Lozoya: el derrumbe de los mitos

Las revelaciones en la denuncia de Emilio Lozoya podr¨ªan ser le¨ªdas como una especie de ¡°m¨¢s de lo mismo¡± o ¡°un antes y un despu¨¦s¡±, dependiendo de d¨®nde se est¨¦ parado. En muchos sentidos el grueso de la informaci¨®n simplemente confirma lo que ya sab¨ªamos: los expresidentes Carlos Salinas, Felipe Calder¨®n y Enrique Pe?a Nieto encabezaban Gobiernos corruptos. Sin embargo, lo que no estaba claro es que ellos mismos estuvieran personalmente involucrados, como lo detalla el documento entregado por Lozoya, no solo un testigo clave sino esencialmente un operador directo de las ilegalidades exigidas por el soberano. Esta diferencia es sustantiva, por donde se le mire. M¨¢s aun si eventualmente lleva a un proceso judicial que lo encare personalmente. En c¨ªrculos period¨ªsticos no deja de sorprender que Lozoya se haya decidido a derrumbar el ¨²ltimo de los mitos: ¡°el presidente siempre queda por encima de cualquier acusaci¨®n¡±. Se daba por sentado que el exdirector de Pemex involucrar¨ªa a quien detestaba; Luis Videgaray, el todopoderoso ministro de Pe?a Nieto. Y quiz¨¢ con ello habr¨ªa bastado para obtener el codiciado estatus de testigo colaborador. No se esperaba que su acusaci¨®n alcanzara al centro del Olimpo y dejara en claro que, en cierta forma, Videgaray mismo no era sino el personero del verdadero titiritero de la corrupci¨®n, el presidente del pa¨ªs. 

Una segunda sorpresa tendr¨ªa que ver con los ¡°t¨¦cnicos¡±. Durante mucho tiempo en los c¨ªrculos financieros sol¨ªa asumirse que la secretar¨ªa de Hacienda y otras instituciones del llamado gabinete econ¨®mico eran encabezadas por economistas serios y austeros, por lo general egresados del ITAM con posgrados en el extranjero, ajenos a las perversiones de la clase pol¨ªtica tradicional. Los ?ngel Gurr¨ªa y Agust¨ªn Carstens de anta?o o los Jos¨¦ Antonio Meade y Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez de ahora en el peor de los casos eran acusados de voltear la vista para otro lado cuando el partido y el Gobierno comet¨ªan algunas de sus infamias. Por lo general, eran financieros o t¨¦cnicos que navegaban por la vida p¨²blica como personas decentes y funcionarios probos. Los dichos de Lozoya, de ser ciertos, echan por tierra tal presunci¨®n. En el documento del ex director de la petrolera se describe de manera puntual la forma en que los dos ¨²ltimos secretarios de Hacienda de Enrique Pe?a Nieto cometieron delitos involucr¨¢ndose directamente y buscando obtener provecho personal y profesional. Otro mito que se derrumba.

Otra revelaci¨®n importante involucra al PAN. Los nuevos dirigentes resultaron la ant¨ªtesis del viejo panismo, que pod¨ªa tener muchos defectos pero se enorgullec¨ªa de sus c¨®digos morales. En el documento se exhibe la ambici¨®n pol¨ªtica y enorme avidez de los cuadros de ahora. Resulta c¨®mico leer la manera en que Lozoya se indigna por la extorsi¨®n de la cual est¨¢ siendo objeto por parte del presidente del PAN y luego candidato presidencial, Ricardo Anaya, y otros l¨ªderes parlamentarios del blanquiazul. O sea, entre corruptos tambi¨¦n hay c¨®digos y l¨ªmites para el abuso.

Las consecuencias ¨²ltimas est¨¢n por verse. No est¨¢ claro que estas acusaciones puedan sustentar juicios y, eventualmente, condenas en todos los casos mencionados. El viejo sistema intentar¨¢ cerrarse, silenciar a los muchos testigos que Lozoya cita y descalificar la documentaci¨®n entregada. El pacto de Omert¨¢ entre la mafia del poder hab¨ªa funcionando sin fracturas hasta ahora. Ser¨¢ un fragoroso torneo de poder a poder entre los viejos c¨®digos y la nueva normalidad. De un lado estar¨¢n salinistas, pe?anietistas, calderonistas, panistas y priistas; del otro, todo el poder acumulado por L¨®pez Obrador y su revoluci¨®n moral. Haga sus apuestas. Independientemente del resultado de esta confrontaci¨®n, el juicio de Lozoya y sus revelaciones abren el camino para todos aquellos que en su desesperaci¨®n est¨¦n dispuestos a sacrificar a sus c¨®mplices. @jorgezepedap