Una tonada americana
La canci¨®n de Paul Simon queda como l¨¢nguida tristeza a tararear en la oprobiosa salida que pretende coreografiar para s¨ª mismo Donald Trump
Muchas son las veces en que me he equivocado y en muchas ocasiones, confundido. As¨ª es: a menudo me he sentido abandonado y ¡ªciertamente¡ª abusado, pero estoy bien. De veras, estoy bien¡ solo cansado hasta la m¨¦dula de mis huesos. A¨²n as¨ª no puede uno esperar seguir brillante y bon vivant, estando tan lejos de casa. Tan lejos de casa.
No conozco una sola alma que no haya sido apaleada y no tengo un solo amigo que no sienta desasosiego; no tengo un solo sue?o que no se haya cuarteado o reducido a ponerse de rodillas, pero en realidad est¨¢ bien. De veras, est¨¢ bien, pues hemos vivido tan bien por tanto tiempo. A¨²n as¨ª, cuando pienso en el camino que hemos recorrido me pregunto qu¨¦ fue lo que sali¨® mal. No puedo menos que repensar qu¨¦ es lo que sali¨® mal.
So?¨¦ entonces que me mor¨ªa y que mi alma se alzaba inesperadamente. Mir¨¢ndome desde arriba, so?¨¦ que mi alma me sonre¨ªa como reafirm¨¢ndome y so?¨¦ que volaba, desde lo m¨¢s alto mis ojos pod¨ªan ver claramente a la Estatua de la Libertad, navegando hacia alta mar¡ y me so?¨¦ volando.
Llegamos en la nao que llamaban Mayflower y llegamos en el barco que naveg¨® hasta la Luna. Llegamos en las horas m¨¢s inciertas de todos los tiempos y cantamos una tonadita americana¡ y todo est¨¢ bien. De veras, todo est¨¢ bien pues no puedes ser para siempre bendecido. Ma?ana volver¨¢ a ser un d¨ªa laborable y necesito descansar¡ eso es todo: necesito descansar.
Los cuatro p¨¢rrafos precedentes son una burda traducci¨®n de An American Tune de Paul Simon. La cantaba a d¨²o con Art Garfunkel cuando el mundo era de plastilina y la sigue entonando de vez en cuando, con la voz ya cascada que ahora me parece el soundtrack ideal para eco de fondo a la llegada a Washington, D.C. de Joe Biden y Kamala Harris, en una rara ceremonia blindada y vac¨ªa desde el Capitolio de la capital de los Estados Unidos de Norteam¨¦rica. M¨¢s a¨²n, creo que la canci¨®n de Simon queda como l¨¢nguida tristeza a tararear en la oprobiosa salida que pretende coreografiar para s¨ª mismo Donald J. Trump. El innombrable pretende huir de la Casa Blanca con fanfarrias y 21 ca?onazos de salva, 50 banderas ondeando y un simulado triunfalismo de verdadera verg¨¹enza.
Que la tonadita americana inspire en la nueva Administraci¨®n la renovada energ¨ªa de una generosa tierra diversa e inmarcesible, que no cabe en la frente roja de una gorra y que va m¨¢s all¨¢ de los tatuajes del odio. Que la tonadita haga eco de las marchas evang¨¦licas del Reverendo Martin Lutero King y la ola rubia (sin tinte) del pelo de Bobby volando y desde lo alto contemplando a la Estatua de la Libertad que reclama hospitalidad para todo migrante y doliente, tan ajena y distante del imb¨¦cil que proclam¨® izar un Muro para alejarse de M¨¦xico. Que la tonadita aliente el alma buena de quienes saben debatir con razonamiento y confiar m¨¢s en el conocimiento que en la baba biliar de la ignorancia, que se yerga la sombra de los m¨²sicos que han pintado morados los cerros y los dramaturgos que han llevado a la escena el oleaje silencioso de los trigos y que se escuche la tonadita pegajosa de todas las mejores caras de una naci¨®n inmensa, mancillada por una confundida masa de millones de zombies enga?ados por la ominosa sombra de Trump.
Sobre todo, que no se vaya del escenario o de las redes sociales sin que conste que en realidad est¨¢ inoculado en tantas almas imb¨¦ciles y millones de acarreados sin rumbo que consideran como v¨¢lida br¨²jula la mentira, el simulacro y el placebo de las conspiraciones a contrapelo de la ardua templanza de pensar, el sosiego de la tolerancia y la libertad incondicional de la inclusi¨®n, donde se reconoce la voz de los dem¨¢s. Sobre todo, que se filtre la tonada americana de los mejores silencios lunares y de las pausas inolvidables del cine en Hollywood o en la parte baja de la novena entrada, al filo de la gloria ejemplar de tant¨ªsimas cosas buenas absolutamente opuestas al odio y falsedad con la que cierra su paso por la Casa Blanca no solo un millonario en continua bancarrota, sino un supremacista y racista, mentiroso, acosador y amn¨¦sico, cuyo peluqu¨ªn populista y autoritario subraya su caspa al evadir con bombo y platillos el m¨ªnimo ritual de una democracia que ha de reconstruirse ¡ªuna vez m¨¢s¡ª desde casi la nada.
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