Ortotipograf¨ªa de Sint¨¢xis Urbana
Prosa incidental, las horas se suman en espera de otro confinamiento donde abunden las comillas para citar fuentes verificables o bien, par¨¦ntesis como chismes de filfas
Esa que va por all¨¢ es una interrogante, hija de unos puntos suspensivos que se mudaron de Valladolid a Morelia en siglo pasado. Sin saberlo, se cruza en la esquina con un silencioso signo de admiraci¨®n que se mitiga a s¨ª mismo para no traducirse como exclamaci¨®n. Entre ambos han signado el p¨¢rrafo pasajero de una p¨¢gina cotidiana en un Madrid deshabitado, sin turistas (por ende, sin it¨¢licas ni cursivas) donde la vida se lee con un Sol quemante llamado Lorenzo en espera de que la Luna confirme que se llama Catalina.
Prosa incidental, las horas se suman en espera de otro confinamiento donde abunden las comillas para citar fuentes verificables o bien, par¨¦ntesis como chismes de filfas (hoy llamadas ¡°fake news¡±) que conoci¨® incluso Gald¨®s hace un siglo cuando tambi¨¦n anduvieron de cubrebocas los signos ortogr¨¢ficos. Hoy van de guiones largos los paladines del conservadurismo casposo y se rompen en puntos y seguidos los progres desmelenados que incluso piden la abolici¨®n de los acentos. Aparece entonces el pros¨®dico pedante que pide parlamentos para pontificar y la coma comilona que condena toda cadencia y el abecedario como boticario, el silabario destapado y desatado y una larga fila de sin¨®nimos que han de enfrentarse con los aguerridos ant¨®nimos en un callej¨®n sin salida.
Prosodia se pasea por el parque del Retiro y al atardecer, abre las p¨¢ginas de una novela que re¨²ne cr¨®nicas y versos sueltos, entremezclados con raros ensayos que van hilando el relato enrevesado de esta nueva normalidad que no es m¨¢s que una realidad aumentada donde las palabras tienen sonido e imagen, las personas como personajes y las vidas como tramas donde esperamos desenlaces de esperanza e ilusi¨®n, a pesar de que las circunstancias apunten al terror u horror, quiz¨¢ pasando por una de vaqueros y otra de romanos. Prosodia se conforma con un pu?ado de versos que aludan al callado atardecer de un Madrid casi deshabitado ¨Centre el verano que se va y el oto?o que se anuncia¨C, incierta sintaxis tan llena de correcciones para evitar las erratas de siempre y conseguir la merecida fluidez de la ¨²nica conversaci¨®n que nos une ¨Cahora que no nos podemos tocar: leernos¨C.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.