantes del movimiento: ¡°Contra la violencia hacia las mujeres, por una maternidad libre y voluntaria, y por la socializaci¨®n del trabajo dom¨¦stico¡±. Esos encuentros, relata Godoy, fueron muy mal recibidos entre los hombres del movimiento, que los consideraban divisores. Sin embargo, Brugada escrib¨ªa: ¡°El capital utiliza el trabajo dom¨¦stico que hacen las mujeres de forma gratuita. Debido al sistema patriarcal, se las responsabiliza de este trabajo que no es valorado por la familia ni por la sociedad. Las mujeres que trabajan fuera del hogar son doblemente explotadas. Somos las esclavas de los esclavos¡±.
¡°Si t¨² lees un art¨ªculo de Clara de hoy es esto¡±, dice Carlos Heredia, desde su despacho en la Divisi¨®n de Estudios Internacionales, del CIDE, al se?alar los art¨ªculos encuadernados, ¡°es la constante lo que la impulsa, lo que la sostiene¡±. Heredia saca otro recuerdo: una imagen de 1994, ¡°Clara a mitad de su vida¡± con Equipo Pueblo. La joven est¨¢ en el centro de la fotograf¨ªa, sonriente con un vestido de flores. Una amiga le tiene agarrada la mano. A su lado, Elio Villase?or, fundador del grupo y quien m¨¢s tarde ser¨ªa jefe delegacional de Iztapalapa con Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas. Tambi¨¦n otras figuras: Rub¨¦n Aguilar, quien fue vocero de Vicente Fox y hoy es suegro de Jorge ?lvarez M¨¢ynez; o V¨ªctor Quintana, un dirigente social de Chihuahua que trabaj¨® con el Gobierno de Javier Corral.
¡°Fueron a?os de mucho aprendizaje¡±, apunta Heredia que tom¨® la foto como parte de Equipo Pueblo, ¡°y muy duros porque nosotros no sab¨ªamos que el PRI ya hab¨ªa empezado su decadencia, y lo que ten¨ªamos enfrente era una roca, un sistema pol¨ªtico cerrado que ten¨ªa en su lista de hechos memorables la matanza de Tlatelolco. Lo que hac¨ªamos parec¨ªan esfuerzos min¨²sculos. Y bueno, ahora, 37 a?os despu¨¦s, Clara es jefa de Gobierno¡±.
M¨¢s de tres d¨¦cadas en pol¨ªtica
A finales de los a?os ochenta, un pu?ado de l¨ªderes pol¨ªticos y organizaciones de la izquierda mexicana acabaron formando el Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD). En los movimientos sociales en los que estaba Brugada, comenz¨® a debatirse si deb¨ªan o no meterse en el radar del sistema electoral. ¡°En aquel momento ni pens¨¢bamos que pod¨ªa haber diputados o que ¨ªbamos a elegir a nuestros gobernantes¡±, recuerda Godoy. Algunos activistas decidieron abstenerse. Otros, como Brugada, lo ten¨ªan claro: hab¨ªa que meterse en el fango de los partidos para cambiar la realidad. Ya para mediados de los noventa se hab¨ªa incorporado oficialmente al PRD.
Su activismo le llev¨® a cruzar camino con un joven Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador a principios de 1992. Entonces dirigente del PRD en Tabasco, el actual presidente lider¨® un ¡°¨¦xodo por la democracia¡±, una marcha a pie desde el Estado sure?o hasta la capital mexicana en reclamo por un supuesto fraude electoral en los comicios locales. Despu¨¦s de semanas de caminar por M¨¦xico, la caravana ingres¨® por el sur de la ciudad, donde la Uni¨®n de Colonos de San Miguel Teotongo y Brugada les recibieron y les dieron hospedaje. Desde entonces, ambos l¨ªderes han caminado juntos en el complejo escenario de la pol¨ªtica nacional, unas veces m¨¢s cerca que otras.
Brugada lo fue casi todo en la pol¨ªtica de Ciudad de M¨¦xico. Obtuvo su primer cargo por elecci¨®n, una diputaci¨®n federal, en 1997. Desde entonces ha sido legisladora local, procuradora social del Gobierno capitalino, senadora suplente y tres veces alcaldesa de Iztapalapa. Desde la Asamblea Legislativa y el Congreso de los Diputados intent¨® ejercer una pol¨ªtica enfocada a la gente que le hab¨ªa elegido. ¡°Clara nunca dej¨® de ser activista¡±, dice la feminista Daphne Cuevas, que le conoci¨® cuando ambas comenzaban a militar a favor de los derechos de las mujeres. ¡°Nunca perdi¨® la cercan¨ªa con las organizaciones, siempre ha escuchado a la gente¡±. Carlos Heredia, que sigui¨® su camino con el PRD que una vez comparti¨® con Brugada, afirma: ¡°Sus lealtades est¨¢n ahora en el mismo lugar donde estuvieron desde siempre: en un compromiso fundamental con el pueblo, con las organizaciones populares, con las mujeres de las colonias populares. Eso la enaltece¡±.
La primera vez que busc¨® gobernar Iztapalapa hubo un antes y un despu¨¦s en su carrera. A pocos d¨ªas de las elecciones de 2009, el tribunal electoral le quit¨® la candidatura y se la dej¨® a otra persona del PRD, incluso cuando las boletas ya estaban impresas con su nombre. A L¨®pez Obrador, entonces excandidato presidencial, se le ocurri¨® impulsar la candidatura de Rafael Acosta, del Partido del Trabajo, bajo la promesa de que si ganaba, ¨¦l dejar¨ªa el cargo para que asumiera Brugada. ¡°Una verdadera locura y se logr¨®, este se?or pas¨® en dos semanas de un porcentaje del 3% al cincuenta y tantos, porque se meti¨® Andr¨¦s Manuel a trabajar personalmente con Clara¡±, cuenta Godoy.
Acosta, conocido popularmente como Juanito, se neg¨® a dejar el cargo al ganar la elecci¨®n. Pero las presiones le llevaron a negociar una transici¨®n y acab¨® cediendo el puesto. Una joven Brugada, a¨²n con el pelo crespo y el entusiasmo plantado en el rostro, celebr¨® su designaci¨®n a la salida de la Asamblea local. Los videos de la prensa tomados en aquel momento retratan a una mujer con ideas muy claras sobre lo que necesitaba la alcald¨ªa m¨¢s grande y una de las m¨¢s pobres de la ciudad. ¡°Tiene una preocupaci¨®n genuina, sensibilidad y preferencia por los m¨¢s pobres¡±, dice Sebasti¨¢n Ram¨ªrez, presidente de Morena en Ciudad de M¨¦xico.
Quienes han transitado con ella alguna parte de su extensa trayectoria pol¨ªtica cuentan que es una dirigente tenaz, apasionada, detallista. Cuando inici¨® su campa?a por la jefatura de Gobierno, su principal estrategia era difundir su proyecto estrella, las Utop¨ªas, unos centros culturales y deportivos creados en comunidad para recuperar los espacios p¨²blicos. Brugada quer¨ªa llevarlas a cada rinc¨®n de la ciudad. Su equipo le desaconsej¨® publicitarse con ellas porque el proyecto no era conocido fuera de los l¨ªmites de su delegaci¨®n. Pero ella las defendi¨® frente a todos sus asesores y les dec¨ªa c¨®mo esa pol¨ªtica hab¨ªa cambiado la vida de familias enteras.
Una cadera rota y 53.000 ¡®lunchs¡¯
Un mes antes de empezar formalmente la campa?a, Brugada renqueaba. Un fuerte dolor en la cadera hac¨ªa que le costara caminar. Ernestina Godoy la llev¨® al Instituto de Rehabilitaci¨®n porque ya no aguantaba el dolor. Le propusieron operarla, pero ella se negaba: tem¨ªa no llegar a tiempo a marzo. La tuvieron que convencer. ¡°Yo la fui a ver al hospital como a los dos d¨ªas despu¨¦s de que la operaron y me dijo: ¡®Te quiero ense?ar algo¡¯, se levant¨® y con una andadera me dijo: ¡®Ya puedo caminar¡±. Esa terquedad pol¨ªtica la ha vuelto para los que la conocen como incansable, tambi¨¦n detallista, controladora.
Brugada tom¨® la decisi¨®n de no tener hijos para poder dedicar su tiempo a la lucha pol¨ªtica. ¡°Yo creo que es capaz de trabajar las 24 horas, no duerme¡±, apunta Godoy, ¡°y a todo le da un seguimiento puntual: sabe exactamente qu¨¦ ten¨ªas que hacer t¨² y no lo hiciste¡±. Esa mirada ¡°estricta¡± la lleva a cada decisi¨®n: ¡°Hace unos d¨ªas habl¨¢bamos de los alimentos para los representantes de casilla y le dijimos que ya ten¨ªamos pensado darles box lunch, y que ¡®?por qu¨¦ les ¨ªbamos a dar eso a los compa?eros que van a estar ah¨ª todo el d¨ªa defendiendo nuestros votos? No, tiene que ser comida caliente, tiene que ser nutritiva¡¯. Pero, pues, es que son 53.000 representantes de casilla, le dijimos. ¡®Pues no s¨¦, pero tienen que atender a nuestros compa?eros¡±.
En una decisi¨®n poco usual entre los candidatos, en esta larga campa?a, Brugada no se ha mostrado p¨²blicamente acompa?ada por su familia. Sigue con su pareja, el tambi¨¦n dirigente comunitario de San Miguel Teotongo, Jos¨¦ Luis Fausto Guti¨¦rrez Neri, y en privado se ha arropado por su madre, que ya tiene 95 a?os, por sus dos hermanos, ambos m¨¦dicos, y por sus sobrinos. ¡°Tiene una red familiar no muy grande, pero s¨®lida¡±, describe la exfiscal, que cree que la decisi¨®n de no mostrarlos puede ser para protegerlos.
Godoy, que la ha acompa?ado estos meses, apunta que ¡°Clara ha madurado mucho y ha tomado mucha confianza en s¨ª misma, pero a veces es un poco insegura¡±: ¡°A ella le gusta vestirse de una manera que de repente le decimos ¡®no, esa bota, no, Clara¡¯. Y aunque le gusten dice ¡®bueno est¨¢ bien¡±. La pol¨ªtica cambi¨® de hecho su look de cabello, m¨¢s alisado, durante toda la campa?a.
El desaf¨ªo m¨¢s grande de su carrera pol¨ªtica a Brugada le llega ahora. No va a ser lo mismo gobernar Iztapalapa que toda Ciudad de M¨¦xico, recuerda el analista Carlos P¨¦rez Ricart: ¡°Es gobernar tambi¨¦n para las clases medias y altas, entenderse con los empresarios. Le va a exigir otro grado de negociaci¨®n, de relaciones, y tambi¨¦n de capacidades. Ella conoce las necesidades de las alcald¨ªas perfectamente, ahora va a tener que gobernar tambi¨¦n hacia arriba¡±. Por delante, dos retos profundos: la seguridad de la capital y el agua. El ¨²ltimo lo ha vivido en carne propia, lleva 40 a?os peleando por ¨¦l. El que preocupa es el primero: ¡°Va a tener que reconstruir sus relaciones con la polic¨ªa¡±, dice P¨¦rez Ricart. Desde las colonias alejadas del oriente tambi¨¦n hay reclamos: mejoras en la l¨ªnea de metro, las extorsiones.
?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le va a costar del nuevo puesto? ¡°Dejar San Miguel Teotongo¡±, responde Ernestina Godoy despu¨¦s de conocerla 30 a?os. Clara Brugada tarda ahora m¨¢s de una hora y media en llegar al centro de la ciudad. Para gobernar la capital m¨¢s grande de Am¨¦rica Latina va a tener que dejar su casa morada y el origen de todo. Ahora ya, quisiera o no quisiera, es la pr¨®xima jefa de Gobierno.
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