Elecciones 2021: hacia una restauraci¨®n por v¨ªa democr¨¢tica
Los comicios pasados muestran la r¨¢pida transformaci¨®n de Morena en el sustituto leg¨ªtimo del PRI como partido con pretensiones hegem¨®nicas.
Para entender con alguna objetividad lo que pas¨® en las elecciones del 6 de junio en M¨¦xico requerimos tomar en cuenta los tiempos, espacios y procesos de la pol¨ªtica mexicana. De una primera aproximaci¨®n emerge un cuadro complejo que incluye una sorprendente continuidad en la composici¨®n, pr¨¢cticas y distribuci¨®n del poder al interior de la clase pol¨ªtica, preocupantes casos de intromisi¨®n del crimen organizado en procesos electorales locales, sabias decisiones de la ciudadan¨ªa que demuestran madurez en el uso del voto como castigo y/o como apoyo, y una constataci¨®n de la eficacia y estabilidad de las instituciones electorales que demuestra el enraizamiento de la democracia electoral a pesar de la pobre oferta de los partidos pol¨ªticos. En materia de resultados lo que destaca es la r¨¢pida transformaci¨®n de Morena en el sustituto leg¨ªtimo del PRI como partido con pretensiones hegem¨®nicas.
Vamos por partes. Se eligieron 15 gobernadores, casi la mitad del total. Morena gan¨® en 11 Estados, lo que le da al partido en el Gobierno un poder territorial que no ten¨ªa. En realidad, este resultado es la conclusi¨®n del proceso abierto en 2018: la crisis del PRI y del PRD como partidos. En efecto, el PRI perdi¨® en esta elecci¨®n todos los Estados que gobernaba, y el PRD el suyo. Esta derrota deber¨ªa haberse producido desde 2018, pero el ciclo electoral les dio tres a?os de ox¨ªgeno tanto al PRI como al PRD. El PAN resisti¨® mejor al retener las gubernaturas de Quer¨¦taro y de Chihuahua. Perdi¨® las de Nayarit y Baja California Sur, donde en realidad carec¨ªa de base social propia.
Pero al igual que hab¨ªa pasado en 2018, cuando los triunfos de los candidatos a gobernadores, diputados federales y locales y alcaldes de Morena fueron en realidad victorias de pol¨ªticos reciclados del PRI y del PRD (y algunos del PAN), en 2021 casi todos los nuevos gobernadores de Morena son viejos pol¨ªticos formados en las fraguas del PRI. Morena puso al servicio de estos candidatos el aparato clientelar desarrollado con las pol¨ªticas de subsidios, tal como hac¨ªa el PRI en el pasado con otras pol¨ªticas redistributivas clientelares. Tanto en la forma como en el fondo, esta elecci¨®n se pareci¨® demasiado a las ¨²ltimas del viejo r¨¦gimen y a las de la transici¨®n a la democracia: campa?as insulsas, ausencia de programas, publicidad abrumadora, y en muchos casos gastos excesivos e inexplicables, lo cual garantiza que habr¨¢ conflictos postelectorales. Pero lo m¨¢s importante: operaron en el terreno muchos de los viejos lobos de mar del PRI, pero esta vez a favor de Morena. La excepci¨®n, para peor, fue el caso de San Luis Potos¨ª, donde un candidato formalmente presentado por el Partido Verde logr¨® el triunfo con el apoyo de su propia base clientelar personal, cuyo financiamiento es francamente sospechoso. No en balde este gobernador electo hab¨ªa estado en la c¨¢rcel por casi un a?o acusado de lavado de dinero.
La excepci¨®n a este cuadro fue el triunfo del candidato formalmente impulsado por un partido menor, Movimiento Ciudadano (MC), en el important¨ªsimo Estado de Nuevo Le¨®n. Samuel Garc¨ªa, un joven de familia privilegiada, tuvo el apoyo de la clase empresarial local, de los medios y de su esposa, una destacada influencer. Su campa?a fue muy moderna en la forma, pero t¨ªpicamente localista y conservadora en el contenido.
En las elecciones de diputados federales Morena corrobor¨® tener el control de la mayor¨ªa del territorio, alcalzando el triunfo (con aliados) en 119 distritos uninominales y por s¨ª solo en 64, de un total de 300. Solo el PAN alcanza una presencia nacional significativa en la oposici¨®n, pues gan¨® (en alianza con PRD y PRI) 65 distritos, m¨¢s otros 33 por s¨ª solo. El PRI gan¨® apenas 11 en solitud, quedando casi borrado del mapa nacional, al igual que el PRD, que por s¨ª mismo no gan¨® ning¨²n distrito. Este resultado confirma el ocaso del PRI y del PRD. Gracias a la representaci¨®n proporcional, que constituye el 40% de la C¨¢mara de Diputados, el PRI tendr¨¢ 70 bancas y el PRD 15, con lo cual podr¨¢n negociar sus votos en decisiones cr¨ªticas, ante todo si L¨®pez Obrador quiere impulsar cambios constitucionales.
Sin embargo, para su desgracia, Morena tendr¨¢ que lidiar con el empoderamiento de sus propios aliados. Morena tendr¨¢ 199 bancas propias, el PT 38, y el Verde un r¨¦cord de 42. Estos diputados son esenciales para que Morena tenga mayor¨ªa simple en la C¨¢mara de Diputados y pueda as¨ª aprobar el presupuesto y la ley de ingresos. Es probable que una vez instalada la c¨¢mara el 1 de septiembre, se vuelva a producir el transfuguismo de diputados del Verde y de PT a Morena, tal como sucedi¨® en 2018 (lo cual le permiti¨® tener mayor¨ªa simple por s¨ª mismo en esa legislatura). Esta vez ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil por la reglas fijadas por el INE para el registro de candidatos. Por tanto, el Partido Verde, el oportunista que ha estado en todas las coaliciones de gobierno desde la transici¨®n en el a?o 2000, tiene ahora m¨¢s poder y cobrar¨¢ un mayor precio por su lealtad. Tambi¨¦n el PT, que ha vivido por 30 a?os de la pepena de indeseables y sobras de otros partidos, podr¨¢ exigir un pago mayor por sus servicios.
El partido sorpresa de esta elecci¨®n federal es Movimiento Ciudadano, que logr¨® incrementar su caudal en un mill¨®n de votos, hasta alcanzar el 7%. Su apuesta a ir solo en este proceso le dio dividendos. Sus 23 diputados pesar¨¢n en decisiones importantes. Al contar adem¨¢s con dos gobernadores en Estados clave, MC pasa a ser un jugador nacional.
Las elecciones de diputados locales y presidentes municipales presentan un panorama mucho m¨¢s complejo. A nivel local la disputa por el poder fue salvaje. Las elecciones de 2021, como las de 2018, han mostrado niveles de violencia pol¨ªtica in¨¦ditos en el per¨ªodo de transici¨®n. En las de 2018 hubo 774 agresiones contra pol¨ªticos, incluidos 152 asesinatos, entre ellos 48 aspirantes o candidatos a puestos de elecci¨®n popular. En las de 2021 se registraron 790 agresiones, incluidos 91 asesinatos, entre ellos 36 candidatos. La intervenci¨®n de grupos delincuenciales en las elecciones locales en Sinaloa, Guerrero, Michoac¨¢n, partes del Estado de M¨¦xico y de Veracruz, y en al menos otros cinco Estados, fue m¨¢s abierta que nunca. El crimen organizado decidi¨® en cientos de municipios qui¨¦n pod¨ªa competir y qui¨¦n deb¨ªa ganar. Este hecho corrobora la falta de control del Estado sobre amplias regiones del pa¨ªs y la existencia de alianzas francas entre el crimen organizado y diversos partidos pol¨ªticos.
Por otra parte, en varias entidades hubo verdaderas elecciones de Estado, como se les llamaba en el viejo r¨¦gimen a las elecciones controladas por los gobiernos. Tal fue el caso en por lo menos Veracruz y Tabasco, y parcialmente en muchos otros Estados. Veracruz y Tabasco se cuentan entre los peor gobernados del pa¨ªs, y sin embargo Morena se llev¨® ¡°carro completo¡±, es decir, la inmensa mayor¨ªa de las diputaciones locales y federales y el gobierno de los principales municipios. Fue decisivo en el resultado la represi¨®n de opositores, la operaci¨®n electoral clientelar masiva y la abierta intromisi¨®n del Gobierno en el proceso.
Ahora bien, no sclo Morena recurri¨® a los viejos m¨¦todos. Lo mismo pas¨® en el Estado de M¨¦xico, donde el PRI recuper¨® el control de los municipios rurales del poniente y de la capital estatal, as¨ª como la mayor¨ªa en el congreso local, antes en manos de Morena. En Jalisco, Movimiento Ciudadano mantuvo el control de los municipios de la zona metropolitana de Guadalajara y del congreso local, a pesar de que su desempe?o ha sido m¨¢s que modesto y de que los n¨²meros de violencia criminal y de desapariciones forzadas siguen siendo de los peores del pa¨ªs. En Chihuahua, el PAN us¨® a funcionarios p¨²blicos locales para apoyar la campa?a de su candidata a gobernadora.
Hay otros signos tambi¨¦n. En la Ciudad de M¨¦xico Morena perdi¨® la mayor¨ªa de las alcald¨ªas, en un acto de rebeld¨ªa de los ciudadanos de las zonas de clase media, cuyo apoyo ha sido fundamental para la izquierda mexicana desde hace 20 a?os. Un par de capitales estatales en manos de Morena pasaron a la oposici¨®n por la misma raz¨®n. Y las derrotas del PRI, PAN y PRD fueron tambi¨¦n en gran medida actos de protesta ciudadana.
Sin embargo, las elecciones demostraron que las relaciones entre el Estado en sus distintos niveles y la ciudadan¨ªa sigue bas¨¢ndose, para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, en los viejos patrones de intercambio clientelar y de obligaci¨®n moral por los ¡°favores¡± recibidos. Una proporci¨®n creciente de ciudadanos toma distancia de estos patrones y hace uso del voto para castigar post factum a los gobiernos anteriores o apostar a que otro candidato sea mejor que los pol¨ªticos ya conocidos. Pero eso no siempre es posible dada la pobre oferta pol¨ªtica disponible.
Las elecciones de 2021 han permitido que el desplazamiento sist¨¦mico del PRI y del PRD por parte de Morena avance hasta dejar a esos partidos con una escasa presencia territorial y parlamentaria. La ¨²nica oposici¨®n importante a nivel nacional que queda es el PAN, que cuenta con una s¨®lida base social anclada en asociaciones conservadoras, la iglesia cat¨®lica, empresarios medianos y grandes, clases medias urbanas y medios de comunicaci¨®n liberales. Pero el PAN no tiene cuadros y l¨ªderes con reconocimiento nacional, una carencia imposible de subsanar a corto plazo, adem¨¢s de que su apoyo al neoliberalismo y su participaci¨®n en los esquemas de corrupci¨®n creados en los gobiernos de la fase de transici¨®n le seguir¨¢n cobrando factura por mucho tiempo.
Ese vac¨ªo en la oposici¨®n no lo puede llenar Movimiento Ciudadano, pues carece de identidad pol¨ªtica, su implantaci¨®n territorial es d¨¦bil (aunque esat¨¦gica) y su ¨²nico m¨¦rito hasta ahora ha sido colocarse fuera de la polarizaci¨®n Morena-PRIAN.
Morena no es aun un partido hegem¨®nico, a pesar de su nuevo poder territorial y parlamentario. En realidad Morena por s¨ª mismo solo obtuvo el 34% de la votaci¨®n federal y un poco menos del voto local. Ciertamente, ganar 11 gubernaturas fue un gran logro en el contexto de la pandemia, la crisis econ¨®mica y la polarizaci¨®n. Pero, parad¨®jicamente, el presidente L¨®pez Obrador ha perdido poder, pues necesita m¨¢s que antes a terceros partidos para garantizar su mayor¨ªa en el Congreso. Adem¨¢s, las disputas internas dentro de Morena de cara a la sucesi¨®n le restar¨¢n unidad en la acci¨®n y disciplina interna.
Despejada la polvareda de la gigantesca elecci¨®n del 6 de junio, sorprende que muchas cosas han cambiado para que todo siga m¨¢s o menos igual. Morena ha consolidado su poder territorial, pero esto no ha servido para fortalecer los derechos ciudadanos. Algunas ¨¦lites regionales pr¨ªistas y panistas han sido desplazadas por otras provenientes de diferentes facciones del propio PRI, del PAN y del PRD, y que ahora fueron apoyadas por Morena. Las muchas alternancias que hubo en los Estados y en los municipios en esta elecci¨®n no significan que vayan a cambiar las formas de gobernar. En consecuencia, tampoco se renovar¨¢n las relaciones entre el Estado y la ciudadan¨ªa.
Ha quedado claro que L¨®pez Obrador y su partido Morena no son portadores de una proyecto pol¨ªtico innovador, que democratice las relaciones entre Estado y sociedad, fortalezca los derechos de ciudadan¨ªa, y renueve la clase pol¨ªtica. Morena no ha propuesto ni siquiera tibios experimentos participativos, ni formas de gobernanza m¨¢s democr¨¢ticas, ni alianzas con actores sociales sobre temas espec¨ªficos. El presidencialismo radical de L¨®pez Obrador no permite construir los cimientos de un r¨¦gimen m¨¢s inclusivo y democr¨¢tico. Por tanto, el que su partido se fortalezca significa m¨¢s una restauraci¨®n parcial del viejo r¨¦gimen que la posible construcci¨®n de uno nuevo.
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