AMLO vs. Biden, la cat¨¢strofe anunciada
Los dos mandatarios no ser¨¢n amigos personales, pero eso no tiene por qu¨¦ traducirse autom¨¢ticamente en una actitud hostil
La extracci¨®n social y pol¨ªtica de Donald Trump y Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador no pod¨ªa ser m¨¢s distinta, sin embargo en algunos aspectos parecer¨ªan haber sido separados al nacer. Corre entre ellos una empat¨ªa personal derivada de algunas identidades obvias: ambos se impusieron a la maquinaria pol¨ªtica profesional de Washington y la Ciudad de M¨¦xico, impulsados por el resentimiento popular en regiones y grupos sociales desde?ados por el modelo de crecimiento y la globalizaci¨®n de los ¨²ltimos a?os; ambos desconf¨ªan de los tecn¨®cratas y los especialistas, los dos se inclinan por un retorno a los sectores productivos tradicionales, gustan de invocar el nacionalismo y ejercen el poder en t¨¦rminos de un liderazgo personal y voluntarista caracterizado por un recelo al entramado institucional.
Y si bien no hay que llevar demasiado lejos estas identidades, bastaron para establecer entre ellos una relaci¨®n de amistad y apoyo mutuo, muy valorada por L¨®pez Obrador. Una y otra vez el presidente mexicano ha destacado, con raz¨®n, que gracias a esta amistad se logr¨® evitar el ¡°hurac¨¢n categor¨ªa 5¡± en contra de M¨¦xico que se hab¨ªa pronosticado por el arribo del empresario a la Casa Blanca. Lejos de eso, AMLO ha agradecido en p¨²blico un par de intervenciones de Trump a favor de nuestro pa¨ªs.
Para el c¨®digo de valores del propio L¨®pez Obrador ser¨ªa una ingratitud darle la espalda a su colega en los momentos en los que afirma haber sido v¨ªctima del proceso electoral. No s¨¦ si AMLO crea que, en efecto, hubo mano negra en contra del republicano, como este afirma, o incluso si esa impugnaci¨®n pueda mantenerlo en el poder. Lo dudo. Simplemente debe parecerle de mal gusto traicionar esa relaci¨®n basada en un v¨ªnculo personal. Es eso lo que hay de fondo y no una teor¨ªa Estrada del respeto a los procesos internos de otros pa¨ªses, como AMLO ha argumentado, porque eso no le impidi¨® felicitar a los presidentes electos de Argentina o Bolivia horas despu¨¦s de haber cerrado las urnas.
Los cr¨ªticos de AMLO han querido ver en esta actitud una futura cat¨¢strofe para M¨¦xico. Me parece un exceso y delata, como en tantas otras cosas, un intento de utilizar cualquier controversia para llevar agua al molino del antilopezobradorismo. Es un desacierto diplom¨¢tico, sin duda, pero se han exagerado por razones pol¨ªticas las consecuencias que podr¨ªa acarrear.
Est¨¢ claro que b y L¨®pez Obrador no ser¨¢n amigos personales. Pero eso no significa que habr¨¢ represalias o se traducir¨¢ autom¨¢ticamente en una actitud hostil. Biden es un funcionario profesional, seis veces senador y ocho a?os vicepresidente lo cual significa que proceder¨¢ a impulsar la agenda que le conviene a su pa¨ªs, a su partido y, sobre todo a su reelecci¨®n dentro de cuatro a?os. Es decir, business as usual.
El retorno de los dem¨®cratas tampoco supone por s¨ª mismo un cambio radical para M¨¦xico. Por un lado, todo indica, los republicanos mantendr¨¢n el control de la c¨¢mara de senadores, lo cual acota significativamente los m¨¢rgenes de la Casa Blanca. Por otra parte, el resentimiento de los 71 millones que votaron por Trump no puede ser ignorado si no quieren perder la presidencia en 2024. Ganaron ahora gracias a la recuperaci¨®n del cintur¨®n industrial tradicional que corre por Wisconsin, Michigan y Pensilvania que Trump les hab¨ªa quitado. Es una regi¨®n en la que abundan obreros molestos con el proceso de integraci¨®n con M¨¦xico a quienes los dem¨®cratas tratar¨¢n de tener de su lado. Lo mismo sucede con los productores agr¨ªcolas de Florida, Georgia o Texas que buscan restricciones a las importaciones de su vecino del sur.
Es probable que en t¨¦rminos fronterizos y migratorios el arribo de Biden constituya una buena noticia para M¨¦xico y su gobierno; al menos nos libramos del chantaje permanente que signific¨® la hostilidad y la volatilidad de Trump sobre el tema. Pero en cambio ser¨¢ un incordio para el Gobierno de la 4T la inclinaci¨®n del dem¨®crata a los temas ambientalistas y su ¨¦nfasis en las energ¨ªas alternativas. Los enfoques ecologistas opuestos entre ambos gobiernos podr¨ªan ser una fuente permanente de conflicto. En un escenario positivo, podr¨ªa influir favorablemente para que M¨¦xico matice su categ¨®rico y controvertido espaldarazo a los combustibles f¨®siles y contaminantes.
Si bien habr¨ªa sido deseable una relaci¨®n emp¨¢tica entre dos presidentes que ser¨¢n colegas los pr¨®ximos cuatro a?os, el distanciamiento de las cabezas no es del todo desfavorable: la relaci¨®n tendr¨¢ que operar estrictamente sobre canales institucionales y al margen del riesgo de exabruptos voluntaristas. El propio Biden, cuando vicepresidente, encabez¨® comisiones para asuntos bilaterales y conoce bien esos canales. En ambos lados hay operadores, el canciller mexicano Marcelo Ebrard y la embajadora en Washington Martha B¨¢rcena tan solo por hablar del lado mexicano, capaces de gestionar profesionalmente la compleja relaci¨®n.
En muchas otras cosas es probable que las relaciones entre ambos pa¨ªses sigan siendo lo que siempre han sido: un entramado complejo entre dos sociedades unidas por una mir¨ªada de contactos, algunos simbi¨®ticos en ese tercer pa¨ªs que es la frontera de ambos lados. Un entresijo que parece seguir su propia l¨®gica independientemente de quienes ocupen las respectivas sillas presidenciales. En otras palabras, los catastr¨®ficos augurios sobre la negativa de AMLO a reconocer a Biden alimentan el morbo del d¨ªa, pero tendr¨¢n pocas repercusiones de fondo, por m¨¢s que sus adversarios quieran engrosarle la factura al presidente mexicano. En eso tambi¨¦n: business as usual.
@jorgezepedap
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