Zald¨ªvar vs. Zald¨ªvar
Parecer¨ªa que el peor enemigo del actual presidente de la Suprema Corte ha sido su af¨¢n por protagonizar un cambio que no deber¨ªa depender de una sola persona sino de todo el Poder Judicial
El cambio m¨¢s trascendental en el Poder Judicial Federal en los ¨²ltimos a?os se ha visto manchado por un art¨ªculo transitorio que ampl¨ªa de cuatro a seis a?os el mandato de Arturo Zald¨ªvar como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Naci¨®n (SCJN), y de los otros seis integrantes del Consejo de la Judicatura Federal (CJF).
Propuesta de ¨²ltimo minuto por un senador del Partido Verde, aprobada con toda velocidad en el Congreso por Morena y sus aliados y, sobre todo, respaldada abiertamente por el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, esta modificaci¨®n evidencia un desprecio por la Constituci¨®n ¡ªque se?ala con toda claridad que el presidente de la Corte durar¨¢ en su encargo cuatro a?os y, los consejeros cinco¡ª.
La pr¨®rroga se aprob¨® con el pretexto de implementar correctamente la reforma judicial, pero la l¨®gica pol¨ªtica es clara. En un momento en el que el Poder Judicial se ha convertido en el principal contrapeso del Gobierno, L¨®pez Obrador y Morena buscan ampliar el mandato del ¨®rgano encargado de vigilar a todos los jueces y magistrados federales. Se trata, para decirlo pronto, de un claro intento de captura de la judicatura.
La posici¨®n de Zald¨ªvar se ha vuelto cada vez m¨¢s complicada. Hace unos meses parec¨ªa que la estrategia de estrecha colaboraci¨®n con L¨®pez Obrador ser¨ªa un ¨¦xito, y el Poder Legislativo dominado por Morena aprobar¨ªa sin ninguna modificaci¨®n sustancial la reforma que ide¨® y redact¨® el propio ministro presidente. El Congreso, sin embargo, no dej¨® pasar la oportunidad de introducir el art¨ªculo transitorio que dej¨® a Zald¨ªvar entre la espada de la pol¨ªtica y la pared del Derecho.
La reacci¨®n inicial del involucrado fue ambigua, por decirlo amablemente. Tras la aprobaci¨®n de la reforma, en un comunicado de prensa Zald¨ªvar se?al¨® que no particip¨® en la elaboraci¨®n del transitorio, pero en general celebr¨® las bondades de la reforma y dio gracias al Legislativo. Reconoci¨® que, en efecto, se hab¨ªa prorrogado su mandato como presidente del Poder Judicial, pero enfatiz¨® que se dej¨® intocado la duraci¨®n de su encargo de quince a?os como ministro. Dijo que ejercer¨ªa el cargo por el periodo para el cual fue electo, pero tambi¨¦n que ¡°estar¨ªa a la determinaci¨®n de la SCJN respecto al precepto en cuesti¨®n¡±.
M¨¢s importante a¨²n, en ese momento Zald¨ªvar dej¨® en claro que permanecer¨ªa ajeno a la pol¨¦mica discusi¨®n. Por un lado, se?al¨® que estar¨ªa atento ¡°a cualquier acci¨®n legal que se llegara a presentar ante la SCJN¡±, dejando as¨ª las impugnaciones en la cancha de las minor¨ªas parlamentarias (cabe mencionar que guard¨® absoluto silencio sobre la posibilidad de que la Suprema Corte o ¨¦l mismo tomara cartas en el asunto). Por el otro, en una entrevista fue tajante al se?alar que no participar¨ªa en la discusi¨®n de las eventuales acciones de inconstitucionalidad. ¡°Yo tendr¨ªa que excusarme; me parece que todos los que tengamos un supuesto beneficio, una desventaja o un perjuicio, por decoro, por decencia, por pudor y por respeto a la Ley no deber¨ªamos participar en la discusi¨®n¡±, dijo. Por ¨²ltimo, en un art¨ªculo escribi¨® que no pod¨ªa hacer ni declaraciones ni deslindes del transitorio, pues eso implicar¨ªa adelantar su ¡°criterio sobre la constitucionalidad de una ley que muy probablemente deber¨¢ ser juzgada por la Suprema Corte¡±.
Sucede, sin embargo, que lo dicho por Zald¨ªvar fue desmentido posteriormente por el propio Zald¨ªvar. Un d¨ªa despu¨¦s de la publicaci¨®n de la reforma, el presidente de la Suprema Corte dio un giro intempestivo de 180 grados en su narrativa y su estrategia, pasando de la paciencia a la urgencia; de la excusa a la participaci¨®n; y, de la prudencia al activismo.
De tal forma que, en un comunicado posterior mencion¨® que era indispensable ¡°buscar una salida inmediata¡± y anunci¨® as¨ª una consulta extraordinaria para que la Suprema Corte se pronunciara sobre el transitorio, independientemente de que se presentaran acciones de inconstitucionalidad. Luego, en varias entrevistas, dej¨® en claro que s¨ª participar¨¢ en la votaci¨®n de la consulta: ¡°Desde luego no voy a excusarme¡±, afirm¨®, alegando incongruentemente que en las consultas no hay impedimentos pues no hay partes, pero pasando por alto que lo mismo sucede en las acciones de inconstitucionalidad. Y, por ¨²ltimo, no tuvo empacho en adelantar el sentido de su voto en cuestiones fundamentales para la resoluci¨®n de la consulta. Dijo, por ejemplo, que ¨¦l consideraba que solo se necesitaba una mayor¨ªa simple para echar abajo la ampliaci¨®n de mandato, aunque luego, en otros espacios informativos, recul¨® y precis¨® que eso lo definir¨ªa toda la Suprema Corte.
?Qu¨¦ explica estos cambios abruptos en la posici¨®n de Zald¨ªvar? Es imposible saberlo a ciencia cierta. Pero ciertamente la explicaci¨®n no est¨¢ ni en el Derecho ni en la opini¨®n p¨²blica, pues la abierta inconstitucionalidad de las ampliaciones fue evidente desde que se aprob¨® en el Senado, y las cr¨ªticas, por dem¨¢s justificadas, no han parado desde ese momento.
Quiz¨¢ el problema sea mucho m¨¢s profundo. El riesgo de hacer una reforma judicial de la mano del Ejecutivo no radic¨® en proyectar una imagen de cercan¨ªa personal con el presidente L¨®pez Obrador, sino en pactar y quedar a disposici¨®n de una mayor¨ªa partidista que ha mostrado un preocupante menosprecio por la Constituci¨®n y la separaci¨®n de poderes.
En tiempos en los que la congruencia no es la nota distintiva de la vida p¨²blica nacional, lamentablemente, parecer¨ªa que el peor enemigo del actual presidente de la Suprema Corte ha sido su af¨¢n por protagonizar un cambio que no deber¨ªa depender de una sola persona sino de todo el Poder Judicial. Cuando el foco deber¨ªa estar en el contenido de toda la reforma, por desgracia, hemos visto un innecesario debate de Zald¨ªvar contra Zald¨ªvar.
Idealmente, en las pr¨®ximas semanas deber¨ªamos presenciar un debate sobre cu¨¢l es la v¨ªa institucional id¨®nea para determinar la constitucionalidad y destino del controvertido transitorio, en donde toda la Corte pueda resolver las inevitables tensiones entre pol¨ªtica y Derecho que este caso implica. Sin embargo, es muy probable que tengamos un tan innecesario como bochornoso espect¨¢culo de individualismo, en donde importe m¨¢s presentarse como pr¨®cer de la independencia judicial que la defensa firme y serie de la Constituci¨®n.
Los autores son investigadores del Instituto de Investigaciones Jur¨ªdicas de la UNAM y de la Divisi¨®n de Estudios Jur¨ªdicos del CIDE
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